“No me cabe duda” el enrarecimiento del Poder Judicial: Jorge Arrate

El excandidato presidencial apuntó que “el Caso Hermosilla y el juez Poblete aportan los más recientes personajes de la serie, que es larga” y sostuvo que “la población percibe las debilidades de la Judicatura y las del Parlamento”. El también exministro de Estado dijo en entrevista que “es imposible no detectar, incluso para el ciudadano medianamente informado, que la derecha ha definido una oposición férrea al Gobierno de Boric y ataques permanentes a él como persona”. Sobre la situación que vive el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, apuntó que “no puedo ocultar que siento a veces que pudiera haber elementos de arbitrariedad repudiables”. Arrate es parte de Plataforma Socialista, que integra el nuevo partido Frente Amplio y sobre lo que viene con esa organización sostuvo que “no somos ‘woke’ y tampoco una izquierda ‘wueka’. Por lo tanto no somos socialdemócratas” y precisó que el nuevo partido “se declara democrático, socialista, latinoamericanista y feminista”.

 Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 14/6/2024. Estuviste en un reciente encuentro sobre el Partido Frente Amplio. ¿Cómo van las cosas en su conformación y desarrollo?

Hemos avanzado mucho en un período breve de tiempo. Hace un año atrás la perspectiva de una sola fuerza política no era para nada clara para los integrantes del Frente Amplio. Se ha realizado toda la tarea, siempre compleja y reglamentaria, para lograr el reconocimiento legal, con equipos que han combinado bien y que debiese permitir que en breves semanas el proceso esté terminado. Y se ha impulsado la fusión de comisiones, frentes y organizaciones territoriales, en paralelo al trabajo electoral que, hasta ahora, ha dado buenas señales en las primarias recientes. Elaboramos una Declaración de Principios en que el Frente Amplio se declara democrático, socialista, latinoamericanista y feminista, entre otras definiciones, y hace suya la herencia de Recabarren, Allende, Blest, Caffarena y otros luchadores y luchadoras populares. Lo que viene es una elección de nueva directiva y un Congreso que deberá culminar un debate interno que defina un proyecto, un programa y una forma de constituir fuerza política que, agrego yo, renueve los formatos actuales de estructuración de un partido y establezca un vector político, social y cultural que integre y contribuya activamente a lo que llamaría un nuevo movimiento popular.

¿Estamos ante un partido de izquierda, socialdemócrata, woke o prefieres otra definición?

No somos “woke” y tampoco una izquierda “wueka”…Por lo tanto no somos socialdemócratas ni nos identificamos con el arco liberal-socialista que hoy representa la centro izquierda en Chile. Somos una fuerza de izquierda, con orígenes en expresiones autonomistas, ácratas, socialcristianas avanzadas, socialistas y en aquella izquierda que alcanzó su apogeo con el triunfo de Salvador Allende y luego luchó contra la dictadura. El Frente Amplio tiene una fuerte base generacional surgida de los movimientos estudiantiles, ecologistas y feministas de comienzos del siglo XXI, a la que gradualmente se han ido incorporando militantes de generaciones anteriores y posteriores. Es difícil ir más allá de eso yo solo. Soy un simple militante y no tengo ni aspiro a cargos de dirección. Será el colectivo el que adopte definiciones, democráticamente y con respeto a una heterogeneidad que yo aprecio como una riqueza y no como una traba.

Nadie podría negar que hay muchos debates sobre el tipo de sociedad y de país que construimos. Ahí están las reformas estructurales, el tema del aborto, los derechos laborales, etcétera. ¿Está siendo claro el relato y nítida la propuesta de las izquierdas?

Pienso que no. El desdibujamiento de algunos sectores de la vieja izquierda ha sido lamentable, a veces asombroso. Es un proceso que viene de fines del siglo XX y que ha abierto paso al exceso de pragmatismo y a las negociaciones políticas sin líneas rojas. Por fortuna logramos en 2009 quebrar el cerco de la exclusión establecido en torno al Partido Comunista. Desde su llegada al Congreso, junto a sectores de origen humanista, regionalista, frente amplista y socialista, se ha ido conformando una resistencia intelectual y moral al deterioro, que ha contribuido a sostener tejido social y a reestablecer pautas dignas de comportamiento político. El mundo, por su parte, no contribuye a un nuevo relato salvo a aquel que ha levantado con cierto éxito la extrema derecha en Europa y América Latina. Estamos atrasados. En Francia se ha firmado un compromiso para constituir un nuevo Frente Popular, como aquel de los años treinta, para enfrentar la ola neofascista. Es buena noticia, aunque algo tardía. Pareciera, en todo caso, que el llamado del momento es a defender la democracia contra sus enemigos que, paradojalmente, como en los años treinta, lograron llegar al gobierno en Italia y Alemania por la vía parlamentaria. Hay un gran desafío que a mi juicio se ha ignorado. Tenemos no sólo que definir nuestro horizonte socialista sobre la base de parámetros renovados, tenemos también que entender que no cualquier tipo de democracia sirve para preservarse a sí misma. La democracia representativa que ha sido la bandera liberal no garantiza la democracia. Hay que profundizar y densificar la democracia para garantizar su subsistencia.

¿Llegará la ultraderecha de Chile a un avance como el que tuvo ese sector en Europa?

Es posible. Pero si ocurre habrá sido por nuestra propia responsabilidad. Hay tareas que hacer y no las estamos haciendo, como por ejemplo las que te he señalado. Un horizonte socialista, un sistema democrático articulado con la sociedad, fuerzas políticas radicadas en la vida de esa sociedad.

¿Te llama la atención el formato de los sectores transformadores de México con Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum a la cabeza que les dio un triunfo presidencial, legislativo, regional y municipal?

Siempre seguí con atención y a veces con admiración el periplo de López Obrador. No conozco bien la estructura de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) y entiendo que el liderazgo de López Obrador es pieza clave. Me gustaría investigar más. No trabajamos con calco ni copia, como decía (José Carlos) Mariátegui, pero debemos aprender de las experiencias hermanas.

La querella del Instituto Nacional de Derechos Humanos ante la Corte Suprema se suma a varios episodios donde hay cuestionamientos de mano negra política metida en Fiscalías, jueces, cortes. ¿Está enrarecido el ambiente en el Poder Judicial?

No me cabe duda. El Caso Hermosilla y el juez (Juan Antonio) Poblete aportan los más recientes personajes de la serie, que es larga. Creo que la población percibe las debilidades de la Judicatura y las del Parlamento. El Presidente (Gabriel) Boric, con un 33% de aprobación en encuestas, está muy por sobre la aprobación de estos dos poderes del Estado. Los que parece que no se dan cuenta son el Congreso y el Poder Judicial…Este es un fenómeno institucional y no de casos especiales. Por eso quiero mencionar con cautela el caso del alcalde (Daniel) Jadue. Ignoro si el tratamiento del que ha sido víctima se enmarca en el fenómeno del que hablo. Desde ya, si hubiese alguna irregularidad en la administración de recursos del Municipio de Recoleta, espero que sea detectada, probada y sancionada. No puedo, sin embargo, ocultar que siento a veces que en el caso de Daniel Jadue pudiera haber elementos de arbitrariedad repudiables, una forma de castigo antes de la sentencia, con una prisión preventiva innecesaria a todas luces. Una indignante forma de escarmiento que se descarga sobre el alcalde más creativo y realizador de nuestra historia y que está asociada a su condición de hombre de izquierda.

En esta línea, la gente ve debates duros en el Congreso pero las leyes no salen. Un torpedeo permanente al Gobierno. Muchas instituciones cuestionadas. La población con problemas para terminar el mes, endeudada, en fin. ¿En qué andamos como país?

Sí, y con un control férreo de los medios de comunicación por parte de la derecha. Pero mentir todos los días termina no rindiendo frutos, porque las mentiras, por disfrazadas que estén, se dejan ver indefectiblemente. Es imposible no detectar, incluso para el ciudadano solo medianamente informado, que la derecha ha definido una oposición férrea al Gobierno de Boric y, además, ataques permanentes a él como persona. No es creíble que todo sea tan malo como dice la derecha. La verdad es que el Gobierno ha puesto en juego su capacidad para ejecutar todo aquello de su programa que pueda ejecutar sin tener que recurrir al voto de derecha en el Congreso. Se ha constituido un equipo ministerial afiatado y cada ministro se destaca en su función. Hoy por hoy es, sin duda, un gabinete de primera. Los problemas del país no están ahí. La desigualdad sigue siendo central y a ella se agrega el crimen organizado que es un actor que contribuye a deteriorar más aún la sociedad. Ahí debemos golpear con fuerza. Un país menos desigual y un cerco a las organizaciones criminales son las grandes tareas del Gobierno en el próximo tiempo.

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