8M. Las mujeres por un futuro sostenible en vínculo con la tierra

Cambiar sistema que explota a la naturaleza y a las mujeres para un futuro sostenible. “Aunque preferimos llamarlo calentamiento global, esa fiebre que tiene la madre tierra. Y nos toca a nosotras hacer memoria para tomar decisiones que recuperen el camino ancestral de armonía y equilibrio, lo que denominamos volver al origen, al útero, para mejorar la convivencia y el sentido de humanidad”.

Mariela Jara. IPS. Lima. 07/03/2022. “La pachamama (madre tierra) está molesta con todo el daño que le hacemos”, asegura convencida Hilda Roca, campesina peruana de Cusipata, en la zona altoandina del departamento de Cusco, para explicar el cambio climático y los estragos que viene ocasionando en su vida y su entorno.

Desde su localidad a más de 3300 metros sobre el nivel del mar, señala a IPS que si las mujeres estuvieran en el poder al igual que los hombres, hace rato estarían aprobadas medidas en favor de la naturaleza que aliviarían el caos del clima. “Pero falta cambiar el machismo para que no nos discrimen y se respeten nuestros derechos”, recalcó la productora quechuablante.

Este vínculo entre cambio climático y género es el eje que coloca Naciones Unidas para la celebración este año del Día Internacional de la Mujer, este 8 de Marzo, con el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”.

Se trata de “hacer visible cómo la crisis climática es un problema que tiene estrecha relación con la desigualdad, y en particular con la desigualdad de género, que se se expresa en una distribución desigual del poder, de los recursos, la riqueza, el trabajo, el tiempo, entre mujeres y hombres”, sostuvo a IPS Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

América Latina presenta una alta vulnerabilidad frente a la crisis climática  pese que emite menos de 10% de los gases de efecto invernadero que están calentando el planeta.

Además, la injusticia climática también tiene rostro femenino en la región: las poblaciones con menores ingresos, donde es mayor la tasa de mujeres, están más expuestas a los efectos climáticos por su limitado acceso a oportunidades, pese a que tienen menor responsabilidad en las emisiones.

Se estima que la tasa de pobreza extrema en la región aumentó de 13,1%  13,8% de la población entre el 2020 y 2021, pasando de 81 a 86 millones, según datos difundidos por Cepal en enero. Las mujeres de 25 a 59 años son las más afectadas en comparación a sus pares varones. Esta situación recrudece entre las poblaciones indígenas y rurales, que dependen de la naturaleza como sostén.

Estos aspectos han sido destacados en la 62º Reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer, celebrada el 26 y el 27 de enero,  cuya Declaración alerta que las mujeres y niñas afectadas por los impactos adversos del cambio climático y los desastres enfrentan barreras específicas para el acceso al agua y al saneamiento, a los servicios de salud y de educación y a la seguridad alimentaria.

Y son ellas, se destaca, las principales responsables de la alimentación de sus familias, de la recolección del  agua y la leña, y del cuidado de la huerta y los animales.

“Por ello sostenemos que la recuperación pospandemia debe ser transformadora en términos de sostenibilidad y de igualdad”, enfatizó Güezmes desde Santiago de Chile, sede de la Cepal.

Con ese fin, detalló, esa recuperación “debe desatar los cuatro nudos estructurales de la desigualdad de género que tanto afectan a la región: la desigualdad socioeconómica y la pobreza; la división sexual del trabajo y la injusta organización del cuidado; la concentración del poder y los patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos y del predominio de la cultura del privilegio”.

Reconciliarnos con la madre tierra

Luz Mery Panche, lideresa indígena del pueblo nasa, reflexiona para IPS sobre la necesaria incorporación del enfoque de género en la crisis climática, desde San Vicente del Caguán, en el departamento de Caquetá, en la región amazónica de Colombia, país que enfrenta violentos ataques a defensoras y defensores de los territorios y la naturaleza.

Para ella más que sostenible, “se trata de avanzar hacia un futuro sustentable”.

“Necesitamos cambiar las condiciones que han generado la guerra y el desorden en el territorio, que se debe al secuestro de los poderes políticos y económicos por una élite que desde hace 200 años  cuando se constituyó la república, está en los espacios de toma de decisiones”, dijo.

Panche integra la Coordinación Étnica Nacional  de Paz (Cenpaz) y en esa condición es parte de la instancia especial de alto nivel con pueblos étnicos para la implementación del acuerdo de paz en su país. Es defensora de derechos humanos y defensora de la Amazonia

Sostiene que para lograr ese futuro sustentable hay que reconciliarse con la madre tierra y “caminar hacia ese saber vivir contentos, alegres, que merecemos como seres humanos”.

Eso, explicó, parte por cambiar este modelo económico impuesto de manera violenta sobre muchos territorios sin tener en cuenta el uso del suelo, sus capacidades y bondades; y por cambiar conceptos de economía, el modelo de educación; organizar las economías propias y plantearnos un futuro de respeto, solidaridad y fraternidad.

Panche manifiesta que para que se avance hacia ese modelo, las mujeres “deben tener una participación informada sobre los efectos del cambio climático”.

“Aunque preferimos llamarlo calentamiento global, esa fiebre que tiene la madre tierra. Y nos toca a nosotras hacer memoria para tomar decisiones que recuperen el camino ancestral de armonía y equilibrio, lo que denominamos volver al origen, al útero, para mejorar la convivencia y el sentido de humanidad”, puntualizó.

Foto: Mariela Jara / IPS