De su poesía podremos saber sus interrogantes, abrazar la dicha, asir sus aflicciones. Porque este pasajero no ceja en su empeño de transitar por los «andamios del tiempo», y por nuestra memoria.
¡Salud! por el infatigable maestro y amigo que nos fue luminoso.
Pablo Orellana. Catalina Cataldo. 01/01/2022. Como cada 1 de febrero, recordamos al amigo y compañero Fernando Quilodrán. Y, aunque le era insoportable festejar su cumpleaños, no le daremos el gusto ahora que está en su posteridad.
De su poesía podremos saber sus interrogantes, abrazar la dicha, asir sus aflicciones. Porque este pasajero no ceja en su empeño de transitar por los «andamios del tiempo», y por nuestra memoria.
¡Salud! por el infatigable maestro y amigo que nos fue luminoso.
DAME LA MANO TUYA
Dame tu mano, ponla sobre la mía abierta,
escucha los latidos que me convidó el mundo.
Somos uno en el otro nos hundimos
como jornada en lecho.
Recorre mi sedosa memoria y averíguate.
No te fatigue el llanto de mis horas,
no invoques la experiencia:
nos somos anteriores,
todo lo que me miras lo prescindo.
Yo sólo quiero una primera aurora.