EL EDITORIAL. Votar por el progresismo, la paz, la estabilidad, el buen vivir

Se respira que con Jeannette Jara habrá paz, tolerancia, derechos, estabilidad, diálogo, acuerdos, correcciones, aperturas, respeto, en la línea de que las familias chilenas vivan mejor, tengan más ingresos, mejores condiciones de vida, no pierdan sino que ganen más derechos, se sientan seguras y no amenazadas (por el crimen o la represión) y puedan tener la libertad de profesar sus ideas y pensamientos. En contrapunto, con el candidato de la extrema derecha se generan incertidumbres, desconfianzas, confrontaciones, falta de acuerdos, ausencia de derechos y omisiones sobre muchos asuntos, porque sabe que si dijera lo que piensa sobre varios temas, perdería muchísimos votos.

“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 5/12/2025. La opción de que el país siga transitando por proyectos progresistas que posibiliten la consagración de derechos, que haya paz y cesen las confrontaciones y el odio, que exista estabilidad social y política, que haya avances en la economía y que el buen vivir llegue a chilenas y chilenos, radica mucho en que Jeannette Jara sea electa Presidenta de la República el próximo 14 de diciembre.

Nadie debería evadir que desde el amplio arco político que ella representa se han cometido errores y se han presentado deficiencias, pero al mismo tiempo está claro que desde ese ámbito se sostienen las políticas públicas y las iniciativas que apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas, garantizar derechos laborales, proporcionarle derechos a las mujeres y los jóvenes, darle mejores condiciones a las jubiladas y los jubilados, proporcionar mayor seguridad a la ciudadanía y mejorar la calidad de la democracia.

Desde el sector político y social que representa Jeannette Jara, y teniéndola a ella como una protagonista, se puede afirmar hoy que, por ejemplo, se ha hecho la más importante inversión financiera en seguridad pública y en las policías, se lograron avances en más derechos laborales, se reformó el sistema de pensiones en beneficio de millones de pensionadas y pensionados, se avanzó en una mejor situación para quienes cumplen funciones de cuidado, se logró por el royalty minero dar millonarios apoyos a regiones y comunas, se procuró otorgar y avanzar en derechos de las mujeres, se consiguieron progresos como el copago cero en salud, se logró mantener el crecimiento económico, la inversión y las utilidades del sector privado en índices aceptables y positivos. Hay una lista de logros desde el progresismo y la izquierda que no se pueden soslayar.

Como se ha repetido, en la opción de Jeannette Jara no hay continuismo sino más bien una nueva posibilidad, un nuevo proyecto para continuar avanzando realmente en medidas que apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas, la calidad de la democracia y de la economía, de las relaciones internacionales, del combate a la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado, y atender con inteligencia y fuerza temas migratorios, de pobreza, de vulnerabilidades que se presentan en Chile.

Se respira que con Jeannette Jara habrá paz, tolerancia, derechos, estabilidad, diálogo, acuerdos, correcciones, aperturas, respeto, en la línea de que las familias chilenas vivan mejor, tengan más ingresos, mejores condiciones de vida, no pierdan sino que ganen más derechos, se sientan seguras y no amenazadas (por el crimen o la represión) y puedan tener la libertad de profesar sus ideas y pensamientos.

Es preciso tener en cuenta que mucho de lo anterior no será posible tenerlo si se instala una administración de la extrema derecha que, como se ha visto ahora y a lo largo de la historia, significa intolerancia, inestabilidad, confrontación, agresividad, represión, autoritarismo, menos derechos y convertir al país en un campo de batalla. La experiencia demuestra que con un gobierno de extrema derecha habrá menos derechos para los trabajadores, las mujeres y los pensionados y más apoyos al gran empresariado, los patrones y los consorcios financieros; habrá más represión y violencia; habrá hostilidad hacia quienes piensen distinto; habrá menos recursos para proyectos sociales y se disminuirán las políticas públicas y su financiamiento; en política exterior el país se sumará al campo de quienes hoy promueven la guerra, la injerencia y el irrespeto al derecho internacional.

La sombra que viene se refleja en cómo José Antonio Kast elude temas, no da respuestas, omite definiciones, generando una incertidumbre y nerviosismo en chilenas y chilenos respecto a qué hará realmente en varios asuntos, al tiempo que reduce casi todo a tener “mano dura” y hacer promesas populistas y de retrocesos en derechos alcanzados. Todo el mundo sabe que se opone a nuevos y más derechos de mujeres, trabajadores y jóvenes y se limita a ser explícito sólo en temas de migración, seguridad y economía con propuestas rígidas, autoritarias, excluyentes y elitistas. El candidato ultraderechista, además, es una demostración de la indisposición para llegar a acuerdos. Si Kast dijera lo que piensa sobre varios temas, perdería muchísimos votos.

Por eso en estas elecciones se juegan, como se ha dicho, dos proyectos diametralmente opuestos, sobre todo y ante todo, respecto a garantizarle a la gente estabilidad, paz, buen vivir. O se vota por el progresismo y más derechos, o se opta por el ultraconservadurismo y menos derechos.

Finalmente, con Jeannette Jara se puede esperar un Chile acoplado al progresismo, a la modernidad, a la democracia real, a la equidad, a la estabilidad y el diálogo, y a que trabajadoras y trabajadores, familias enteras, tengan la tranquilidad de que irá mejorando su calidad de vida, y que todas las diversidades del país sepan que sus oportunidades están garantizadas.

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