¿Puede ganar Jeannette Jara? Cuando las convicciones se abren paso

Quedan pocos días para la elección presidencial, y con ello, se abre una etapa decisiva para el país. En este escenario, resulta legítimo y necesario plantear que Jeannette Jara no solo tiene posibilidades reales de imponerse en las urnas, sino que también cuenta con las condiciones políticas y personales para asumir el desafío de gobernar con responsabilidad, mirada transformadora y vocación democrática.

Joaquín González. Periodista. Santiago. 23/6/2025. A poco más de una semana de las primarias presidenciales, con el respaldo de las bases progresistas, propuestas claras para el Chile del futuro y un liderazgo que incomoda a la ultraderecha, la exministra del Trabajo emerge como la opción más sólida del oficialismo, pero la pregunta ronda en medios, comandos y redes sociales: ¿Puede ganar Jeannette Jara?.

En medio del ruido de encuestas, maniobras comunicacionales y apelaciones al miedo, lo que se olvida -o se intenta ocultar- es lo sustancial: Jara ha demostrado con hechos y no con consignas, que es posible conducir transformaciones reales, con gobernabilidad y compromiso social. No solo puede, debe. Porque se trata de la carta más sólida, coherente y con mayor capacidad de conducción que tiene hoy el progresismo para enfrentar y frenar el avance de la ultraderecha.

La jornada laboral de 40 horas, la Ley Karin, los avances en salario mínimo, la reforma previsional, no fueron eslóganes de campaña. Fueron logros concretos que llevaron la firma, la gestión y la convicción política de Jeannette Jara. No es una promesa de cambio, es una garantía de que los cambios son posibles.

Hoy, quienes levantan banderas de “unidad” lo hacen a ratos desde la desconfianza o el cálculo electoral. Se habla de “votos útiles” como si los proyectos colectivos fueran meras sumas. Pero el progresismo no puede definirse por encuestas o pactos tácticos, sino por claridad programática y compromiso con el país real, ese que exige respuestas a la desigualdad, la precariedad y la violencia estructural.

A estas alturas, no se trata solo de elegir a la candidata con más posibilidades de ganarle a la derecha. Se trata de apostar por una hoja de ruta para el país, con propuestas serias y una mirada de futuro. Y en eso, Jeannette Jara ha marcado la diferencia.

No faltan quienes, desde la nostalgia o la conveniencia, apuntan a recetas viejas. Pero la ciudadanía no quiere volver atrás, quiere avanzar. Y quienes intentan instalar miedo o dudas sobre su candidatura -incluso desde sectores que se dicen afines- no hacen más que debilitar al progresismo en su conjunto.

Jara ha actuado con lealtad, firmeza y amplitud. Frente a los embates de la derecha, no se ha replegado ni ha bajado sus convicciones. Frente a los dardos desde su propio sector, ha respondido con unidad. Y frente a las encuestas, ha hecho lo que corresponde: seguir trabajando, escuchando, proponiendo.

Quedan pocos días para la elección presidencial, y con ello, se abre una etapa decisiva para el país. En este escenario, resulta legítimo y necesario plantear que Jeannette Jara no solo tiene posibilidades reales de imponerse en las urnas, sino que también cuenta con las condiciones políticas y personales para asumir el desafío de gobernar con responsabilidad, mirada transformadora y vocación democrática.

Durante años se sostuvo que una mujer no podía llegar a La Moneda, que un joven no podía ejercer la Presidencia, que el Partido Comunista carecía de propuestas para el futuro. Sin embargo, los hechos recientes demuestran que esos discursos fueron más expresión de prejuicios que de realidad. Hoy, lo que se abre es una nueva página posible para Chile.

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