HABLEMOS DE LA TELE. Volteretas y contradicciones

Curiosamente, empiezan a desaparecer las “informaciones” sobre portonazos, encerronas, turbazos y otros delitos, creando ya un clima como que el nuevo gobierno tiene asegurada la protección de la comunidad y que la emigración irregular se va a terminar prácticamente de un día para otro. Digamos adiós a los “reportajes” especiales, exclusivos, que estigmatizaron barrios, campamentos y sectores poblacionales. Tal como en el pasado escuchamos “el fin de la fiesta de los delincuentes” y el término de la llamada puerta giratoria en la justicia, hoy -el futuro gobierno- promete terminar con el narcotráfico y el crimen organizado.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 26/12/2025. La elección de José Antonio Kast como Presidente de la República terminó por revelar posiciones de “rostros” y colegas de la televisión que hacían gala de cierto grado de objetividad y/o “pragmatismo” que, en realidad, no era más que oportunismo.

Si bien la mayoría de los canales no ocultaba su favoritismo por la candidatura de la extrema derecha habría que destacar la labor heroica de canales alternativos -incluidos TV+, Zona Latina y La Red aparte de otros medios locales y comunitarios- que mantuvieron niveles importantes de imparcialidad hasta el final.

No así periodistas, animadores y conductores de espacios políticos, matinales y otro tipo de shows de entretención que cubrieron con gran entusiasmo las actividades propagandísticas del candidato ganador en forma preponderante.

Está claro que el gran empresariado, las transnacionales y el retail se soban las manos ante las utilidades y ganancias en los años venideros con un sistema económico que ampliamente los favorecen. El mundo laboral -sin cámaras ni prensa- es el llamado a estar alertas para defender las conquistas logradas en materia de salario mínimo, las 40 horas, el sistema de pensiones, las indemnizaciones y otras políticas sociales, tanto en el área privada como en la pública.

De aquí al 11 de marzo próximo, los “politólogos” hacen gala de “futurología” para defender las primeras “medidas” que impondrá el gobierno en 90 días, según amenazara con recortes por 6 mil millones de dólares -entre otros- su mano derecha, Cristián Valenzuela, quien se permitió tratar de parásitos a los funcionarios públicos, los mismo que desde entonces y hasta ahora deberán seguir sus instrucciones, probablemente desde el segundo piso de La Moneda.

Curiosamente, empiezan a desaparecer las “informaciones” sobre portonazos, encerronas, turbazos y otros delitos, creando ya un clima como que el nuevo gobierno tiene asegurada la protección de la comunidad y que la emigración irregular se va a terminar prácticamente de un día para otro. Digamos adiós a los “reportajes” especiales, exclusivos, que estigmatizaron barrios, campamentos y sectores poblacionales. Tal como en el pasado escuchamos “el fin de la fiesta de los delincuentes” y el término de la llamada puerta giratoria en la justicia, hoy -el futuro gobierno- promete terminar con el narcotráfico y el crimen organizado.

Tamaño objetivo no se ha conseguido hasta ahora en ninguna parte del mundo y tampoco se puede atribuir su génesis a gobiernos anteriores, salvo el caso de la dictadura civil-militar que -según testimonios históricos- ingresó la droga masivamente en los sectores populares a partir del año 1973, sin que la autoridad (férrea e inclemente de entonces) intentara siquiera controlar este flagelo que heredamos del pinochetismo.

Algunos colegas periodistas y comunicadores como Gonzalo Ramírez, Roberto Cox, Davor Djuranovic, Francesco Gasella, Ivette Vergara, Constanza Santa María, Priscila Vargas y otros no ocultan su satisfacción por el triunfo del primer mandatario derechista y el período que se avecina.

El exarquero de la selección chilena de fútbol, Claudio Bravo, la influencer y actriz Mara Sedini, la exatleta y diputada Erika Olivera, los cantantes Alberto Plaza, Pablo Herrera, hasta el extenista Marcelo Ríos y el futbolista Arturo Vidal han recuperado o gozan hoy de una nueva “popularidad” en los medios. Algunos con merecimientos por haber mantenido siempre posiciones reaccionarias y otros que pasaron de la ambigüedad a la condescendencia y de la militancia conservadora a la “republicana”. ¿Volteretas o contradicciones?

 

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