HABLEMOS DE LA TELE. Anticomunismo en pantalla

Así se explican las visiones de personajes de tanta notoriedad como los “académicos” Gonzalo Vial, Sergio de Castro, Pablo Rodríguez Grez, Hernán Büchi, Carlos Cruz Coke, Carlos Peña, Cristián Warnken, Jorge Correa Sutil, Oscar Guillermo Garretón, a los que se sumaron los Walker, Bofill, Squella, Kast, Kayser y otros. A ellos se suman figuras que alguna vez asumieron posturas progresistas como Roberto Ampuero, Ernesto Ottone, José Rodríguez Elizondo, Sergio Muñoz Riveros, Javiera Parada convertidos de la noche a la mañana en feroces anticomunistas. “No hay peor astilla que la del mismo palo”, dice el refrán popular.

José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. 7/4/2025. La nominación de la exministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, como precandidata presidencial, desató un vendaval de anticomunismo. De acuerdo con Google, el anticomunismo es “la oposición política e ideológica al comunismo. Se organizó y desarrolló tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917 y alcanzó dimensiones globales durante la llamada ‘guerra fría’, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética entablaron una intensa rivalidad”.

En nuestro país, tuvo un agitado prolegómeno desde que el obrero tipógrafo, Luis Emilio Recabarren (1876-1924), fundara el Partido Obrero Socialista en 1912 y llegara a ser el primer diputado comunista entre 1921 y 1924. Posteriormente esta odiosa práctica antidemocrática se desató con furia durante el Gobierno de Gabriel González Videla (1946-1952), con su “ley maldita” que algunos quisieran reeditar hoy en día.

Con el advenimiento de la televisión en Chile y el triunfo de la Unidad Popular que llevó a la Presidencia de la República al doctor socialista Salvador Allende, con el decidido apoyo del Partido Comunista de Chile, los sectores conservadores, empresariales, monopolistas, transnacionales y la derecha política consolidaron el anticomunismo como una doctrina infalible y despiadada contra trabajadores, estudiantes y jóvenes, considerados todos como “comunistas”.

Lamentablemente los canales de televisión de entonces -con las honrosas excepciones de TVN, Canal 9 de la Universidad de Chile y con Canal 13 en el breve período que fue dirigido por el pintor, escenógrafo y artista visual Claudio Di Girolamo-, también cayeron en las insidiosas prácticas anticomunistas.

Durante la dictadura civil-militar todo lo que se refería a justicia social, derechos de trabajadores, demandas de equidad y la mera actividad política en general fue motejada de “comunista”. Así cayeron en esa clasificación incluso sectores demócratacristianos, católicos, liberales, humanistas, socialdemócratas y otros que se atrevieron a hablar siquiera del rol del Estado para el desarrollo socioeconómico armónico y racional del país.

La caída del Muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética parecieron vaticinar el “fin de la historia” como escribió el politólogo estadounidense Francis Fukuyama, pero el capitalismo hegemónico y monopolista enfiló entonces sus garras contra Cuba, China, Vietnam y también contra Irán, Líbano, Palestina, Irak, Venezuela y ahora Nicaragua. Todas naciones que buscan afanosamente diversas formas de desarrollo -autónomo, independiente y soberano- ante el poderoso enemigo común del neoliberalismo imperialista. Basta ver las “noticias internacionales” en cualquier canal.

Con seguridad en las escuelas de periodismo de las universidades privadas -lamentablemente también en algunas entidades públicas- el anticomunismo ingresó a las aulas con las ideas de Jaime Guzmán, José Piñera, el ultranacionalismo y el neoliberalismo desde la cuna de los Chicagos Boys. Académicos y egresados llegaron a los medios de comunicación con su carga ideológica contra un desarrollo autónomo y sustentable de nuestra sociedad.

Así se explican las visiones de personajes de tanta notoriedad como los “académicos” Gonzalo Vial, Sergio de Castro, Pablo Rodríguez Grez, Hernán Büchi, Carlos Cruz Coke, Carlos Peña, Cristián Warnken, Jorge Correa Sutil, Oscar Guillermo Garretón, a los que se sumaron los Walker, Bofill, Squella, Kast, Kayser y otros. A ellos se suman figuras que alguna vez asumieron posturas progresistas como Roberto Ampuero, Ernesto Ottone, José Rodríguez Elizondo, Sergio Muñoz Riveros, Javiera Parada convertidos de la noche a la mañana en feroces anticomunistas. “No hay peor astilla que la del mismo palo”, dice el refrán popular.

Forjando una verdadera caricatura y estereotipo, el comunismo se muestra en la televisión con un odioso estatismo, rayano en el estalinismo (referido a supuestas “purgas” internas, culto a la personalidad y fin de la unidad de acción, la dirección única y el centralismo democrático), esencias del pensamiento marxista-leninista que tratan de desacreditar.

Supuestos estudios auguran una vez más el “fin del comunismo” y la caducidad del pensamiento de Carlos Marx y por la televisión -internacional y criolla- sesudos espacios “históricos” y programas “políticos” insisten hasta la saciedad en motejar de comunistas a los regímenes asediados por el imperialismo norteamericano en pueblos tan disímiles como Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Cuba, países musulmanes y del sudeste asiático. Hasta el Chile del Gobierno de Gabriel Boric es calificado como “comunista”.

Destacados “profesionales” de la información como Tomás Mosciatti, Matías del Río, Mónica Rincón, Iván Núñez, Constanza Santa María y Soledad Onetto no ocultan su animadversión sin sentido contra dirigentes y representantes populares del Partido Comunista de Chile y de organizaciones sociales, gremiales y sindicales progresistas.

Todos serían “comunistas”, incluidos lógicamente los genuinos representantes de esta ideología que tarde mal y nunca son invitados a los canales de televisión. Pero el tema del “comunismo” está permanentemente presente en los debates políticos, con la curiosa y persistente ausencia de sus representantes. ¿Veremos a Jeannette Jara con la asiduidad de Johannes Kaiser o Evelyn Mathei en pantalla?

 

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