Un chileno en el proyecto “Mosaicos para Dante” exhibido en Italia

El artista visual Sergio Naranjo fue parte de un colectivo de 140 creadores de México que presentaron la obra en Ravena, después de exhibirla en Ciudad de México. Exiliado desde 1974 en tierras mexicanas, Naranjo tuvo esta oportunidad por el conocimiento de su trabajo, y en entrevista lamentó el poco apoyo y reconocimiento en Chile a artistas que se desempeñan fuera del país. “Mis raíces siguen siendo profundas con Chile, lo he dicho antes y lo digo ahora, soy una especie de híbrido que puede convivir sin problema con dos culturas de las cuáles he aprendido mucho y sigo aprendiendo” indicó.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 10/12/2021. En la Galería Pallavicina 22 de Ravena, en Italia, se inauguró el pasado 3 de diciembre la exposición “Mosaicos para Dante” un homenaje al poeta y escritor italiano, Dante Alighiere, notable creador e intelectual, autor de “La Divina Comedia”, en los 700 años de su fallecimiento. En la muestra participaron 140 creadores y, entre ellos, un chileno: Sergio Naranjo Ramos, diseñador gráfico de profesión, y artista visual que ha obtenido varios galardones en México, país al que llegó exiliado en 1974.

Un reconocimiento a un artista chileno destacado en el exterior, egresado de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes, diseñador de innumerables revistas, afiches y publicaciones, y que exhibió su obra -surgida de la dramática tortura, el exilio, lo indígena, la sexualidad, la memoria- en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Chile, Museo de Arte Virreinal en Guerrero, Galería Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Galería José Clemente Orozco y Consulado de Chile en México.

¿En qué consistió el proyecto “Mosaicos para Dante”?

Trabajar cinco obras de 20×20 centímetros cada una, para homenajear a Dante Alighieri a los 700 años de su fallecimiento. Fernando Bello, que es el curador de la exposición, propuso hacer 700 obras, convocando a 140 artistas de México. Así, la muestra adquirió la forma de Mosaicos y se exhibe con el apoyo del Gobierno local en la Galería Pallavicini de Ravenna, Italia, del 3 al 10 de diciembre. Asimismo esta muestra se presentó con éxito en la Ciudad de México del 21 de octubre al 19 de noviembre en la universidad del Claustro de Sor Juana.

¿Cómo te convocaron y cómo participaste?

Desde hacía un tiempo que venía pensando en la forma de integrarme a un colectivo de artistas, aquí en la Ciudad de México, y el momento surgió cuando me presenté a una convocatoria de la organización BADAMX (Buenos Aires, Directo Artistas, capítulo México) para tomar un curso sobre cómo aprender a vender arte. Aquí es donde me incorporo a un colectivo de artistas que estaban en la misma situación que yo. Al terminar el curso, decidimos como grupo participar en una exposición colectiva “Encuentros” en la Galería SOPHART del 31 de agosto al 5 de septiembre en Ciudad de México. En este colectivo me envían una invitación para participar en la exposición “Mosaicos para Dante”. Desde el principio me llamó la atención, encontraba una similitud con mi propia historia de exiliado; Dante fue exiliado al lugar donde hoy se le hace un homenaje por su aporte a la cultura de Italia, se le reconoce como poeta y escritor y ser uno de los creadores del idioma italiano.  En el exilio sufrió humillaciones y marginación, lo que lo lleva a crear uno de los libros más fascinantes sobre el comportamiento de los seres humanos, “la Divina Comedia”.

Fue una convocatoria para artistas mexicanos, pero te incluyeron, ¿como chileno-mexicano?

Efectivamente, fue para artistas mexicanos y de alguna manera los colegas asumieron que también yo lo era, a la hora de conocerlos se dieron cuenta que no era de México. En ningún momento percibí rechazo, al contrario, sentí el afecto y la empatía de ellos por participar, eso permitió que conocieran un poco mi historia después de un pequeño relato de mi llegada a México.

Hay trabajo de artistas chilenas y chilenos en el exterior poco informados y difundidos en nuestro país. ¿Que hacer? ¿Falta apoyo desde Chile?

Lamentablemente es así, creo que por estar viviendo en otro país, sienten que no pertenezco a la tierra que me vio nacer. En todo caso no es un sentimiento generalizado, pero hay un sector que quisiera que nuestra historia y memoria no se divulgue en Chile. Es más, nos ven como apátridas, la razón de esto es que Chile sufre de una enfermedad que se llama racismo, la no aceptación del otro, no aceptan al inmigrante y olvidan que la migración ha permitido a los pueblos crecer y adquirir conocimientos que permiten un desarrollo más completo. Mis raíces siguen siendo profundas con Chile, lo he dicho antes y lo digo ahora, soy una especie de híbrido que puede convivir sin problema con dos culturas de las cuáles he aprendido mucho y sigo aprendiendo.

¿Qué hacer? Es una pregunta compleja, creo lo primero es cambiar profundamente este modelo social y económico que no permite el desarrollo de los procesos creativos de la sociedad y los pueblos originarios en su conjunto, tampoco permite el desenvolvimiento de los artistas, me refiero a los poetas, músicos, actores, actrices, dramaturgo/as, escritora/es y cantautora/es. No permite el desarrollo de las ciencias sociales ni de las tecnologías y mucho menos las ciencias. Por supuesto que falta apoyo, en ese sentido el Gobierno en turno es autista cuando se trata de promover la cultura, sus apoyos son acotados y limitados.

Presentaste una exposición o proyecto “Memoria, tiempo y reconstrucción”. ¿En qué consistió?

Sí, esa exposición se exhibió en la Galería José Clemente Orozco de la Secretaría de Difusión Cultural de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Me proponía con esa muestra reflexionar cómo el tiempo va desdibujando y desvaneciendo los recuerdos y la importancia que tiene generar conciencia del pasado para que la memoria le otorgue fuerza e intensidad al momento histórico vivido. Memoria, tiempo y reconstrucción, habla justamente de la memoria, la que nos permite recordar hechos históricos, muchas veces violentos, aberrantes e inhumanos. Nos invita hacer de ella un ejercicio autocrítico del pasado, nos da la posibilidad de analizar y observar. Es una forma de convertirse en un arqueólogo de si mismo, que busca y revisa lo sucedido; es volver sobre tus propios pasos, es seguir escudriñando tu pasado, no como una autocomplacencia sino para encontrar nuevas respuestas -o preguntas- del porqué sucedieron ciertos hechos. Tener memoria es recordar a quienes cometieron y cometen atrocidades en contra de sus semejantes, para no olvidar y en algún momento hacer justicia. Dicen que “el tiempo lo cura todo”, en realidad el tiempo fragmenta, destruye, no deja ver, no permite enfrentar lo que sucede, el tiempo le apuesta al olvido y a la vez nos recuerda lo efímero y transitorio que es nuestra existencia. Pienso que el arte le sirve a la memoria para contar lo que otros callan o no quieren decir, sirve para hablar de la belleza de la vida, del amor que es una manera de reconstrucción personal y colectiva para poder lograr la resignificación social.

Llevas como 30 años en México, pero Chile te sigue penando en tu creación.

Mira, al principio sí, diría que los primeros 20 años tenía muchas ideas, pero no sabía cómo empezar. Esos años me aboqué a trabajar como diseñador, creo que con ese trabajo canalizaba en parte mi inquietud creadora, aún así sentía que era insuficiente, mis sentimientos oscilaban entre la amargura por nuestra derrota política, la ira que no entendía a profundidad, sentía que tenía que ver con la tortura y haber estado desaparecido un buen tiempo, la depresión empezaba a manifestarse y dañar de alguna manera a mis hijos y compañera. Es curioso, cuando todo te abruma uno encuentra alguna salida, en mi caso sentía que necesitaba ayuda. Encontré alguien en quien podía confiar, una psicoanalista, y ahí empecé a ver las cosas de otra manera, ha entender mis propios temores y hacerles frente. Estaba entendiendo mis propios fantasmas, cuando un amigo artista visual vio algunos de mis trabajos que había presentado en una exposición individual en el Consulado de Chile -el Cónsul era en ese momento Raúl Elgueta, una buena persona y solidario, él me invitó a exhibir mis trabajos de diseño-, y me invita a participar y presentar un proyecto en Plaza Loreto. A partir de ahí trabajamos otros proyectos colectivos con mi amigo Carlos Osorio, diría yo, que mi compañera y mis hijos, mi psicoanalista y Carlos, fueron un pilar fundamental para ir creciendo como artista.

La terapia me permitió hablar y contar una historia con imágenes, hablar sobre el miedo, el terror, el exilio, entender todo eso para ir recuperándome. Entonces tomé la decisión de hacer mi primera exposición individual con todo lo que significa, exponerme al público, la exposición fue un éxito, me permitió sanar, entender que las cicatrices quedan, pero ya no rasco mis heridas.

Ahora estoy creando cosas nuevas, de las últimas exposiciones que he realizado hay una que se  llamó “Poética de la Reconstrucción” es un recorrido sobre el amor, el placer, la ternura y la belleza de nuestros cuerpos. En el fondo la muestra habla de la recuperación de mi sexualidad, que pierde uno cuando tu cuerpo es sometido a tanta brutalidad.

México es y ha sido importante en mi  desarrollo como artista, como te dije, soy un híbrido y puedo compartir y convivir con dos culturas, las cuáles me proporcionan los saberes que necesito para proyectar nuevas ideas. Eso sí, me gustaría realizar alguna vez en Chile una exposición que relate  la trayectoria de lo que significa vivir el exilio.