Los 85 años de “El Siglo” y los 25 años de “Le Monde Diplomatique Chile”

Nadie que quiera saber -en integralidad y pluralidad- lo que pasa en Chile y en el mundo, puede dejar de leer “El Siglo” y “Le Monde Diplomatique Chile”. Nadie que realmente quiera alimentarse de conocimientos puede dejar de leer esos dos medios. Dos medios que ejercen una manera de informar y analizar que contrasta y que aporta. Hay, al recordar estas dos publicaciones en sus buenas fechas de celebraciones, algunos conceptos que vale la pena traer a colación. La necesidad de contar con medios que contribuyan a garantizar el derecho a la información, que aporten a un sistema de medios diverso, y que asuman roles en esa batalla de la hegemonía cultural.
Joaquín González. Gonzalo Magueda. Periodistas. Santiago. 9/2025. En estas semanas, con luz de sol esquivo y harto frío, caminando por algunas avenidas de la capital, se pasaba por algunos quioscos y allí estaba la buena sorpresa: lucían las portadas de los periódicos “El Siglo” y “Le Monde Diplomatique Chile”. A la mano para adquirirlos, leerlos, disfrutarlos, encontrar aquella palabra esquiva en los medios convencionales, y que aparecen nítidas en esas dos publicaciones de conocida línea editorial.
Nadie que quiera saber -en integralidad y pluralidad- lo que pasa en Chile y en el mundo, puede dejar de leer “El Siglo” y “Le Monde Diplomatique Chile”. Nadie que realmente quiera alimentarse de conocimientos puede dejar de leer esos dos medios. Dos medios que ejercen una manera de informar y analizar que contrasta y que aporta.
Alguien dirá que no, que ahora mandan el Instagram, X, Tik Tok, Facebook, la IA. Sí, son una opción y sí, han penetrado masivamente. Pero esos no son medios de comunicación. No permiten adentrarse en los procesos sociales y políticos, no permiten ahondar en las realidades, no son instrumentos para la extensión de la cultura, ahí nadie podrá saber qué pasa con el litio, qué ocurre con los campamentos de los sin casa, cómo andan las cosas en las comunidades mapuches, cuáles son las razones y sin razones en la guerra Rusia-Ucrania, por qué y cómo el genocidio del pueblo palestino a manos de Israel, qué sucede con el alza del costo de la vida que afecta a las familias chilenas, cómo anda la educación chilena.
La existencia y necesidad de estas dos publicaciones no pueden ser nostálgicas ni emocionales, aunque hay de eso (el aroma y el tacto del papel). La existencia es porque son necesarias, son publicaciones aportativas, son publicaciones que informan, analizan, proyectan, indagan, debaten, abren luces, son una opción periodística.
Víctor Hugo de la Fuente, director de “Le Monde Diplomatique Chile” escribió que “si tuviéramos que resumir en una palabra la existencia de nuestro medio, éste sería RESISTIR. En medio de una excesiva concentración de la prensa y en un proceso de casi desaparición de las revistas y la disminución de quioscos, seguimos presentes con nuestra versión impresa, además de la digital”. Hugo Guzmán, director de “El Siglo”, señaló que “tenemos la voluntad de prevalecer en el sistema de medios para aportar a la diversidad, apostamos por continuar siendo parte de la prensa chilena, queremos mostrar los colores de esta tierra y los pensamientos de su gente, aspiramos a contribuir al fortalecimiento del derecho a la información en nuestro país y ayudar a que haya un pueblo mejor informado y más ilustrado”.
“El Siglo” cumplió este 31 de agosto 85 años de existencia. En este año, el periódico “Le Monde Diplomatique Chile” llegó a los 25 años de funciones. Desde muchos ámbitos los saludaron, valoraron su permanencia, destacaron su trabajo, llegaron abrazos y muchas y muchos redoblaron sus apoyos. Llamó la atención la ausencia de mensajes desde el llamado oficialismo, desde fuerzas políticas progresistas y de izquierda, cuyos actores y actrices muchas veces encontraron acogida en las páginas de esos medios que hoy parecen olvidados, quizá porque, como siempre, desde el poder gusta más el glamour, los medios posmodernistas y sus festejos, o se piensa que todo está en las redes.
Por cierto, a diferencia de antes (bueno, a sectores políticos de nuevas generaciones les da una especie de asco aquello de “antes”), en la actualidad una de las batallas de “El Siglo” y “Le Monde Diplomatique Chile” es subsistir, tener recursos, no regalados sino los necesarios. De la Fuente apuntó: “La prensa vive principalmente de la publicidad, la privada en su totalidad va al duopolio compuesto por El Mercurio y La Tercera y la publicidad estatal en su gran mayoría también. No se entiende que los distintos gobiernos progresistas (incluido éste) no hayan ni siquiera cumplido con sus programas en los que planteaban la diversificación de la publicidad estatal para favorecer el pluralismo mediático. No logramos entender las razones para no haberlo hecho”. Guzmán planteó: “Debemos señalar, entrando en la controversia, que mientras la prensa conservadora y hegemónica tiene detrás grandes corporaciones, monopolios y financiamientos desde sectores políticos y empresariales de derecha, los sectores políticos y orgánicos de fuerzas progresistas y de izquierda, presentan un deficitario aporte a la prensa que le es propia y afín, y hacen poco por sus voces propias, a veces mirando más hacia la prensa conservadora. Los medios juegan un rol de primera línea en la disputa política e ideológica; eso lo tienen claro los conservadores. Las fuerzas progresistas y de izquierda que están dando batallas gigantes, no deberían subestimar y dejar sin apoyo a la prensa popular y contrahegemónica, no tiene sentido no darle importancia para ganar la batalla de las ideas, más cuando va ganando posiciones la extrema derecha, hay que incentivar la resistencia comunicacional, el posicionamiento de una prensa contrahegemónica”.
Ignacio Ramonet, fundador de “Le Monde Diplomatique”, escritor y periodista, indicó que la edición chilena “mantiene intacta su vocación: ofrecer un periodismo que no se conforma con la superficie, que busca comprender las raíces de los problemas, que se atreve a imaginar alternativas. Esa es la razón por la cual este aniversario no es solo una celebración editorial: es también un recordatorio de la necesidad de espacios críticos para pensar y transformar el mundo”.
En su discurso por los 85 años de “El Siglo”, su director expresó: “Creemos que El Siglo es necesario para la gente. Aportamos a la diversidad, al pensamiento crítico, a mostrar desde una línea editorial diferenciada los procesos del país y del mundo, aportamos al debate y a mejor y más información. Procuramos instalar una agenda propia con soberanía informativa, no caemos en agendas ajenas, frente a la resignación de quienes plantean que la gente no lee, convocamos a que la gente lea y busque conocimientos, queremos contribuir a dilucidar realidades y ser aparte de la apropiación de relatos propios y creativos”.
Hay, al recordar estas dos publicaciones en sus buenas fechas de celebraciones, algunos conceptos que vale la pena traer a colación. La necesidad de contar con medios que contribuyan a garantizar el derecho a la información, que aporten a un sistema de medios diverso, y que asuman roles en esa batalla de la hegemonía cultural.
Ojalá que en esos senderos sean más quienes busquen sus páginas impresas, accedan a sus portales web, los sigan en las redes sociales y aporten en lo que se pueda aportar. Son medios que, con mucho, dependen de la ciudadanía, de las y los militantes de las luchas dignas, de quienes entienden que no se puede perder este permanente intento de preservar medios de comunicación propios como voces de los de abajo, de los soberanos, de los que luchan.
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