EL EDITORIAL. Con esperanza, defender la dignidad y los derechos

En el contexto abierto, el pueblo, sus organizaciones, las chilenas y los chilenos, las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda, deberán actuar con templanza, responsabilidad, inteligencia, sin renunciar jamás a reivindicar sus derechos, su pensamiento, sus movilizaciones y sus demandas. Se abrirá un período de intolerancia, autoritarismo, inestabilidad e incertidumbre.

“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 15/12/2025. Se inician tiempos difíciles y aciagos para las chilenas y los chilenos. Con la llegada de un representante de la extrema derecha al gobierno a partir de marzo próximo, se abrirá un período de intolerancia, autoritarismo, inestabilidad e incertidumbre. Todas y todos los que votaron por él, en todos los ámbitos, tendrán que asumir su responsabilidad de meter a Chile en serios problemas.

Ya se verán, por desgracia, las afectaciones a los derechos de la ciudadanía y los beneficios a las elites empresariales y financieras; se constatarán las afectaciones a las y los trabajadores, a las mujeres, los jóvenes y los indígenas; se evidenciarán los retrocesos en derechos humanos y avanzará el negacionismo; se abrirán puertas a la represión, la fuerza desmedida y quién sabe qué operaciones policiales y militares; se verán retrocesos en derechos, y limitaciones a la cultura, el derecho a la información y seguramente el nuevo gobierno se plegará a las políticas injerencistas y guerreristas del trumpismo y sus aliados.

Habrá que tener cuidado y estar muy atentos porque es probable, dadas las declaraciones amenazantes del candidato y sus cercanos, que se venga una cacería contra las y los comunistas, que se expanda un anticomunismo irresponsable y prepotente y, de nueva cuenta, hallan acciones tendientes a eliminar a este sector político y a quienes quieran meter en ese rango.

Aquí no hay medias tintas. El nuevo mandatario es reivindicador de la dictadura, se vanaglorió de que el dictador habría votado por él, puso en duda los crímenes de lesa humanidad cometidos por violadores de los derechos humanos y podría indultarlos, anunció que quitará impuestos a los grandes empresarios, los consorcios financieros y las ganancias del gran capital, fortalecerá las AFP y las Isapres, intentará gobernar por decreto y saltarse al Congreso, querrá bajar los pagos de indemnización por años de servicio y mantener el IVA a alimentos y medicinas. Es larga la lista de problemas que se vienen.

No sorprenderá que utilice a Carabineros e incluso a las Fuerzas Armada para reprimir al movimiento social, a la sociedad civil y enfatice la criminalización de las expresiones populares. Es probable que las medidas económicas y de políticas públicas que tome el próximo gobierno, reduciendo el gasto social como se anunció, lleve a movilizaciones sociales que serán reprimidas, echándole la culpa a los comunistas y al octubrismo.

En este contexto, el pueblo, sus organizaciones, las chilenas y los chilenos, las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda deberán actuar con templanza, responsabilidad, inteligencia, sin renunciar jamás a reivindicar sus derechos, su pensamiento, sus movilizaciones y sus demandas.

Con esperanza, hay que defender la dignidad y los derechos, con esperanza  hay que mantener las ideas y las reivindicaciones populares en alto, hay que dar las batallas en el Congreso por leyes que apoyen el mejor vivir de las mayorías, y hay que mantener activas y fuertes las organizaciones sindicales, estudiantiles, indígenas, feministas, poblacionales, regionales, vecinales y del mundo de la cultura y los derechos humanos.

Particularmente, habrá que encarar el anticomunismo y las agresiones contra las y los comunistas, perseverando en la defensa de la democracia, la sana convivencia política y el respeto a los derechos civiles y humanos.

Se abre un capítulo en el país donde la defensa y promoción de los derechos sociales, de la democracia, de la paz social, de las reivindicaciones del pueblo, del apoyo a los sectores populares, donde la oposición al autoritarismo, la represión y la desigualdad, serán tareas de primer orden que habrá que materializar con organización, conciencia, movilización, creatividad, compromiso y alegría. Se abre un período en que hay que redoblar las luchas populares.

 

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