“Hay carencias y expectativas de la ciudadanía que no fueron respondidas del modo que la gente esperaba”: Tomás Hirsch
El diputado de Acción Humanista, comenzando a abordar causas de la derrota del oficialismo en la elección presidencial, enfatizó que “los problemas que aquejaban o aquejan a la ciudadanía, no coincidieron con las respuestas que dimos y que dio el gobierno”, aunque puntualizó que “esta derrota requiere de un análisis calmado, profundo, y que tome en cuenta múltiples causas que pueden explicarla”. Apuntó, en todo caso, a que “sería tremendamente injusto atribuir la derrota a alguna carencia, falla, debilidad, de la candidata, del comando, de la campaña”. Y dijo que “a partir de marzo es fundamental que nos mantengamos tremendamente activos, con capacidad de organización y movilización”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 15/12 /2025. ¿Inicialmente dónde podrías situar factores que incidieron en esta derrota de Jeannette Jara?
Esta derrota requiere de un análisis calmado, profundo, y que tome en cuenta múltiples causas que pueden explicarla. En una primera mirada, no hay un aspecto puntual, sino una acumulación de factores que, además, se extienden en el tiempo.
¿Un aspecto es que no se paró un avance de la extrema derecha?
Lo que ha pasado en Chile no es diferente de lo que hemos visto a nivel internacional. Son muchos los países, particularmente en nuestra región, donde se fue dando un vuelco hacia la derecha y hacia la extrema derecha. También se tiende a dar, en la población de varios países, la tendencia a votar en contra de quien está en el gobierno. Eso habla de una frustración, de un desencanto, de una distancia en la expectativa que tiene la ciudadanía y lo que los gobiernos progresistas o de izquierda logran llevar adelante. En el caso de Chile, sin duda que hubo un desencanto de una parte importante de la ciudadanía respecto a las expectativas que tenía con el gobierno de Gabriel Boric.
También se habla de no responder a demandas o sensibilidades que están en la gente.
Lo que pasa es que los problemas que aquejaban o aquejan a la ciudadanía, no coincidieron con las respuestas que dimos y que dio el gobierno. Me refiero a que los mayores problemas de la ciudadanía estaban vinculados con la seguridad pública, el crimen organizado, y lo relacionado con la situación económica personal, familiar, con el empleo, los sueldos, acceso a la salud. Había cosas que no estaban consideradas, al menos con la priorización que la ciudadanía esperaba.
¿Y respecto al desempeño de la candidata Jeannette Jara, de su comando?
Sería tremendamente injusto atribuir la derrota a alguna carencia, falla, debilidad, de la candidata, del comando, de la campaña. Creo que fue una campaña donde nuestra candidata se la jugó por entero, era una candidata que tenía muchísimo para mostrar en términos de las respuestas, soluciones y acuerdos que logró como Ministra del Trabajo y Previsión Social, en temas relevantes para la gente. Yo excluyo totalmente alguna carencia, debilidad de la candidata y de la campaña. Creo que lo ocurrido hay que verlo como un tema más estructural, hay carencias y expectativas de la ciudadanía que no fueron respondidas del modo que la gente esperaba.
¿Compartes entonces la tesis de que la extrema derecha avanza porque el progresismo y la izquierda no responden a las demandas de la ciudadanía?
Es importante una autocrítica de la izquierda y del progresismo respecto del modo que han venido actuando desde hace ya al menos tres décadas, así de largo. Por qué lo ubico así, porque cuando uno revisa la tercera vía de la socialdemocracia, con lo cual de algún modo de termina aceptando y validando el modelo neoliberal, pretendiendo hacerle retoques, humanizarlo, hacerlo un poco más digerible, ya con eso, en ese momento, se pierde una batalla, se empiezan a disolver lo que son las propuestas, los proyectos, los objetivos, que se han planteado históricamente la izquierda y que tienen que ver con un cambio estructural orientado a mejorar las condiciones de vida de los pueblos. Ya en ese momento uno empieza a ver cómo se acepta la disminución del tamaño del Estado, la reducción de los programas sociales, el avance de procesos de privatizaciones, y eso se hace parte del mundo progresista. Lo que estamos viendo es cómo, en definitiva, el gran capital está tomando el control directo del futuro de los países, avanzan hacia un para-Estado, con la mínima expresión del Estado. Entonces es una situación muy tramposa, porque se reduce drásticamente el Estado, se impide que cuente con los recursos para dar respuestas a las necesidades de la ciudadanía, y esa ciudadanía empieza a verse angustiada por no encontrar soluciones, y aparece avanzando una derecha que es la responsable de la reducción del tamaño del Estado y hace una oferta simplista y bueno, la gente, en la angustia, termina apoyándola.
¿Cómo ves el cuadro que viene, peligroso, de incertidumbre, algo parecido a lo que pasa con Javier “el loco” Milei en Argentina?
Viene un período complejo en el cual será fundamental que profundicemos los avances en derechos sociales y avanzar en más democracia, defender lo avanzado y trabajar unitariamente para impedir retrocesos que puedan afectar a las personas. A partir de marzo es fundamental que nos mantengamos tremendamente activos, con capacidad de organización y movilización cuando sea necesario, de hacer valer los derechos logrados, de mover todas las fuerzas políticas y sociales para impedir retrocesos que afecten a la ciudadanía. En todo esto es importante trabajar de forma unida, sin exclusiones de ningún tipo y, por el contrario, incorporando a otros sectores.
¿En esa línea, crees que debe mantenerse esta unidad, coordinación o incluso coalición desde la Democracia Cristiana hasta la izquierda?
Podemos tener un trabajo unitario si tenemos objetivos comunes. Eso no puede ser una simple formalidad, no puede ser una cuestión discursiva. Y debo decirte que mientras se habla de unidad, veo sectores políticos de nuestro mundo, veo gente del Partido Socialista, del Partido por la Democracia que, por ejemplo, están promoviendo una legislación del sistema político, de los partidos políticos, que le pone un candado por dentro al sistema impidiendo la creación y desarrollo de nuevos partidos, lo que me parece grave y tremendamente peligroso para una verdadera democracia. Por lo demás, es olvidar el origen de los partidos, que siempre nacen pequeños, como una fuerza nueva, y luego van logrando incorporar más gente. Pretender poner un cerrojo al sistema político como es promovido por el gobierno es de una gravedad enorme y puede impedir que se construya un proyecto unitario de nuestro mundo si hay la intención de exclusión por parte de algunos.
En estos días se habló de que, ante la llegada de un gobierno de extrema derecha, el movimiento social está en alerta, desde ese sector se dice que eso es amenazante, pero en definitiva, más allá de los partidos políticos, ¿cómo ves el papel del movimiento social, de la sociedad civil, en el período que se abrirá?
Si uno revisa la historia de la Humanidad, de los países, se dará cuenta que siempre los cambios relevantes de la sociedad fueron fruto de la organización social y de la movilización social. Eso se puede ver a través de la historia, desde el fin de la esclavitud hasta el derecho al voto de las mujeres, la jornada laboral de ocho horas y cientos de avances de la Humanidad. En estos momentos, más que nunca, esa capacidad de fortalecimiento de la organización y la movilización social, cada vez que sea necesaria, me parece que es fundamental. Si nos quedamos como simples observadores pasivos, lo que veremos es un retroceso que, en definitiva, va a generar mucho dolor y sufrimiento sobre todo a la gente que está en condiciones más vulnerables. Tenemos una responsabilidad histórica de saber trabajar juntos, saber organizarnos, saber movilizarnos, y saber defender los derechos de los trabajadores, las mujeres, los estudiantes, los adultos mayores, las diversidades sexuales, el mundo de la cultura, sobre todo cuando hay peligros de retrocesos en esos derechos.
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