LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y JEANNETTE JARA: DECIDIR EL PAÍS QUE VENDRÁ

¿Queremos un país donde la educación sea un negocio confesional y segmentado, o un derecho público, laico y democratizador que construya ciudadanía y futuro? En esta segunda vuelta presidencial, Chile no elige simplemente entre dos personas: elige un modelo de país. Y en ese modelo, la educación pública es el cimiento donde se juega el futuro colectivo.

Arnoldo Macker Aburto. Profesor. Santiago. 01/12/2025. En esta segunda vuelta presidencial, Chile no elige simplemente entre dos personas: elige un modelo de país. Y en ese modelo, la educación pública es el cimiento donde se juega el futuro colectivo.

La educación no es un servicio transable ni un trámite que se contrata; es un acto profundo de construcción social. Es ahí donde se forman generaciones críticas, solidarias y pensantes, capaces de orientar el rumbo de Chile en las próximas décadas.

Sin embargo, ese futuro está hoy amenazado por una visión que busca reinstalar la lógica del mercado como norma absoluta, reduciendo la educación a un bien de consumo, desplazando lo público y debilitando el rol del Estado. Si ese modelo se profundiza, la educación pública corre el riesgo real de transformarse en un sistema residual, sin capacidad de sostener el derecho a aprender de millones de niñas, niños y jóvenes.

Si gana la ultraderecha de Kast

La elección es concreta. Si la ultraderecha de Kast llega al gobierno, la profundización del modelo privatizador será inmediata: más subsidios a la demanda, menos inversión pública, debilitamiento del Sistema de Educación Pública y expansión de proyectos confesionales y segregadores.

En ese escenario, la educación deja de ser un derecho universal garantizado por el Estado y pasa a ser un privilegio sujeto a capacidad de pago. La escuela pública quedará reducida a un espacio precarizado, subsidiario y sin horizonte de transformación social.

El riesgo para niñas, niños y jóvenes

Antes de abordar el impacto sobre las y los docentes, es necesario decir claramente qué ocurrirá con quienes más dependen del Estado: niñas, niños y jóvenes. Un modelo educativo mercantilizado genera consecuencias directas:

-Interrupción del trayecto escolar en sectores vulnerables por presiones económicas familiares.

-Caída en el acceso a estudios superiores, reforzando sistemas de selección excluyentes.

-Ingreso temprano al trabajo precario, perpetuando ciclos de desigualdad y pobreza.

-Disminución del acceso a espacios culturales, deportivos y científicos, porque la oferta pública se contrae y la privada se vuelve inaccesible.

La amenaza es estructural: afecta al futuro de una generación completa.

El riesgo para las y los docentes

En este contexto, las tensiones económicas que hoy viven las y los docentes, agobio laboral, exceso de tareas administrativas, presión sobre tiempos lectivos y no lectivos, falta de reconocimiento desaparecerán del debate público.

En un sistema gobernado por la competencia

Las profesoras y profesores serán reducidos a administradores de indicadores, protocolos y formularios, sujetos a la lógica de la oferta y demanda y no a las necesidades pedagógicas de sus estudiantes.

Eso vacía la profesión de su contenido humanizador y ético, poniendo en riesgo no solo la calidad educativa sino la esencia misma de la escuela: la relación pedagógica.

Educación laica: un pilar que está en juego

La educación pública chilena es laica, y eso es fundamental. La laicidad garantiza pluralismo, libertad de conciencia y convivencia democrática. Significa que ninguna doctrina domina la formación, y que todas las creencias o la ausencia de ellas, conviven en igualdad.

Cuando la educación pública se debilita, aumentan los proyectos privados confesionales que imponen ideologías particulares como norma. Esto afecta directamente la construcción de ciudadanía crítica y libre.

Defender la educación laica es defender el derecho de las y los estudiantes a pensar sin amarras dogmáticas, a construir criterio propio y participar de una sociedad democrática diversa.

Las y los docentes como protagonistas del cambio

En esta encrucijada histórica, las profesoras y los profesores no pueden ser observadores: son actores esenciales.

Crean comunidades, sostienen emocionalmente, innovan, acompañan trayectorias escolares y enseñan desde valores humanos que ningún mercado puede reemplazar. Lo que el país decida será observado por millones de estudiantes, y de ese ejemplo aprenderán a construir un Chile más solidario, crítico y consciente.

Por qué Jeannette Jara importa hoy

En este contexto, Jeannette Jara representa una defensa auténtica, seria y consistente de la educación pública:

-financiamiento basal estable

-protección del Sistema de Educación Pública,

-reconocimiento y dignificación del trabajo docente,

-fortalecimiento de una educación pública, gratuita y laica,

-una visión de Estado que pone el derecho a aprender por sobre el mercado.

Su proyecto no es solo programático: es ético. Afirma que la educación pública no se negocia.

La pregunta histórica

¿Queremos un país donde la educación sea un negocio confesional y segmentado, o un derecho público, laico y democratizador que construya ciudadanía y futuro?

Con Jeannette Jara, la respuesta es clara: La educación pública, laica, digna y transformadora se defiende, se fortalece y se proyecta como el corazón del Chile que viene.

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