“En Chile hay peligro de retroceder en derechos si avanza la derecha y la extrema derecha”: Lautaro Carmona

Ante eso, el presidente del Partido Comunista señaló que “hace falta la más amplia unidad democrática, progresista y de izquierda, sin que nadie renuncie a su identidad. Hace falta una madurez de convivencia entre todas las partes que estén en esta convergencia”, y en esa línea expresó que “ponerse a considerar qué tantas candidaturas presidenciales de nuestro sector es aceptable o viable, no es el tema principal”. De paso, dijo que en el PC no están esperando una decisión de Michelle Bachelet y más bien “ponemos atención a que seamos capaces de instalar una candidatura que recoja ideas programáticas de continuidad y profundización de transformaciones”. Aclaró que “no hay veto a ningún nombre” y expresó que las y los comunistas aspiran a presentar una candidatura. Afinó el análisis y sostuvo que “estamos en un momento en que la contradicción real es el peligro de que por una falta de unidad nuestra, más que por una cualidad de la derecha, se instale la extrema derecha o la derecha con políticas muy retrógradas y reaccionarias”. Carmona habló más allá de los retos electorales y expuso que “pensamos que el movimiento social, con sus organizaciones y sus códigos, debe elevar su nivel de convocatoria, de masas, y que entre a jugar un papel como corriente de opinión y fuerza democrática que ayude a crear condiciones para avanzar en derechos y parar a la extrema derecha”. En esa línea manifestó que “hay una necesidad de recuperar el hábito del vínculo permanente con la sociedad, con la gente, y no sólo cuando hay ofensivas de campañas electorales. Hay que trabajar mucho”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 2/2025. Dice que está tranquilo y que valora el apoyo recibido por ser reelegido como presidente del Partido Comunista (PC) al finalizar el XXVII Congreso de la colectividad la última semana de enero pasado.

Estuvo dos semanas en varias localidades y ciudades del sur. Cuenta que logró desconectarse, aunque no descansó del todo por los trajines de los viajes y recorridos. Se le ve animado y ya esta última semana de febrero tuvo reuniones en La Moneda y el sábado 1 de marzo encabezará un Pleno del Comité Central de su organización donde verán temas internos y las primeras aproximaciones al asunto de elecciones presidenciales y parlamentarias.

Lautaro Carmona Soto, que durante años fue secretario general del PC y ahora lo preside, de cara a los cuatro años que estará en el cargo, señaló que “empezamos con tranquilidad nuestra tarea, tenemos claros los objetivos, hay una línea de continuidad y cambio, tenemos clara la prioridad por los trabajadores, la necesidad de reformas que hay que hacer, jamás renunciar a transformaciones estructurales y de fondo con perspectiva socialista, buscar una obligada raigambre en el movimiento popular y no caer en vanguardismos”.

¿Cómo se sintió al ser reelegido presidente del PC?

Bueno, primero, soy capaz de darme cuenta de la responsabilidad que implica asumir una tarea de la dimensión de ser presidente del Partido Comunista. De una parte, valorar la consideración que tuvieron las y los integrantes del Comité Central para elegir a las dos más altas autoridades, la presidencia y la secretaría general (Bárbara Figueroa), de forma unánime. No hubo una propuesta distinta a esa.

Sobre cuestionamientos en relación a que debía dejar el paso “a nuevas generaciones”, versiones de líos internos a la hora de elegir la directiva de la colectividad, Carmona entrega una visión de la historia de su partido y de formas en que han abordado debates y diferencias.

Recuerda el XV Congreso de 1989 que fue muy tenso y de intensas discusiones entre dirigentes comunistas, a lo que se agregó el contexto de la caída del Campo Socialista. “Se discutieron responsabilidades en el golpe de Estado de 1973, la implementación de la política de rebelión popular de masas en la lucha contra la dictadura, ese fue un Congreso muy tirante”, cuenta. Dice que “en ese contexto no voy a olvidar jamás, en el esfuerzo de llegar a una síntesis, el aporte de Volodia (Teitelboim) y de Gladys (Marín). Gladys planteó ahí que había que asumir como parte de la vida regular del partido que la ley de las contradicciones se expresa en el partido y eso no podía ser un problema. Expresar diferencias, hacer discusión, no podía ser un problema”.

Pero, Carmona precisa: “El tema era distinto si no había voluntad de asumir la síntesis, es decir, lo acordado como partido. El tema era distinto si había una coordinación por adelantado de algún núcleo de compañeras o compañeros, porque ahí se faltaba a la honradez para llegar a un debate entre compañeros, entre revolucionarios. Que alguien abriera fuego sobre lo que fuera, era parte del debate. Por eso yo soy de quienes creen que la discusión, el debate, la diferencia expresada, es fuente de desarrollo, de crecimiento, lo creo por formación”.

¿Y en esta ocasión se abrió fuego?

En esta ocasión, lo que ocurrió es que hubo una situación muy estimulada por algunos medios de prensa y en las redes sociales, de instalación de nombres, de debates de la política pero centrado en nombres. Les pusieron nombres a ciertas situaciones. Pero en el Congreso, en el debate de las bases, de los momentos del Congreso, no se centró ahí el debate, no hubo debate respecto a los nombres que debieran encabezar la conducción del partido, tanto para el Comité Central, la Comisión Política, como para la presidencia y la secretaría general. La discusión política, las diferencias, no fueron expresadas en términos de personalizarlas en alguien, sino en el marco general de la política.

Reconoce que hubo diferencias, discusiones, “que es algo natural que ocurra”, al tiempo que lamentó que sí se dio el caso de “una discusión que no se transparentaba”. Como sea, indicó que fueron “constructivas y de altura” las conclusiones del Congreso del PC y que eso es lo fundamental ya que traza la línea política y el programa de la organización de la hoz y el martillo, y que las elecciones del Comité Central y la Comisión Política fueron por amplias mayorías. Aclara que “en todo caso nosotros seguimos discutiendo y analizando la situación del país y las tareas del partido”.

Lautaro Carmona enfatiza que en su colectividad hay tranquilidad y fluidez para asumir los escenarios políticos y sociales que vienen, existe toda la disposición a sacar adelante las tareas de Gobierno, a insistir en proyectos de reformas en el Congreso y a estar con más presencia y decisión en el mundo social y sindical, y activar el papel del movimiento popular.

Recalca: “En las batallas que vienen debe estar el conquistar un Gobierno para las transformaciones, que le de continuidad a los avances que hemos tenido, que resuelva los vacíos, que corrija las distorsiones que se pudieron tener, y debe estar el conquistar una mayoría parlamentaria para las transformaciones, para resguardar derechos y avanzar en otros”.

Candidaturas presidenciales. “No hay veto a ningún nombre”.

¿Ustedes están esperando una decisión de Michelle Bachelet para la candidatura presidencial?

No. Nosotros ponemos atención a que seamos capaces, todas las fuerzas de nuestro sector, de instalar una candidatura que recoja ideas programáticas de continuidad y profundización de transformaciones, que sea capaz de representar un proyecto de Gobierno que encante, que seduzca, que integre, a mayorías nacionales. No hay veto a ningún nombre. No está cerrado que los comunistas propongan una candidatura de sus filas. Esto no es una mirada de desvalorización de Michelle Bachelet como un liderazgo político.

¿Comparte que si ella acepta ser candidata lo será automáticamente, y en caso contrario en el oficialismo tendrán que hacer primarias?

No es un debate que hayamos hecho en el Partido Comunista. Tampoco lo vería como algo tan mecánico. Tiene que implementarse un procedimiento que fortalezca, que potencie, que profundice, que le dé vitalidad y posibilidad cierta a una candidatura. Hipótesis por adelantado no creo que vayan a resolver este tema.

Las opciones presidenciales del PC

Aparecen en la prensa como candidaturas del PC las ministras Jeannette Jara y Camila Vallejo, el exalcalde Daniel Jadue. “Esos son los nombres que están barajando, hay otros nombres?

Estamos en un momento en que hay que calibrar bien la necesaria contribución que significa instalar una precandidatura presidencial del PC, cuando todo indicaría que habrá una primaria. Para los comunistas, más allá del nombre, es una cantidad de ideas, de propuestas, de plataforma programática que debe instalarse.

¿Ustedes van a tener un momento, quizá en marzo, en que van a tomar una decisión? De hecho, de ser algunas de las ministras, tendría que renunciar en marzo.

Estamos obligados por los tiempos políticos y legales. Por lo menos, tendremos un primer Pleno del Comité Central este sábado primero de marzo, donde veremos temas de construcción unitaria y de la candidatura presidencial y candidaturas parlamentarias, y quizá podamos avanzar en algo. Claro que vamos a tener más de una discusión, más de una reunión, pero es un tema que vamos a empezar a discutir ahora en marzo.

¿Pero son esos nombres que le mencioné?

Sí, han aparecido en la prensa, en las encuestas, nosotros tenemos liderazgos, pero debemos analizarlo en estas semanas.

“Una convergencia que vaya desde la Democracia Cristiana hasta fuerzas de izquierda que no son parte del Gobierno”

En teoría, puede haber una primaria de Socialismo Democrático y otra de los partidos de Apruebo Dignidad; pero puede haber una primaria conjunta de todas las fuerzas del oficialismo. En el primer caso implicaría llevar dos candidatos oficialistas a la primera vuelta. ¿Ustedes por qué se la juegan?

Mira, la experiencia política que vive el mundo, que vive América Latina, que vive Chile, con una situación de fortalecimiento de posiciones de ultraderecha, que se transforman en peligros reales desde el punto de vista de retroceder en avances de derechos que se lograron con tanto esfuerzo y tantas luchas del pueblo, significa que hay que defenderlos y, además, buscar más cambios, más transformaciones. No visibilizar que esa disyuntiva es un dato político en la actualidad, no me parece lo mejor. Es decir, se posibilita ese avance de la extrema derecha, o seguimos con un proyecto de transformaciones. Ponerse a considerar qué tantas candidaturas de nuestro sector es aceptable o es viable, no es lo principal, no es el tema a mi modo de ver. No. Estamos en un momento en que la contradicción real es el peligro de que por una falta de unidad nuestra, más que por una cualidad de la derecha, se instale la extrema derecha o la derecha con políticas muy retrógradas y reaccionarias. Eso obliga a que se defina una batalla político-electoral con una convergencia de todo el sector que está por detener a la derecha y a la ultraderecha, y hacer avanzar las posiciones democráticas, de justicia social. Eso implica una disposición nuestra a una convergencia que vaya desde la Democracia Cristiana hasta fuerzas de izquierda que no son parte del Gobierno. O sea, por ambos lados se amplía la coalición de partidos de Gobierno que hay en la actualidad.

En definitiva, ¿buscar la derrota de Evelyn Matthei, de José Antonio Kast, de Johannes Kaiser?

Exactamente, eso es.

¿Las reuniones que ustedes tuvieron con partidos de la izquierda no oficial, apunta en ese sentido?

Sí, nosotros cumplimos con convicción, con seriedad, con sentido de responsabilidad, el hacerle saber a los incumbentes nuestra idea de unidad, de acuerdos. Tuvimos una muy buena reunión con el Partido Popular, que tuvo origen en el contexto del Frente Amplio, con el Partido Humanista, con el Partido Igualdad que también tuvo una relación con el Frente Amplio. Ellos tienen cierta influencia, tienen liderazgos, tiene vínculos con colectivos como Transformar Chile, tienen una base. Les hemos hecho saber eso que yo exponía, de tener una amplia unidad para detener a la extrema derecha, a la derecha reaccionaria.

Pero al menos algunos de sus dirigentes indicaron que no apoyarían candidaturas del oficialismo.

Es verdad, la respuesta de ellos en este momento es que creen que lo correcto es formar una fuerza político-electoral con una identidad de izquierda o del mundo popular que no se vincule, por ahora, con las fuerzas que son coalición de Gobierno. Nosotros no estamos obligados a lo imposible, pero vamos a seguir planteando nuestra idea. Seguimos pensando que esa anchura es una necesidad política.

Una decisión ante el avance de la extrema derecha

¿No cree que, mirando la subida en encuestas de Kaiser, lo que pasó en Alemania y en Estados Unidos, lo que pasa en Argentina, entre las fuerzas progresistas y de izquierda en el país no se ha tomado el real peso a un avance de la extrema derecha e incluso de posturas fascistas?

No quisiera presumir una falta de sensibilidad política en otros sectores, sino asumir lo propio. Y no me cabe la menor duda de que los fenómenos que anotas, que incluyen las políticas en Italia o en Hungría, muestran un evidente fortalecimiento de las posiciones más reaccionarias en la política a nivel mundial y se hace con una falta de pudor, con una frivolidad respecto a la angustia por las condiciones de vida de la gente en muchos países, que uno no imagina que se vaya a aceptar a la extrema derecha, o posiciones fascistas. Sin embargo, la demagogia, el populismo, el abuso de las fake news, de las redes sociales, lleva a que estos sean fenómenos masivos y esos sectores ganen elecciones. Esto es un peligro real. Si en el caso de Chile el peligro es retroceder en derechos, y en los avances que hemos tenido, que se hizo con mucho esfuerzo durante décadas, es evidente que hay que hacer una convocatoria muy amplia a las fuerzas democráticas, progresistas, de izquierda. Quiero recalcarlo, en Chile hay peligro de retroceder en derechos si avanza la derecha y la extrema derecha. Ante eso, hace falta la más amplia unidad democrática, progresista y de izquierda, sin que nadie renuncie a su identidad. Hace falta una madurez de convivencia entre todas las partes que estén en esta convergencia.

¿Usted comparte la opinión de que el avance de la extrema derecha tiene que ver con debilidades de la socialdemocracia, de gobiernos progresistas, de izquierda? ¿Que al no ser duros en sus políticas le dan chance a la ultraderecha?

Primero, no soy partidario de que entre más se agudizan las contradicciones, es mejor, no tengo esa lectura. Creo que las conquistas del pueblo y sus avances son procesos. Lo que sí es evidente es que si hay una influencia de sectores reaccionarios en el mundo popular, es que hay una omisión o una debilidad política de las fuerzas transformadoras. Eso significa una mayor autoexigencia de las fuerzas políticas progresistas y de izquierda, que queremos cambios, y que asumimos que esos cambios son con la participación activa del mundo democrático y popular. Debemos demostrar que podemos representar al pueblo con consecuencia y respeto, con políticas que lo beneficie. Hay una necesidad de recuperar el hábito del vínculo permanente con la sociedad, con la gente, y no sólo cuando hay ofensivas de campañas electorales. Hay que trabajar mucho.

De cara a la elección presidencial, se debate sobre cuál será el relato de este Gobierno, sobre la continuidad de este Gobierno. ¿Qué apreciación tiene usted?

Es un gran desafío comunicacional, y que necesita contenido, no puede haber un relato, una comunicación vacía. Para eso hay que apropiarse no sólo de los avances que han logrado este Gobierno y el movimiento social, como el salario mínimo de 510 mil pesos, las 40 horas semanales, o el nuevo mecanismo de financiamiento de la educación superior, sino que saber relacionar esos avances con luchas pendientes. Hay que seguir profundizando la reforma para pensiones dignas, hay que lograr la reforma de negociación ramal, hay que avanzar en derechos de las mujeres. Estamos obligados a establecer en qué hemos avanzado y qué nos falta por avanzar y por qué. Por qué es necesario un Gobierno que no sea una continuidad mecánica de este, sino que consolide los avances en beneficio del pueblo, corrija lo que no se logró e integre los vacíos que se notaron.

“El peligro de achicar el campo de acción del Partido Comunista”

Evidentemente este es un año electoral. Pero también hay hartas demandas sociales. ¿Qué pasa con el Partido Comunista en el tema de la movilización social, del mundo popular? ¿No existe el peligro de que el PC se vaya mucho a lo electoral, a ganar elecciones, y se aleje de las movilizaciones y no esté activo en el mundo popular este 2025?

El peligro de achicar el campo de acción del Partido Comunista siempre estará presente. Es algo en que la dirección política debe estar muy atenta, evaluando, y atendiendo.

¿Hay que ensanchar ese campo de acción?

Una de las conclusiones más profunda, más importante del Congreso del partido, es dedicar un esfuerzo distinguible, notorio, a fortalecer el mundo popular, particularmente el movimiento sindical, poblacional, de las mujeres. Pensamos que el movimiento social, con sus organizaciones y sus códigos, debe elevar su nivel de convocatoria, de masas, y que entren a jugar un papel como corriente de opinión y fuerza democrática que ayude a crear condiciones para avanzar en derechos y parar a la extrema derecha. Los comunistas estamos por acrecentar nuestra presencia en el mundo popular, siendo parte del movimiento social, sin reemplazar a nadie ni nada. Hay que recuperar a plenitud el protagonismo social en la política.

 

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