Guillermo Teillier Del Valle a un año de su partida y su querida Valdivia
La misión era clara: volver a reunirnos con esos queridos compañeros y compañeras con quienes hizo la primera parte de su vida política, volver al origen, a su cuna política, reencontrarnos con esos “alerces” hombres y mujeres que hoy con paso cansino y sabiduría, recuerdan a su compañero con respeto, dignidad y emoción de quien fuese el conductor del partido, en esa tierra de ríos y neblinas, en la década de los 70.
Pablo Monje-Reyes. Valdivia. 31/8/2024. Este viernes 30 de agosto la compañera Margarita Alvarado caminaba por los pasillos del aeropuerto con un rollo de afiches y un puñado de estrellas rojas, a tomar un avión camino a Valdivia, con la misma entereza y fuerza como en febrero de este año cuando llevó en sus manos parte de las cenizas de nuestro compañero y presidente del Partido Comunista de Chile por 18 años. Nuevamente, me correspondió acompañar este caminar hacia tierras tan queridas, tan amadas y muchas veces extrañadas por nuestro compañero Guillermo.
Caminábamos ahora no con sus restos, sino con una obra, avanzábamos con las imágenes, las ideas y el legado político de nuestro compañero. El homenaje a su partida era la muestra del documental “Roja Estrella”, que habla de la recuperación de la estrella encumbrada en la histórica sede del Partido Comunista en calle Teatinos, misión en la que nuestro compañero Guillermo Teillier cumplió un rol relevante, siempre preocupado del rescate de la historia del partido, y dando todo el apoyo a esa tarea. La idea original del documental es de Margarita Alvarado, la compañera de Guillermo hasta sus últimas horas de su vida. La dirección es de Coti Donoso, la música de Manuel García, y la foto fija de Claudio Pérez.
La misión era clara: volver a reunirnos con esos queridos compañeros y compañeras con quienes hizo la primera parte de su vida política, volver al origen, a su cuna política, reencontrarnos con esos “alerces” hombres y mujeres que hoy con paso cansino y sabiduría, recuerdan a su compañero con respeto, dignidad y emoción de quien fuese el conductor del partido, en esa tierra de ríos y neblinas, en la década de los 70.
Nuestra primera parada, juntarnos con la dirección comunal del partido, a disfrutar en el restaurant popular y de clase “La Valdiviana” una cazuela con sopaipillas, como siempre lo hizo el compañero en sus visitas. La conversación fue fraterna, llena recuerdos y sentimientos de orgullo, y los aromas de cazuela inundaban de calidez humana a nuestra llegada.
Seguimos camino a la “Casa Prochelle” en donde se presentó el documental. Nos empezamos a encontrar, a sentir y mirar como partido, nuestros “alerces” comenzaban a llegar, así también amigos y amigas del PC. Todo preparado con un pulcro guión de miembros de la dirección comunal Valdivia “Guillermo Teillier Del Valle”.
Presenta el documental nuestra compañera Margarita con la firmeza de la idea justa de la proyección política de la “Roja Estrella”, la estrella de las obreras y los obreros del mundo. La emoción comienza a transitar por cada recoveco de la sala. Una sala llena de insignes militantes donde comienza la proyección y emerge la imagen de nuestro compañero Guillermo presentando el significado de la Estrella. Todos los espectadores atentos, irrumpen las imágenes y la historia que relata el documental comienza a entregar los significados, su legado, siguen entramándose imágenes y aparecen nuestros héroes, aparecen nuestra lucha, nuestra épica, nuestro proyecto. Comienza a sonar de fondo el canto de Manuel García y los rostros de nuestros compañeros y compañeras comienza a impregnarse de la emoción y como niebla valdiviana a acumularse las primeras lágrimas de orgullo, de razón y de convicción.
Terminada la exhibición, marchamos a una cena al local del partido de Valdivia en la población El Pantano, población obrera histórica de la comuna. Estaban todos y todas con el sentimiento y orgullo de haber escuchado el último mensaje de su compañero de ruta política, de ese compañero de pocas palabras, pero de una certeza que hacía vibrar. Fue una cena llena de conversación, de recuerdos, de anécdotas y saber que la lucha continua.
El sábado llegamos hasta el muelle “Schuster” con un día de neblina de mañana, con un poco frío, y fueron apareciendo desde cada esquina los compañeros y compañeras para embarcarnos siguiendo a la Roja Estrella. Comienza el rugir de los motores de la motonave, el silencio entre los embarcados, sus sonrisas tímidas fraguadas por el frío construían el navegar del homenaje, con la convicción de que estábamos camino a decirle a nuestro compañero Guillermo, aquí estamos otra vez a reafirmar nuestras convicciones y cantar la Internacional como tantas veces la entonaste.
Ahí estaban presentes tu compañera y tu partido. Y comenzaron a caer los claveles rojos al agua donde se une el Río Calle Calle y Cau Cau y la niebla comienza a abrirse para dejar pasar rayos de nuestra “Roja Estrella”.
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