HABLEMOS DE LA TELE. La guerra sucia de Kast

La ciudadanía debería pronunciarse libre y abiertamente pese a los mensajes confusos o contradictorios que cierta prensa y canales de televisión o radios pretenden imponer como verdades “comprobadas”.

José Luis Córdova. Periodista. Santiago. 16/12/2021. La segunda vuelta de la elección presidencial volvió a mostrar la importancia de la televisión, no sólo para informar sobre las actividades electorales de los  ciudadanos interesados en la política sino para refrendar directa o indirectamente el favor de los propietarios de estos medios por el candidato del status quo a través de las cámaras. Se dice que ha sido la campaña más sucia de la historia de Chile.

Aún cuando la propaganda electoral está expresamente prohibida en la fase final de la campaña es indudable que editores, productores, conductores de programas, reporteros y analistas sugieren o insinúan permanentemente sus preferencias a través de mensajes a veces subliminales y otros bastante descarados.

El candidato de la extrema derecha, sus seguidores, colaboradores desde los partidos de derecha y el Gobierno no trepidan en mostrar sus cartas y en atacar con toda clase de artimañas su rechazo a la posibilidad de profundas y necesarias transformaciones sociales, políticas e institucionales que exige la ciudadanía.

Las actividades de la Convención Constitucional son deliberadamente tergiversadas sino ignoradas en un esfuerzo por impedir el desarrollo de un proceso democrático que es ejemplo en el mundo por tratarse de la única instancia paritaria, con presencia de representantes de etnias originarias y personalidades electas desde los más distintos ámbitos, territorios, ideologías y partidos políticos.

Sin embargo, la televisión pretende incansablemente desprestigiar las actividades de los convencionales, insinuar planteamientos y propuestas nunca presentadas ni debatidas, sobre todo en el ámbito de la institucionalidad, los signos patrios, los aspectos valóricos y otros que no están en los lineamientos que hasta ahora se ha dado el proceso constituyente.

Por su parte, el poder constituido -legislativo, judicial y hasta el Servel y la Contraloría General de la República- se dejan arrastrar a veces a la vorágine anticomunista, de tinte neo fascista y supuestamente “liberal” que encarna la candidatura de la ultra derecha frente al posicionamiento de la tendencia mayoritaria por los cambios institucionales pertinentes en nuestro actual sistema político y social.

La ciudadanía debería pronunciarse libre y abiertamente pese a los mensajes confusos o contradictorios que cierta prensa y canales de televisión o radios pretenden imponer como verdades “comprobadas”. Entre los argumentos favoritos para atacar la candidatura de Apruebo Dignidad es la presencia en el comando de representantes del PC, que es mostrado por los medios como antidemocrático, hegemónico, autoritario, aun cuando la historia de casi 110 años de este partido demuestra absolutamente lo contrario.

El último debate televisivo convocado por la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL) fue la última evidencia de la parcialidad, prejuicios y falsedades de que son presa o directamente autores o protagonistas algunos periodistas o comunicadores.

Gabriel Boric desactivó definitivamente la campaña de mentiras de Kast exhibiendo un test de drogas que descolocó a su adversario que -hasta entonces- se mostraba desafiante y dispuesto a utilizar las peores armas para enfrentar al candidato de Apruebo Dignidad. Este se mostró sólido, convocando voluntades, explicando partes esenciales de su plan de gobierno y destacó la amplitud de los apoyos recibidos en la última etapa, incluido el de la ex presidenta Michelle Bachelet quien vino al país a ejercer su derecho a voto este domingo 19 de diciembre.

Varios analistas coinciden que el presunto “empate técnico” previsto por ciertas encuestas podría haberse inclinado hacia Boric en los últimos días.

En todo caso hemos presenciado una de las campañas más sucias de la historia de parte de una derecha desesperada y hambrienta de revancha -con la complicidad de la tele- contra los anhelos de transformaciones y contra una nueva institucionalidad. Este domingo 19 elegimos entre transformaciones de fondo o retrocesos tras la guerra sucia de Kast.