Derechas en tensión: protestas y paros sacuden a gobiernos conservadores en Europa
Denominador común: precarización laboral, ajuste social y descontento acumulado.
“El Siglo”. 14/12/2025. Mientras en Chile parte importante de los medios grandes guarda silencio o reduce la cobertura, en distintos países de Europa se multiplican las movilizaciones ciudadanas contra gobiernos de derecha, con un denominador común: precarización laboral, ajuste social y descontento acumulado.
A la histórica huelga general en Portugal, que paralizó el país con la participación de más de tres millones de trabajadores, se suman protestas de gran magnitud en Bulgaria, Italia y Grecia, donde distintos sectores sociales han salido a las calles cuestionando políticas que afectan directamente sus condiciones de vida.
En Portugal, la clase trabajadora y la juventud protagonizaron una de las mayores movilizaciones de las últimas décadas contra un paquete laboral impulsado por el gobierno derechista. La paralización de transporte, educación, salud y administración pública evidenció un rechazo transversal a reformas consideradas regresivas. La evocación de la Revolución de los Claveles y el canto de Grândola, Vila Morena marcaron una jornada cargada de memoria política y advertencia social.
En Bulgaria, la inestabilidad política y la desconfianza hacia las élites gobernantes han derivado en protestas recurrentes. Gobiernos conservadores debilitados, denuncias de corrupción y el alza del costo de la vida han erosionado la legitimidad institucional, en uno de los países con mayores niveles de desigualdad de la Unión Europea.
Italia, por su parte, ha visto movilizaciones sindicales y bloqueos protagonizados por trabajadores que rechazan la flexibilización laboral y la pérdida de derechos, en un contexto de avance de fuerzas conservadoras que prometieron orden y estabilidad, pero que enfrentan crecientes conflictos sociales.
A este escenario se suma Grecia, donde agricultores han paralizado carreteras, aeropuertos y pasos fronterizos exigiendo el pago de subsidios atrasados. Las protestas apuntan directamente a la corrupción y a la mala gestión, que -según denuncian- ha impedido que fondos de la Unión Europea lleguen efectivamente a quienes los necesitan, agravando la precariedad del sector rural.
Un patrón que se repite
Pese a sus diferencias nacionales, los conflictos comparten rasgos comunes: gobiernos de derecha que aplican políticas de ajuste, debilitamiento de derechos laborales y una creciente distancia entre el discurso oficial y la realidad cotidiana de trabajadores, jóvenes y sectores productivos.
Lejos de garantizar gobernabilidad, estas estrategias han reactivado la protesta social organizada y puesto en cuestión la promesa de estabilidad que acompañó a muchos de estos proyectos políticos.
El ciclo de movilizaciones en Europa muestra que el descontento social no es un fenómeno aislado ni exclusivo de un país. Cuando la precarización se profundiza y los beneficios del crecimiento no se traducen en bienestar, la ciudadanía vuelve a ocupar el espacio público, incluso en contextos donde los gobiernos intentan minimizar o invisibilizar estas protestas.
Lo que ocurre en Portugal, Bulgaria, Italia y Grecia es una señal clara: las derechas fuertes también enfrentan límites sociales, y la calle vuelve a convertirse en un actor político central.
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