HABLEMOS DE LA TELE. Las trampas de la “moderación”

Al postulante de ultraderecha se le permiten xenofobia, misoginia, homofobia, apoyo descarado a las transnacionales y grandes empresas (a las que promete rebaja de impuestos), amenaza con privatizar parte de Codelco, el fin del Ministerio de la Mujer; la ampliación de la edad de jubilación a los 75 o más años, derogar la ley de aborto en tres causales y otras extravagancias.

José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 03/12/2021. Resulta al menos curioso (o sospechoso) que al comenzar la campaña electoral de segunda vuelta presidencial, insólitos mensajes de “moderación” se apoderaron de la televisión. Las líneas editoriales de todos los canales -y también de otros medios de comunicación- dedican títulos, páginas, gráficas, espacios y textos llamando a ambos candidatos a la “moderación”.

Al postulante de ultraderecha se le permiten xenofobia, misoginia, homofobia, apoyo descarado a las transnacionales y grandes empresas (a las que promete rebaja de impuestos), amenaza con privatizar parte de Codelco, el fin del Ministerio de la Mujer; la ampliación de la edad de jubilación a los 75 o más años, derogar la ley de aborto en tres causales y otras extravagancias. Pareciera que a Iván Valenzuela, Roberto Cox, Mónica Pérez, Monserrat Álvarez o Mónica Rincón no le parecen propuestas exageradas, antidemocráticas y fuera de época, sin invocar en estos casos los llamados a la “moderación”.

Sin embargo, a Gabriel Boric se le exige públicamente “respetar” a Carabineros y dejar a esta institución tal como está, es decir, amparando fraudes al fisco, violaciones a los derechos humanos y que el próximo Gobierno se limite solamente a “reformar” este desprestigiado cuerpo policial ante la población.

Hay lectores de noticias, conductores de programas y animadores de matinales que no trepidan en poner el grito en el cielo ante la incorporación al equipo de economistas que asesora a Boric de connotados profesionales como Andrea Repetto, Ricardo French-Davis, Eduardo Engel y Roberto Zahler, como si se hubieran pasado a la “ultraizquierda”. En este caso la “moderación” sería dejar de lado las profundas transformaciones que exige el país: una reforma tributaria, impuesto a los súper ricos, 40 horas semanales de trabajo y un nuevo sistema previsional, entre otras medidas de fondo.

Que el diputado electo Johannes Kaiser diga lo que quiera, que la subsecretaría de Salud, Paula Daza, quisiera sumarse al comando sin renunciar al Gobierno, que el ex presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, exprese las peores opiniones contra el programa de Apruebo Dignidad, sin referirse siquiera a la decisión de Kast de reducir los impuestos a las empresas y a los ricos sin que nadie lo llame a la moderación, resulta inexplicable.

Si estamos hablando de defender, proteger o profundizar la democracia, sólo el programa de Boric lo garantiza, así como el normal desenvolvimiento de las complejas tareas de la Convención Constitucional. Que desde el comando de Kast surjan voces destinadas a frenar, desprestigiar y directamente tratar de desmantelar esta trascendental institución que debe darnos una nueva Constitución, sin embargo, aquí no aparece la necesidad de “moderación” antes de retrotraer las conquistas ciudadanas al respecto.

No resulta extraño que se manifiesten públicamente opiniones de lectores y televidentes que exigen a los periodistas “moderación”. Que en los debates presidenciales que vienen -el viernes 10 de ARCHI y el lunes 13 de ANATEL-, estos profesionales se dediquen más bien a transmitir las inquietudes y dudas de la población en lugar de enfrentar a los candidatos, convertirse en protagonistas utilizando cualquier herramienta para emplazar, acosar y tratar de desprestigiar a los candidatos presidenciales, especialmente si no concuerda con la línea política propietaria del medio.

La ciudadanía está en una encrucijada donde está en juego una vez más el sistema democrático, tal como ocurrió en los ‘70 cuando algunos sectores políticos acudieron a los cuarteles para impedir a sangre y fuego la voluntad ciudadana.

El llamado a la moderación desde los medios de comunicación debe empezar en las salas de edición y redacción de los medios de comunicación y seguir en las directivas de los partidos políticos de derecha y ultraderecha, porque la “moderación” debe empezar por casa, por ver la “paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”, como dice el viejo adagio.