La hora del salario vital y la negociación por rama: que la crisis no la paguen los trabajadores

Esta nueva era, que algunos ya llaman la “era del caos”,  nos enfrenta a un escenario de ajustes, despidos, devaluaciones, inflación, y una brutal pulverización del poder adquisitivo de las y los trabajadores. La historia es conocida: la crisis la generan los grandes poderes financieros, pero quienes terminan pagándola son los de abajo. En este marco, urge una respuesta desde la clase trabajadora organizada. Y esa respuesta no puede ser otra que organizarnos para que los costos de la crisis no recaigan, una vez más, sobre nuestros hombros.

Eric Campos. Secretario General de la CUT. Santiago. 4/2025. Estamos en medio de una tormenta económica global. Las medidas erráticas de la administración Trump, sus idas y venidas con los aranceles a China, han iniciado una guerra comercial que amenaza con arrastrar al mundo entero hacia una recesión prolongada. Las bolsas tiemblan, el petróleo y el gas caen en picada. Y como bien sabemos, cuando los precios de los commodities bajan, lo que se anticipa es un derrumbe del consumo y, con ello, una crisis de dimensiones globales.

Esta nueva era, que algunos ya llaman la “era del caos” -como lo ha titulado The Economist en su edición del 10 de abril-, nos enfrenta a un escenario de ajustes, despidos, devaluaciones, inflación, y sobre todo, una brutal pulverización del poder adquisitivo de las y los trabajadores. La historia es conocida: la crisis la generan los grandes poderes financieros, pero quienes terminan pagándola son los de abajo.

En este marco, urge una respuesta desde la clase trabajadora organizada. Y esa respuesta no puede ser otra que organizarnos para que los costos de la crisis no recaigan, una vez más, sobre nuestros hombros.

Chile, como buena economía primarizada, es frágil frente a este nuevo escenario. Dependemos de la exportación de materias primas, de mercados externos que hoy se achican. La política económica sigue atrapada en la lógica neoliberal, reacia a fortalecer mecanismos de protección colectiva. Por eso, la negociación por rama y el establecimiento de un salario vital no son solo demandas justas; son necesidades estructurales para garantizar condiciones de vida dignas ante una crisis que se profundiza.

Sabemos lo que viene. El bloque de poder -empresarial, mediático y político- nos dirá que no hay plata, que estamos locos, que somos irresponsables. Intentarán ridiculizar nuestras demandas, tildarlas de utópicas, de desfasadas. Pero nuestra lucha por un salario vital y por negociación por rama es profundamente racional. Es patriótica. Es la única vía para sostener la cohesión social y económica en tiempos de tormenta. No aceptaremos que la cordura consista en quedarnos callados mientras nos empobrecen.

Este es un llamado al mundo sindical, a las y los trabajadores organizados: es momento de poner en pie una hoja de ruta común. Necesitamos movilización, necesitamos lucha, pero también necesitamos contenido, estrategia, mística. Porque, como dijo el mártir del sindicalismo argentino, Agustín Tosco: “Nuestra experiencia nos ha enseñado que, sobre todas las cosas, debemos ser pacientes, perseverantes y decididos. A veces, pasan meses sin que nada aparente suceda. Pero si se trabaja con ejercicio de estas tres cualidades, la tarea siempre ha de fructificar. Nada debe desalentarnos. Nada debe dividirnos. Nada debe desesperarnos.”

Que la crisis no la paguen los trabajadores. Es hora de organizarse y luchar.

 

La entrada La hora del salario vital y la negociación por rama: que la crisis no la paguen los trabajadores se publicó primero en El Siglo.