“Hay que ensanchar la alianza social y política”

Carlos Ruiz, presidente de la Fundación Nodo XXI, indicó que eso deberá ocurrir en la gestión del Gobierno de Gabriel Boric, desde su conglomerado y considerando el movimiento social pero, advirtió, teniendo cuidado con personeros de la ex Concertación que representan “grupos de intereses burocráticos, que se instalan con sus instintos de conservación”. Indicó que “no hay que olvidar que hay un acuerdo y un conglomerado que es Apruebo Dignidad, con una primaria muy exitosa, con un programa, con mucho apoyo”. El sociólogo, que fue parte de la fundación del Frente Amplio, opinó que la generación del 2011 “tiene que quedar representada en el Gobierno”. El también académico de la Universidad de Chile, sostuvo que hay “una sociedad con una propensión a la movilización muy alta, que ya no da cheques en blanco, como el quietismo de los años noventa, que no se va a poner a esperar meses o años para que políticas sustantivas se pongan en marcha”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 20/12/2021. En estas horas te pusieron como mentor de Gabriel Boric, el presidente electo…

Son imágenes que pone la prensa. Empezaron con que era el ideólogo, algo así como en clave Jaime Guzmán, ahora esto de mentor…No creo que corresponda usar esas etiquetas, menos ahora que estamos hablando del presidente electo.

Yo contribuí a la formación del Frente Amplio, cuando se miraba desde distintas vertientes, el Partido de los Trabajadores de Brasil, el Frente Amplio de Uruguay, el Podemos en España, y de ahí a ser ideólogo o mentor, no, para nada. Contribuí con ideas, formación, es lo que puedo decir.

Hasta te preguntaron hoy en la prensa si serías ministro o estarías en el segundo piso presidencial de La Moneda.

No, yo no estoy en ninguna lista de nada.

¿Habría sido posible pensar, hace diez años, en los tiempos de Izquierda Autónoma donde estaba Boric, antes de Convergencia Social, que alguno de ustedes llegaría a la Presidencia de la República?

Había gente con mucho talento, entre ellos Gabriel. Era una camada, diciéndolo en léxico antiguo, de cuadros, con mucha entrega, con mucho arrojo, con una determinación muy grande de vivir el proceso histórico donde ellos asoman como generación, sobre todo desde 2011, con el movimiento estudiantil y una seguidilla muy rápida de acontecimientos, a diferencia del quietismo de los años noventa. Viven todo el proceso social y político de una forma muy intensa, tienen sus pares generacionales comunistas y de otras vertientes, con los que viven muy articulados, distinto a como lo vivió la izquierda tradicional. Les corresponde como generación algo que había estado muy vedado, que era el ingreso a la política institucional. Es una generación que irrumpe en la política institucional, y Gabriel comienza a descollar con toda la carga simbólica en lo conservadora que era esa política institucional que venía de las negociaciones de la transición. Cuando lo eligen diputado, entra a la Cámara con su ropa común, entra sin corbata, y comienza a ser una figura que con total espontaneidad, aparece desafiando simbólicamente. Ahí la gente lo empieza a conocer.

Con el triunfo presidencial de Boric y la llegada hace rato de sub30 al Parlamento, ¿se termina el relevo generacional en la política chilena?

Estas cosas nunca son todo o nada. Pero de que se dieron pasos grandes en el cambio generacional, sí, incluso en el ámbito del Partido Comunista, en la izquierda, en todas partes, y Gabriel es ahora uno de los personajes más ilustrativos de eso. Es una generación heterogénea, tiene distintos anclajes, distintas herencias, distinta formación, distintas inclinaciones. Hasta qué punto van a significar o no una renovación de la política, con sus distintas variantes, está por verse. Porque la vieja política lucha por sobrevivir, tiene capacidad de resistencia. El hecho de que se pusiera tan cerrada la segunda vuelta, le permitió a no pocos entrar con oportunismo concertacionista, me refiero en particular a la figura de (Álvaro) Elizalde, quien obstruyó la candidatura de Paula Narváez, la candidata presidencial del Partido Socialista, que nunca le dio apoyo a Boric, hasta muy tarde, y ahora quiere organizar al bloque de cómo van a discutir el ingreso al próximo Gobierno. Esa política todavía no desaparece.

El cuadro político opositor ante el nuevo Gobierno

¿Y cómo ves los pasos que tendrá que dar el PS? Parece claro que la ex Concertación ahora sí falleció. Desde la Democracia Cristiana dijeron que serán oposición a Gabriel Boric, el Partido por la Democracia no anda en el espacio de definiciones, el Partido Radical está desaparecido. Por cierto, en el PS hay distintas posiciones.

Eso te iba a decir. Es difícil calificar lo que viene como actos de partido, porque si me hablas de Maya Fernández o de Elizalde, estás hablando de dos posturas distintas. En la DC también. Tienen una dificultad para operar como partidos. El PPD fue dado por muerto por su propio ex presidente, Heraldo Muñoz. Ves grupos de intereses burocráticos, que se instalan con sus instintos de conservación. Todo se hará más fácil o más difícil en cómo se expresen, porque hay algunos que operarán sólo desde la perspectiva de la sobrevivencia.

¿Y cómo ves la convivencia entre el Frente Amplio y el Partido Comunista en el periodo que se abre en marzo próximo con el Gobierno de Boric?

Depende de cómo los liderazgos actúen para producir el ensanchamiento de la alianza social y política. Ahí está el tema. Porque habrá gente que entre a colonizar burocráticamente, y gente que entrará dispuesta a colaborar abiertamente, con menos intereses. Y puede que los comunistas tengan menos problemas con gente como esa, que llegará a colaborar sinceramente, pero sí con quienes vengan a replicar la vieja política de los 30 años. Esa gente de la vieja política, de intereses burocráticos, de sobrevivencia, le haría más difícil la participación al Partido Comunista y más difícil al propio liderazgo de Boric.

No hay que perder de vista que si hablas de la ex Concertación, estás operando con una fuerza en descomposición, al contrario de lo que ocurre con el PC y el Frente Amplio. En eso veo bien el espacio de convivencia entre ellos. No hay que olvidar que aquí hay un acuerdo y un conglomerado que es Apruebo Dignidad, con una primaria muy exitosa, con un programa, con mucho apoyo. Hay un proyecto, una idea, por lo tanto tienes de qué debatir, cómo asumir un proceso.

En definitiva, ¿los que tienen que llevar la batuta y cuidarla son el Frente Amplio y el Partido Comunista?

Bueno, es el origen de la alianza. Es el acuerdo de Apruebo Dignidad, con otros partidos más. Es natural que así sea. Pero con la convicción de que esto sea desarrollado sobre la base de que hay ensanchar la alianza social y política para contener un avance de la derecha que puede poner en riesgo los logros que vienen de la revuelta popular, del proceso constituyente y de eliminar los cerrojos de la dictadura. Hay que acordarse de que la amenaza de regresión no es solo de libertades, también es sobre la democracia.

El centro no existe

¿Esa ampliación de la alianza tiene que darse en el Gobierno o en la gestión del Gobierno?

Creo que sí. Pero si esa alianza se hizo para enfrentar a la ultraderecha, para enfrentar la posibilidad de regresión conservadora, donde creo que no había otra táctica posible desde Apruebo Dignidad. Eso obliga a ensanchar la alianza social y política, pero puede dificultarse cuando debe operar con fuerzas políticas que están es descomposición muy alto. No son solo partidos, hay personas que están en estado de sobrevivencia. Claro, hay otros partidos u otras personas que van a estar disponibles y que están activas. Lo lúcido sería, desde la izquierda, tener una iniciativa de organización para cuajar esa alianza que se tuvo que ampliar, considerando las fuerzas honestas y en línea con lo que viene, y teniendo en cuenta las características de los grupos en descomposición, algo que no ocurre en Apruebo Dignidad. Ese conglomerado no está negociando, planificando, actuando, desde la descomposición, sino desde la necesidad que tuvo y que tiene de ampliar esa alianza social y política. Y, por cierto, considerar las representaciones del movimiento social, de los ciudadanos.

En eso quizá se inscriben planteamientos del propio Gabriel Boric, de personeros de Apruebo Dignidad, de que habrá que hacer acuerdos amplios, tender puentes, dialogar, incluso con lo que el presidente electo definió como un Parlamento equilibrado. Llega a hablarse de “correrse más al centro”.

Mira, separemos las cosas. Centro no hay. La votación de todo el sistema de partidos de la ex Concertación, en la primera vuelta, es de una decadencia feroz, incluidos los partidos de la derecha. Si (Sebastián) Sichel le ganó, en las primarias, a los tres partidos sumados de la derecha, como independiente, y luego él mismo despedazó su candidatura. Luego emerge una figura, como la de José Antonio Kast, que no viene de esa derecha tradicional, o Boric que no viene de esa tradición negociadora de la Concertación. Hoy, construir una política de entendimiento, implica que son otros los actores  que van a tener que buscar la fórmula del acuerdo. Esto ya no es el tiempo de Enrique Correa con el general Jorge Ballerino. Estará el tema de la obstrucción parlamentaria, porque es un Parlamento quebrado, pero también un país con una fractura social y política bastante grande. Si ahora se repitió una votación parecida al plebiscito de 1988 por el Sí o el No de la dictadura.

Un Gobierno sistemáticamente obstruido y una sociedad fracturada, con una propensión a la movilización muy alta, que ya no da cheques en blanco, como el quietismo de los años noventa, que no se va a poner a esperar meses o años para que políticas sustantivas se pongan en marcha, más si es para su beneficio y en respuesta a sus demandas. Habrá que dialogar y discutir directamente con esos sectores. Porque lo otro es salirse de la política institucional.

Cuando empezaron los gobiernos de la Concertación, hubo un repliegue del movimiento social. ¿Ahora se podría esperar lo contrario, que tendremos un movimiento social que no se va a replegar?

Es muy interesante y bueno el paralelo que haces. En ese momento, desde el inicio de la transición, la Concertación siguió una política de desmovilización, lo sabemos. Se instruyó, por ejemplo, a las fuerzas sindicales para que no ejercieran demandas o presiones. La Concertación jugó a la desarticulación del movimiento social. El propio 5 de octubre de 1988, los dirigentes de la Concertación le decían a la gente que no celebraran mucho y que se fueran tranquilos a sus casas. Eso hoy es irrepetible, incluso aunque lo quisieran hacer. Fíjate que la sociedad ya tiene un nivel de representación en el proceso constituyente, incluso con figuras independientes sobre las cuales ninguna conducción política tiene control, menos con alguna idea montada en base a la desmovilización. Vas a tener en estos meses un proceso constituyente corriendo todo el rato, junto a un movimiento social y ciudadano, y eso no lo puedes parar. Tampoco las demandas que están en curso. Mira, este miércoles la gente de No+Afp se va a movilizar, va a llevar sus planteamientos y toda esa activación social que hay, no se va a desactivar, no se va a desmovilizar. No me imagino, por ejemplo, quién tendría la capacidad de desmovilizar al feminismo en Chile. Entonces, si no se avanza en ciertas medidas, realmente sustantivas, existirá movilización. No creo que haya alguna capacidad conservadora de ser ejercida por alguien para desmovilizar. Ahora, no creo que eso se esté buscando.

Gabriel Boric será un presidente de 36 años. Ya hablamos de esto del cambio generacional. ¿Tú crees que el gabinete ministerial deberá tener un perfil de cambio generacional? Además de la paridad de género.

Hay una generación que irrumpe en los moldes de la tradición institucional que instaló la transición. Me parece que esa generación tiene que quedar representada en el Gobierno que se abre ahora en marzo. Ahora, te hablé de la necesidad de una mayor alianza social y política, desde Apruebo Dignidad, y ahí hay gente de otras generaciones, que no es lo mismo que el Frente Amplio. Creo que son varios los equilibrios a tomar en cuenta en la conformación del gabinete, no es solo el generacional.