Trabajadores y trabajadoras de la educación por la esperanza

“El país requiere profundizar el mejoramiento de las condiciones para el ejercicio de una buena enseñanza y continuar promoviendo el desarrollo profesional de trabajadoras y trabajadores de la educación. Hoy nuestras propuestas se ven reflejadas y comprometidas en un solo programa de gobierno. Hoy la esperanza se llama Gabriel Boric Font”.

Yobana Salinas Arancibia. Encargada Secretaría de Educación CUT. La Secretaria de Educación de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, representativa de cerca de 500.000 trabajadores y trabajadoras de la educación, desde la Educación Inicial, Escolar y Superior de nuestro país, ha luchado sin descanso, por el fortalecimiento de la educación pública en todos sus niveles, promoviendo el fortalecimiento y perfeccionamiento de la Reforma Educacional, que busca restituir el rol garante del Estado del Derecho a la Educación que nunca debió abandonar.

El país requiere profundizar el mejoramiento de las condiciones para el ejercicio de una buena enseñanza y continuar promoviendo el desarrollo profesional de trabajadoras y trabajadores de la educación.

Es imperioso instalar la homologación de condiciones laborales y de enseñanza en la educación inicial, invirtiendo en la construcción de Jardines Infantiles públicos. Comprometiendo a la brevedad la Carrera Directiva, tanto de la educación inicial como escolar, incluida la incorporación, con sus particularidades, de la carrera para las Técnicas en Párvulos.

Se debe profundizar el reconocimiento y desarrollo de la profesión docente, terminando con la duplicidad de evaluaciones, apurar la implementación del Estatuto de los Asistentes de la Educación e implementar sin dilaciones la Nueva Educación Pública, perfeccionándola, con especial atención en plantas suficientes y el resguardo del derecho al trabajo.

Se requiere, sin dilación, establecer por Ley, la responsabilidad ineludible del Estado con sus Universidades, Académicos y Funcionarios, consagrando su financiamiento preferente y nuevos estatutos que democraticen y fortalezcan la autonomía universitaria, promoviendo desde ellas un sistema nacional público de desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Estos son, entre otros, los desafíos que requiere la profundización democrática que los y las chilenas, en su diversa composición, mayoritariamente exigieron por millones en las calles, refrendado en la composición de la Convención Constituyente.

La reciente elección Presidencial en primera vuelta, dio como resultado el primer lugar por dos puntos, del candidato que sistemáticamente ha negado todas y cada una de las medidas aquí enunciadas, basta ver su programa. Se ha amparado en el monopolio mediático, el poder del dinero y la pretensión de cooptar a las fuerzas armadas y de orden, y sus familias.

Se parapetó en el discurso del orden, la seguridad y la paz, en consecuencia que en los últimos treinta años, en su gobierno de derecha se han generado las peores expresiones de violencia institucionalizada, lo que ha sido condenado incluso internacionalmente. La violencia, inseguridad e inestabilidad democrática ha sido generada por su gobierno de derecha. Y si de paz se trata, sus propuestas solo prometen la paz de los cementerios.

Hipócritamente pretende elevar las banderas del cristianismo, en consecuencia que representa todo lo contrario de los valores cristianos y olvida las enseñanzas de Cristo, expulsando a los mercaderes del templo.

Dice promover la Familia, sin embargo en sus ideas y propuestas niega sistemáticamente la diversidad  de composición de las familias, negando derechos e imponiendo la composición abrumadoramente  minoritaria. Promueve valores propios de la inquisición para quienes no piensen como él.

En educación, toma por asalto la reforma educacional democrática y busca restituir la fracasada educación de mercado, criticada incluso por países desarrollados, con gobiernos de derecha.

Los y las trabajadoras de la educación no tenemos temor a un gobierno de derecha, no nos mueve el miedo, en cada ocasión de la historia en que hemos debido enfrentarlos, más temprano que tarde son derrotados y emprendemos la senda del desarrollo, crecimiento y la dignidad. Por el contrario nos mueve la esperanza. Si somos capaces de conquistar la conciencia de trabajadores y trabajadoras, si confiamos en nuestras capacidades democráticas, la esperanza triunfara sobre el odio.

Hoy nuestras propuestas se ven reflejadas y comprometidas en un solo programa de gobierno.
Hoy la Esperanza se llama Gabriel Boric Font.

Como aprendimos de Recabarren, Clotario Blest, Tucapel Jiménez y Manuel Bustos, vamos a todos los lugares de trabajo, a las asambleas sindicales, a los y las trabajadoras de cada barrio del país, encendiendo la Esperanza, por Chile, para Chile.