Jeannette Jara “rompió el temor y el prejuicio de votar por una comunista”: Fernando Carmona

El economista, encargado programático en el comando de la candidata presidencial durante las primarias, sostuvo que “ella logra normalizar que ser comunista en este país no es algo extraño o negativo” y “logra acercar a la población las ideas del Partido Comunista, hay una manera de entregarle a la gente un relato de normalidad, de tranquilidad”. Indicó que con el triunfo de Jara en las primarias del oficialismo “en el escenario político chileno se produjo un cambio político relevante en el sentido de que ocurrió lo que no había ocurrido nunca, se rompió eso de que los comunistas no lograban pasar de las primarias”. Y agregó: “Además, esta debe ser la primera candidata o candidato del Partido Comunista que es apoyada por una amplia coalición de izquierda y centroizquierda”. El también director del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL), centro de estudios vinculado al PC, expresó en entrevista que “así como están las cosas, ni la izquierda sola ni la centroizquierda sola pueden gobernar. Necesitamos encontrar un equilibrio y una unidad entre ambos sectores, y tiene más nombre de progresismo”. Planteó que en las semanas que vienen “se va a reconfigurar el equipo de programa, hay que ampliar los equipos” y señaló que “eso de plantear medidas muy concretas lo vamos a mantener. Va a ser un sello nuestro, de la candidata”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 5/7/2025. ¿Por qué ganó Jeannette Jara?

Ella ganó por una muy combinación de una estrategia de establecerse como una persona que viene de sectores populares, que tiene un origen popular, y que es capaz no sólo de proponerle a la sociedad chilena un programa de cambio, sino también ser capaz de interpretar desde su posición, cuáles son los abandonos que sufre la gente. Logra tener una credibilidad superior a los otros candidatos porque conoce esos abandonos, y genera esta idea de que ella sí viene a resolver necesidades. Cuando logra instalar eso, y además instala que ella no va a mentir, y la gente le cree, ahí empieza a consolidarse, es el inicio de que haya ganado. Lo segundo es que la candidatura de Carolina Tohá se dispersa hacia el centro político, no compite dentro del espacio de la izquierda, sino que trata de buscar votos hacia el centro político, cosa que fue un error muy grande. Cuando trata de devolverse a disputarle a la izquierda -y con un concepto de anticomunismo muy fuerte, cuando en capas de la izquierda y de la gente está cada vez menos vigente-, lo hace muy tarde. En el caso de Gonzalo Winter y de Jaime Mulet, este último hizo una campaña bien intrascendente, y creo que Winter perdió dos o tres semanas tratando de instalar un clivaje en contra de la Concertación y cuando viene el reclamo del comando de Tohá, él abandona esa estrategia. Entonces gastaron dos o tres semanas con eso de disputar a la Concertación y después botaron al tacho de la basura ese trabajo, en una campaña que dura ocho a siete semanas. No fueron capaces de instalar y sostener una estrategia. Nosotros tuvimos la capacidad de sostener una estrategia y tener confianza en lo que habíamos diseñado.

¿Y eso de que ganó votos dejando de ser comunista, de no mantener un perfil tan comunista, alejándose del Partido Comunista?

No sé si eso es así, lo veo difícil de creer. No sé quién podría pensar que Jeannette, que fue militante desde los 15 años de las Juventudes Comunistas, que después ingresó al Partido Comunista, mágicamente dejó de ser comunista. La impresión que yo tengo es que ella logra que el ser comunista se vuelve menos problemático, que deje de ser un problema. No es que ella abandone el concepto de ser comunista, ella es comunista, sólo que la gente ve en ella es una persona que es comunista y por la cual se puede votar. Ella bota ciertas barreras que habíamos tenido en otras campañas, ya sea por la claridad de sus ideas, porque marca muy bien su origen social, por el carisma que tiene. De alguna manera ella logra normalizar que ser comunista en este país no es algo extraño o negativo.

¿Sin abandonar el programa del Partido Comunista, líneas políticas del Partido Comunista, idearios de los comunistas?

No, en absoluto. Porque el programa con el que gana las primarias tuvo participación de militantes comunistas, y por lo demás ella no abandona ideas. Cuando habla del salario vital de 750 mil pesos, o de construir 360 mil viviendas, son ideas que sostiene como comunista y son ideas que seguirá sosteniendo. Lo que pasa es que ella logra acercar a la población las ideas del Partido Comunista, hay una manera de entregarle a la gente un relato de normalidad, de tranquilidad.

¿Rompió el temor o el prejuicio hacia una candidatura presidencial comunista?

Yo creo que sí. Rompió el temor y el prejuicio de votar por una comunista. De hecho, esta semana vemos encuestas en que está doblando a (José Antonio) Kast y a (Johannes) Kaiser, vemos sus porcentajes, y queda súper claro que la gente no está manifestando ese temor. Lo vemos sobre todo en las generaciones más jóvenes, de 35 años para abajo, donde se manifiesta mucho menor temor al comunismo y más rechazo al anticomunismo como estrategia electoral o política.

¿El triunfo de Jara en las primarias impactó, removió el escenario político chileno?

En el escenario político chileno se produjo un cambio político relevante en el sentido de que ocurrió lo que no había ocurrido nunca, se rompió eso de que los comunistas no lograban pasar de las primarias. Además, esta debe ser la primera candidata o candidato del Partido Comunista que es apoyada por una amplia coalición de izquierda y centroizquierda. Lo que ocurrió y lo que se hizo fue histórico. Ella y la campaña logran romper con una imagen del Partido Comunista, esta tesis de que los comunistas tenemos buenas ideas pero nunca vamos a gobernar, ese es otro factor.

¿Lo que viene, un programa y un gobierno de izquierda o centroizquierda, hay algo de fondo en esa diferenciación?

Así como están las cosas, ni la izquierda sola ni la centroizquierda sola pueden gobernar. Necesitamos encontrar un equilibrio y una unidad entre ambos sectores, y tiene más nombre de progresismo, porque en el fondo tiene menos carga simbólica en términos de la ideología. Tengo la impresión de que en el marco del programa de gobierno lo que necesitamos, o que confluimos la izquierda y la centroizquierda, es en la dirección de los cambios sociales que hay que hacer y las diferencias que podamos tener en la profundidad de esos cambios. Por la experiencia que tengo de los gobiernos, la profundidad de los cambios no la da un partido, sino la realidad de la política chilena. Mientras mantengamos la dirección de los cambios que queremos hacer, la profundidad de los cambios estará dada por lo que nos encontremos en el Parlamento y por lo que nos encontremos en la sociedad chilena. Creo que lo que marca la candidatura de Jeannette es que la voluntad de cambio está presente.

¿Eso apunta más a considerar los datos de realidad país, de la fuerza que hay, que a la voluntad y dosis de aspiraciones que no estén muy aterrizadas? Hay una crítica a este gobierno de que se plantearon varias cosas y después hubo que aterrizarlas a la realidad.

Claro, lo que pasa es que lo que le ocurrió a Gabriel Boric es que hizo un programa -bueno, con los que lo apoyaban-, pensando que la sociedad chilena iba a cambiar la Constitución e iban a ver mucho más posibilidades de transformaciones. Eso no ocurrió. También desde la izquierda se critica a Boric no haber presentado las propuestas de transformación antes del 4 de septiembre (fecha del plebiscito por cambio de Constitución). Resultó muy llamativo que la derecha estaba disponible a aprobar la reforma de pensiones como venía, antes del 4 de septiembre, y después, con el resultado, moderó esa posición hasta donde llegó. La capacidad que tengamos de prometer aquello que podamos hacer, será siempre tratando de empujar los cambios, no sólo lo posible sino tratando de empujar los cambios sociales, pero teniendo muy claro el marco en el que nos movemos y lo que nos permite cumplir. Lo que pasó en el gobierno de Gabriel Boric es que estaba esta idea de que los marcos en que nos movíamos se iban a abrir y por lo tanto era posible prometer o promover cambios más profundos. Cuando eso no ocurrió, hubo que moderar todo el programa.

¿Cómo van a avanzar en la confección del programa, qué equipos se van a reunir, cuándo es el plazo?

Los plazos todavía no están claros. Se va a reconfigurar el equipo de programa de Jeannette Jara, hay que ampliar los equipos, y eso lo van a resolver la candidata con el conjunto de partidos políticos que la apoyan. El Ical y otros centros de estudios vamos a tener una relación cercana, tenemos que desarrollar iniciativa.

En la prensa hicieron mucha referencia al libro “Apuntes de cómo superar el neoliberalismo”. ¿Hay ideas centrales que van por ahí?

Es un muy buen aporte que coordinó el senador Daniel Núñez, pero creo que el eje del programa volverá a ser discutido. Me imagino que ese será un insumo muy importante, pero no será el único y por lo tanto no creo que será tan central.

¿Señalarías de inicio algunos ejes que deberían incluirse?

Hay que reconsiderar varias cosas y planteárselas en función del cambio del modelo de desarrollo. Eso genera la complejización y diversificación de la matriz productiva, aumenta la capacitación de los trabajadores, mejora los puestos de trabajo, aumenta los salarios, mejora la composición de la demanda interna y eso genera crecimiento económico.

¿Sigue la idea de más bien presentar medidas precisas más que propuestas o promesas? Porque en la campaña de primarias pasó algo así, como la medida de construir redes de trenes o aumentarlas?

Sí, creo que irá por ahí, como ese sello que quedó con cosas como la construcción de líneas de trenes, o ampliaciones, eso de plantear medidas muy concretas lo vamos a mantener. Va a ser un sello nuestro, de la candidata. Eso ayuda mucho porque sobre todo en los sectores más remotos, más populares, la política se vive más de lo concreto, de los cambios concretos que va a tener su situación de vida, y no tanto de proyectos políticos cargados de ideología. Hay una gran parte de la ciudadanía que lo que elige no es a la izquierda o a la derecha, sino a quien cree que le va a producir los cambios concretos más relevantes para mejorar su vida. En ese sentido, tenemos que seguir desarrollando medidas concretas que le hagan sentido a la ciudadanía y que le permita vislumbrar un futuro mejor.

Evelyn Matthei dijo que era más fácil ganarle a Jara.

Me da la impresión que después de las encuestas de estas semanas eso está en entredicho. Ellos partieron planteando que la segunda vuelta sería entre Kast y Matthei, después plantearon que sería Matthei-Jara o Matthei-Tohá, y hoy se está diciendo que la segunda vuelta es Kast y Jara. Se dijo que él tendría la primera mayoría en primera vuelta y hoy Jara es primera mayoría. No es correcto hacer análisis de lo que va a pasar en noviembre con los datos de estos meses, esto está muy dinámico, seguirá cambiando. La gracia o ventaja que tenemos nosotros hoy, es que Jeannette va en ascenso, y si logramos mantener esa dirección, vamos a llegar al final de esta campaña con una mayoría bastante consolidada y con una muy buena posibilidad de ganar en segunda vuelta.

¿Qué piensas de las declaraciones de Kaiser justificando el golpe de Estado y diciendo que se puede repetir, y explicando los asesinatos en la dictadura?

Tengo la impresión de que, así como en otros países están las leyes que prohíben el negacionismo, Chile necesita una ley que prohíba ese tipo de afirmaciones. Porque no es saludable para la democracia que tengamos partidos y dirigentes que lo que nos proponen son salidas por fuera de la democracia. Ya eso debiera ser un límite. Si hay alguien que plantea que las cosas se resuelven en un país democrático con soluciones antidemocráticas o dictatoriales, que además incorpora la posibilidad de matar a chilenas y chilenos, eso debiera, por algún mecanismo legal, estar prohibido, porque se sale de todos los marcos. Esto ya requiere de la toma de medidas mayores, porque se puede argumentar lo negativo de esos dichos, pero son dichos que de alguna manera deben prohibirse y eso requiere de un instrumental legal.

¿Va más allá de la libertad de expresión o del juego democrático?

Claro, es evidente. Es que la libertad de expresión debe tener un límite en los marcos del respeto de las reglas que nos hemos dado como sociedad. Las afirmaciones de Kaiser pasaron todos los marcos, todos los límites.

 

 

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