A una semana del plebiscito: Datos cruciales de lo que fue y de lo que viene
La alerta por 50% de participación. Encrucijadas por la Convención. Los hitos electorales. ¿Y el movimiento social y la protesta popular?
Hugo Guzmán. Patricia Ryan. Periodistas. 27/10/2020. Votó un 50% del electorado y eso prendió alertas sobre lo que puede ocurrir con la participación de la gente en las elecciones de abril del 2021; casi un 80% sufragó a favor de la Convención Constitucional con la primera implicancia tácita de que la gente espera un espacio notable para ciudadanos y no para “los políticos de siempre”, lo que habla del reto sobre la representación que llegará a la CC; cuando aumenta la votación de los sectores populares, aumenta el triunfo de las posiciones transformadoras y progresistas; nunca, en la historia reciente, las posiciones conservadoras y neoliberales habían tenido una derrota tan abrumadora, situándose su opción en alrededor del 22%; se espera que los resultados del plebiscito influirán en la forma que las fuerzas políticas asumirán los procesos electorales que vienen.
Números de incidencia cualitativa
Son algunos de los datos cruciales, cuantitativos y cualitativos, del plebiscito del pasado 25 de octubre y el impacto que tienen para lo que vendrá, fundamentalmente la elección del 11 de abril del próximo año para elegir alcaldes, concejales, gobernadores e integrantes de la Convención Constitucional.
Cifras y porcentajes que deberían tener alguna influencia cualitativa en el quehacer de la política, aunque surgen señales de que “no se entendió”, como la afirmación tajante del tradicional socialdemócrata Heraldo Muñoz que se auto ubicó fuera de la elite o las vocerías de personeros de la derecha diciendo que el triunfo no pertenece a nadie.
Pero también con una carga de influencia en el movimiento social y la sociedad civil, ya que las y los ciudadanos constataron, de nueva cuenta, su capacidad de incidencia en la realidad del país y su alto grado de representatividad, por arriba de los partidos. Con las interrogantes de cómo continuarán expresándose masiva y notoriamente.
Un tema que mantiene la alerta, son los niveles de participación ciudadana electoral, teniendo en cuenta que vienen dentro de 10 meses elecciones cruciales, y entre ellas la de convencionales que deben redactar el nuevo texto constitucional. Volvió a estar sobre la mesa la idea del voto obligatorio y la manera “de encantar” a la población para que vaya a sufragar.
Esto, porque si bien Patricio Santamaría, presidente del Servicio Electoral (Servel) habló de “una votación histórica”, se subió apenas un punto respecto a la última elección presidencial (49%), llegándose a un poquito más del 50% de participación. Votaron algo más de 7 millones 500 mil personas, de 14 millones 800 mil con derecho a voto. Si bien algunos analistas hicieron ver el impacto de la pandemia y que el porcentaje tradicional de votación de adultos mayores bajó, y que aumentó el voto joven y en sectores populares, el hecho es que se mantiene el nivel insuficiente de activo electoral si se parte de la base de que un buen grado de participación electoral debería estar al menos en el 60%.
Es claro que si se mantiene ese porcentaje de participación, o peor, si se vuelve a los porcentajes de elecciones anteriores recientes, va a incidir en lo que podría ser un malogrado resultado general y en cifras no muy positivas sobre todo para las fuerzas transformadoras.
Como sea, causó sorpresa y motivó un festejo mucho mayor en el pueblo y sectores progresistas y de izquierda, el alto porcentaje a favor del Apruebo nueva Constitución (78%) y de la Convención Constitucional (79%). No quedó duda en nadie de que la ciudadanía está porque haya una nueva Carta Fundamental y que ésta sea redactada por un órgano integrado cien por ciento por ciudadanos electos.
El tema es si eso se trasladará o no a, por ejemplo, la votación de las listas de aspirantes a ser convencionales. Ese 79% a favor de la CC no implica automáticamente que sea una votación para la o las listas de los sectores progresistas y transformadores. De hecho, Pablo Longueira, conocido personero de la ultraderecha y que tiene a su haber algunos éxitos en sus cálculos electorales, insistió días después del plebiscito, que lo importante es que la derecha logre al menos un 35% de los convencionales para tener en sus manos la Convención; apuntó que el 22% del Rechazo no es la votación real de la derecha.
De tal manera, como lo apuntó Clarisa Hardy, presidenta del Instituto Igualdad, después del goce y la celebración por los resultados del 25 de octubre, viene un enorme trabajo para lograr los nuevos triunfos que se requieren, donde la elección de los convencionales será clave para la proyección de un nuevo texto constitucional. Eso lo tiene claro sectores de derecha como sectores transformadores.
Que Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea se anotaran con buenos porcentajes a favor del Rechazo (55%, 67%, 60%, respectivamente) ratificó que la masa electoral chilena tiene un rasgo socioeconómico e ideológico establecido territorialmente, entre otros factores. Pero hay que considerar que esa opción también tuvo niveles porcentuales no despreciables, por ejemplo, en comunas de La Araucanía.
Quizá lo más importante radicó en que, en efecto, el aumento de electores en comunas de nivel socioeconómico medio o bajo, en comunas populares, tuvo un claro efecto en apoyo a las opciones progresistas, democráticas y transformadoras. Fue notorio el respaldo al Apruebo en lugares donde se superó el 90% de votos, como Diego de Almagro, Freirina, María Elena, Chañaral, Huasco, Tocopilla. Y donde se acercó al 90%: Renca, Lo Espejo, La Pintana, Puente Alto, Alhué, Cerro Navia, Pudahuel, Quilicura, Pedro Aguirre Cerda, La Granja, San Joaquín, Petorca, Mejillones, Puqueldón.
Datos a tener en cuenta, está que el 79% de las mujeres optaron por el Apruebo y el 76% de los hombres marcaron esa opción. Se invirtió en cuanto al Rechazo: 24% votó así, por parte de los hombres, y 21% de mujeres. En el exterior hubo un record de participación de los alrededor de 60 mil compatriotas inscritos, donde casi el 84% marcó Apruebo y Convención Constitucional.
Hitos que se aproximan
El plebiscito y sus números dejaron una marca para los hitos electorales que se aproximan. Habrá primarias para gobernadores y alcaldes el 29 de noviembre (a menos de un mes); a inicios del 2021 deben estar las listas de candidatos y candidatas para los comicios de abril; elección de gobernadores, alcaldes, concejales e integrantes de la Convención Constitucional (CC) el 11 de abril del próximo año; el 9 de mayo será la segunda vuelta de la elección de gobernadores, lo que con seguridad ocurrirá en varias regiones; el 4 de julio se efectuarán las primarias presidenciales, donde se despejará en gran medida el escenario de los distintos sectores políticos; el 21 de noviembre son las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales; el 19 de diciembre debe efectuarse -lo que seguramente ocurrirá- la segunda vuelta presidencial.
Cada una de esas fechas estará precedida, como se observa desde ahora, por actos políticos de trascendencia, enormes debates y pugnas, agudización de batallas intestinas y entre aspirantes a La Moneda, negociaciones, acuerdos y no pocas tensiones. Un dilema es si, de acuerdo a las señales dadas por las y los ciudadanos en el plebiscito y a través de las manifestaciones y opiniones en cabildos y espacios participativos, los partidos políticos y sus dirigentes tendrán un comportamiento distinto en torno de todos estos hitos electorales.
En este contexto, no está del todo claro cómo se seguirá expresando el movimiento social y ciudadano, específicamente en la expresión de la calle, en la protesta territorial, más allá de la continuidad de mantención de movilización en torno de la Plaza de la Dignidad y otros espacios públicos tradicionales.
Es decir, en esta fila de hitos electorales, hay incertidumbre de cómo se irá comportando la manifestación popular, la salida a las calles, el copamiento territorial, la protesta social.
Lo que sí está claro es que multiplicidad de instancias de la sociedad civil, de organizaciones territoriales y sectoriales, expresiones diversas del movimiento social a niveles comunales y regionales, incluidos por ejemplo varios municipios por iniciativa de sus alcaldes, van a iniciar o reiniciar con fuerza los cabildos, las asambleas, los encuentros, las conversaciones, tanto presenciales como vía on line, apuntando al debate, reflexión y propuesta de lo que será el proceso de nueva Constitución que, en lo institucional, comenzará a materializar la Convención Constitucional en la segunda quincena de abril del 2021.
Encrucijadas de la CC
Todos los ojos, sobre todo los ojos ciudadanos, están puestos en la Convención Constitucional. Al menos a nivel de percepciones, de contenidos en medios de prensa (tradicionales y alternativos) y vocerías diversas, la gente parece más preocupada y entusiasmada por la confirmación de la CC que las elecciones de alcaldes o gobernadores. Eso llega a tanto, que inclusive trabajadores, estudiantes, desempleados, piensan que pueden ser convencionales.
A la espera de lo que finalmente se decida con los escaños reservados para los pueblos originarios, la CC estará integrada por 155 personas electas el 11 de abril; será paritario. Para elegirlas y elegirlos se usará el mismo mecanismo de distrito para elegir diputados, es decir, cada distrito tendrá el mismo número de convencionales que tiene de diputados. Los candidatos o las listas de candidatos, deben estar cerradas el 11 de enero, la campaña se inicia el 10 de febrero, la franja televisiva el 12 de marzo y toda la campaña concluye el 8 de abril.
Todo ese itinerario parece simple y lineal. Pero tiene abiertos varios puntos controversiales y desafíos inmensos para los partidos políticos y sectores de la sociedad civil y del movimiento social.
A la fecha, en concreto, pese a algunos avances, no está resuelto el tema de los escaños reservados para pueblos originarios; no se bajan los requisitos y tampoco está muy claro si habrá condiciones más o menos competitivas para los independientes: no está aun visualizado qué pasará con ministros, subsecretarios, gobernadores, intendentes, parlamentarios, dirigentes de partidos, que querrán postularse; sigue sin haber respuesta a la demanda de que dirigentes sociales, sindicales, gremiales, puedan ser postulantes a convencionales.
Se habla del peligro de que, finalmente, “sean los mismos de siempre” los que postulen a la CC y que incluso las colectividades políticas disfracen a sus dirigentes metiéndolos como independientes o representantes sociales para garantizar a los suyos. Como la elección es por distritos, se colocan incertidumbres como qué pasa si una lista lleva a alguien conocido en una comuna o sector, pero no a nivel distrital, versos una persona con posicionamiento nacional; algunos dicen que en eso será clave la campaña y que la gente sabrá optar por las opciones ciudadanas. También se está pidiendo “la generosidad” de los partidos para que postulen en sus listas a las y los independientes, y buscar mecanismos de instalación de independientes con grupos de trabajo y equipos de campaña a niveles distritales.
De alguna manera, se va imponiendo, eso sí, que la elección de convencionales será una gran disputa entre las fuerzas políticas. De ahí que en estas semanas se le dé tanta importancia al hecho de que si la derecha y la oposición van, respectivamente, en una o dos listas a la elección, lo que determinaría el triunfo o derrota de cada sector pensando en tener una amplia mayoría dentro de la Convención.
En esta línea hay discusiones instaladas como el reglamento que debería regir a la CC e ir posicionando contenidos de la nueva Constitución, materias que los convencionales deberán tratar a partir de finales de abril próximo.
Como sea, si en algo se espera que haya incidido el mapeo del 25 de octubre, es en cómo se enfrentará la elección y la campaña en torno de la Convención Constitucional y cómo este órgano terminará conformado.