Resoluciones de Congreso del PC: Antipatriarcal y antineoliberal

Los comunistas resaltaron incidencia en el movimiento social, llamaron a desechar actitudes personalistas, y anunciaron trabajar por consolidar candidatura presidencial de Jadue.

 Equipo El Siglo. 11/12/2020. Durante esta semana se conocieron las resoluciones del XXVI Congreso del Partido Comunista, máxima instancia de decisiones de esa colectividad. Entre aspectos a destacar estuvieron la decisión de declararse un partido feminista de clase y antipatriarcal, robustecer la alianza de partidos políticos antineoliberales, impulsar escaños reservados para pueblos originarios en la Convención Constitucional y trabajar “porque nuestro compañero Daniel Jadue sea el candidato de las fuerzas de izquierda y anti neoliberales. En definitiva, el candidato del pueblo de Chile” a la presidencia de la República.

Apuntando a la coyuntura, en el documento de resoluciones del Congreso del PC, se señaló que el “gobierno de derecha presidido por Sebastián Piñera, en una reedición de las políticas y conductas criminales de la dictadura pinochetista” y en esa línea de apuntó que el “Partido Comunista declara que no descansará hasta que Sebastián Piñera responda ante la justicia por su responsabilidad en las violaciones de derechos humanos”.

También se reivindicó que “el Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile ha valorado con  sentido de futuro, el papel que juega y el liderazgo nacional que se fortalece y expone nuestro compañero Daniel Jadue”. Y se resaltó: “Es necesario que el compañero Daniel juegue un papel mucho mayor en las elecciones que vienen; en la articulación de las fuerzas sociales y políticas anti neoliberales; en el proceso constituyente; en la perspectiva no tan lejana de fortalecer en todos los aspectos una alternativa presidencial que exponga efectivamente un programa de gobierno anti neoliberal para Chile”.

En la actividad del PC participaron alrededor de 400 delegados de todo el país y un aspecto que se resaltó es que estarían las condiciones para avanzar en “la superación del neoliberalismo”. Es así que se sostuvo que existe la disposición de “protagonizar, incidir y conducir este periodo de profundos cambios sociales”.

En ese marco, en las resoluciones del Congreso se señaló que el Partido Comunista “da cuenta de una riquísima discusión que refleja una creciente inserción de masas en un movimiento social dinámico y en crecimiento, mostrando capacidades para recrear su incidencia de masas y participación en la lucha social, contribuyendo a direccionar un movimiento de masas que supera las fragmentaciones y pone al centro objetivos políticos transversales y que interpretan a las grandes mayorías”.

Para la colectividad de la hoz y el martillo, en este período se puede plantear “la necesidad histórica de superar el neoliberalismo, impulsar una definitiva victoria del Pueblo y una derrota estratégica a las oligarquías; las transnacionales y el imperialismo, que sólo mediante un golpe de Estado y una transición pactada, han sometido a Chile a un experimento y un laboratorio que se ha expuesto mundialmente como un modelo exitoso para los clanes financieros”.

En el documento hecho público a mitad de esta semana, se enfatizó que “estamos en un cuadro nacional e internacional en que se amplía y profundiza la crisis de legitimidad del modelo neoliberal y tras la pandemia se agudizan las contradicciones y se evidencia de manera más aguda el fracaso del neoliberalismo”.

Otro asunto que destacó en las conclusiones de la actividad del PC, tuvo que ver con resaltar las luchas de las mujeres desde el siglo pasado y los derechos de las mujeres. Se indicó: “Nuestro Congreso propone que el Partido Comunista de Chile se declare, dentro de sus principios, como un partido feminista de clase, antipatriarcal, que aspira diariamente a la erradicación del machismo y el patriarcado en todas sus expresiones, incluyendo el machismo expresado en nuestro partido. Será una tarea de primer orden lograr un nuevo ejercicio de la militancia, que se funde en nuevas relaciones de género transformadoras, con tolerancia cero a la violencia de género en todas sus expresiones, y que erradique cualquier tipo de discriminación, exclusión, anulación y que pueda afectar, sobre todo a mujeres y disidencias”.

En temas políticos de contingencia, desde el PC se señaló que “el Congreso Nacional llama a fortalecer la coalición ‘Unidad Para el Cambio’ y ‘Chile Digno Verde y Soberano’;  y  seguir avanzado hacia la formación de una coalición más robusta en su composición”.

También hubo una referencia a la discusión y demanda de escaños reservados para los pueblos indígenas en la Convención Constitucional y se dijo que “la lucha de los pueblos originarios es en esencia una lucha contra el neoliberalismo, contra el racismo y el colonialismo. Avanzar en escaños reservados primero para el proceso constituyente y luego en el sistema político, es una de las vías necesarias para alcanzar la libre determinación y la autonomía como nación”.

El siguiente es el texto íntegro de las Resoluciones del XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile:

El XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile se ha realizado en un momento histórico para nuestro Pueblo, y en un contexto mundial de fuertes e intensas contradicciones y grietas  sociales, marcadas todas ellas por las secuelas del capitalismo salvaje, y también por una pandemia cuyas causas de fondo son parte sustantiva de esta crisis planetaria.

De cara al Pueblo, y junto al Pueblo, las y los comunistas hemos debatido por varios meses, sin dejar en  ningún momento nuestras tareas de solidaridad, de lucha y de compromiso.

No ha sido fácil. Pero la tarea la emprendimos sabiendo que había que superar múltiples obstáculos. Asumiendo que sin dejar por nada las acciones urgentes de solidaridad con nuestro Pueblo, nuestro debate congresal también ha sido necesario para servir mejor a las causas nobles y justas que empujan las y los trabajadores de Chile, y las mayorías nacionales que no han dejado de luchar.

En este contexto, este cuerpo de resoluciones destaca en primer lugar el siguiente hecho:

Son de una objetiva riqueza de contenidos, tanto los informes de las estructuras regionales y sectoriales, así como las resoluciones de cada una de las 12 comisiones del XXVI Congreso Nacional. Estos cuerpos resolutivos y propositivos, presentan importantes ideas y contenidos para el esfuerzo principal del periodo, cual es, asestar una derrota estratégica a la derecha, a los neoliberales, a las oligarquías y los clanes económicos, mediante la fuerza del pueblo movilizado.

Al respecto, es justo decir y reconocer que nuestro partido muestra un salto de calidad en el análisis y construcción de su política, con crecientes capacidades  para construir una política pertinente para el periodo, y para la elaboración de un proyecto emancipador y transformador de Chile y sus territorios.

La profunda discusión e intercambio de ideas en este Congreso Nacional, evidencia la disposición de un partido que se ha propuesto protagonizar, incidir y conducir este periodo de profundos cambios sociales.

El partido da cuenta de una riquísima discusión que refleja una creciente inserción de masas en un movimiento social dinámico y en crecimiento, mostrando capacidades para recrear su incidencia de masas y participación en la lucha social, contribuyendo a direccionar un movimiento de masas que supera las fragmentaciones y pone al centro objetivos políticos transversales y que interpretan a las grandes mayorías.

Nuestro debate y las conclusiones de este congreso serán, sin lugar a dudas, una importante contribución para la hegemonía que debe alcanzar el movimiento popular en el proceso de transformaciones.

De lo anterior, el Congreso Nacional del Partido Comunista, en pleno uso de sus atribuciones y soberanía partidaria, resuelve que todas estas propuestas y los contenidos levantados en el trabajo de las comisiones que se constituyeron, se incorporan a plenitud a un Plan Nacional de Trabajo, ejercicio sistemático de planificación y ejecución, en cada región y comuna, y por tanto, dichas resoluciones integran de manera activa, el cuerpo de resoluciones generales, como un documento y guía de trabajo.

En este sentido, El XXVI Congreso Nacional aprueba el Informe Político presentado por el Comité Central al Congreso Nacional, lo valora, y destaca especialmente la tesis principal que plantea la necesidad histórica de superar el neoliberalismo, impulsar una definitiva victoria del Pueblo y una derrota estratégica a las oligarquías; las transnacionales y el imperialismo, que sólo mediante un golpe de Estado y una transición pactada, han sometido a Chile a un experimento y un laboratorio que se ha expuesto mundialmente como un modelo exitoso para los clanes financieros.

En esa dirección deben estar concentrados los esfuerzos centrales que el conjunto del partido debe desplegar en este periodo de la historia de Chile, en el que el protagonismo y la lucha del pueblo constituyen el factor decisivo para definir una nueva trayectoria, donde los objetivos sociales a alcanzar son la igualdad, la plenitud de derechos sociales, la justica social, la democracia participativa y la soberanía popular.

Este congreso ha perfilado, precisado y profundizado el esfuerzo principal al que estamos convocados las y los comunistas. Teniendo presente la necesidad de desplegar, en este punto de inflexión, máximos e intensos esfuerzos para la lucha social, y la disputa de conciencias e ideas.

Asistimos a un cambio de época, a una nueva era en materia de luchas sociales en que los trabajadores y las trabajadoras recobran a plenitud su condición de motor de los cambios sociales y se disponen en tanto fuerzas motriz a desplegar una transformación profunda de las estructuras políticas, económicas, culturales y sociales. Como lo ha constatado de manera preclara este Congreso Nacional, en todas sus etapas, el sujeto principal histórico son los trabajadores y trabajadoras, y junto a su organización sindical deben ser el motor de cambios profundos que hagan irreversible el proceso de emancipación y conciencia social.

El Partido Comunista de Chile reafirma la contradicción fundamental Capital/Trabajo, como la contradicción en la que se fundamenta la transformación de todas las estructuras y superestructuras de la sociedad neoliberal.

En este contexto, nuestro objetivo histórico, la meta fundamental en el horizonte, que no olvidamos, es la construcción de una sociedad socialista, que será realidad cuando  prevalezca la dignidad del trabajo por sobre el capital.

En el Chile neoliberal de la concentración económica, la especulación y la plusvalía del capital que excluye a las grandes mayorías, se debe imponer en base a la acción organizada y colectiva de los y las trabajadoras el trabajo como derecho y los salarios justos.

Sin embargo, la consideración respecto del Sujeto Principal debe considerar un amplio espectro de luchas, toda vez que los vertiginosos cambios en esta materia nos obligan a reconocer la existencia de otros actores más allá de la clase trabajadora tradicional, estamos hablando del amplio abanico de expresiones laborales diversas, el trabajo doméstico, los cuidados, etc. En este sentido, es imprescindible darnos la tarea de conocer e insertarnos con mayor profundidad en todas esas expresiones que hoy son plurales y no singulares, siendo el territorio el espacio fundamental desde donde hacerlo.

El proceso, desde el 18-O, ha anclado el discurso del apoliticismo, fenómeno generado conscientemente por la derecha. Pero también hay expresiones diversas y heterogéneas en el movimiento real de masas. A todo eso necesitamos tomarle atención, no con el fin de omitir nuestra actuación, sino por el contrario, con el objetivo de entenderlo, integrar a las fuerzas que lo sostienen y cuidar la forma en la cual nos relacionamos con las organizaciones en donde se expresan este tipo de cuestiones. Considerar en ello que nuestra cultura política es distinta y muchas veces incomprendida por esos actores.

Con tenacidad; humildad; ardiente paciencia; sentido recabarrenista y leninista del trabajo de masas; también abiertos al aprendizaje. Ninguna expresión y ningún espacio en donde hoy se articulan luchas y movimientos nos deben ser ajenos.

El movimiento social es un espacio en disputa, allí es esencial el debate de propuestas e ideas, tarea para la cual debemos aprovechar nuestra experiencia histórica como Partido y fundamentalmente el acervo cultural de 108 años de existencia.

Por lo mismo, a la vigencia plena de la contradicción fundamental debemos sumar interseccionalidad y articulación de las luchas, considerando la existencia de otras contradicciones como el patriarcado y el racismo, que también ejercen dominación y subordinación social.

El desarrollo del feminismo en Chile es una expresión histórica que ha marcado distintos momentos de nuestro país. Nuestro Partido se funda en 1912, al calor de un contexto de levantamiento de la clase obrera, en la cual también comienzan a desarrollarse las primeras iniciativas de feminismo obrero. De la mano de Teresa Flores, entre otras compañeras, se comienza a gestar un trabajo pionero, que contribuyó a elevar la conciencia de clase y  de género en los trabajadores de la pampa. La creación de los centros Belén de Sárraga permitió, de manera temprana, poner en la escena pública aquellas demandas que aquejaban a las mujeres trabajadoras; como los bajos sueldos, la organización de los comités de dueñas de casa, como también el rol opresor de la iglesia que se esmera en inferiorizar a las mujeres. Estos son los inicios de nuestro partido.

Posteriormente, el Partido Comunista de Chile fue promotor y parte del MEMCH (Movimiento pro emancipación de la mujer chilena), organización histórica, que logró posicionar grandes demandas feministas, y que luchó por la plena autonomía política, económica, física de las mujeres. Fueron años de ardua lucha por el sufragio femenino, que consagran un momento estructural en la historia del feminismo en Chile.

Podemos nombrar de la misma manera el aporte de las mujeres comunistas en la Unidad Popular, en el proceso de rebelión popular de masas y la lucha contra la dictadura, el inicio de la democracia pactada, y la necesidad de recuperar y avanzar en derechos arrebatados desde el Golpe militar. Todos estos momentos han marcado la historia de nuestro partido. Han sido demandas históricas que estuvieron, por ejemplo, plasmados en el programa presidencial de la compañera Gladys Marín, que convoca a las mujeres a ser protagónicas del  destino de nuestro país.

La vigencia de muchas de estas demandas históricas no resueltas, y la toma de consciencia feminista desde un amplio espectro de mujeres, han marcado los últimos años; en los cuales, las demandas feministas van tomando un carácter cada vez más transversal. Las últimas convocatorias de huelga general feminista, y el rol del movimiento feminista antes y desde el 18 de octubre, han mostrado la fuerza y acumulación de un movimiento que se plantea directamente como crítico al modelo neoliberal, visibilizando la contradicción patriarcado/feminismo; y a su vez, demostrando que patriarcado y neoliberalismo son profundamente funcionales entre sí.

La contradicción del periodo neoliberalismo/democracia se expresa también en la necesidad de pensar nuevas formas de democracia, que sean paritarias, y con una clara mirada feminista. La paridad de género en la Convención Constitucional, abre paso para mirar el ejercicio de la paridad como fundamental a la hora de pensar un nuevo Chile. Necesitamos que más mujeres puedan ser parte de los principales espacios de toma de decisión de nuestro país. Si estamos pensando en transformaciones a las lógicas del poder, éstas no pueden ser pensadas sin la posibilidad de construir una sociedad con igualdad sustantiva de género.

Nuestro Congreso propone que el Partido Comunista de Chile se declare, dentro de sus principios, como un partido feminista de clase, antipatriarcal, que aspira diariamente a la erradicación del machismo y el patriarcado en todas sus expresiones, incluyendo el machismo expresado en nuestro partido. Será una tarea de primer orden lograr un nuevo ejercicio de la militancia, que se funde en nuevas relaciones de género transformadoras, con tolerancia cero a la violencia de género en todas sus expresiones, y que erradique cualquier tipo de discriminación, exclusión, anulación y que pueda afectar, sobre todo a mujeres y disidencias.

Actuamos desde un feminismo de clase, ya que entendemos que la emancipación de la clase trabajadora, pasa también por la emancipación de las mujeres trabajadoras, al ser éstas, un alto componente numérico de la clase; como también, ser el sector de la clase más precarizado y subordinado. Las mujeres trabajadoras sufren mayores grados de enajenación, ya que no se les reconoce siquiera el trabajo doméstico y de crianza, como trabajos propiamente tal. Esto permite al capital apropiarse gratuitamente del trabajo “reproductivo”, asociándolo a labores inherentes de las mujeres, pero que son más bien, imposiciones culturales del patriarcado.

Tenemos el desafío de aportar activamente al fortalecimiento del movimiento feminista, en las organizaciones de mujeres y disidencias sexuales, asumiéndolo como un frente de masas prioritario de nuestro Partido. Esto implica aportar con un sello feminista y de clase, por ejemplo en los sindicatos, territorios, escuelas y universidades, en las organizaciones sociales de distinta índole.

Reafirmamos nuestra lucha contra la violencia machista, y lucharemos para erradicar en la sociedad todo tipo de violencia física, psicológica, económica, política, simbólica, entre otras violencias con carácter de género que afectan la vida de todas las mujeres. Tenemos que poner en primer orden esta lucha, y contribuir a todas las causas que se levantan para terminar con la violencia del modelo patriarcal.

Luchamos por la autonomía económica de las mujeres, para lograr la igualdad salarial, alcanzar dignidad laboral, pensiones dignas, y el pleno reconocimiento de la labor productiva de las mujeres en todo plano y en toda realidad: ya sea esta en el plano doméstico, fuera del hogar, en el campo, ciudad, en las distintas ramas productivas, y bajo la diversidad de mujeres que componen nuestro territorio y sus naciones.

También ponemos como elemento central de la lucha de las mujeres y el movimiento feministas, la demanda por corresponsabilidad en la crianza, entre hombres y mujeres, bregando también por un nuevo sistema nacional de cuidado, que sea garantía del Estado, pero que también permitan nuevas formas de tareas de cuidado en el ámbito colectivo y comunitario.

Es fundamental seguir luchando por la garantía plena en los derechos sexuales y reproductivos. Para esto es importante que se reconozcan constitucionalmente, y que se ejerzan transversalmente en el acceso a anticonceptivos, anticonceptivos de emergencia, en el derecho y acceso real a la interrupción del embarazo en 3 causales, y seguir luchando por aborto libre garantizado por el Estado.

Tenemos que fortalecer nuestra política sobre disidencias sexuales y población LGTBIQ+, dando cuenta de su realidad política, y de clase. Es clara la falta de oportunidades y discriminación que vive la población LGTBIQ+ en el mundo del trabajo, en la educación, salud, son temáticas en las que urge acción de nuestro partido.

En torno a la política de género al interior de nuestro partido, Se propone una política de cuadros feminista transversal, abordar las masculinidades no hegemónicas y avanzar en autoformación permanente, que nos permitan construir nuevas relaciones de género transformadoras al interior del partido, a partir de la convivencia de iguales entre todos los géneros.

Respecto a hechos de violencia al interior del partido, se valora la puesta en práctica del protocolo de actuación frente a situaciones de violencia. Es un avance importante, de reparación y de actuación acorde a nuestra política. Se propone seguir revisando este instrumento, actualizarlo en nuevas manifestaciones de violencia de género. Se debe actuar de manera temprana, con celeridad en las definiciones, y buscando esclarecer todo tipo de responsabilidades que puedan estar contenidas en hechos de violencia de género al interior del partido. El Partido Comunista de Chile debe ser un espacio seguro para todas las compañeras, compañeres y compañeros.

Nuestro partido requiere una profunda educación en los temas de género, el abrazar esta política debe constituirse en parte de la cultura comunista que se condiga con nuestra larga tradición de lucha y participación de las mujeres en los procesos políticos en nuestro país y en la historia partidaria.

La paridad de género debe ser una realidad en la vida de nuestro Partido y nuestra Juventud.

Chile tiene una historia de violaciones de los derechos humanos desde el golpe de estado de 1973 y desde la implantación de la dictadura cívico-militar. Aún en Chile persiste la impunidad y la ausencia de justicia y castigo para los responsables de los crímenes de lesa humanidad.

El gobierno de derecha presidido por Sebastián Piñera, en una reedición de las políticas y conductas criminales de la dictadura pinochetista, inauguró desde el levantamiento popular del 18 de octubre, un periodo oscuro de violaciones sistemáticas y masivas a los derechos humanos. Los asesinatos por parte de las fuerzas de orden y seguridad, las mutilaciones oculares, la tortura, la prisión y la represión han infringido dolor y sufrimiento, pero no han logrado dañar la dignidad del pueblo de Chile, que sigue luchando.

El Congreso Nacional del Partido Comunista declara que no descansará hasta que Sebastián Piñera responda ante la justicia por su responsabilidad en las violaciones de derechos humanos, y llama a la justicia internacional a perseguir penalmente sus responsabilidades en los crímenes cometidos contra el pueblo de Chile.

Declaramos la exigencia de liberación inmediata de todas y todos  los prisioneros políticos del levantamiento popular. También de los presos políticos Mapuche. Se trata de procesos en donde se busca castigar la democrática y legítima protesta social. De por medio se levantan montajes y falsas pruebas, y se usan normas espurias, como la ley anti barricadas.  Ellas y ellos son todas y todos luchadores sociales, ejemplos de dignidad y justicia. El proceso constituyente que vive nuestro país, es en buena medida fruto de su lucha decidida y merecen todo nuestro reconocimiento y nuestra solidaridad. Necesitamos generar un apoyo más decidido de carácter nacional e internacional, a las demandas que junto a familiares de las y los prisioneros políticos, impulsa nuestra bancada parlamentaria, para lograr su libertad.

Asumimos el desafío y la urgencia de potenciar el movimiento social de derechos humanos, en todos los territorios del país. Destacamos y debemos profundizar el entrelazamiento entre el movimiento de derechos humanos que enfrentó a la dictadura cívico-militar, con las organizaciones de derechos humanos que se originan desde el levantamiento popular. El movimiento de derechos humanos es una fortaleza y baluarte de las luchas populares y es una responsabilidad de nuestro partido contribuir a la generación de organizaciones de derechos humanos en todos los espacios de lucha social.

El Congreso Nacional reafirma que la contradicción principal del periodo es Neoliberalismo versus Democracia, y nos disponemos a caracterizar y profundizar la democracia participativa que Chile demanda.

La ruptura democrática que vive nuestro país, tesis que el Partido Comunista levantó hace ya varios congresos nacionales, se caracteriza por un rechazo creciente de las mayorías nacionales  al sistema dominante, y un distanciamiento  mayoritario hacia la democracia procedimental que emerge y se abre camino  con el consenso y la democracia de los acuerdos como forma política de mantención del neoliberalismo y sus secuelas de todo tipo.

El pueblo chileno exige una democracia sin restricciones y tutelas, una democracia participativa, de carácter paritario, una democracia plurinacional y multicultural. Una democracia con soberanía nacional, orientada a la satisfacción de todos los derechos sociales, que reconozca en los y las trabajadores un sujeto de transformación social; se sustente en las  organizaciones sociales, las comunidades y la acción colectiva como base de las transformaciones sociales.

De lo anterior, constituye un desafío estratégico seguir trabajando para que la convención constituyente se convierta en una auténtica Asamblea Constituyente. Posicionando no una constitución mínima o neutra, sino que una Constitución pensada para los derechos y la soberanía del pueblo.

Una Constitución pensada estratégicamente para la soberanía, la democracia y el bienestar social.

Las acciones emprendidas desde nuestra bancada para empujar hacia la soberanía plena de la Convención, superando el tercio que es una herencia del pinochetismo y de la política de los consensos, son un camino justo y necesario, y debemos desplegar nuestros esfuerzos para que esa tarea adquiera una dimensión nacional y popular.

Por otra parte, las alianzas políticas, por definición, responden al momento histórico y político de las luchas del pueblo y de nuestro partido, y hoy deben ajustarse a la línea de los partidos y movimientos con vocación anti neoliberales y anti patriarcales, es decir, que estén por cambiar el modelo neoliberal en toda su extensión, sin relativizaciones ni medias tintas.

Avanzar en la unidad social y política con fuerzas anti neoliberales es fundamental en este contexto, y la construcción de alianzas cada vez amplias debe ser una constante de nuestra táctica. La desagregación y fragmentación de fuerzas políticas que divergen entre posiciones neoliberales y las que transitan hacia posiciones anti neoliberales, en alguna medida refleja el avance de nuestra política, generándose mejores condiciones para una coalición que crece en representación social y política.

El Congreso Nacional llama a fortalecer la coalición “Unidad Para el Cambio” y “Chile Digno Verde y Soberano”;  y  seguir avanzado hacia la formación de una coalición más robusta en su composición lo que allana el camino para la consolidación de una fuerza política con capacidad de soportar los cambios que Chile requiere, pero que también permita avanzar con más certeza hacia la democrática hegemonía que necesitamos las fuerzas sociales y políticas anti neoliberales para derrotar a la derecha, y para impedir que sectores que han estado por los consensos y acuerdos con ella, impongan sus posiciones restauradoras de diversas formas de neoliberalismo.

Estas definiciones debemos plasmarlas en todos los planos, incluidos los procesos electorales que se avecinan.

El Pueblo, en su avance y conquistas sociales, sometido al incremento de la represión y la violencia criminal,  tiene el legítimo y necesario derecho a la defensa y solidaridad de masas. Valoramos los esfuerzos en los territorios, en las primeras líneas, para defender el derecho a la desobediencia y a la protesta social, y creemos que es un imperativo del periodo que las organizaciones y movimientos sociales se dispongan a protegerse de las amenazas y agresiones de las policías y grupos de ultraderecha. Valoramos todos los esfuerzos, especialmente de las y los jóvenes, que en su mayoría en forma anónima  se organizan en todo Chile en grupos, en redes y organizaciones de protección, defensa y apoyo sanitario a quienes protestan y son víctimas de la represión desatada impuesta por un gobierno que persiste en incrementar métodos criminales.

Toda esta situación ha incrementado la exigencia urgente de que la policía militarizada, que es Carabineros, definitivamente termine y de paso a una nueva policía auténticamente respetuosa de los derechos humanos; cuyo control y procedimientos  estén  bajo control estricto del poder civil y democrático y que de verdad sea eficaz en su labor preventiva y de perseguir el crimen organizado que muchas veces está bajo el amparo de poderes fácticos y económicos que imperan en nuestro país.

Gradualmente, el gobierno de Piñera ha vuelto a reponer la doctrina del enemigo interno, incluso dándole mayor apoyo a un tipo de acción derechamente criminal.

En este mismo sentido, Chile necesita una nueva doctrina militar, fuerzas armadas que no sirvan al poder represor en contra del Pueblo; que no intervengan en definitiva como poder que reprime y castiga. Este no es un problema de academias ni de expertos. Este un asunto clave para definir efectivamente el sentido democrático de las fuerzas armadas, en el marco de una situación en donde fuerzas económicas y políticas insisten en involucrarlas en acciones represivas en contra del Pueblo.

Chile requiere de un Nuevo Estado, pensado para un Chile democrático y soberano y en consecuencia orientado a desmantelar la institucionalidad neoliberal. Un Estado responsable y solidario que ponga al centro los derechos humanos en todas sus dimensiones. Con capacidad de planificación social y prospectiva para la construcción de un nuevo futuro social y económico.

El nuevo Estado debe terminar con la subsidiariedad y garantizar las pensiones, salud, educación, vivienda, asegurando el derecho a un vivir en medioambiente protegido.

Especial énfasis debemos poner en el trabajo hacia un Estado plurinacional y multicultural, a la vez descentralizado, que se estructure en base al desarrollo de todos los territorios, que distribuya el bienestar en las regiones y estimule los proyectos de desarrollo regional con pleno respaldo del Estado.

Estamos en un cuadro nacional e internacional en que se amplía y profundiza la crisis de legitimidad del modelo neoliberal y tras la pandemia se agudizan las contradicciones y se evidencia de manera más aguda el fracaso del neoliberalismo. Y la discusión en el seno del pueblo, respecto a las alternativas de construcción económica colectiva y solidaria, se extiende; pero no siempre superan los límites del modelo. Es por ello, que debemos ser activos en reivindicar la superación del neoliberalismo, pero también avanzar, en perspectiva, hacia nuestro objetivo de superación socialista de las contradicciones de clase.

Esta evidente crisis del modelo, no puede ser interpretada como una batalla ganada. Las derechas, el imperialismo, así como sectores socialdemócratas que han adherido a la administración del neoliberalismo, seguirán actuando de forma activa para mantener el control del poder e institucionalidad neoliberal, con propuestas políticas conservadoras que actualicen sus formas de dominación. Estamos ante un escenario en que la disputa se agudiza, y los adversarios y enemigos del cambio democrático y soberano que impulsa el Pueblo, se resisten, utilizando todo tipo de acciones antidemocráticas.

En el debate del Congreso Nacional,  se destaca la acertada preocupación de las y  los comunistas por la supervivencia del planeta, como una línea política a profundizar, con propuestas y nuestra acción movilizada en esa dirección. La lucha en defensa del medioambiente es y seguirá siendo un motor en la batalla contra los efectos del neoliberalismo, en que requerimos fortalecer nuestro accionar. Porque las luchas en contra del calentamiento global y depredación del planeta, la defensa del agua, la protección de nuestra biodiversidad, la visión de una real economía circular, sólo pueden ser alcanzadas a través de la superación del neoliberalismo.

Como se ha planteado en encuentros regionales de todas las fuerzas de izquierda que son parte del Foro de sao Paulo: O nos salvamos todos, o no se salva nadie. Esa es la real disyuntiva en que nos ha puesto el capitalismo salvaje.

En esta línea de acción, nuestra proyección de un Nuevo Modelo de Desarrollo debe, en primer lugar, relevar el protagonismo del Estado como propietario y regulador, con iniciativa productiva y propiedad de los recursos naturales.

Debemos acelerar nuestros esfuerzos para incorporar en Chile, el rol de los nuevos actores cada vez más incidentes en flujos económicos mundiales, como es el caso de China.  En donde  se respeten los intereses nacionales en las relaciones de estado a estado, y las asimetrías realmente existentes, abriendo condiciones para la industrialización y desarrollo del país y de toda la región.

 La lucha de los pueblos originarios es en esencia una lucha contra el neoliberalismo, contra el racismo y el colonialismo. Avanzar en escaños reservados primero para el proceso constituyente y luego en el sistema político, es una de las vías necesarias para alcanzar la libre determinación y la autonomía como nación.

La recuperación de sus tierras, territorios y autonomía es la base de su cosmovisión de primeras naciones y debe garantizarse en la nueva constitución.

Respecto del Pueblo Nación Mapuche se debe avanzar en los siguientes desafíos:

  1. Kiñe: Estado Plurinacional e intercultural, Autonomía, Autodeterminación y Autogobierno Mapuche, con la Implementación efectiva del Convenio 169, siendo este garantizado en su ejercicio por el Estado, a través de sus distintas Instituciones Públicas.
  2. Epu: Restitución territorial. Es imprescindible, que el Gobierno de Chile inicie la desmilitarización de la zona de conflicto y descriminalización en el marco de una relación de respeto a sus derechos colectivos y su autonomía territorial como pueblo-nación mapuche. Así como de los conceptos del kuifi mapuche kvmun para la reconstrucción de espacios territoriales ancestrales, o Lof Mapu (kvpal- Tuwun – Eltun- Nguillatun).
  3. Kula. Lengua y cosmovisión: Derogación del decreto 280 del Mineduc, y establecimiento de la enseñanza universal de las lenguas y cosmovisión de las primeras naciones.
  4. Meli. KvmeMogen: Fortalecimiento del modelo médico mapuche en los territorios. Fortalecimiento de la función de los agentes médicos mapuche, según criterios culturales ancestrales.

De igual manera, debemos impulsar una nueva reforma agraria que redistribuya la tierra y asegure la propiedad colectiva y comunitaria de los recursos naturales, tanto para el pueblo mapuche, como para los y las campesinas.

El levantamiento popular y los resultados del plebiscito por la Convención Constitucional Constituyente nos señalaron la disposición que tiene el pueblo de Chile para plantearse un nuevo pacto social y avanzar hacia un nuevo marco constitucional, que otorgue a todas las personas garantías efectivas para la plena protección y respeto de sus derechos humanos.

La Convención sobre los Derechos del Niño define al niño y la niña como todo ser humano menor de dieciocho años. Su artículo 2.1 obliga a los estados parte a respetar los derechos enunciados en dicha Convención y asegurar su aplicación a cada niño y niña sujeto a su jurisdicción.

Los derechos consagrados en la Convención sobre los Derechos de la Niñez, suscrita por el Estado de Chile, no han sido cumplidos en 31 años.

El partido Comunista de Chile debe avanzar al establecimiento de una política específica que oriente y vincule los distintos esfuerzos realizados en la exigencia del respeto de los derechos humanos de la niñez, más aún cuando el país se encuentra en el contexto de graves violaciones a los derechos humanos, a la seguridad y a la vida de los niños, niñas y adolescentes, desde que se produjo el levantamiento del 18 de octubre del 2019.

En la política de niñez del Partido Comunista, se debe establecer como objetivo primordial el avanzar hacia la instalación de un sistema de garantías de derechos que impliquen políticas, normas e instituciones destinadas a asegurar a todos los niños y niñas, el goce del ejercicio de sus derechos, conforme con su interés superior, con acciones de promoción de derechos y prevención de vulneraciones. Esto implica alcanzar el reconocimiento y protección de la familia en todas sus variedades. El reconocimiento de NNA como sujeto de derechos, cuyo pleno ejercicio requiere garantías reforzadas y normas especiales de promoción y protección. Reconocimiento de una progresiva autonomía de NNA en el ejercicio de sus derechos, de acuerdo con su edad y grado de desarrollo de sus facultades. Reconocimiento del derecho del NNA a recibir cuidado y orientación parental, orientada al pleno ejercicio de sus derechos. Establecimiento de un órgano autónomo de promoción y protección de los DDHH que incluya un defensor de la niñez. La consagración del interés superior del NNA como norma que rige todas las decisiones que deban adoptarse respecto de ellos.

Reconocimiento de la participación del NNA en todas las decisiones que le afecten o interesen.

De lo anterior, se deben establecer normas de incorporación progresiva del NNA al ejercicio de sus derechos como ciudadano. Promoviendo la organización de NNA; reconocimiento de su derecho a la participación y organización e incorporación a la participación electoral. Al respecto, proponemos que se reduzca la edad de votación a 14 años para elecciones municipales y a 16 para elecciones en general.

Se hace necesario involucrarnos mucho más en la lucha ideológica; en el debate de ideas. Todo el Partido y la Juventud deben estar en esta tarea. Hoy vivimos tiempos en que la acción política, en medida muy importante, pasa por la lucha ideológica. Es necesario entonces mejorar nuestras comunicaciones con las masas; elevar la calidad de nuestros medios en todos los niveles; incrementar nuestra acción en redes sociales y en los sistemas telemáticos. Necesitamos avanzar hacia un sistema de medios que considere la transversalidad de las tecnologías y sus potencialidades. Del mismo modo, elevar la capacidad del Partido y la Juventud en el variado y amplio campo de la agitación y propaganda. Nuestra capacidad de argumentar; persuadir; generar nuevos paradigmas, estar en los niveles de conciencia real y conciencia posible de las masas, son asuntos de primer orden en el trabajo partidario. El neoliberalismo tiene un poder muy grande en el sistema de medios hegemónico, y también los restauradores del capitalismo salvaje, en nuestro país, se mueven con inmensos recursos económicos, ideológicos y comunicacionales. Pero surge con fuerza el poder contra hegemónico en las redes sociales; en los territorios; en las protestas; desde los sindicatos, en fin, hay buenas condiciones para avanzar.

Hay que darle más centralidad a la batalla por un nuevo sistema de medios, democrático, plural y soberano.

Respaldamos las propuestas y acciones que realiza en esta dirección el Colegio de Periodistas y sindicatos de trabajadores de la comunicación.

Es necesario realizar un encuentro partidario, de carácter nacional, para abordar este candente tema y elaborar acciones y propuestas que ayuden al partido y la juventud.

El Partido que necesitamos para servir mejor al pueblo

El Congreso Nacional aprueba y hace gran valoración del informe de cuadros presentado, las formulaciones críticas y autocríticas,  que deben ser un mandato para asumir planes de acción concretos en el fortalecimiento partidario.

Así también, las propuestas incorporadas en el Informe Político al Congreso en el tema de Partido.

Se entiende al partido, en tanto instrumento para la transformación de la sociedad,  como un componente de la política de las y los comunistas, por lo tanto será preocupación de este período inmediato y de las formulaciones políticas estratégicas, poner todos los esfuerzos en dotar de mejores capacidades al instrumento partido, poner en relación dialéctica al partido con su política. Darle direccionalidad al fortalecimiento del partido. El Comité Central electo tendrá la misión de poner en realización estas definiciones y las estructuras intermedias de replicar y aplicar, con mayor capacidad de iniciativa política.

Una componente sustantiva de ello es la implementación de una política de cuadros con énfasis en  la formación, el fortalecimiento ideológico, el desarrollo de capacidades colectivas, promoción, evaluación permanente, con enfoque de género, que permita cercar el paso a las prácticas dañinas para el desarrollo colectivo. Fortalecer la formación marxista leninista, no permitir actitudes y prácticas que no tienen que ver con la ética y los principios de un partido revolucionario como el nuestro.

Dotar de mejores capacidades de Dirección a los niveles intermedios de conducción partidaria, Comités Comunales, Comités Regionales con el propósito de lograr una mejor implementación de la política de masas del partido en los territorios. Se proponen iniciativas como escuelas de formación para dirigentes y dirigentas del partido, no excluyentes de otras iniciativas nacionales  o locales.

Para la materialización de esta política de cuadros, se propone que este Congreso Nacional mandate al próximo Comité Central la creación de una escuela permanente de formación para dirigentes y dirigentas internas del partido, en la que participen quienes hayan sido elegidos en instancias de dirección en cualquier nivel, a fin de mejorar la efectividad del trabajo de las estructuras partidarias.

Debemos asumir que los conflictos hoy existentes tienen relación con la vulneración de las normas leninistas que han dado pie a la existencia de grupos de influencia, de personalismos, (egos que se imponen), poniendo en cuestión los principios históricos del Partido.

El partido debe cuidar su unidad de acción desincentivando actitudes personalistas que en algunos casos generan conflictos tanto al interior de nuestra estructura, como en la relación con los frentes de masas. Nuestro trabajo debe ser siempre colectivo y no individualista.

Valoramos el llamado a la autocrítica, pero creemos que este Congreso debe hacerse cargo de las soluciones, mandatando se adopten medidas concretas para abordar las tensiones.

Un partido revolucionario como el nuestro no puede permitirse las prácticas donde se acentúan diferencias personales, postergando la política o que se reemplacen nuestros mecanismos dialécticos para enfrentar discrepancias políticas con lógicas ajenas a nuestra cultura partidaria. Hoy enfrentamos la necesidad de hacer más vivos los principios del centralismo democrático, dejando de lado los vicios que puedan perjudicar la vida partidaria.

Prestar mayor atención en la relación Jota- Partido, dotar de mayor intercambio político, es necesario abrir más espacios para la elaboración y coordinación política conjunta, darle una mejor condición cualitativa a la relación Jota-Partido, en la perspectiva de la implementación de la política, en un ejercicio formativo permanente. Tenemos que colaborar con la materialización de la política juvenil para la mayor incidencia de la Jota en el movimiento estudiantil y social y en su desarrollo político.

EL cuadro político en desarrollo y sus perspectivas de avance, mediante la lucha popular  y la construcción de correlaciones de fuerza favorables para ello, nos debe llevar a poner acento y ocuparnos en la implementación de capacidades y preparación, se hace necesario implementar y fortalecer nuestra política de ADP y ADM, que asegure el desarrollo efectivo de la movilización social y popular y el rol que juega el partido en la misma. Se propone se tomen las medidas para el desarrollo esa dimensión de nuestra política.

 

Darle carácter nacional a la política parlamentaria, para potenciar el desarrollo de la política de masas. Para ello se plantea generar un trabajo de coordinación con las y los parlamentarios, con vínculos en las estructuras partidarias, en territorios en donde no existe representación parlamentaria.

Así mismo, tenemos que generar una mejor vinculación con las acciones y el trabajo de los dirigentes /as públicos y hacerles un acompañamiento político. Muchos dirigentes se sienten solos/as  desarrollando su trabajo y muchas direcciones sienten que no son tomadas en cuenta por los dirigentes públicos. Mayor vigilancia y acompañamiento.

Faltan mecanismos de mayor trabajo colaborativo, de recoger experiencias entre las estructuras de un mismo nivel, especialmente aquellas experiencias en el trabajo de masas con mayor incidencia en determinados territorios. Será tarea del Comité Central y sus organismos evaluar mecanismos para ello.

Con determinación debemos fortalecer el trabajo celular como piedra angular de nuestra política, darle una direccionalidad hacia los trabajadores y trabajadoras y sujetos y sujetas movilizadas, repensando las formas en que ponemos al servicio nuestro desarrollo celular hacia el trabajo social y sindical.

El momento político nos exige un crecimiento cuantitativo del partido, el cual debemos saber direccionar con mucha formación y auto formación. Se requiere una mejor definición del quehacer político de nuestras estructuras partidarias en el exterior.

El nuevo comité central electo tendrá la importante tarea de conducir y dinamizar la política para este período tan trascendente para las luchas de nuestro pueblo, deberá implementar mecanismos para mejorar y desplegar la conducción política al conjunto del partido, en una práctica sistemática y autoevaluada, en donde sus integrantes tendrán que asumir con mayor compromiso la tarea de ser dirección nacional, ampliar las capacidades de dirección y acompañar el proceso de desarrollo de las estructuras regionales.

Se llama al nuevo Comité Central a desarrollar un análisis de la situación de los actuales estatutos y de la ley de partidos, con énfasis en  las exigencias y tensiones que esto pueda significar en la cultura partidaria.

El XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile se ha realizado al cumplirse 50 años de la Unidad Popular. Un proyecto inconcluso, pero no derrotado, y que sólo un golpe de estado fraguado por el imperialismo norteamericano en complicidad con la oligarquía local, pudo detener.

Esa experiencia del Pueblo chileno, encabezada por Salvador Allende, sigue vigente. Diversos procesos emancipadores en nuestro continente la consideran en su camino hacia el socialismo,  la independencia nacional y la integración de Pueblo a Pueblo. El proyecto de nueva Constitución que el presidente más democrático en la historia de Chile consideraba plebiscitar, tiene hoy mismo un profundo sentido democrático en el desafío hacia una nueva constitución.

Hoy rescatamos esa experiencia histórica porque ubica exactamente la tendencia relevante que protagoniza el Pueblo de Chile, hacia su verdadera emancipación, luego que a comienzos de los noventa, del siglo pasado, con prepotencia, las fuerzas neoliberales en nuestro país proclamaban el fin de la historia, de las utopías, y las terceras vías, todo para intentar destruir el camino que Allende tan bien señaló en su histórico discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por otra parte, el Congreso Nacional ha considerado que la experiencia del gobierno de la Nueva Mayoría, del cual fuimos parte, permitió instalar ideas y contenidos transformadores en varios aspectos. Sin embargo, a poco andar, al interior de ese gobierno se impusieron las posiciones neoliberales más retardatarias; lo que limitó no sólo las reformas, sino que también una gestión en políticas públicas que no enfrentó una serie de problemas sociales que derivaron en descontentos y desencantos crecientes, y que en medio de la dispersión, fue lo que finalmente abrió la posibilidad de un triunfo de la derecha.

Rescatamos como experiencia de futuro, la necesidad de considerar como asuntos fundamentales de un gobierno con un programa de transformaciones, el apoyo activo y sintonía plena con las mayorías nacionales y sus demandas, y una legítima hegemonía de las fuerzas anti neoliberales en la conducción de ese eventual régimen de gobierno.

Por otra parte, el Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile ha valorado con  sentido de futuro, el papel que juega y el liderazgo nacional que se fortalece y expone nuestro compañero Daniel Jadue. La adhesión que recibe de diferentes sectores populares, políticos y sociales, muestran que hay en Chile la necesidad de avanzar hacia el fortalecimiento de su liderazgo nacional. Hoy, Daniel Jadue es alcalde de Recoleta, y va a la reelección en esa comuna. Su partido apoya decididamente esa tarea de primer orden. Es necesario que el compañero Daniel juegue un papel mucho mayor en las elecciones que vienen; en la articulación de las fuerzas sociales y políticas anti neoliberales; en el proceso constituyente; en la perspectiva no tan lejana de fortalecer en todos los aspectos una alternativa presidencial que exponga efectivamente un programa de gobierno anti neoliberal para Chile. Es importante, hoy, formar un equipo de trabajo, constituir un diseño político-electoral y avanzar en la articulación social y política de fuerzas que lo respalden. Todo en un proceso que vaya en la dirección de aunar la mayor cantidad de sectores y fuerzas anti neoliberales que trabajen y respalden esta batalla que, sin lugar a dudas, nos plantea considerar, efectivamente, un camino que llegue hasta el final de lo que significa levantar una alternativa presidencial altamente competitiva y representativa del Pueblo.

Trabajaremos porque nuestro compañero Daniel Jadue sea el candidato de las fuerzas de izquierda y anti neoliberales. En definitiva, el candidato del pueblo de Chile.

El Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile se ha realizado en un momento cargado de desafíos; esperanzas y tiempos muy difíciles para nuestro Pueblo. Un gobierno insensible y carente de toda humanidad, se aferra al poder y se niega a considerar vías democráticas para su término, como lo es el adelanto de las elecciones presidenciales. Millones exigen su salida. Pero este gobierno se encierra en su propio egoísmo.

Hemos valorado profundamente el coraje; la solidaridad; la determinación de amplias mayorías nacionales que, en medio de la pandemia y estos difíciles momentos, no han dejado de luchar.

Y las y los comunistas hemos estado ahí, con el Pueblo, y desde el Pueblo, porque somos Pueblo.

Nuestro sentido homenaje a las víctimas de la represión; a esas y esos prisioneras y prisioneros políticos; a quienes han perdido la vida; a los miles de trabajadores de la salud; a los millones que no se han cansado de luchar, a pesar de los tiempos duros que vivimos. Entre ellas y ellos, nuestro homenaje a nuestras compañeras y compañeros que nos han dejado, pero que están hoy aquí, en este histórico Congreso Nacional. No serán jamás olvidados. Vivirán en su partido y en su juventud comunista.

Con el ejemplo de todas y todos ellos, cumpliremos nuestra tarea.

VIVA EL PARTIDO COMUNISTA Y LAS JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE.

VIVA EL PUEBLO DE CHILE.

MIL VECES VENCEREMOS.

Foto: Sergio Cárcamo