“Hay que dialogar con quienes tienen dudas, con quienes han sido defraudados por la política”: Marcos Barraza

El exministro y candidato a diputado estableció, de cara a la competencia electoral presidencial, que “el desafío para quienes apoyamos la candidatura de Jeannette Jara es salir de la zona de confort”. Apuntó a que la candidata del progresismo y la izquierda “tiene un potencial altísimo de triunfo en segunda vuelta”. Sobre lo ocurrido en la semana con denuncias de campañas sucias a través de redes sociales, el dirigente del Partido Comunista sostuvo que “estamos frente a una estrategia sistemática de manipulación digital por parte de sectores de la extrema derecha” y advirtió que “lo que se instala es una lógica de violencia política digital que pone en riesgo la convivencia democrática”. En esa línea, opinó que “hay sectores de la derecha que tienen conciencia de que el liderazgo de Kast sería nocivo para la convivencia democrática en Chile”. Sobre controversias abiertas en las últimas semanas entre dirigentes de partidos y la candidatura de Jara, Barraza señaló que “los partidos políticos tienen legítima autonomía para definir sus posiciones, matices y prioridades. Pero esa autonomía no puede convertirse en fragmentación irresponsable”. Respecto a su candidatura al Congreso, compartiendo en una lista con Gustavo Gatica, en el Distrito 8, indicó que “creo sinceramente que existen altísimas probabilidades de que tanto Gustavo como yo seamos electos, y eso no sería casualidad, sería el reflejo de una ciudadanía que exige transformaciones profundas y representantes comprometidos con ellas. hemos planteado una campaña complementaria, no competitiva ni sustitutiva”.
Úrsula Fuentes Rivera. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 6/9/2025. En estas elecciones parlamentaria usted disputará un escaño como candidato a diputado por el Distrito 8, que está compuesto por las comunas de Estación Central, Maipú, Cerrillos, Pudahuel, Quilicura, Lampa, Tiltil y Colina.
Tengo una vinculación territorial profunda con las comunas del Distrito 8. Viví en Maipú desde los 13 hasta los 30 años, y antes en Cerrillos, camino a Melipilla. Estudié en el Liceo Municipal de Maipú y en la Universidad de Santiago, ubicada en Estación Central. Ingresé a las Juventudes Comunistas de Maipú, y trabajé profesionalmente en Pudahuel, en un Centro de Reparación Especializada de Administración Directa (CREAD) del antiguo SENAME; de igual forma en Maipú, como psicólogo forense en un centro infanto-juvenil para víctimas de agresiones sexuales. Lo descrito no es solo biográfico, es profundamente político. He habitado este territorio desde sus dolores, sus luchas y sus resistencias. Parte importante de mi familia sigue viviendo en Maipú, Estación Central y Cerrillos, por tanto, conozco de cerca las fracturas y las esperanzas que atraviesan a este Distrito. Para mí, este distrito es un Chile a escala, con sus desigualdades, su fortaleza comunitaria y su memoria viva. No vengo desde lejos, sino desde dentro, con compromiso, vocación transformadora y una convicción profunda de que el territorio debe ser protagonista en la política que viene.
¿Cuáles son las demandas y las principales urgencias del Distrito 8 que requieren ser resueltas mediante un trabajo legislativo en el Congreso?
El Distrito 8 reúne comunas densamente pobladas que superan los 1,8 millones de habitantes. En ellas persisten carencias estructurales en vivienda, salud, medio ambiente y seguridad, que requieren respuestas urgentes. En materia habitacional, las políticas actuales no responden con suficiencia. El déficit nacional proyectado para 2025 alcanza las 750 mil viviendas sociales, y en comunas como Maipú, Quilicura y Pudahuel, este déficit se ha extendido hacia sectores medios que no califican ni para subsidios ni para créditos bancarios, profundizando la exclusión y la informalidad habitacional. En salud, Quilicura -con más de 279 mil habitantes- aún no cuenta con hospital propio. Aunque se proyecta el Hospital Metropolitano Norte en un terreno compartido con Colina y Lampa, la infraestructura actual es insuficiente para atender la demanda acumulada. Maipú, por ejemplo, registra tiempos de espera cercanos a los 18 meses para una cirugía, según estimaciones del MINSAL. En materia ambiental, Tiltil concentra 49 proyectos industriales contaminantes, incluyendo relaves mineros, plantas de residuos y criaderos de cerdos. Estudios recientes han detectado presencia de metales pesados como arsénico, plomo y níquel en el aire, confirmando una exposición crónica. Tiltil ha sido reconocida como zona de sacrificio ambiental, donde la injusticia territorial se expresa en contaminación, abandono y falta de inversión pública. En materia de seguridad pública, ésta debe abordarse como un derecho social habilitante. No basta con reducir índices. Porque, si bien los delitos de mayor connotación disminuyeron un 1,1% y los homicidios bajaron un 0,35%, la sensación de inseguridad sigue siendo alta, especialmente en Maipú y Pudahuel. En Maipú se registraron más de 4.800 delitos de alto impacto en seis meses, y en Pudahuel los robos con violencia aumentaron más de un 30% respecto al año anterior. En este contexto, la dotación policial sigue siendo insuficiente. En comunas como Lampa y Tiltil, la presencia de Carabineros es estructuralmente baja, lo que ha motivado peticiones vecinales por nuevas tenencias y móviles. Aunque el gobierno anunció 1.300 carabineros adicionales para 2025, la redistribución territorial sigue siendo desigual. Se requieren más recursos donde más se necesitan y donde más éxito se constata. Por ejemplo, en 2025, operativos en Maipú, Cerrillos y Estación Central permitieron desarticular bandas con más de 40 detenidos, 76 armas incautadas y millones en efectivo y drogas requisadas. Estos datos confirman que la seguridad no puede abordarse solo desde el control: se requiere redistribuir la presencia policial, fortalecer la inteligencia territorial y aplicar la nueva ley que permite destinar bienes incautados al uso comunitario, como forma concreta de reparación en los territorios más golpeados por el narcotráfico. Todo esto debe complementarse con una política de infancia robusta, que prevenga el involucramiento temprano en el delito. Nuestros niños y niñas no pueden crecer expuestos a entornos violentos ni a la normalización del narcotráfico como horizonte de vida. En este sentido, somos parte de un proyecto que busca avanzar en empleo digno, crecimiento económico con justicia redistributiva y sostenibilidad ambiental. El programa de Jeannette Jara propone generar 500 mil empleos formales durante su mandato, con énfasis en salud, educación, vivienda y transición energética. Se aspira a una tasa de crecimiento de 3,5% anual, con foco en valor agregado, empleo de calidad y encadenamiento productivo local. La propuesta incluye un Salario Vital de 750 mil pesos como piso mínimo para garantizar condiciones laborales dignas. En pensiones, enfrentamos una amenaza directa. La eliminación del seguro social pondría en riesgo la cobertura de más de 170 mil personas solo en el Distrito 8, especialmente adultos mayores que dependen de la PGU y del componente solidario. Defender y ampliar la seguridad social es una prioridad legislativa ineludible, y el programa de Jara se compromete a implementar plenamente la reforma previsional, sin retrocesos ni privatizaciones encubiertas. Responder a las urgencias del Distrito 8 no puede implicar desatender el momento político. Estas elecciones son una encrucijada histórica. La extrema derecha no solo amenaza con desmontar derechos: busca reinstalar un modelo excluyente y autoritario. Frente a eso, es urgente vitalizar el proceso de transformaciones, con un Congreso a la altura y con Jeannette Jara liderando un proyecto presidencial comprometido con la justicia, la dignidad y la reparación.
“Existen altísimas probabilidades de que tanto Gustavo como yo seamos electos”
También ahí competirá como independiente con un cupo del Partido Comunista, Gustavo Gatica, activista social, víctima de la represión policial durante la revuelta del 2019, y psicólogo, al igual que usted. ¿Cómo toma el desafío de ser candidato a diputado junto a Gustavo Gatica, quien se ha transformado en un ícono de la lucha y las movilizaciones sociales en nuestro país? ¿Ve cercana la posibilidad de que ambos salgan electos?
Veo con optimismo el escenario electoral en el Distrito 8. Creo sinceramente que existen altísimas probabilidades de que tanto Gustavo como yo seamos electos, y eso no sería casualidad, sería el reflejo de una ciudadanía que exige transformaciones profundas y representantes comprometidos con ellas. Desde el inicio, hemos planteado una campaña complementaria, no competitiva ni sustitutiva. Gustavo y yo venimos de trayectorias distintas, con sensibilidades y experiencias que se enriquecen mutuamente. Él ha sido un símbolo de resistencia y dignidad frente a la violencia estatal, y su candidatura representa una memoria viva que interpela al país. Yo he trabajado desde los territorios, desde la institucionalidad y la historia social, buscando articular demandas concretas con propuestas legislativas transformadoras. Nuestros equipos están colaborando activamente, con respeto y convicción, para construir mayorías que no se fragmenten, sino que se amplifiquen. Sin ningún ánimo de disputar entre nosotros, sino de disputar el modelo de país que queremos, desde distintas entradas pero con una misma vocación: justicia social, reparación y democracia real.
Si resulta elegido diputado, ¿en qué áreas le gustaría enfocar su trabajo?, ¿qué transformaciones y luchas sociales le gustaría reivindicar e impulsar a nivel parlamentario?
Si soy electo diputado, quiero enfocar mi trabajo en cuatro áreas que son urgencias cotidianas en el Distrito 8: salud, vivienda, seguridad y trabajo. Pero no como temas aislados, sino como parte de una transformación estructural que dignifique la vida de las personas. En materia laboral, es evidente que el aumento del salario mínimo -de 300 mil a 529 mil pesos- fue un avance significativo, impulsado por el liderazgo de Jeannette Jara. Pero también sabemos que sigue siendo insuficiente frente al costo de la vida y el acumulado de alzas. Por eso, quiero impulsar una agenda que garantice empleo decente, protección social efectiva y negociación colectiva fortalecida, especialmente en sectores precarizados. En vivienda, no basta con construir más: hay que garantizar acceso justo, integración territorial y reparación para quienes han sido excluidos históricamente. En salud, necesitamos avanzar hacia un sistema universal, con atención digna y sin discriminación por ingresos ni por comuna. Y en seguridad, debemos romper con la lógica punitiva y avanzar hacia una seguridad humana, que proteja a las comunidades, no las criminalice. Eso implica inversión en prevención, recuperación de espacios públicos y fortalecimiento del tejido social.
En el ámbito del trabajo, ¿cómo podrán mejorarse las condiciones de los trabajadores por cuenta propia, entre ellos los coleros, los vendedores de sopaipillas, los conductores por aplicación (Uber, Didi), muchos de los cuales reivindican el hecho de ser emprendedores y “salvarse solos”, pese a tener trabajos precarizados y a quienes no llegan los beneficios de las 40 horas ni del aumento del salario mínimo, pues ellos perciben lo que ganan al día?
El Estado debe fortalecer su capacidad de apoyo, pero no desde la lógica asistencial ni desde la estigmatización. Se requiere una política pública que reconozca la economía popular como un espacio legítimo de trabajo, creatividad y subsistencia, y que la articule con mecanismos de protección, formalización progresiva y participación en el mercado. Siendo realistas, la economía debe propender al fortalecimiento del empleo formal con seguridad social. Pero para mejorar las condiciones del trabajo por cuenta propia, hay que ir más allá de los subsidios. Es clave estimular fórmulas de asociatividad territorial, cooperativas, redes de comercio justo y plataformas públicas que permitan a estos trabajadores acceder a mejores condiciones, negociar colectivamente y disputar espacios de mercado. Además, hay que revisar el marco regulatorio de las plataformas digitales, que hoy operan con una lógica extractiva y sin responsabilidad laboral. No puede ser que quienes trabajan todos los días en Uber o Didi estén completamente desprotegidos, mientras las empresas acumulan ganancias sin redistribución.
“Estamos frente a una estrategia sistemática de manipulación digital”
En esta campaña presidencial, y también en la parlamentaria, ¿hay peligro de que las redes sociales jueguen un papel nocivo? Hace pocos días un reportaje de Chilevisión logró dar con la identidad de algunos trolls y bots que a diario realizan campañas de acoso masivo en redes sociales contra figuras que resultan molestas para la extrema derecha, desde el Presidente Gabriel Boric y la abanderada de la izquierda y el progresismo, Jeannette Jara, hasta Evelyn Matthei, la candidata presidencial de Chile Vamos.
Sí, es un peligro real. Pero más que un riesgo eventual, estamos frente a una estrategia sistemática de manipulación digital por parte de sectores de la extrema derecha, que han aprendido de experiencias internacionales como las de Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil o Milei en Argentina. En todos esos casos, las redes sociales fueron utilizadas no para ampliar el debate democrático, sino para distorsionar la realidad, instalar mentiras como verdades y erosionar la fe pública. En Chile, lo que hemos visto corresponde a una operación orquestada para acosar, difamar y deslegitimar a figuras que resultan incómodas para ese sector. Desde el Presidente Gabriel Boric hasta Jeannette Jara, pasando incluso por Evelyn Matthei, lo que se instala es una lógica de violencia política digital que pone en riesgo la convivencia democrática. Esto no es solo un problema ético, es un desafío institucional. La desinformación organizada, la manipulación algorítmica y el acoso digital deben ser abordados legislativamente. No para censurar, sino para proteger el debate público, garantizar transparencia en el uso de plataformas y establecer responsabilidades claras para quienes lucran con la distorsión.
Las últimas encuestas indican que las preferencias por Jeannette Jara y por el candidato de la ultraderecha José Antonio Kast (Partido Republicano) no han registrado avance y que incluso han retrocedido algunos puntos, en comparación a Evelyn Matthei, que ha presentado una leve alza. En ese sentido, ¿ha sido realmente un acierto el despliegue territorial que Jeannette Jara está realizando por el país antes de que comience el período oficial de campaña electoral?
La candidatura de Jeannette Jara lidera sin expresar aún toda su magnitud. Tiene mucho por crecer, y lo hará. Encuestas más, encuestas menos, mi impresión -y la de muchos que recorremos los territorios- es que Jeannette Jara tiene un potencial altísimo de triunfo en segunda vuelta, sin descartar ganar en noviembre. Eso desmonta la hipótesis delirante que algunos analistas de derecha han instalado, sobre una eventual segunda vuelta entre Evelyn Matthei y José Antonio Kast. Esa lectura no solo es errada: es profundamente desconectada de lo que está ocurriendo en las calles, en las ferias, en las asambleas, en los barrios. El liderazgo de Jeannette es un liderazgo creciente, que no se impone desde arriba, sino que se construye desde la escucha activa, el diálogo con la ciudadanía y la articulación de demandas concretas. Su gira por Chile ha sido mucho más que un despliegue electoral, ha sido una forma de reconfigurar el vínculo entre política y sociedad, en un momento donde la desafección es profunda y la desconfianza hacia el sistema político es legítima. Lo que constato es que muchas personas -incluso aquellas que no se identifican con la izquierda-están encontrando en Jeannette una interlocutora seria, empática y con propuestas que apuntan a mejorar la calidad de vida. No solo habla de derechos: los conecta con realidades concretas, con trayectorias laborales, con historias familiares, con territorios postergados. Por eso, el despliegue territorial ha sido un acierto estratégico. No solo fortalece su candidatura, fortalece la posibilidad de que esta elección sea una disputa real por el modelo de país. Y en ese escenario, Jeannette Jara no solo representa una alternativa, representa una esperanza concreta de transformación democrática.
¿Cómo ve el desarrollo de la campaña de Jeannette Jara?, ¿cuál es su visión respecto de si hay o no continuidad entre su candidatura y el Gobierno de Gabriel Boric?
La campaña de Jeannette Jara está en pleno proceso de consolidación. Su despliegue territorial, su capacidad de escucha activa y su vínculo con las demandas ciudadanas están generando una conexión real con sectores que buscan cambios concretos y sostenibles. Respecto a la continuidad con el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, hay que ser claros: existen logros importantes que deben ser reconocidos y defendidos. La Ley del Royalty, que redistribuye recursos hacia las comunas más postergadas; el copago cero en salud pública; la Ley de las 40 horas; el aumento del salario mínimo; la Ley Karin contra el maltrato laboral; y la Reforma de Pensiones son avances que dignifican la vida de las personas y que responden a demandas históricas. Son políticas de las cuales uno debe sentirse orgulloso. Pero también hay que decir que el gobierno de Jeannette Jara debe aspirar a mucho más. No se trata de repetir, sino de profundizar. De avanzar en el aumento real de los salarios, en una política de seguridad pública que enfrente el crimen organizado desde la inteligencia y la persecución de la ruta del dinero, y en una política habitacional que garantice acceso justo, integración territorial y reparación para quienes han sido excluidos.
“El desafío para quienes apoyamos la candidatura de Jeannette Jara es salir de la zona de confort”
¿Es factible que después del 17 de septiembre -que es cuando comienza el período de propaganda electoral por medios de comunicación y plataformas digitales, y por activistas o brigadistas en la vía pública- la candidatura de Jeannette Jara logre un avance y llegue con sus propuestas al universo de electores que tienen posiciones aún indefinidas?
Sí, es absolutamente factible. De hecho, ese momento marca una oportunidad clave para llegar al universo de electores que hoy se mantienen en posiciones indefinidas, que no se identifican ni con la izquierda ni con la derecha, pero que sí están atentos a propuestas que les hagan sentido común. Ese campo en disputa es el mismo que definió el rechazo en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022, y que también votó en contra de la propuesta constitucional de Kast. Es un electorado que no responde a consignas ideológicas, sino a experiencias concretas, a expectativas de mejora en su calidad de vida, y a liderazgos que les hablen con claridad, respeto y empatía. Por eso, el desafío para quienes apoyamos la candidatura de Jeannette Jara es salir de la zona de confort. No basta con hablarle a los convencidos, hay que dialogar con quienes tienen dudas, con quienes han sido defraudados por la política, con quienes buscan certezas en medio de la incertidumbre. Y ese diálogo no puede ser paternalista ni defensivo, debe ser abierto, honesto y capaz de retroalimentarse.
¿Qué méritos considera que tiene la coalición que sustenta la candidatura de Jeannette Jara y cuáles son los desafíos que tendría como coalición de gobierno luego de un eventual triunfo de la candidata de la izquierda y el progresismo?
Es la coalición más amplia que ha existido de partidos en apoyo a una candidata, incluso más que la Nueva Mayoría, porque en el gobierno de la Nueva Mayoría no estuvo el Frente Amplio y en el gobierno del Presidente Boric no estuvo la Democracia Cristiana. Además de partidos oficialistas y partidos históricos, la apoyan también otras colectividades como el Partido Popular. Eso habla de una pluralidad de izquierda, de progresismo y de centroizquierda muy amplia. Ahora, el desafío de esta coalición no está sólo en ser una base de sustento electoral, sino en convertirse en una coalición que perdure en el tiempo, que tenga objetivos de corto, mediano y largo plazo, y que dé sustento a un ciclo de cambios importantes en Chile que vaya más allá del gobierno de Jeannette Jara. Para enfrentar y derrotar a la extrema derecha se requiere basamento ciudadano y esta coalición en desarrollo tiene que a la vez ser capaz de interpretar un mundo social que no se identifica con los partidos políticos. Y eso es muy importante porque la base del sustento de apoyo a Jeannette Jara no se restringe a los partidos, en su mayoría responde a la adhesión de independiente y voluntarios.
“Los partidos tienen legítima autonomía para definir sus posiciones”
Sobre controversias de semanas anteriores, ¿hasta dónde los partidos políticos pueden mantener autonomía de sus posiciones respecto de una candidatura presidencial?
Los partidos políticos tienen legítima autonomía para definir sus posiciones, matices y prioridades. Pero esa autonomía no puede convertirse en fragmentación irresponsable, especialmente en momentos donde lo que está en juego es la convivencia democrática misma. Lo central y determinante es que el conjunto del progresismo mantenga y profundice objetivos comunes, como justicia social, derechos garantizados, fortalecimiento del Estado, y una democracia que no excluya ni reprima. En ese marco, la candidatura de Jeannette Jara representa una posibilidad concreta de avanzar en esas transformaciones y, por tanto, debe ser vista como un punto de convergencia, no de disputa. El adversario político está claro, es la extrema derecha, que no solo amenaza con desmontar derechos conquistados, sino que promueve un modelo autoritario, excluyente y profundamente regresivo. Su crecimiento no es solo un fenómeno electoral: es una amenaza estructural para la democracia chilena. Por eso, ese debe ser siempre el eje orientador de los razonamientos de los partidos políticos. La historia nos enseña que cuando el progresismo se divide, el autoritarismo avanza. Hoy, más que nunca, se requiere madurez política, vocación de mayoría y capacidad de diálogo entre fuerzas diversas. La autonomía partidaria debe estar al servicio de un proyecto común, no de cálculos tácticos que debiliten la posibilidad de construir un país más justo.
¿Cómo ve a la derecha y al desarrollo de la campaña de Evelyn Matthei, que en la última encuesta de la Cosa Nostra registró un incremento de 3 puntos? Junto a esta leve alza también marcó recientemente la agenda noticiosa la declaración del economista Jorge Desormeaux (marido de Matthei), quien señaló que “vamos a tener menos paz social ante un eventual gobierno de Kast, que en un gobierno de Evelyn Matthei”.
Hay sectores de la derecha que tienen conciencia de que el liderazgo de Kast sería nocivo para la convivencia democrática en Chile. No solo por su estilo confrontacional, sino por sus propuestas concretas, eliminar la PGU, desmantelar el seguro social, anular la reforma de pensiones y reducir en 6 mil millones de dólares el presupuesto del Estado en apenas 18 meses. Eso no es austeridad, es desmantelamiento. Y su impacto sería brutal en salud, educación, vivienda, cultura y seguridad social. La democracia no se sostiene solo en reglas formales. Se construye y se profundiza con justicia social, con políticas que protejan a los más vulnerables, con instituciones que dialoguen con la ciudadanía. Lo que propone Kast es lo contrario, una restauración autoritaria que empobrece lo público, debilita los derechos y fragmenta aún más el tejido social. En ese contexto, la leve alza de Evelyn Matthei en las encuestas refleja más bien una búsqueda de refugio dentro de la derecha tradicional, frente al temor que genera Kast. Pero esa derecha también tiene límites, ha sido parte del modelo que hoy está en crisis, y su capacidad de ofrecer respuestas estructurales es reducida. Por eso, el liderazgo de Jeannette Jara se vuelve aún más relevante. No solo representa una alternativa democrática: representa una posibilidad concreta de avanzar en justicia social, de reconstruir el vínculo entre política y ciudadanía, y de enfrentar el autoritarismo con propuestas, con convicción y con territorio.
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