Descifrando al fenómeno Parisi con el sociólogo y académico Alexis Cortés

Para esta segunda vuelta presidencial el electorado de Franco Parisi es el que estará en mayor disputa entre Jeannette Jara y José Antonio Kast.

Sobre el perfil de los adherentes al fundador y líder del Partido de la Gente (PDG) y sobre las propuestas de su candidatura que le hicieron más sentido a la ciudadanía, el doctor en sociología Alexis Cortés destacó -en entrevista con El Siglo- que “las posibilidades de que Jeannette Jara conquiste ese electorado pasan justamente por la sintonía que haga con un discurso anti-elitista, antiabuso y de mejor presencia del Estado, para ayudar a que las familias puedan llegar a fin de mes”. El académico también se refirió al fenómeno migratorio, tan utilizado electoralmente por la ultraderecha de nuestro país para estas elecciones 2025.

Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 6/12/2025. Franco Parisi es doctor en economía, fue vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y desarrolló parte importante de su carrera en Estados Unidos.  Su consolidación como figura pública ocurrió el 2011, en el programa televisivo “Los Parisi, el poder de la gente”, transmitido por ViaX y La Red, donde junto a su hermano Antonino utilizaban un lenguaje directo, humorístico y pedagógico para traducir complejos problemas económicos en términos accesibles, mientras denunciaban abusos de élites financieras y políticas.

Con más de 2,5 millones de votos, un 19,7% a nivel nacional, y triunfos claros en Arica, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, el fundador y líder del Partido de la Gente se volvió a instalar como un actor capaz de tensionar el mapa político chileno. Sus votos se transformaron en un preciado botín de cara al balotaje del próximo 14 de diciembre, aunque llamó a sus adherentes a votar nulo o blanco en esa contienda.

En entrevista con El Siglo, Alexis Cortés, sociólogo, académico y exintegrante de la Comisión Experta en el Proceso Constitucional 2023, patrocinado por el Partido Comunista de Chile, se refirió al denominado “fenómeno Parisi”, tan bullado tras la primera vuelta de estas presidenciales 2025 y cuyos electores serán disputados para definir el balotaje de este 14 de diciembre.

– Desde un punto de vista sociológico, ¿cómo se podría explicar la alta votación obtenida por Franco Parisi en la primera vuelta de esta elección presidencial 2025?

Ya en tres ocasiones (2013, 2021 y 2025) Franco Parisi viene mostrando buenos resultados electorales en elecciones presidenciales y ésta es la segunda vez que queda en tercer lugar. Entonces ya no puede ser calificado como una sorpresa, porque viene demostrando un buen desempeño al menos en el nivel presidencial de manera consistente. Incluso en la elección anterior, siendo un candidato virtual que hizo campaña sólo a través de las redes sociales y no de modo presencial.

¿Qué explica ese buen resultado? Desde que emergió y de acuerdo al estudio más sistemático que han sido realizado sobre él la antropóloga y académica Carla Pinochet y el doctor en Sociología Aldo Mascareño (investigador del Centro de Estudios Públicos CEP), podemos ver que la apuesta política de Franco Parisi y el Partido de la Gente logra una fuerte sintonía con un sector del electorado más despolitizado, lo que han permitido que el PDG sea en un momento la colectividad con más adherentes del país y que tuviera un despliegue muy interesante a nivel territorial y una base de construcción de partido digital, con formas de democracia digital, que sitúan a Franco Parisi como un líder con mucha capacidad de llegada a través de la capitalización de las herramientas que entregan las redes sociales, YouTube o las reuniones virtuales.

El PDG y Franco Parisi tiene una narrativa que busca escaparse del eje clásico izquierda-derecha, colocando en el centro un eje de “arriba y abajo”, donde la disputa no es necesariamente elite v/s pueblo en los términos clásicos que conocemos, sino que entre los poderosos por un lado y la gente por el otro.

Ellos se identifican con las lógicas del modelo, de fomentar el “emprendedurismo” o una especie de individualismo que sabe jugar con las reglas, pero que al mismo tiempo está descontento con su desmesura, con los abusos de los poderosos y también con un Estado que no regula ni protege lo suficiente a quienes realizan el esfuerzo para poder surgir en su vida.

– La figura política de Parisi respondería para algunos a un “tecnopopulismo neoliberal”, dado que realiza una crítica moral a la clase política, pero exaltando sus conocimientos como “experto”, con promesas y soluciones técnicas efectistas. Sin embargo, su trayectoria pública ha incluido también controversias, como el prolongado conflicto judicial por el no pago de pensión de alimentos y las acusaciones en su contra por acoso sexual en una de las universidades de Estados Unidos donde trabajó. Al parecer, para quienes votaron por él habría pesado más su imagen de profesional exitoso que los cuestionamientos éticos hacia su conducta. ¿cómo entender este tipo de doble estándar en su electorado?

No creo que sea un doble estándar del electorado, sino que las decisiones de los electores no son tan consistentes. En esa línea, diría que no es un doble estándar, sino que lo que pondera ese electorado son otras claves, en la que esas acusaciones tienen para ellos un menor peso a la hora de decidir su voto. 

El hecho que tenga credenciales académicas es sin duda un elemento que pesa, pero también pesa su trayectoria meritocrática. La gente que vota por el PDG cree en el mérito. Franco Parisi estudió en un colegio público, en el Instituto Nacional, después en la Universidad de Chile, se doctoró en Estados Unidos y ahí entra en sintonía con sus bases de apoyo que valoran a quienes se construyen a sí mismos, a los que vienen de abajo y a quienes surgen, de que sean exitosos y que demuestren que le han ganado al sistema. Eso es algo que evidentemente valoran.

También hay que considerar que el perfil de sus electores es principalmente masculino y que se concentra en regiones, sobre todo en el norte, entre la Primera y la Tercera Región, donde él ganó y quedó en primer lugar. Hacia el sur, en un buen número de regiones quedó en segundo lugar, 

Las imputaciones sobre acoso y no pago de pensión de alimentos hacen más sentido y son más efectivas para otro tipo de electorado que manifestó un alto nivel de rechazo hacia la candidatura de Franco Parisi y que se concentra en la Región Metropolitana y en Valparaíso.

-En ese sentido, ¿qué tan determinante sería para el éxito de Parisi la menor presencia del Estado en zonas más rurales o alejadas de la capital, como es el caso de la macrozona norte de Chile y de las comunas mineras?

El discurso del Partido de la Gente en general es un discurso fuertemente regional y visibiliza estas formas de abandono, y ahí si bien se podría hacer un paralelo entre el electorado del PDG con un fenómeno como el de Milei, yo creo que hay una gran diferencia, porque éste es un electorado neoliberal “plebeyo” por así decirlo, que cree en las reglas del mercado pero que no es anti-Estado, y en eso coincide en buena parte de la población.

Es un electorado que quiere un Estado más presente y el éxito de sintonía con estos sectores se refleja en su cierre de campaña con autos “tuneados” (personalizados y modificados en su apariencia o mecánica) y en sus declaraciones sobre “enchular a la esposa, a la vieja”. Es algo que no es chocante para este tipo de electorado y más bien produce conexión.

Su presencia en la norte habla de la capacidad para entrar en frecuencia respecto de los déficits que tiene el Estado en aquellas regiones que contribuyen enormemente al PIB (al producto interno bruto, que es un indicador de crecimiento económico) del país, pero que no reciben un retorno adecuado. Esto es algo que podría ir cambiando a propósito del royalty, pero el país sigue siendo súper centralista y con una enorme desigualdad territorial.

En ese aspecto el Partido de la Gente ha logrado avanzar, lo que es también una alerta, sobre todo para el mundo progresista, porque tradicionalmente el norte minero fue una zona que apoyaba a los proyectos de izquierda, por la presencia fuerte del mundo comunista y socialista en la construcción de una especie de ciudadanía popular y obrera, de una ciudadanía con conciencia de clase trabajadora.

En eso la izquierda ha ido perdiendo terreno y hoy el PDG parece conectar mejor con el imaginario, con las demandas y aspiraciones de quienes están en el norte.

– A través de gestos y simbolismos, la candidatura de Parisi habría conectado con sectores a los que la política tradicional suele mirar desde lejos. Esto se vio con claridad en su cierre de campaña en regiones con autos “tuneados”, usando camisetas de equipos de fútbol de provincia o con su célebre frase de “enchular a la vieja”. Para esta segunda vuelta presidencial el electorado de Parisi es el que estará en mayor disputa entre Jeannette Jara y José Antonio Kast. En ese contexto, ¿qué relevancia adquieren los gestos y los simbolismos en esta última semana de campaña electoral?

Hay varios electorados en disputa. Yo sólo sacaría al de Kaiser, porque se va a ir mayoritariamente hacia Kast, casi sin capacidad de dejar intentar atraer algo. Pero el principal grupo que estaría en disputa electoral es el que apoyó a Parisi.

Yo creo que no es un tema sólo de gestos, pues hubo varios importantes en la primera vuelta y que hablan de una suerte de sintonía y simpatía entre Jara y Parisi, porque si bien lo que el lenguaje y el discurso de Parisi, del PDG y de sus adherentes, es un discurso súper materialista en el sentido clásico, que apunta al bienestar material de las personas, también es fuertemente simbólico y hay gente que lo que busca es reconocimiento de sus expresiones culturales, de su modo de vivir y de sus aspiraciones, y eso Parisi lo entiende muy bien.

Jeannette Jara ha sido bien receptiva a algunas de las propuestas de Franco Parisi, evidentemente hacia aquellas que conectan más con el bienestar material de las personas, y con su discurso anti-elitista y antiabuso, y no con aquellos aspectos que son más periféricos o más accesorios del lenguaje de Parisi, como esta frase que dijo en el foro de la Universidad Católica sobre “El futuro de la minería en Chile” y en el que señaló que le “encanta que le vaya bien a los mineros” y que “ojalá se compren una camioneta más grande y que enchulen a la vieja si quieren”.

Además, Jeannette Jara no necesita impostar nada para intentar atraer al tipo de electorado que votó por Parisi, porque por más que sea un electorado que sintoniza con una especie de neoliberalismo popular, está descontento con el abuso, y justamente la conexión puede estar en el hecho de que Jeannette Jara también es alguien que viene de abajo y que ha sido exitosa, que se ha construido a sí misma, con dos carreras profesionales, que ha llegado a los más altos cargos en el mundo público y que no nació en cuna de oro, a diferencia de Kast, que tiene un origen mucho más elitista. 

Por otro lado, el discurso de Jara conecta mucho mejor con la idea de combatir el abuso y de poner a raya a aquellos poderosos que ponen el pie sobre aquellos que se esfuerzan para llegar a fin de mes.

La clave y las posibilidades de que Jara conquiste ese electorado pasan justamente por la sintonía con un discurso anti-elitista, antiabuso y de mejor presencia del Estado, para ayudar a que las familias puedan llegar a fin de mes

Algunos analistas han señalado, que al igual como ocurrió hace unos años con el estallido social, las encuestas en estas elecciones presidenciales tampoco vieron venir el “fenómeno Parisi”. ¿Será porque se realizan poco en comunas pequeñas o intermedias, de provincia y más rurales, como aquellas en las que Parisi obtuvo buenos resultados, o más bien esto se debe al voto obligatorio que incorporó a electores con escasa identificación partidaria, más volátiles, diversos y menos predecibles?

La mayoría de las encuestas no vieron el fenómeno Parisi porque presentan varios sesgos de entrada. Por un lado, las encuestas tienen más dificultades para llegar al electorado de zonas más alejadas, sobre todo en el norte. Su presencia ahí es más bien reducida y normalmente hay que ponderar al electorado para que tengan algún tipo de representatividad en las muestras totales.

Quienes tienden a responder las encuestas, sobre todo las telefónicas, son las personas más politizadas. Por un lado, está el elector obligado y por otro el elector que tiene menos coordenadas políticas tradicionales, que justamente coincide con el tipo de elector que prefirió a Parisi, que tiende a responder menos las encuestas

Eso dificulta la capacidad de esos instrumentos, de poder ver a este tipo de elector, quedando ciega ante fenómenos como ese. 

Hay que destacar que, en la última semana de campaña para la primera vuelta, hubo muchos movimientos de preferencia. Parisi logró quitarles votos a gente que declaraba preferir a otros candidatos, a todos de un modo similar. Yo diría que debe haberle quitado 10 por ciento de las preferencias a cada uno de los otros adversarios, pero también fue el que se llevó una parcela más importante de indecisos.

Esos movimientos las encuestas no los pudieron capturar, salvo aquella que sí vio que podía obtener el tercer lugar y que fue una encuesta que se hizo justamente en esa última semana.

Eso habla de la importancia que tiene la tierra derecha, la última semana antes de que se produzca la elección, porque estamos en un contexto con voto obligatorio y el electorado que define la elección es mucho más volátil que el electorado tradicional que conocíamos con el voto voluntario.

– Pasando a otro tema contingente, ¿cómo se puede describir y explicar el fenómeno migratorio en estos últimos años? Hace pocos días se generó una polémica en torno a la situación migratoria en la frontera de Chile con Perú, a lo que hay que agregar que el tema de la migración ha sido bastante utilizado electoralmente, sobre todo por la ultraderecha, como lo hemos visto en estados Unidos con Donald Trump y en Chile con José Antonio Kast.

Cuando se produce el estallido social las prioridades de los chilenos era el tema de la desigualdad social y la necesidad de avanzar en derechos. En la pandemia, con la cuarentena, los chilenos vuelven de ella con otras prioridades, que son la seguridad pública y la crisis migratoria, que hasta el día de hoy concentran la mayor parte de la atención de las personas.

La crisis migratoria es un fenómeno real. Hay una sobrecarga en la frontera que está produciendo tensiones, pero efectivamente también hay una explotación por parte de las posiciones más de extrema derecha, de identificar a los migrantes con una especie de amenaza. Eso es común en proyectos de ultraderecha que crecen cuando se produce la descomposición de determinados sistemas. 

En este caso el sistema económico neoliberal viene siendo cuestionado hace tiempo, está produciendo mayores niveles de descontento y de desmesura en cuanto a las exigencias, como dice Katy Araujo (psicóloga e investigadora en Ciencias Sociales, especializada en asimetrías de poder y lazo social). 

Ese malestar se puede canalizar hacia un modelo alternativo centrado en la solidaridad, en lo colectivo, en el papel del Estado, pero también se puede desde una perspectiva de la extrema derecha tratar de canalizar ese descontento a un temor hacia el otro, explotando ciertas emociones más primitivas, de intentar identificar en el otro, en este caso al migrante como la fuente de los males en una sociedad.

Y obvio que eso termina siendo problemático porque no aborda el problema estructural de fondo, que explica el descontento que está produciendo el neoliberalismo. Pero al mismo tiempo, es un escenario que particularmente en el contexto chileno en buena medida fue performado y producido por un gobierno de derecha, que fomentó la migración, cuando en Chacalluta el expresidente Sebastián Piñera básicamente invitó a los venezolanos a venir a Chile, y eso produjo una presión mayor de la capacidad del país de poder absorber esos flujos migratorios.

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