Contrapuntos en torno de la reforma previsional aprobada, y el efecto político-presidencial
Parecía evidente que un acuerdo entre fuerzas progresistas y de izquierda con la derecha, tendría de dulce y agraz y traería controversias. En una síntesis de aquello, mientras unos valoran el aumento de pensiones, otros cuestionan el no término de las AFP, que seguirán recibiendo millonarios montos. Lo que sí se aparece como una clave, es que se modificó el sistema previsional privado, trasnacional y monopólico, y se encontró una salida a alrededor de dos décadas discutiendo cambios en el sistema previsional. El Presidente Gabriel Boric sostuvo que “esta reforma es el avance más importante en materia previsional de las últimas décadas” y la ministra Jeannette Jara relevó que “esta reforma es un gran avance para el país y se va a ver reflejado no sólo en la calidad de vida de los que hoy día están jubilados, sino que también en el futuro”. Desde el Movimiento NO+AFP, se emitió un comunicado donde se expresó que “se ha aprobado un acuerdo que consolida el sistema de cuentas individuales administradas por las AFP”, donde varios economistas centraron los cuestionamientos a la iniciativa. En medio de todo, esta reforma tuvo un efecto político -esperado- que alcanzó a la carrera presidencial. Se considera en el Gobierno y las fuerzas que lo apoyan, un éxito la aprobación del proyecto y una ganancia política de alto vuelo, en tanto el cuadro de la oposición es nebuloso, lleno de diferencias nada menores, de división y al menos de desorden. Entre medio, se produjo el reforzamiento como opción presidencial de la ministra Jeannette Jara, quien lideró todo el proceso para que se llegara a la aprobación del proyecto. Y un dato señalado: “El Presidente Gabriel Boric tiene legado: la reforma de pensiones”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 31/1/2025. Santiago. Parece imprescindible que en torno de la aprobación de la reforma previsional los análisis de sus contenidos no queden en consignas, frases mediáticas o anteojeras de caballos. Aunque abunden.
Algo que sintetiza los contrapuntos en torno del proyecto, que puede ser ley en marzo, es que algunos resaltan que habrá un importante aumento de las pensiones y más beneficios para la gente, y otros relevan que se inyectará más dinero a las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) y se consolida la capitalización individual.
No debe haber caído bien en algunos ámbitos del oficialismo el mensaje por X del exministro de la dictadura, José Piñera, promotor del sistema de AFP, donde saludaba: “Larga vida al sistema de capitalización individual…Viva Chile”, después de conocer el contenido de la reforma. En ese sentido, en un comunicado de la Asociación de AFP se dijo que “valoramos que esta nueva ley busque aumentar el ahorro en las cuentas de capitalización individual de los afiliados, recogiendo atributos altamente valorados por la ciudadanía como la propiedad y heredabilidad de los fondos de pensiones”.
Pero al mismo tiempo, desde el Gobierno, sectores oficialistas e incluso de la derecha, se valoró la aprobación de la reforma previsional sobre todo en el sentido de que se desarticulan elementos del actual sistema, se aumentan las pensiones, se introducen componentes solidarios, se mejoran las condiciones de las mujeres, entidades del Estado como el Instituto de Previsión Social pasan a cumplir un papel relevante, se aumenta la PGU, se obliga a la transparencia de las AFP en el cobro de comisiones, entre otros contenidos.
“En tanto no tuvimos la correlación de fuerzas en el Congreso y ciertas condiciones en el país, no se logró todo, pero avanzamos en desbaratar lo que había armado la dictadura en pensiones” comentó un legislador respecto al proyecto.
Demás está marcar aquel comentario de que “al final si hubo acuerdo entre el oficialismo y la derecha, es que nadie obtuvo todo lo que quería”, o lo que señaló el presidente de Renovación Nacional (RN), Rodrigo Galilea, de que no podía haber acuerdo en esto si cada sector permanecía dentro de “su caja”.
En todo caso, se aparece como una clave esencial que se modificó en aspectos sustanciales el sistema previsional privado, trasnacional y monopólico, ante lo cual no se podría rebatir que sí hubo modificaciones y que finalmente se encontró una salida a alrededor de dos décadas discutiendo cambios en el modelo previsional, sin que se lograra nada durante muchísimos años. Es así que el Presidente Gabriel Boric sostuvo que “esta reforma es el avance más importante en materia previsional de las últimas décadas”.
La ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, destacó que “estamos conscientes de que todos los sectores políticos hemos tenido que construir este puente que se construye entre todos por el bien de nuestro país”.
El impacto político y el foco en candidaturas presidenciales
Salvo contadas excepciones, en el oficialismo todo fue celebración con la aprobación de la reforma previsional.
Nadie nunca dejó de decir que el proyecto no era el buscado, ni el que originalmente presentó el Gobierno, mucho menos lo que estaba en el programa, al punto que desde el Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA) se planteó que no está cerrada la puerta a continuar luchando por terminar con las AFP y a introducir en el futuro más cambios en el sistema previsional. No se olvida la idea de instalar la iniciativa de un inversor público, por ejemplo.
Desde el punto de vista político se considera en el Gobierno y las fuerzas que lo apoyan, un éxito la aprobación del proyecto y una ganancia política de alto vuelo.
A ojos de la ciudadanía, aquí básicamente se trata de que salió adelante una reforma promovida por la administración del Presidente Boric, y que subirán las pensiones.
En estos días, ante esta aprobación, se vio a las fuerzas de Gobierno, las representaciones de sus partidos y las bancadas parlamentarias, cohesionadas, abrazadas, contentas y con algo más que presentar. Se asistió a un triunfo. La analista Marta Lagos colocó en redes: “El Presidente Gabriel Boric tiene legado: la reforma de pensiones”.
Adicionalmente se metió otro elemento. El reforzamiento como opción presidencial de la ministra Jeannette Jara, quien lideró todo el proceso para que se llegara a la aprobación del proyecto.
Ella estuvo al frente de un tema que pertenece a su cartera y debió lidiar con multiplicidad de escollos, tanto propios como ajenos, de su sector y de la oposición, y se habla de “su manija” a la hora de conseguir acuerdo con la derecha, que era la única posibilidad de sacar adelante el proyecto.
Según analistas, lo hecho por Jara la puso en buena posición en la carrera presidencial y le abrió una opción al PC. Lautaro Carmona, presidente del PC, calificó a la ministra como “lideresa del mundo popular” y en entrevista en CNN-Chile expresó que “tiene una instalación por gestión, por visibilidad y por grado de conocimiento, y todos sabemos que esos son aspectos muy importantes en una candidatura”.
Claro que al ser un logro del oficialismo, este avance de la reforma y sus efectos en los próximos meses -básicamente que en tiempo de campaña se estarán recibiendo los aumentos- incidiría positivamente en cualquier candidatura presidencial de los partidos de Gobierno. Si la candidata es Carolina Tohá, Tomás Vodanovic u otra u otro, va a capitalizar lo sucedido con este proyecto.
Se podría adelantar que quienes surjan como postulantes a La Moneda desde los conglomerados Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático, van a reivindicar el éxito de la reforma previsional y la mejora de condiciones de más de dos millones de jubiladas y jubilados.
Lo que no se podría prever con mucha certeza, es el efecto que tendrá este episodio en parte de la base electoral de la izquierda, donde hace tiempo se instaló una dura crítica al proyecto, cuestionando al Gobierno y los partidos que lo apoyan, y llegando a exigir que la iniciativa se retirara.
Para la derecha y la extrema derecha el dibujo es otro, porque no tuvieron la cohesión y la unidad que mostró el oficialismo.
Además, por mucho que hayan dado sus votos a la reforma, teniendo en claro que se les cedió bastante, el logro quedó instalado en el Gobierno, en el sector oficialista, y no en la oposición.
Un dato primario es que en este episodio fue clara la diferencia e incluso la pugna entre la derecha tradicional y la extrema derecha, al punto de sacarse en cara la traición a principios ideológicos, haber apostado a un proyecto contranatura del ideario conservador y señalar que Chile Vamos “se movió hacia la izquierda”. Esto se evidenció sobre todo en el choque entre el conglomerado de la derecha tradicional y Republicanos. Considerando que hubo legisladores y dirigentes de RN y la UDI que se opusieron tenazmente a la reforma hasta el final.
En estos días el cuadro de la oposición es nebuloso, lleno de contrapuntos nada menores, de división y al menos de desorden.
El haber negociado un acuerdo con el oficialismo, haber reivindicado el camino del diálogo y el acuerdo (en personajes como los senadores Juan Antonio Coloma y Rodrigo Galilea, entre otros), el mostrarse como artífices de convenios “por el bien de Chile”, parece no suficiente para las bases políticas de la derecha y la ultraderecha, para segmentos de las dirigencias, para la derecha económica incluidos los directivos de las AFP, pese a haber abortado planes importantes del progresismo y la izquierda en esta materia.
Quizá no habría que olvidar que, en definitiva, en la derecha y la extrema derecha, no se quería para nada la reforma previsional.
En este cuadro se desenvuelven en estos días las candidaturas presidenciales de la oposición. Con una Evelyn Matthei hablando por X, con pocas certezas, jugando a que sí y no le gustó el acuerdo para la reforma, diciendo que podría hacer cambios al proyecto en su eventual futuro Gobierno, pero sin aparecer como una articuladora o defensora de lo que se hizo.
Que eso le juegue a favor o en contra, podría ser prematuro decirlo. Axell Callís, analista electoral, dijo en La Segunda que “Matthei tiene que definirse en qué alma de la derecha está, no puede navegar entre las dos y esa decisión la tiene que tomar ahora: o es parte de la reforma o no”.
En cambio, José Antonio Kast y Johannes Kaiser, presidenciales de la extrema derecha, no presentan matices: están en contra de la reforma de pensiones, la atacan, y solidifican así un relato frente a la base social y electoral de derecha y ultraderecha.
Contenidos clave
La ministra Jeannette Jara fue enfática en decir que “esta reforma avanza, es un gran avance para el país y se va a ver reflejado no sólo en la calidad de vida de los que hoy día están jubilados, sino que también en el futuro. No es sólo para los pensionados de hoy, como algunos han querido decir, sino que también para el futuro”.
Desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social se señalaron aspectos clave de este proyecto, poniendo el acento en los beneficios de las y los pensionados.
Se mencionó que ahora la cotización de cargo del empleador será de un 7%, lo que se sumará al 1,5% que ya aportan los empresarios al Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS), con lo que los empleadores totalizarán una cotización de 8,5% en beneficio del trabajador.
Se hizo ver que de ese total se distribuirá en 4,5% para capitalización individual, con el objetivo de fortalecer las pensiones futuras. El 4% restante será administrado por el Seguro Social y tendrá la siguiente composición: con 2,5% se cubrirá las contingencias del SIS -invalidez y sobrevivencia- y la Compensación a Mujeres por mayores expectativas de vida. Con la diferencia de 1,5% se financiará el Beneficio por Año Cotizado, instrumento que mejorará las pensiones actuales y que será transitorio.
El proyecto incluye un aumento de la PGU (Pensión Garantizada Universal) a 250.000 pesos. La implementación será gradual. A los seis meses de publicada la ley, el nuevo monto lo recibirán los beneficiarios de PGU de 82 años o más; a los 18 meses de publicada la ley, lo recibirán los beneficiarios de 75 años o más; a los 30 meses de publicada la ley, el nuevo monto llegará a las personas de 65 años o más. Con igual gradualidad y cortes etarios accederán los beneficiarios de leyes reparatorias (Valech, Rettig y exonerados).
La reforma despachada propone la creación de un Seguro Social que entregará dos prestaciones, el Beneficio por Año Cotizado y la Compensación a Mujeres por las mayores expectativas de vida. En cuanto a las características de los beneficios, la Compensación a Mujeres por la mayor sobrevida resultará en que una mujer y un hombre que se jubilan a los 65 años con la misma edad, mismo saldo, y grupo familiar obtengan la misma pensión, con un valor mínimo de 0,25 UF (aproximadamente 10.000 pesos mensuales) para compensar esa diferencia. Al Beneficio por Año Cotizado accederán las mujeres con al menos 10 años cotizados, umbral que permanecerá durante la primera década de vigencia de la prestación. Luego, ese requisito de acceso aumentará a 15 años cotizados. En el caso de los hombres, se beneficiarán aquellos con un mínimo de 20 años cotizados.
El alza de la nueva cotización de 7%, para alcanzar un 8,5%, se implementará con una gradualidad de 9 años. Esto podría extenderse en dos años en la medida que una evaluación externa sobre la Ley de Cumplimiento Tributario, que se efectuará al tercer año, dé cuenta de un menor efecto recaudatorio al esperado, conforme a las recomendaciones del Consejo Fiscal Autónomo.
En cuanto a las AFP, la iniciativa incluye cambios regulatorios que derivarán en más transparencia y competencia, con menores costos para las personas. Por ejemplo, se establece la licitación del stock de afiliados, proceso que se efectuará cada dos años y en los cuales se licitará, aleatoriamente, al 10% de los afiliados actuales. El proceso será adjudicado al oferente con la menor comisión, la que deberá mantener por cinco años. Los afiliados podrán desistir o cambiarse de inversor en cualquier momento.
Las AFP tendrán la posibilidad de subcontratar las funciones de soporte, entre los cuales podrá actuar el Instituto de Previsión Social (IPS). Además, deberán reportar separadamente las funciones de soporte y administración de cuentas.
Asimismo, la reforma considera diversas medidas para incrementar la densidad de cotizaciones. Entre otras, la ampliación del Seguro de Lagunas Previsionales, el reemplazo de los multifondos por los fondos generacionales, modelo que busca maximizar la rentabilidad y acotar riesgos. También, un sistema de cobranza previsional centralizado, que permitirá una recuperación más eficiente de las cotizaciones impagas. Dicho sistema se licitará y podrá participar la Tesorería General de la República.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, expresó que “desde el punto de vista fiscal, este es un proyecto que es responsable, tiene un diseño financiero que es sustentable, que tiene contemplado mecanismos de revisión periódica que permitan identificar cualquier desviación y corregir rumbo en el momento en que sea necesario. También se hizo un análisis económico del efecto de esta reforma y la principal conclusión de ese análisis fue que el aumento del ahorro va a permitir financiar más inversión. Al financiar más inversión, se va a generar mayor crecimiento, y con ese mayor crecimiento se van a generar empleos para compensar en gran medida el efecto negativo, que inevitablemente tiene un aumento en los costos laborales a través de la tasa de cotización sobre las contrataciones”.
Críticas al proyecto
Como se podía esperar, surgieron contrapuntos respecto a la reforma aprobada desde sectores progresistas y de izquierda que, incluso, insistieron en que se debió poner fin a las AFP ahora.
Por ejemplo, el economista Andrés Solimano, exdirector del Banco Mundial y académico, sostuvo que “los beneficios tangibles son muy acotados y llenos de pre requisitos para acceder a ellos”.
Ejemplificó con que “a las mujeres se les condiciona los beneficios a haberse jubilado a los 65 años y se castiga a las personas jubiladas a los 60 que es precisamente la edad legal de jubilar de las mujeres”. Añadió que “como el componente de redistribución del seguro social se redujo al máximo, hay pocos recursos para hacer subir más las pensiones”. Además, Solimano indicó que “el pago de la PGU de 250 mil pesos se escalona entre seis y veinticuatro meses y tampoco es universal ya que no cubre el cien por ciento del universo posible”.
El economista señaló que con la reforma “algo se pudo haber logrado, pero muy acotado”. En tono de cuestionamiento enfatizó: “Se consolida y legitima a través del sistema político (el Congreso) el modelo de la capitalización individual que está probado entrega pensiones muy bajas, entre otros problemas”.
Desde el Movimiento NO+AFP, se emitió un comunicado donde se expresó que “se ha aprobado un acuerdo que consolida el sistema de cuentas individuales administradas por las AFP, empresas privadas impuestas en dictadura” y se opinó que “lo que se consigue es descomprimir transitoriamente la presión social contra un sistema absolutamente fracasado”. Se añadió que lo resuelto “solo establece ajustes y disposiciones que mantienen el modelo”.
Según ese colectivo, con esta reforma aumenta en un 45% “el financiamiento del mercado de capitales, lo que les permite capturar anualmente más de seis mil millones de dólares”. En la declaración se señaló: “Si hoy (el Estado) destina el 88% del gasto en pensiones y las AFP no más del 12%, este porcentaje crece con el aumento de la PGU, y con el aval del Estado al préstamo del 1,5% para financiar el beneficio por año cotizado”. Y se planteó que “las mujeres tendrán que seguir esperando hasta los 65 años para recibir la PGU, lo mismo para recibir el escaso bono tabla para igualdad de género en pensiones”.
El vicepresidente de CENDA, el economista Manuel Riesco, crítico desde un inicio de esta reforma, dijo que sus contenidos apuntan a “aumentar su desvío al mercado de capitales”, “a cambio de míseros y graduales incrementos en pensiones”. En uno de los cuestionamientos centrales que hace, sostuvo que “todo el incremento de la recaudación, siete mil millones de dólares anuales, se transfiere al mercado de capitales, mismo destino de los catorce mil que descuentan hoy. Para beneficio de gestores financieros y grandes empresarios, especialmente los cuatro grupos que controlan el sistema AFP”.
En una columna, Riesco quiso recordar datos en torno del sistema previsional chileno. “El total de cotizaciones salariales transferido al sistema AFP desde 1981 hasta noviembre de 2024, suma casi 300 mil millones de dólares, cifra similar al PIB del año 2024 y equivalente a tres veces la masa salarial de ese año, completa. A ello hay que agregar -escribió- un total de 75 mil millones de dólares en subsidios fiscales directos al pago de pensiones AFP, que han financiado dos tercios de las mismas, mediante endeudamiento contraído con el sistema AFP que equivale a dos tercios de la deuda fiscal total. Restando a lo anterior el costo total de las pensiones pagadas por este sistema en toda su historia, que suma 123 mil millones de dólares, menos de la mitad de lo recaudado en cotizaciones, ello arroja un excedente corriente neto de 245 mil millones de dólares de salarios y subsidios transferidos al sistema AFP”.
En la línea de los cuestionamientos que se centran en lo que recibirán las AFP, las cuales por cierto no desaparecen, el economista Marco Kremerman, de la Fundación Sol, estableció, en entrevista con El Desconcierto, que “lo que inicialmente era cero a cuentas individuales, que iba a quedar en 10 o 10,5 a lo sumo, ahora inmediatamente sube en 4,5 puntos a cuentas individuales, y van a ser administradas por las AFP”, aumentando en casi un 50% en el corto plazo (y aumentando en el futuro) el monto de fondos de capitalización individual que manejarán las Administradoras de Fondos de Pensiones.
Indicó que aplicado el proyecto, “va a haberun 40% que va a recibir aportes menores, muy pequeños, de 20 o 30 mil pesos”, advirtió. Aunque destacó que algunas mujerescon más años de cotización podrían recibir aumentos cercanos a los 130 mil pesos.
Las realidades y las posibilidades
Sin dejar de reconocer aspectos no del todo positivos en la reforma aprobada, sobre todo en cuanto a las AFP, desde el oficialismo se insistió en que hubo avances y que en el futuro se podría concretar otras modificaciones sustanciales.
“No renunciamos al término de las AFP” y “no se cierra ninguna puerta a seguir cambiando el sistema”, fueron aseveraciones que se escucharon en vocerías de legisladores y dirigentes políticos de partidos progresistas y de izquierda.
Nunca se negó que esta reforma “no es lo que queríamos”, se insistió en que “este no fue el proyecto original” presentado por el Gobierno y se reconoció que las condiciones que se fueron creando en estos dos años no permitieron cumplir a cabalidad la propuesta programática, sobre todo respecto a “terminar con el sistema de las AFP”. Sobre todo porque el oficialismo no tuvo mayoría en el Congreso.
En esa línea, el senador del Partido Comunista (PC), Daniel Núñez, dijo que “nos jugamos por un cambio profundo, un cambio total y radical buscando un verdadero sistema de seguridad social y una parte de esa apuesta estuvo en juego en el proceso constitucional donde fuimos derrotados. Ahí se cerró una puerta para hacer cambios mucho más profundos”.
Indicó que “los que queremos cambios más profundos y estructurales a este sistema tenemos que asumir una situación que es parte del juego democrático, no basta la voluntad de hacer los cambios, se requiere la correlación de fuerzas, como decimos los marxistas, se requiere tener los votos en la Cámara y en el Senado” y aseveró: “En esa situación nos encontramos, no tenemos nosotros los votos para hacer los cambios y reformas estructurales al sistema de AFP como quisiéramos y generar un verdadero sistema de seguridad social y frente esa situación tenemos que actuar, tenemos que reaccionar”.
Enfatizando en lo positivo del proyecto y benéfico para las pensionadas y los pensionados, el Presidente Gabriel Boric sintetizó en tres aspectos contenidos fundamentales.
“En primer lugar -dijo- la PGU, se incrementará a 250 mil pesos a partir de los seis meses desde la publicación de esta ley, priorizando a las y los jubilados de mayor edad. Así, aproximadamente en septiembre de este año, 800 mil compatriotas que actualmente reciben la PGU o Pensión Básica Solidaria de Invalidez, serán beneficiados por este aumento. En 2027, en dos años más, esta alza llegará a todas y todos los beneficiarios de la PGU y los situará por sobre la línea de la pobreza, en atención a una gradualidad responsable con los recursos de nuestro país”.
“Segundo, porque gracias a esta reforma -indicó- Chile va a tener un verdadero sistema mixto de pensiones, con tres pilares de contribución. Además del aporte del Estado a través de la PGU, se fortalecerá el ahorro personal para mejorar las pensiones del futuro y se crea un nuevo seguro social para subir las pensiones de ahora y las de los próximos años. Esto va a ser posible gracias a que los empleadores también comenzarán a cotizar, lo que se va a implementar de manera gradual para equilibrar la necesidad de mejorar las pensiones con la responsabilidad de proteger el empleo, y en especial, a las pequeñas y medianas empresas. Estamos, también, trabajando para ustedes”.
Añadió que “gracias a ello, en particular, son las mujeres las que van a recibir un monto suficiente para poder equiparar su pensión con la de un hombre que se jubila con su mismo ahorro e igual grupo familiar. Igualdad entre hombres y mujeres. Este beneficio, por cierto, tiene un requisito inicial de 10 años cotizados para las mujeres y de 20 años cotizados para los hombres. Es decir, la reforma incorpora un incentivo para que los trabajadores paguen sus cotizaciones y se incorporen al mercado laboral formal.Quienes quieran ser beneficiados, tendrán que cotizar. Esto es un incentivo al ahorro, que es esencial en cualquier sistema de pensiones que funciona”.
“Y tercero, esta reforma introduce cambios importantes a la industria de las AFP -que presionaron mucho para que esta no viera la luz-, para que esta industria sea más eficiente y esté orientada al bienestar de las personas más que al negocio de unos pocos. Estas modificaciones son un incentivo para que aumente la competencia, para que entren nuevos actores y, lo más importante, para que se reduzcan los costos para ustedes, los afiliados y las afiliadas, con comisiones más bajas y que sean acordes a si los fondos pierden o ganan” sostuvo el mandatario.
Luis Cuello, presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputadas y Diputados, en entrevista con ElSiglo.cl puntualizó: “La aspiración nuestra es que se dividiera la industria, al menos eso. Pero no ocurrió. ¿Por qué? Porque la derecha efectuó un chantaje. Ese chantaje consistió en que no se dividiera la industria a cambio de permitir el Seguro Social y otros elementos de la reforma”.
Enfatizó que “sobre el no término de las AFP hay que pedirle explicaciones a la derecha, saber y conocer su vínculo y su negocio con las AFP, porque la derecha hizo una defensa a ultranza de las AFP y se mantienen”.
En tanto, el secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Eric Campos, dijo en entrevista en Radio Universidad de Chile que “no hay contradicción en valorar que se aumente las pensiones como una cuestión positiva de este acuerdo y mantener una posición crítica de las industrias de las AFP que, más allá de los cambios en la regulación, de la incorporación de algunos actores nuevos, de la incorporación de criterios de solidaridad que para algunos es reparto y para otros no”.
Recalcó que “por lo pronto, lo que correspondía a la CUT es acompañar en valorar que se aumente las pensiones de miles y cientos de jubilados, pero eso en ningún caso nos obliga a ser parte del acuerdo total”.
Hizo ver que este es un proyecto que sube las pensiones, pero insistió en “las aspiraciones que tenemos muchos y muchas de tener un sistema de pensiones que sea parte de la seguridad social, que contemple solidaridad y, por supuesto, el reparto”.
Eric Campos, en Radio Universidad de Chile, hizo mención a algo que dio vueltas en estos meses de discusión del proyecto de pensiones, y es el papel que pudo jugar el movimiento social exigiendo un cambio más profundo. “El movimiento social tiene que hacer una autocrítica de lo que ha significado este último ciclo histórico previo del estallido social, y repensar cómo las estrategias nos han llevado a instalar debates en la opinión pública, a ganar mayorías sociales, pero no a ganar el poder político que nos permiten implementar esas reformas de cambio que tanto requiere el país”, reconoció el secretario general de la CUT.
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