El fantasma del crecimiento
A propósito del libro “El Capital en la era del Antropoceno”, del filósofo Kohei Saito. La tesis de Saito es que para evitar la debacle de nuestro planeta es necesario acabar con la obsesión capitalista de la búsqueda ilimitada de ganancia y utilidades. Desafía al capitalismo y convoca a construir una sociedad más justa y terminar con la emergencia climática a través de entender el pensamiento ecológico de Karl Marx. Se trata de un llamado a liberar la imaginación para cambiar el actual sistema político, económico, social y cultural y -de esta manera- frenar el cambio climático.
José Luis Córdova. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 1/2025. La derecha chilena, las empresas transnacionales, el imperialismo y los monopolios porfiadamente rasgan vestiduras por la “urgente” necesidad de crecimiento económico para superar la pobreza en nuestros países en desarrollo. Pero se alzan voces en el mundo político, la intelectualidad y la academia para “volver a Marx” y entender los beneficios de impulsar el decrecimiento para detener el cambio climático.
El filósofo japonés Kohei Saito (Tokio, 1987) publicó el libro “El Capital en la era del Antropoceno”, donde indica que la civilización se enfrenta a una grave crisis existencial en la era del Antropoceno (época geológica actual que se caracteriza por el impacto que la Humanidad ha tenido sobre la Tierra). El término Antropoceno fue popularizado en el año 2000 por el químico neerlandés Paul Crutzen, ganador del Premio Nobel de Química en 1955.
La tesis de Saito es que para evitar la debacle de nuestro planeta es necesario acabar con la obsesión capitalista de la búsqueda ilimitada de ganancia y utilidades. Desafía al capitalismo y convoca a construir una sociedad más justa y terminar con la emergencia climática a través de entender el pensamiento ecológico de Karl Marx. Se trata de un llamado a liberar la imaginación para cambiar el actual sistema político, económico, social y cultural y -de esta manera- frenar el cambio climático.
El autor se pregunta: “¿Puede la civilización prosperar renunciando al capitalismo? Por supuesto”, responde. Agrega que “existen soluciones para sortear la crisis y las pistas para alcanzarlas llevan 150 años esperando en el pensamiento de Marx. Hay una única salida posible: conseguir la abundancia a través del decrecimiento económico. Es la oportunidad para lograr una sociedad más justa”.
El crecimiento económico que acarrea la modernización y las nuevas tecnologías prometía una vida de prosperidad, sin embargo, está dejando patente que está socavando las bases del progreso de la humanidad y la sobrevivencia del planeta donde vivimos.
“Sabemos que la causa primigenia del cambio climático es la acumulación capitalista. El aumento de la emisión de dióxido de carbono empezó en la Revolución Industrial, es decir, cuando el capitalismo comenzó en serio su andadura. Poco después, un pensador reflexionó honda y acertadamente sobre el capitalismo. Exacto, Karl Marx”.
El libro analiza la relación entre Capital, Sociedad y Naturaleza permitiendo descubrir y desarrollar una faceta poco conocida de las ideas de Marx que nos permiten liberar nuestra imaginación para idear y construir una sociedad mejor.
“Es un hecho que el modelo de desarrollo que gira en torno al crecimiento económico está mostrando claros síntomas de agotamiento. Las críticas al Banco Mundial o al Fondo Monetario Internacional no paran de crecer”, afirma el autor.
Cita a la economista inglesa Kate Raworth (1970, Universidad de Oxford) quien critica la corriente mayoritaria de la ciencia económica y se muestra favorable al decrecimiento. Se pregunta: “¿Qué nivel de desarrollo económico brindará prosperidad a toda la humanidad sin que ello suponga sobrepasar los límites ecológicos de la Tierra?”.
Una persona no puede prosperar si carece del fundamento social básico: agua, ingresos o educación. Si se diseñara una economía global que permitiera la inclusión del mayor número de personas se podría hacer realidad una sociedad sostenible y justa. De esta manera se demuestra que el sistema actual -excluyente y discriminatorio entre las clases sociales- no sólo es muy dañino para el medio ambiente, sino también tremendamente injusto.
El decrecimiento es una corriente de pensamiento que postula la reducción racional de la producción material y del consumo para asegurar la supervivencia del planeta. Se trata de poner el énfasis en la prosperidad de las personas y en la calidad de su vida. Es cambiar la cantidad (crecimiento) por la calidad (desarrollo). “De cada uno según su capacidad a cada uno según su necesidad”, (“Crítica del programa de Gotha”, Marx 1875)
Se trata hoy en día de un proyecto a gran escala para cambiar el sistema actual por un modelo económico que, al tiempo que presta atención a los límites planetarios, reduzca la desigualdad económica, amplíe la protección social y aumente el tiempo libre (Marx en su máxima expresión).
“Los estudios sobre el crecimiento económico concluyen que tomar como modelos a los países avanzados, apoyar el progreso de los países en vías de desarrollo y tratar así de satisfacer las necesidades básicas es ruinoso a nivel planetario. La correlación entre el crecimiento y la mejora en la calidad de vida de las personas se vuelve difusa. La premisa del crecimiento económico como único motor de la prosperidad social comienza a no estar clara”, afirma el filósofo japonés.
“Dado que el capitalismo se basa en la externalización y la transferencia de productos, bienes y servicios, es imposible alcanzar un mundo globalmente justo. La consecuencia de haber desatendido las injusticias es que se está poniendo en riesgo la propia supervivencia de la humanidad. La clave de la existencia es la igualdad”, según Saito.
Según el sentido común de la izquierda, Marx jamás defendió el decrecimiento. La derecha se burlaría de que estamos volviendo a caer en los errores de la URSS, pero, teniendo en cuenta las más recientes investigaciones acerca del pensamiento Marx, y de que éste promovía el comunismo decrecentista como punto culminante de sus reflexiones del último Marx el libro de Kohei Saito afirma que es finalmente el mejor camino para superar la crisis del Antropoceno, el fin del planeta y de la humanidad.
Quien haya leído este libro hasta el final quizás se haya convencido de que la única opción para superar la crisis climática e instaurar una sociedad realmente sostenible y justa es el comunismo.
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