El fenómeno migratorio y su discriminado uso electoral para esta segunda vuelta
En la última década, la utilización política de la migración irregular en Chile ha profundizado divisiones sociales, normalizado discursos xenófobos y obstaculizado el desarrollo de políticas migratorias.
En estos últimos días, previos a la segunda vuelta presidencial, la agenda ha estado marcada por la decisión del gobierno peruano de militarizar su frontera con Chile y por el plan del candidato de la ultraderecha José Antonio Kast, de expulsar a los cientos de miles de extranjeros que viven en nuestro país. La reafirmación de esas medidas que buscan responder a una supuesta crisis, se ha focalizado en las decenas de personas que quedaron varadas recientemente en la frontera chilena con Perú, generando una sensación de tensión, de ansiedad permanente y, lo que es más grave aún, una condición de inestabilidad muy fuerte a partir de un hecho comunicacional y su mal uso electoral.
Úrsula Fuentes Rivera. 3/11/2025. La migración es, por naturaleza, un fenómeno transnacional y complejo que exige respuestas técnicas, coordinadas y humanitarias. Sin embargo, en Chile -como en muchas democracias contemporáneas- se ha convertido en un arma de confrontación política.
La instrumentalización del miedo hacia los migrantes ha servido para movilizar bases electorales, legitimar agendas securitistas, reconfigurar el debate público hacia gobiernos autoritarios, justificar recortes sociales y desviar la atención de problemas estructurales como la desigualdad.
Uno de los discursos más recurrentes —y dañinos— ha sido la vinculación directa entre migrantes irregulares y aumento de la delincuencia. Si bien estadísticas oficiales del Ministerio del Interior y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) no respaldan una correlación sistemática entre nacionalidad extranjera y criminalidad, esta narrativa ha sido ampliamente difundida por sectores de la derecha política, medios sensacionalistas y ciertos líderes locales.
En la última década, la utilización política de la migración irregular en Chile ha profundizado divisiones sociales, normalizado discursos xenófobos y obstaculizado el desarrollo de políticas migratorias justas y eficaces.
Hasta la primera mitad de la década de 2000, Chile era percibido como un país de inmigración controlada y relativamente estable, con una población extranjera que no superaba el 2% del total. Sin embargo, entre 2015 y 2023, la migración creció. Según el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), la población extranjera pasó de 450.000 a más de 1,8 millones, representando casi el 9% de la población total.
Una parte de estos migrantes ingresó por vías irregulares especialmente a través del norte del país, cruzando el desierto de Atacama desde Bolivia. Las causas de esta migración irregular van desde el desconocimiento de la legislación chilena, hasta la mala información entregadas por “coyotes” o tratantes que explotan los flujos migratorios.
Polémica en frontera con Perú
El fenómeno migratorio plantea retos reales, como el suscitado en los últimos días tras la decisión del gobierno peruano de militarizar su frontera con Chile, lo que ha agilizado la agenda migratoria nacional, participando el ejecutivo en la primera reunión del Comité Binacional de Cooperación Migratoria con el país andino.
No obstante, en la arena electoral y particularmente desde la candidatura de José Antonio Kast, se ha suscitado una serie de hechos que vuelven a encender la polémica por su plan de expulsar a los cientos de miles de extranjeros que viven en Chile.
La reafirmación de esas medidas que buscan responder a una supuesta crisis, se ha focalizado en las decenas de personas que quedaron varadas recientemente en territorio chileno. Tal situación fue desmentida por autoridades regionales de la fronteriza ciudad de Arica en el Norte de Chile, señalando que ese número de personas es parte de un flujo normal en la zona.
Según ha señalado el alcalde de Arica, Orlando Vargas, “no hay crisis. Una crisis se va a generar cuando haya 500, 600 o 1000 migrantes (…) en este caso no se han sobrepasado ni 50 migrantes en ese sector, algunos se han devuelto, son muy pocos los que han pasado. No existe una real crisis”, aseguró la autoridad comunal.
Asimismo, indicó que “desde el municipio ya la semana pasada hicimos un Consejo de Seguridad de Desastres (Cogrid) y estamos listos y dispuestos a, cuando suceda una crisis, salir a socorrer, ayudar a los migrantes con médicos, con alimento, hasta con veterinario por si hay mascotas, pero en este caso no se han sobrepasado ni 50 migrantes en ese sector”, afirmó Vargas.
En relación a la promesa del candidato José Antonio Kast de expulsar a migrantes indocumentados, el edil afirmó que: “Si en 8 años, ni el gobierno del extinto presidente (Sebastián) Piñera ni en este gobierno han sido capaces de mandar (vuelos) charter con venezolanos expulsados a su país, en 114 días jamás van a cumplir con esa promesa de campaña que se está haciendo. Hoy día habría otras maneras de seducir al electorado, pero de esa manera no se puede. Son más de 900 mil los venezolanos que están en Chile, entonces, multipliquemos, saquemos cuentas, ¿cuántos van a pasar en avión?”, preguntó.
Considerando además esta inviabilidad en términos de recursos y de diplomacia, un conjunto de ex cancilleres compartieron una carta donde exponen sus objeciones a la política que piensa impulsar el republicano. El exministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Walker, Walker expresó que “lo que está ocurriendo en la frontera hoy día surge de la declaración de un candidato que ni siquiera es presidente electo. Hay unas 100-200 personas en la frontera con Perú y Perú sobrerreacciona, declara emergencia, habla de presencia militar, todo esto por una frase”.
Al profundizar en las implicancias de las expulsiones masivas, el exsecretario de Estado destacó -en declaraciones a Radio Universidad de Chile- que no solo serían difíciles de aplicar, sino que podrían generar fricciones en las relaciones bilaterales. “Si miles o decenas de miles de personas fueran expulsadas del país o si la inmigración irregular se convirtiera en delito, eso requeriría una ley aprobada en el Parlamento. Uno tiene que tomar la dimensión de las cancillerías, de la vía diplomática, de coordinar acciones con policías de Perú y Bolivia como en este caso”, sostuvo.
En esa línea, el dirigente y diputado electo del Partido Comunista, Marcos Barraza, criticó la irresponsabilidad del candidato ultraderechista ante los hechos que están ocurriendo en el norte del país. “Estamos ante una operación político comunicacional de la extrema derecha que ha exacerbado números en circunstancias que no tiene evidencia. Los datos no muestran el desborde que se intenta consignar en los medios de comunicación y no hay reales flujos de desplazamientos en los términos que la derecha ha planteado y las autoridades que lo han significado de esa manera son el Partido Republicano, principalmente parlamentarios electos de la extrema derecha”, precisó.
Marcos Barraza, en declaraciones a Radio Nuevo Mundo, dijo que “lo que se hace es generar una sensación de tensión, de ansiedad permanente y, lo que es más grave aún, genera una condición de inestabilidad en la frontera muy fuerte a partir de un hecho comunicacional (…), mostrando un país asolado por la migración sin capacidad de control y siendo que en el actual gobierno es cuando más se han hecho reconducciones en materia de migración y los controles han impedido un flujo con los números anteriores”, explicó.
No obstante, el diputado electo por el distrito 8 planteó también una crítica a la política comunicacional del Gobierno de haber contrastado con información fehaciente y más oportunamente los dichos de Kast. “Si los números son tan ilustrativos respecto de que la migración no es tal, que no existe tal crisis en la frontera, lo razonable hubiese sido una respuesta más veloz, con mayor premura por parte del Gobierno”, cuestionó.
Por otro lado, se refirió al pronunciamiento de los ex cancilleres resaltando los riesgos contrarios al derecho internacional presentes en la política que propone el candidato presidencial. “A mi parece que es correcta, en el sentido de problematizar los riesgos de un discurso contrario al derecho internacional en materia de migraciones, de poner el acento en lógicas cuasipenitenciarias o cuasicuartelarias, y de alimentar respuestas unilaterales por parte de los diferentes países, en circunstancias que la migración es un fenómeno continental y en consecuencia requiere respuestas integradas”, recalcó.
Necesidad de regularizar
Marcos Barraza también planteó la importancia de delimitar el debate migratorio en Chile, en particular porque se requiere regularizar el ingreso de migrantes frente al límite de recursos que existen para brindar prestaciones necesarias.
“El país no resiste más migración, los universos de personas migrantes presionan el sistema público en materia de cobertura social y no se está preparado para estas prestaciones, con el agravante de que si bien la mayoría no tiene conductas delictivas -solo el 3 por ciento participa de delitos de extrema gravedad- creo que se tiene que regularizar, empadronar y expulsar a quien tenga conductas delictivas (…), pero se tiene que hacer con responsabilidad y dignidad como corresponde a las personas, y eso supone una apego irrestricto a las normas y el derecho internacional”, concluyó Barraza.
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