Cínico intento de mejora de Educación Pública por parte del MINEDUC

La materialización del programa “Juntos, Chile se recupera y aprende”, sólo traería mayor agobio y empeoramiento de las condiciones materiales e inmateriales de los trabajadores de la educación.

Raúl Roblero Barrios. Trabajador de la Educación. 14/01/2022. El Gobierno está intentando por todos lados elaborar una ficción de su administración y gestión con el fin de ocupar un lugar digno en la historia y, así, tener la posibilidad de disputar el Gobierno que suceda al de Apruebo Dignidad, tensionando desde ya al mismo (pensar en corto es no tener plena conciencia de la disputa política, es no comprender la necesidad profunda de transformación). Esta táctica no escapa a ningún paso dado por el Gobierno y, en esto, en particular, Raúl Figueroa es pieza angular.

En esta línea, el lunes 13 de diciembre el gobierno, a través del MINEDUC, levantó el programa “Juntos, Chile se recupera y aprende”, el cual guarda en sí “20 propuestas educativas para enfrentar los efectos de la pandemia” en los próximos años. Si bien la lectura desde la metodología hasta las propuestas permite ver un trabajo loable pues realmente pone en el centro la educación a los estudiantes (aunque nuevamente desprecia a las comunidades educativas al no hacerlas piso neurálgico de la propuesta), al analizar la materialización de ellas en toda su complejidad nos percatamos de que representan más un intento de reflote, de visibilización ministerial, que de una política pública educativa que realmente cumpla el objetivo establecido en el diseño.

Lamentablemente esto no es nuevo, este Gobierno, en la generalidad y en la particularidad del MINEDUC, se ha caracterizado, desde Geraldo Varela, Marcela Cubillos y Raúl Figueroa, por levantar políticas que solo apuntan a vigilar y a castigar (sobre todo a la educación pública), y, en otros casos, a levantar una pomposidad burocrática que en el suma y resta llega a nada. De esta manera, la materialización del programa “Juntos, Chile se recupera y aprende”, sólo traería mayor agobio y empeoramiento de las condiciones materiales e inmateriales de los trabajadores de la educación.

Esto es porque para el logro de, por ejemplo, las “Cuadrillas de Trayectorias Educativas”, “incorporar el uso de herramientas digitales dentro de la sala de clases”, se necesitan medidas financieras que permitan la real ejecución de estos. Es más, incluso hoy existen variadas medidas educativas que, siendo loables, no son más que buenas intenciones ya que la falta de financiamiento, la falta de infraestructura, la sobre carga de estudiantes en salas, la lejanía de los establecimientos educativos de los lugares en que se desarrolla el estudiante, el nulo aumento de las horas no lectivas, una nula evaluación crítica sobre la materialización de las bases curriculares del 2019 para 3° y 4° medio (las que son irrealizables puesto que tampoco vienen acompañadas con financiamiento para que el sistema público pueda implementar verdaderamente ellas, volviendo la libertad de elegir por parte del estudiante una mera fantasía), entre otras, ponen freno a todo iniciativa que apunte a mejorar efectivamente el proceso de escolarización y de enseñanza-aprendizaje.

También, el análisis del documento nos permite comprender que el MINEDUC no está al tanto de las condicionantes presentes de los establecimientos educativos ni de los abnegados esfuerzos e innovaciones que han realizado los trabajadores de la educación para lograr que el derecho a una educación pública que permita desarrollar integralmente al estudiantado sea posible. Si realmente Raúl Figueroa estuviera al tanto de esta situación valorizaría, antes que todo, lo ya hecho. Buscaría potenciarlo y apuntaría a superar las barreras realmente existentes que impiden hacer verdadero en que la infancia y juventud estén en primera fila.

El Gobierno, el Ministro, el Estado, tienen que comprender que mejorar las condicionantes materiales e inmateriales de los trabajadores de la educación es un asunto de primordial importancia ya que ello beneficia directamente a la educación recibida por el estudiante. Es por ello que se echa de menos, y que se entiende por no poner en el centro del proceso participativo a las propias comunidades educativas, que no haya mención alguna al logro del trabajo decente y que, por ende, se evite, por ejemplo, el daño a las cuerdas vocales (teniendo que, además, alzar una vos dulce y motivadora a través del filtro de una mascarilla) y el deterioro generalizado de las condiciones mentales y corporales del trabajador de la educación, cuestionen que dan inestabilidad al mismo proceso educativo que sínicamente se busca mejorar.

El Gobierno, el Estado, hasta este momento, carecen de una visión estratégica de la educación, carecen de las competencias que permitan comprender en toda su magnitud que el desarrollo de un mejor proceso educativo que pone en el centro al estudiantado no sólo depende de la teoría, de la mejora curricular, de la mejora didáctica, del ofertón de dispositivos didácticos, del desarrollo de un mejor proceso evaluativo…. sino que de esto y del acompañamiento en paralelo del desarrollo de un sistema político-económico que ensanche el camino para aquellas medidas que solo encuentran eco en los archivos ministeriales tengan un efecto real.

No cabe duda que en los poquísimos días que quedan el gobierno hará lo posible por tensionar desde ya el inicio del gobierno de Apruebo Dignidad, para poder decir “es culpa de” y así ser los representantes de la elite financiera que solo busca entorpecer y echar atrás los cambios que entorpecen su enriquecimiento pero que como país plurinacional e intercultural necesitamos.