DOCUMENTO. Fucatel y la dura crítica a formatos periodísticos

“El momento que vive el país reviste una seriedad que no se compadece con este nuevo estilo periodístico”.

Santiago. 11/2021. El siguiente es el texto íntegro de una declaración emitida por Fucatel, Observatorio de Medios, en relación a cómo se están desarrollando debates y programas televisivos con candidatas y candidatos donde, entre otras cosas, “se da en una cancha dispareja, en la que el profesional con su rol inquisidor es el dominante absoluto”.

La declaración

De manera notoria y comentada en diversos espacios -académicos, profesionales, ciudadanos y en redes sociales-, se está imponiendo en los programas televisivos de debate y entrevista a candidatos un estilo de interrogatorio que no contribuye al objetivo manifiesto de informar y permitir la reflexión crítica. Llama la atención que las preguntas buscan que el entrevistado confirme las opiniones del periodista, que no siempre representan un nuevo ángulo ni aportes de conocimientos sobre los programas de gobierno o capacidades personales de los candidatos para conducir el país, ni permiten comparar los desafíos de desarrollo de Chile a la luz de distintos modelos y experiencias internacionales.

Es el sojuzgamiento, o la imputación en términos jurídicos, la principal forma adoptada por la entrevista periodística en este proceso. Lo que permite deducir que el principal objetivo sería poner a prueba la tolerancia del candidato al menoscabo de su rol. Este maltrato inaceptable en toda relación social, por lo demás, supone unas reglas del juego del quehacer periodístico cuyo origen y funcionalidad se requiere pensar: ¿quién las impuso y cuánto sirven al propósito de una decisión política?

La dialéctica entre entrevistador-entrevistado político se da en una cancha dispareja, en la que el profesional con su rol inquisidor es el dominante absoluto: maneja la capciosidad, la reiteración, el ritmo y tiempo de espera, la interrupción reiterada, la duración de las respuestas, el corte de ideas, el apremio del examen del “sábelo todo”; también califica las respuestas y sentencia cuándo da por terminada la entrevista (así sea que queden argumentos pendientes o no del todo desarrollados). De igual modo, se queda con la pantalla y el micrófono, para decirnos “qué pasó” y juzgar inmediatamente el desempeño del candidato.

El momento que vive el país reviste una seriedad que no se compadece con este nuevo estilo periodístico asentado en la presunción ególatra, en la desconfianza y en la sospecha espectacularizadas. Así como la sociedad clama por cambiar tantas instituciones, el mejoramiento de nuestras prácticas periodísticas debiera tener máxima urgencia y relevancia.