Promover vigorosamente los valores comunes de la humanidad

“Los valores comunes de la humanidad constan de tres grupos compuestos por seis elementos en total, a saber, la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad”. Artículo del Embajador de China en Chile.

 Niu Qingbao. Embajador en Chile de la República Popular China. Santiago. 04/03/2022. El presidente chino, Xi Jinping, señaló sucesivamente en los debates generales de las 70ª, 75ª y 76ª sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que “la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad son los valores comunes de la humanidad”, e hizo llamamientos para defender y hacer valer dichos valores comunes de la humanidad. Una vez que fueron planteados, atrajeron una amplia atención internacional, cuyo contenido central se ha incluido repetidamente en los documentos de importantes organizaciones internacionales y regionales como las Naciones Unidas. Entonces, ¿cuál es el mensaje central de los valores comunes de la humanidad? ¿En qué se diferencia de los llamados “valores universales” preconizados por el Occidental que también promueven la democracia, la libertad, la igualdad y los derechos humanos?

Primero, la esencia central de los valores comunes de la humanidad.

Los valores comunes de la humanidad constan de tres grupos compuestos por seis elementos en total, a saber, la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad.

La paz y el desarrollo son los temas de la era actual. La paz es la expectativa eterna de la gente, al igual que el aire y el sol; el desarrollo es la máxima prioridad de todos los países y un fuerte apoyo para la supervivencia y continuación de la civilización. La paz y el desarrollo mundial requieren que todos los países sigan el camino de desarrollo pacífico para poder vivir en paz y desarrollar de forma conjunta. El desarrollo también debe ser innovador, coordinado, verde, abierto y compartido, comprometíendose a lograr un progreso económico y social coordinado entre todos los países. Para ello, es necesario enfrentar gandes problemas reales como la brecha entre ricos y pobres y la brecha de desarrollo, prestar atención a los países y regiones menos desarrollados, cuidar de los pobres y dejar que cada trozo de la tierra genere esperanza, a fin de que el desarrollo común y la prosperidad compartida de todos los países puedan ser sostenibles.

La equidad y la justicia, son normas importantes que regulan las relaciones internacionales. Para lograr la equidad y la justicia internacionales, por un lado, todos los países, sean grandes o pequeños, deben ser tratados iguales y en particular, hay que aumentar la representación y la voz en las organizaciones internacionales y los asuntos globales de un gran número de países en vía de desarrollo. Por otro lado, no se puede pedir a los países en desarrollo que asuman responsabilidades más allá de sus capacidades y etapa de desarrollo, bajo el pretexto de la equidad. La globalización económica debe avanzar hacia una dirección más abierta, inclusiva, universalmente beneficiosa, equilibrada y ganar-ganar para todos, mejorar la equidad, la eficacia y la sinergia del desarrollo global, y oponerse al bloqueo tecnológico, la creación de la brecha tecnológica y al desacoplamiento del desarollo; promover conjuntamente el imperio de la ley en las relaciones internacionales, defender la autoridad del derecho internacional y el orden internacional y oponerse a la formulación de reglas internacionales por parte de unas pocas personas; garantizar que el derecho internacional se aplique de manera equitativa y uniforme, sin aplicar el doble moral ni la modalidad de ¨usarlo si le encaja y desecharlo si no¨. La equidad y la justicia reales deberían ser así.

La democracia y la libertad, son contenidos importantes de la civilización política moderna. Se debe velar por que el pueblo goce de derechos democráticos más amplios, plenos y reales, proteger la libertad y la dignidad humana de conformidad con la ley y perseguir el noble objetivo del “desarrollo libre e integral del ser humano”. La democratización de las relaciones internacionales es un fuerte llamado de todos los pueblos del mundo. Para lograr la democratización de las relaciones internacionales, se debe adherir al multilateralismo genuino y respetar el derecho de los pueblos de todos los países a elegir de manera independiente caminos de desarrollo y modelos institucionales; se debe reconocer que la democracia es el derecho de los pueblos de todos los países, no la patente de unos pocos y hay muchas formas de alcanzar la democracia, por muy distintas que sean; es necesario fortalecer los intercambios y el aprendizaje mutuo, promover la construcción de políticas democráticas adecuadas a las condiciones nacionales del país propio y mejorar continuamente la capacidad y eficacia de buscar el bienestar del pueblo. La democracia no puede ser “transplantada” por fuerzas externas, y ningún país o grupo de países debería tener la “libertad” para interferir en los asuntos internos de otros países y violar su soberanía en nombre de la “democracia”.

Los valores comunes de la humanidad no solo reflejan la búsqueda común de la supervivencia, el desarrollo, la igualdad y la libertad de pueblos de todos los países, sino que también condensan el consenso general de todos los países del mundo cuando se relacionan entre sí. Sus seis elementos se complementan, de manera interrelacionada e indispensable. La paz y el desarrollo forman la base, la equidad y la justicia ofrecen garantías y la democracia y la libertad potencian la fuerza motriz.

Segundo, la diferencia entre los valores comunes de la humanidad y los llamados “valores universales”.

En primer lugar, la representación de los dos es diferente. Los valores comunes de la humanidad abarcan los conceptos de las diferentes civilizaciones de toda la humanidad, mientras que los llamados “valores universals” del Occidente reflejan simplemente los valores occidentales.

El desarrollo pacífico, la equidad y la justicia, la democracia y la libertad, elementos promovidos por los valores comunes de la humanidad y caracterizados por ser inclusivos y abiertos, se derivan de las necesidades comunes de toda la humanidad, se tratan del máximo común divisor ampliamente aceptado por todas partes y extraido sobre la base del respeto a los diferentes valores, representan el consenso básico formado por pueblos de todos los países para resolver sus propios problemas y durante sus contactos al exterior, reflejan la aspiración común de la comunidad internacional, y pertenecen a toda la humanidad. Sin embargo, la democracia, la libertad, la igualdad y los derechos humanos promovidos por los “valores universals” occidentales se refieren específicamente a los conceptos políticos y modelos institucionales occidentales y son valores que toman el Occidente como centro. Cualquier democracia, libertad, igualdad y derechos humanos que sean diferentes de las manifestaciones occidentales, o que sean diferentes de la ideología occidental o no obedezcan al Occidente, a pesar de su adaptación a las propias condiciones nacionales y ser apoyados por su propio pueblo, el sistema discursivo occidental no los reconoce como democracia, libertad, igualdad y derechos humanos verdaderos.

En segundo lugar, los dos tienen diferentes actitudes hacia el mundo. Los valores comunes de la humanidad miran al mundo desde una multi-perspectativa, enfatizando la igualdad y la inclusión, mientras que los “valores universales” miran el mundo con una “dicotomía” del blanco y negro y desde el solipsismo.

Los valores comunes de la humanidad enfatiza que el mundo es diverso y colorido, en el que los estados sean diferentes en la superficie y las dimensiones, son miembros iguales de la comunidad internacional, tienen derecho a elegir su propio sistema político y el camino de desarrollo que se adapte a sus propias condiciones nacionales y deben coexistir pacíficamente. El mundo es maravilloso por tener la diversidad. No existe una jerarquía entre las diferentes civilizaciones, las que deben tratarse como iguales e intercambiar y aprender mutuamente. Por otro lado, los “valores universales” cuando tratan relaciones internacionales, dividen el mundo con la ideología y el sistema político, con la supuesta “lucha narrativa entre la democracia y el autoritarismo”, siendo los países occidentales “democrátcos” y por lo tanto, “buenos”, y los países cuyo sistema político es diferente al del Occidente o los que no obedecen al Occidente, “antidemocráticos” y por lo tanto “malos”. Los “valores universales” creen que entre las diferentes civilizaciones existe una jerarquía, siendo la civilización occidental superior a la no occidental y el Occidente tiene la supuesta “mision” de “transformer” otras civilizaciones y “salvar” al mundo.

Además, los dos causan diferentes impactos en el mundo. Los valores comunes de la humanidad traen el desarrollo pacífico, mientras que los “valores universales” conducen a desastres y conflictos.

Los valores comunes de la humanidad alienta a todos los países del mundo a buscar terreno en común mientras se reservan las diferencias, el diálogo y los intercambios, la cooperación pacífica, el beneficio mutuo y la ganancia compartida, y en última instancia, lograr al mismo tiempo el pleno desarrollo propio, el desarrollo común y el desarrollo armonioso global. Mirando el mundo desde múltiples perspectivas, en el pasado se abrió la Ruta de la Seda y nació el concepto “Dentro de los cuatro mares, todos los hombres somos hermanos”; y hoy se han creado la iniciativa “la Franja y la Ruta” con el fin de discutir, construir y compartir los planes de cooperación juntos, la Iniciativa de Desarrollo Global y los conceptos como la comunidad de salud y la comunidad con un futuro compartido para la humanidad. Mientras que oberservar el mundo con una dicotomía del blanco y negro, en el pasado condujo a las Cruzadas, la trata de esclavos, el genocidio de pueblos indígenas y el Holocausto; en el día de hoy ha causado la discriminación racial contra africanos, asiáticos y latinos, los conflictos polares y confrontaciones grupales de la antigua y la nueva “Guerra Fría”, así como graves desastres humanitarios en Yugoslavia, Irak, Siria y Afganistán, etc. En todo caso, los “valores universales”, siendo hipócritas, limitados y de naturaleza destructiva, se tratan de la base teórica y “hojas de higuera” del hegemonismo y la política de poder occidental. El mundo ha pagado y sigue pagando un alto precio por los “valores universales”.

El mundo de hoy se enfrenta a cambios profundos no vistos en un siglo. La pandemia de Covid-19 ha acelerado aún más el ajuste del panorama internacional, y el mundo ha entrado en un período de cambio turbulento. Todos los países deben unirse estrechamente, adherirse a los valores comunes de la humanidad compuestos por la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad, fomentar un nuevo tipo de relaciones internacionales, promover la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, y construir juntos un mejor futuro para todos.