Es prioritario “preservar, desarrollar y fortalecer una coalición progresista amplia”: Fernando Atria

“Eso debe estar en el punto uno de la agenda de todos y por eso hay que llevar adelante la necesaria discusión de crítica y autocrítica de qué es lo que hizo la izquierda que contribuyó al triunfo de la ultraderecha” opinó el académico y dirigente del Frente Amplio. Sostuvo que el 60 por ciento de las chilenas y los chilenos que votaron por el candidato de extrema derecha expresó un rechazo a lo que hay, y no una adhesión a un programa político y enfatizó que más bien se trató de una “exasperación, indignación, rechazo a lo que había”. En conversación con ElSiglo.cl el exconvencional constituyente, frente a lo que debe esperar la gente con un gobierno de la ultraderecha, sostuvo que “desde el punto de vista de lo que dijo el presidente electo, tienen que esperar todas esas cosas que probablemente no van a poder ser realizadas. La pregunta es cómo el gobierno se va a relacionar con la ciudadanía (con) promesas que nunca fueron pensadas para ser cumplidas”.

Osciel Moya. Periodista. Santiago. 21/12/2025. “Claramente fue una derrota contundente, que anuncia un período que es preocupante, la ultraderecha en el poder”, expresó el académico y dirigente del Frente Amplio, Fernando Atria.

“Creo que hay razones para temer de las políticas que vayan a llevar desde la derecha y la extrema derecha, el proyecto que pretenden realizar, las posibilidades de reversiones en materias sociales, culturales, etcétera, todo eso configura un escenario que es preocupante. Es bien interesante que (José Antonio) Kast en su discurso del triunfo asumió una posición bien distinta a la que venía anunciando en la campaña. Queda por verse si es una cuestión puramente estratégica o si refleja algo distinto de lo que uno esperaría de él, pero tendería a pensar lo primero. En ese sentido, creo que lo importante es lo que pueda hacer frente a esas posibles regresiones, la izquierda o el progresismo en general como oposición”, indicó.

¿Cuáles fueron los factores que influyeron para que el pueblo decidiera por la ultraderecha?

Bueno, muchas cosas se han dicho sobre esto. Yo no creo que el 60 por ciento de los chilenos se haya repentinamente convertido a la ultraderecha. No creo que ese voto refleje adhesión a un programa político. Creo que más bien expresa exasperación, indignación, rechazo a lo que había y eso es algo que no es nuevo de esta elección. En general, en la última década, las manifestaciones populares han sido fundamentalmente en ese sentido negativas y es un error que se ha cometido, por todos, de interpretar esos resultados que expresan negatividad, como que expresan adhesión a un proyecto político, por decirlo genéricamente. Para el proceso constituyente, la centroizquierda interpretó de ese modo la votación del plebiscito y la elección de la Convención Constitucional, la derecha lo interpretó del mismo modo, como de apoyo su proyecto político. En todos los casos anteriores, ese error de interpretación fue corregido por una nueva manifestación negativa del pueblo. Creo que todavía estamos en esa lógica de negatividad.

¿Cuánta responsabilidad en esta derrota tiene el gobierno?

Esa es una discusión que es muy importante para lo que viene. Hay que tener esa discusión con conciencia, lo que a mi juicio, como consideración principal, es preservar, desarrollar y fortalecer una coalición progresista amplia como la que sostuvo al gobierno actual que, de hecho, en la elección para la candidatura de Jeannette Jara se amplió y de ese modo constituyó la más amplia coalición que ha existido. Una de las posibilidades importantes para el fortalecimiento y desarrollo de ese conglomerado, es la manera en que se enfrentan discusiones como las que usted indica. Por ejemplo, la experiencia de haber estado en el gobierno y haberse enfrentado a las limitaciones que las circunstancias políticas imponen a la acción de ese gobierno, debería llevar a la izquierda -y estoy pensando fundamentalmente en el Frente Amplio- a reflexionar sobre su propia crítica a la Concertación. No para rendirse al discurso de la derecha de que toda esa crítica era falsa, injustificada, exagerada, sino para distinguir en ella lo que era o sigue siendo, lo que se explica por la necesidad de abrirse a codazos espacios políticos. Creo que una reflexión como esa es de primera importancia para la posibilidad de que se fortalezca y desarrolle la coalición que sostuvo al gobierno a la coalición más amplia y que sostuvo la candidatura de Jeannette Jara. Eso es de importancia primordial.

Desde la caída de la dictadura, todos los gobiernos de centro izquierda se han limitado a administrar el modelo y esto habría favorecido la llegada de la ultraderecha al gobierno. ¿Qué opina de esta crítica?

Esa no es una crítica que uno puede abandonar. No se puede decir que no era así. Pero creo que la experiencia de estar en el gobierno, en las condiciones en que tuvo que desempeñarse, hacen necesaria una reflexión sobre cuánto de eso tiene que ver con el real compromiso de la izquierda con una agenda de transformación, porque la crítica implícita es que esa agenda de transformación no es real. Y cuánto tiene que ver con las limitaciones de la política y cuánto tiene que ver con la manera en que puede pensarse en nuestras condiciones políticas, no me refiero de hoy día, sino de la década, a una transformación real. Esa transformación tiene que transar de modo gradual, progresivo, entonces más que pensar en grandes medidas que produzcan transformaciones inmediatamente, hay que desarrollar la aptitud para identificar en medidas de transformación parcial ideas que puedan desarrollarse.

¿Cuáles serían esas?

Por ejemplo, se criticó mucho el acuerdo del gobierno con Soquimich respecto del litio, el acuerdo con Codelco). Claro, porque ese acuerdo significaba beneficiar a una empresa de una persona que representa varias de las cuestiones oscuras en la historia reciente. Pero, por otro lado, es un acuerdo que abre posibilidades para Codelco y al Estado de desarrollar políticas que anuncian un modelo distinto de desarrollo. Ese tipo de reflexión que nos permite identificar medidas que tienen dimensiones que no nos gustan, pero que abren, por otro lado, posibilidades futuras de transformación. Esa es la manera en que hay que juzgar lo que un gobierno tiene como pretensión transformadora, pero que debe funcionar en un contexto en que se ponen ciertos límites a esas posibilidades. En ese sentido, algunas medidas importantes de este gobierno abren posibilidades. Abre posibilidades el acuerdo sobre el litio, abre posibilidades la idea del principio de la seguridad social, la reforma de las pensiones. Esa es la manera en que hay que pensar la transformación, la manera en que hay que juzgar en las circunstancias a los gobiernos transformadores.

Las críticas apuntan a por qué no se avanzó realmente en cambios más profundos y no en implementar reformas que consolidaron el sistema de capitalización individual, o el salvataje a las Isapres, o la continuidad en la entrega de gran parte de los recursos públicos al oligopolio de medios de prensa, por ejemplo. ¿Cree que el progresismo quedó atrapado en el relato de la derecha?

No. Creo que quedó limitado por el cambio que hubo durante la gestión en las condiciones políticas del gobierno que tienen que ver con el resultado del plebiscito del 2022, el hecho que no tenía mayoría parlamentaria. Entonces, la alternativa en la reforma previsional era no acabar con las AFP, o que no hubiera reforma. Entonces la pregunta es el beneficio que esa reforma produce en mejores pensiones, por un lado, y el hecho que esa reforma aún limitadamente haya introducido un principio distinto al sistema de seguridad social, que puede desarrollarse en el futuro. Es decir, que abre posibilidades para el futuro, es esa una razón para decir que esa reforma estuvo bien hecha en las circunstancias. Porque el criterio que aplicaría no es cuánta transformación logra cada reforma, sino cuántas oportunidades abre cada una de ellas. En ese sentido, en las circunstancias en que debió ser realizada, es una reforma que, a pesar de lo que usted dice, abre posibilidades.

En este escenario, ¿qué deben esperar las y los chilenos de un gobierno de ultraderecha?

Está claro lo que deben esperar. Que en 18 meses se reduzca en 6 mil millones de dólares el presupuesto público, tiene que esperar que eso se haga sin tocar los beneficios sociales, tiene que esperar que esto se solucione. Le quedarán 80 días para que se solucione el problema de la migración. Desde el punto de vista de lo que dijo el actual presidente electo, tienen que esperar todas esas cosas que probablemente no van a poder ser realizadas. Entonces la pregunta es cómo el gobierno se va a relacionar con la ciudadanía, que son promesas que nunca fueron pensadas, creo yo, para ser cumplidas. Lo que diría es que ese contexto abre la interrogante de una tentación autoritaria. Diría que esa es la cuestión que uno observa como más preocupante en las perspectivas que vienen.

En este escenario, ¿la centroizquierda mantendrá la unidad que logró al levantar la candidatura de Jeannette Jara?

En este momento, desde el punto de vista político, una consideración primordial tiene que ser mantener, desarrollar y fortalecer la coalición política que mantenía al gobierno y después que levantó la candidatura de Jeannette Jara. Creo que eso debe estar en el punto uno de la agenda de todos y por eso hay que llevar adelante la necesaria discusión de crítica y autocrítica de qué es lo que hizo la izquierda que contribuyó al triunfo de la ultraderecha que de algún modo sea compatible con la affectio societatis que se necesita para mantener y desarrollar esa coalición. Ahora, además de eso, creo que la izquierda necesita pensar “hasta que duela” sobre cuáles son las características del modelo que pretende volver a convocar al país. Un proyecto político, es un proyecto que convoque al país a algo. Mi impresión es que hay falta de claridad respecto de a qué convoca la izquierda al país o querría convocar. Esa es una cuestión fundamental y al momento de la derrota. Estar en la oposición crea condiciones más favorables para esa discusión y tener responsabilidades de gobierno no es lo mejor para la reflexión. Así que espero que en el tiempo que viene, no inmediatamente, sea posible desde las distintas vertientes de esta izquierda o progresismo avanzar en esa discusión.

¿Desde el Frente Amplio hay prioridades de unidad sobre todo el espectro político del progresismo?

Supongo que hay distintas visiones al respecto. Mi opinión es que sea una coalición lo más amplia posible y eso incluye desde la DC hacia la izquierda y eso significa que esa discusión, esta reflexión, tiene que realizarse con todo ellos.

¿Qué pasa con los liderazgos, cuál es el rol que deben jugar?

Hay ciertos liderazgos que están instalados y esperaría que mantengan la posición que tienen y la desarrollen, pero la cuestión fundamental hoy día es más profunda que los liderazgos. Pensaría que éstos encarnen un proyecto al que se convoque al país y esa debe ser la discusión en el tiempo que viene.

 

 

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