“Hay una degradación institucional” en el país: Germán Correa

El exministro del Interior y expresidente del Partido Socialista resaltó que “hay un fenómeno profundo de degradación institucional, política, social, que quedó en evidencia con el estallido social de 2019 y que no se ha resuelto”. En entrevista indicó que afecta a los partidos, al Congreso, al sistema de justicia y ante eso planteó que “hay que asumir con seriedad los grandes temas y problemas que tenemos por delante, y no meternos en el hoyo de la mediocridad porque nos deterioramos como país”. En ese marco, apuntó que con el relato del “octubrismo”, “la elite se las arregló para sepultar el 2019 y resignificarlo a favor de ellos”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 18/5/2024. ¿Cuál es su mirada de lo que acontece con la derecha, con las representaciones de Evelyn Matthei, José Antonio Kast, sus posicionamientos, su perspectiva?

Bueno, tienen rivalidades de liderazgos diferentes, pero en sustancia no transmiten que haya diferencias de fondo, de propuestas, de proyectos, excepto en el grado de conservadurismo entre los Republicanos -por el lado de la extrema derecha-, una derecha menos clásica -que representa Matthei-, y una vieja derecha ligada a los cuadros más oligárquicos. Ahora, yo no creo que exista una derecha liberal, existe la derecha tradicional y expresiones más extremas. Toda la derecha en un conservadurismo radicalizado.

Tienen base electoral, les fue bien en las elecciones de consejeros constitucionales y miran bien la elección municipal.

Sí, pero me iría con cuidado con análisis fáciles y lineales, como el que se hizo cuando se perdió el primer plebiscito de nueva Constitución y que la derecha supo capitalizar súper bien, hablaban de que el 60% estaba por la antigua Constitución y que eran mayoría. Sacaron la voz, sacaron pecho, impusieron agenda. Dijeron que se había producido una corrida hacia el conservadurismo en el electorado nacional. Pero eso no era así. Vino el otro plebiscito, la derecha y la extrema derecha presentan una propuesta constitucional, peor en mucha cosas que la Constitución del 80 muy reformada, y pierden, particularmente fracasan los Republicanos. Por eso creo que ciertas conclusiones fueron y son erradas, sobre todo en decir que había crecido el conservadurismo. En Chile se conservan los tres tercios. Si ves el apoyo a (Gabriel) Boric, está en el 30 por ciento, la derecha se mantiene en el 30% y, bueno, habría que ver las posiciones de centro.

¿Frente a la elección municipal y de gobernadores, podría campear la derecha como se afirmaba hace unos meses o está abierta la disputa electoral?

Hay una disputa más abierta. Porque las elecciones municipales tienen especificidades, a diferencia de las parlamentarias y las presidenciales, son menos politizadas, menos partidizadas, la ciudadanía mira más bien gestión. Yo lo veo en la feria, donde ahora uno ve el golpe en el bolsillo a familias de clase media, y se ve que la gente está muy preocupada de la gestión, de lo que se hace o no se hace en la cotidianidad de una comuna, la gente está más alerta a eso que a definiciones políticas.

¿Y cómo ve al oficialismo? ¿Es positivo el acuerdo de los dos conglomerados oficialistas con la Democracia Cristiana para las municipales? Podría verse un acuerdo para las parlamentarias y las presidenciales.

Veo positivo el acuerdo para las municipales, pero no sé si llegarán tan lejos como para las parlamentarias y las presidenciales, aunque es posible, porque hay una cuestión de supervivencia. Si no se ponen de acuerdo, le facilitan las cosas al tercio de la derecha. Ahora, el centro político está muy fragmentado, en la DC hay mucha gente que se fue y formó otros partidos, el Partido Radical subsiste porque siempre habrá radicales, han surgido grupos que dicen que son de centro, tenemos un fenómeno ahí donde el centro político está pulverizado. Pero también tenemos una izquierda fragmentada, hay “ene” izquierdas, desde una izquierda inclinada a la derecha, a una izquierda más avanzada. Pero son positivos algunos acuerdos, como para las municipales.

Usted ve revuelto, disperso, el mapeo político.

Hay un fenómeno más profundo de degradación institucional, política, social, que quedó en evidencia con el estallido social de 2019 y que no se ha resuelto. En la medida que no se resuelva seguirá su marcha y tendrá efectos en la política, en los partidos, en la fragmentación, en la dispersión. Pero además tienes problemas como la individualización del poder político, que ahora es extrema, y al final las cosas se dan casi por un acuerdo entre personas. Porque los partidos se han oligarquizados, y a veces no son diferencias políticas, de fondo, de proyectos, sino que son problemas y conflictos entre personas y ves más una elite que una disputa espacios de poder.

En esta fragmentación como usted la explica, surgen opciones como un bloque o alianza Partido Comunista y Frente Amplio y una alianza en torno de Socialismo Democrático. ¿Piensa que deberían unirse, coordinarse?

Eso es posible, y deberían ponerse de acuerdo frente a la derecha que demuestra que pese a sus diferencias y distintos liderazgos, al final se ponen de acuerdo. Porque en muchas situaciones la centroizquierda privilegia la diferencia y el desacuerdo por sobre el interés que los puede unir. Me parece que a esos sectores que mencionas, no les queda otra que llegar a acuerdos electorales, al menos para no ser arrasados. Entonces creo que esos acuerdos se van a producir. Ahora, es cierto que tenemos dos coaliciones de Gobierno por primera vez, y la verdad es que nunca pegaron, hay muchas tensiones, y eso hace que la base política y electoral sea compleja y tenga precariedades. Aunque tiene también sus fortalezas.

¿No queda de otra que el acuerdo?

No queda de otra, entre otras cosas, por supervivencia política.

¿Influye cierto déficit en instalar una propuesta, un relato, en llegar realmente a la gente?

Obviamente, porque en mi opinión la izquierda, en general, no está llegando a la gente. Vemos expresiones salonizadas, metidas en los salones de la política, haciendo mucha política en Valparaíso, en el Congreso, política parlamentaria, que es lo que mueve bastante a los partidos y las dinámicas de los partidos están en lo que sucede en el Congreso. Mira, hoy estamos discutiendo otra ley más respecto a los díscolos en el Parlamento, que surgieron como fenómeno en los años noventa, y los partidos discutiendo mucho sobre los díscolos, colocándole una importancia, y son tonterías de la elite política que no le importa a la gente y que no resuelve nada en cuanto a los problemas de la gente. Claro, resuelve ordenamientos internos de los partidos. Creo que la política se ha cupularizado aún más, donde hay un teatro con un escenario donde unos actúan frente a un público que mira, que nadie escucha, que está silente. Por ahora.

En medio de esto se instala el relato o la definición del “octubrismo”…

Pero es un relato de resignificación de lo que pasó el 2019. Es un relato del conservadurismo del país, donde pongo a la derecha oligárquica tradicional, a la extrema derecha y a los sectores conservadores de la ex Concertación. La elite se las arregló para sepultar el 2019 y resignificarlo a favor de ellos.

¿Y cómo la izquierda y el progresismo rescatan o significa el relato de la revuelta social?

¿Cuál izquierda, cuál progresismo? Porque hay varias izquierdas. Porque te diría que ya casi no hay izquierda, es mi opinión. Lo que prevalece es un conservadurismo generalizado, en distintas formas y con excepciones. Hay un conservadurismo de derecha pero también hay un conservadurismo de izquierda. La elite política no ha recogido las demandas sociales que estallaron el 2019 y algunos se dedicaron a resignificar el 2019 y a criminalizar el 2019 y a olvidarse de ese mal rato.

Se plantea que en estos escenarios es, o sería, muy gravitante el movimiento social.

Obviamente. Creo que sin movimiento social no pasa nada. Pero se impone la lógica elitista en el quehacer político. Con un público silente, una masa que no se pronuncia, y una masa que la sufre, que está tratando de sobrevivir, que sufre una situación económica no buena, estancada, donde hay dificultades para encontrar pega, los sueldos son bajos, donde al empresario se le olvidó que a los trabajadores hay que mejorarles el salario. En el estallido hubo empresarios que subieron los sueldos a los trabajadores, algunos hasta los 500 mil pesos, y ahora están mezquinando porque se les pasó el susto y volvieron a las mismas andanzas. El estallido social no pidió revolución socialista, lo que pidió fue que no jodieran tanto a la gente, que no abusaran, que no especularan, que dejaran de dar pensiones miserables y sueldos malos, el reclamo fue que no se pasaran tanto de la raya. Eso no ha tenido respuesta.

¿Está replegado el movimiento social y la sociedad civil?

Claro que sí. Hay un movimiento social muy golpeado. Uno, por los costos que dejó el estallido social, porque dejó costos sociales, no se puede negar. En eso está también la resignificación del estallido. Dos, la pandemia, que fue devastadora, sobre todo para los sectores sociales más débiles en tener capacidad para resistir aquello. Tres, viene el período recesivo económicamente, el alza de la inflación, la especulación con los precios inflados. Fueron tres impactos tremendos para la gente, para el movimiento social. Yo veo que la gente está más que nada preocupada en cómo sobrevivir, cómo sortear estas situaciones. Puede haber consciencia de los problemas, pero no energía para activarse, hablando masivamente, extendidamente.

¿Cuál es su posición respecto a la reforma política? Porque hay debates de porcentajes de representación, cuánto debe tener un partido, si los partidos chicos o los partidos grandes, la fragmentación en el Congreso.

Lo que están discutiendo son cosas que les solucionan los problemas a los partidos políticos. No hay reforma al sistema político, de ninguna manera. Se están discutiendo cosas puntuales, que si el 3 o el 5 por ciento, que los díscolos, que la fragmentación, son cuestiones que les interesan a los partidos y a los parlamentarios. No se está discutiendo lo de fondo. Hay tanto que discutir respecto al régimen político, la participación, la descentralización, el presidencialismo, el papel de los gobiernos regionales. Mira, no hemos rescatado nada del proceso constituyente donde se plantearon estas cosas. Es cierto que en ese proceso se cometieron errores, desubicaciones, me compro todo eso, pero no me compro la campaña de “fake news”, de distorsiones, de aprovecharse de errores para desprestigiar el proceso, porque hubo temas que quedaron expuestos como el fortalecimiento de las regiones, como la descentralización y la participación de la gente. Se planteó el tema de la justicia, no podemos seguir teniendo el sistema de justicia que tenemos, donde hay dudas de lo que hacen las fiscalías, dudas de decisiones de jueces, donde se comprueba que está metida la política, la justicia está politizada y la gente desconfía. Todo tiene que ver con que hay una degradación institucional que se ha ido produciendo en el país y hay que asumir con seriedad los grandes temas y problemas que tenemos por delante, y no meternos en el hoyo de la mediocridad porque nos deterioramos como país. No hay que perder de vista que estamos ante un mundo extremadamente desafiante y si uno quiere, como país pequeño, buscar el desarrollo para su gente, debemos tener una visión distinta, de fondo, de enfrentar la degradación.

Fotos: El Siglo.

 

 

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