Tarapacá y la COP26. ¿Eso basta?

Para preservar la vida y sostener la viabilidad histórica de la presencia humana en nuestra región, se hace necesario contar con un nuevo Gobierno nacional que entienda la urgente necesidad de un diseño institucional distinto que haga efectiva la descentralización de facultades y competencias, y simultáneamente, conciba la coordinación con los gobiernos regional y local como algo básico para la implementación de medidas efectivas y ajustadas a la realidad local y a las urgencias de nuestros y nuestras habitantes.

Rubén Moraga Mamani. Diputado por Tarapacá. 08/11/2021. La semana pasada se dio inicio a la 26° Cumbre Anual de las Naciones Unidad para el Cambio Climático, más conocida como COP26. Desde el 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre, más de 130 jefes de Estado y presidentes de gobierno se encontrarán en Glasgow, Escocia, con el fin de acordar acciones y objetivos que permitan reducir las emisiones de combustibles fósiles que provocan el calentamiento global de nuestro planeta.

Uno de los objetivos más importantes de la Cumbre es limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5°C, ya que, de subir por sobre ese nivel, las consecuencias serían desastrosas para la vida en el planeta. De no lograr esta meta, olas de calor, agotamiento de las reservas de agua dulce, afectación de cosechas y el aumento en el nivel del mar tendrían efectos graves para los ecosistemas y la vida animal. Aún más, en zonas desérticas como nuestra región de Tarapacá.

Por ende, es de suma importancia que nuestro país adhiera y cumpla con los compromisos ambientales y de transformación de la matriz energética que manen de la COP26. No obstante, dada la situación de vulnerabilidad de nuestros territorios y regiones, el esfuerzo de las autoridades nacionales debe ir más allá. De forma soberana y proactiva, el próximo Gobierno debiera diseñar e impulsar medidas que superen lo acordado por la máxima convergencia mundial en la materia.

Para preservar la vida y sostener la viabilidad histórica de la presencia humana en nuestra región, se hace necesario contar con un nuevo Gobierno nacional que entienda la urgente necesidad de un diseño institucional distinto que haga efectiva la descentralización de facultades y competencias, y simultáneamente, conciba la coordinación con los gobiernos regional y local como algo básico para la implementación de medidas efectivas y ajustadas a la realidad local y a las urgencias de nuestros y nuestras habitantes.

Entonces, requerimos de innovación institucional, voluntad política y suficientes competencias ambientales y económicas que, primero, permitan reconocer la realidad de emergencia y vulnerabilidad climática a la que  nos enfrentamos como región; segundo, restrinjan actividades de alto impacto ambiental y, en cambio, promuevan el desarrollo tecnológico e innovación para una economía sustentable y sostenible; tercero, permitan impulsar, financiar y articular el desarrollo científico regional; y, cuarto, institucionalicen una nueva gobernanza para la ciencia y la emergencia climática, en la que la sociedad civil y la ciudadanía del territorio tengan una real incidencia en la manera como se aborda la ciencia, la producción y la protección ambiental en la región.

En ese sentido, el programa de gobierno de Apruebo Dignidad y de Gabriel Boric, mediante la implementación de un Nuevo Modelo de Desarrollo basado en la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, instaura la visión de asegurar el bienestar integral de las personas y la protección de los ecosistemas como una cuestión de justicia. Estado proactivo, reconocimiento del rol de la sociedad civil, fomento de la asociatividad y el cooperativismo serán condiciones de posibilidad para abrir caminos que nos lleven a un desarrollo territorial regional justo que haga viable y asegure un futuro prometedor para las nuevas generaciones en Tarapacá.

Por tanto, resulta de suma importancia instaurar el intercambio abierto de conocimiento entre universidades, institutos científicos y la sabiduría ancestral con sus técnicas milenarias de producción, respetuosas de la naturaleza, para ofrecer soluciones alternativas que garanticen la salud humana y la protección ambiental. Al mismo tiempo, necesitamos un gobierno regional y local que tenga como misión el desarrollo territorial que garantice la definición de estrategias regionales y locales para el desarrollo y uso de energías no convencionales para la actividad económica regional acordadas con toda la comunidad política regional. Si bien, la COP26 será una guía, es la inteligencia colectiva y un nuevo diseño institucional lo que permitirá materializar sus objetivos. Contamos con viento, sol y mareas, pero eso no basta, hay que elegir un nuevo gobierno, forjar una nueva gobernanza, concentrar mayor voluntad política y ensanchar la inteligencia colectiva. Ello, será posible si pensamos como comunidad. Solo pensando y actuando juntos el futuro será posible.