HABLEMOS DE LA TELE. La paja en el ojo ajeno

Ni Matías del Río, Mónica Rincón, Daniel Matamala, Daniel Mansuy, Constanza Santa María, Gonzalo Miller o Mónica Pérez avizoran siquiera las proyecciones y perspectivas esperanzadoras de una administración que se ha comprometido a llevar adelante profundas transformaciones institucionales, políticas, sociales y económicas.

José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 28/01/2022. Obviando sospechosamente sus profundas diferencias internas, debates pendientes y análisis objetivo de sus últimas derrotas, la derecha y el empresariado utilizan ahora los medios de comunicación (por ende también los canales de televisión) para buscar “la paja en el ojo ajeno”.

Los programas “políticos”, “Estado Nacional” (TVN), “Mesa Central” (Canal 13) y “Tolerancia Cero” (CHV), evitan en lo posible la invitación a participar a dirigentes y parlamentarios comunistas aunque gran parte de la “pauta informativa” que desarrollan en esos espacios se refiere precisamente a las posiciones objetivas y transparentes de esta colectividad.

La defensa inclaudicable del PC del programa de Gobierno de Gabriel Boric -como ha sido históricamente en esta tienda política con otros proyectos en alianzas políticas- es intransable y consecuente pese a todas las contradicciones con los demás colectivos integrantes de “Apruebo Dignidad” y el propio Gobierno entrante.

La nominación del economista neoliberal Mario Marcel -ex presidente del Banco Central y ex director de Presupuesto del Ministerio de Hacienda de varios gobiernos de la ex Concertación, es una incógnita todavía no revelada de ciertas negociaciones, así como también la demora en la designación de los subsecretarios.

Para analistas, panelistas, animadores y conductores de TV se trata de “conflictos insalvables”, de “entrampamientos” y problemas que harían inviable la gobernanza en la administración Boric aunque no faltan los dirigentes del Frente Amplio y el PC que, por el contrario, reconocen en esas diferencias la riqueza política e ideológica de la actual alianza de Gobierno que asumirá el 11 de marzo próximo.

Ni Matías del Río, Mónica Rincón, Daniel Matamala, Daniel Mansuy, Constanza Santa María, Gonzalo Miller o Mónica Pérez avizoran siquiera las proyecciones y perspectivas esperanzadoras de una administración que se ha comprometido a llevar adelante profundas transformaciones institucionales, políticas, sociales y económicas.

Asimismo, los canales de televisión continúan desdeñando y también ignorando al máximo las actividades de la Convención Constitucional e ignorando importantes propuestas y apoyos ciudadanos masivos a importantes iniciativas que discuten con altura de miras el actual proceso constituyente.

La inveterada costumbre de limitarse a cubrir las alternativas políticas en el Congreso de Valparaíso ignorando deliberadamente las posturas y demandas de organizaciones sociales, colectivos temáticos y los reclamos permanentes de amplios sectores claramente perjudicados por esa política de espaldas a las masas está dejando en claro la ineficacia de la información entregada por estos medios.

Las redes sociales -pese a las fakes news– transparentan con mayor exactitud y precisión muchas de las demandas ciudadanas que cristalizaron en el estallido social del 18 de octubre de 2019. Desde entonces, la TV se ha dedicado a desprestigiar las manifestaciones callejeras, confundiéndolas deliberadamente con la violencia delictual y sumándose al coro del Gobierno y la derecha que claman encarecidamente por un “rechazo” a la violencia que difícilmente puede traducirse en algún avance sustantivo a los cambios exigidos por las mayorías nacionales.

Debería esperarse que a partir del 11 de marzo, cuando asuma el gobierno de Boric, los medios de comunicación de nuestro país asuman una actitud más positiva, transparente e imparcial como lo demanda desde hace décadas la ciudadanía, al menos de parte de Televisión Nacional de Chile que se dice un “canal público”. En esta línea, afortunadamente existe el canal La Red que juega un rol más objetivo, inclusivo y no discriminatorio ni anticomunista como los demás.