“Hay que generar un ambiente de confianza para que la gente vaya a votar”

Axell Callis, experto electoral, advirtió que la elección que se avecina “necesita que al menos la mitad o cerca de la mitad del padrón vaya a votar para que tenga el ticket de una blancura democrática”. Consideró que en la actualidad “el estado de ánimo de la gente es de incertidumbre porque el Estado no transmite ninguna seguridad”. El director de TuInfluyes sostuvo que “se instaló que las elecciones generan contagios, y las elecciones, en el mundo, en países con desarrollo sanitario más precario que Chile, como República Dominicana, Ecuador y Perú, en general no fueron vectores de aumento si se mantienen las medidas sanitarias”.

Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. 02/04/2021. El sociólogo, experto electoral y director de TuInfluyes, Axell Callis, abordó en entrevista perspectivas que hay en torno de la próxima elección de convencionales, gobernadores, alcaldes y concejales, considerando el seguro cambio de fecha de abril a mayo y las percepciones que están cruzando a los electores. Abordó el factor pandemia, la condición socioeconómica y psicosocial en la población, así como el sensible tema del abstencionismo.

¿Cómo ve el escenario político-electoral con esto del cambio de la fecha de las elecciones?

Yo veo el escenario con datos, números, encuestas y tendencias que tenemos y diría que hubo un cambio harto fuerte en el último mes o mes y medio. Estaba empezando el proceso de vacunación, había un nivel de contagio importante pero no alarmante, el precio del cobre en alza, había un espíritu pos vacaciones y en general se veía optimismo. En ese contexto estaba el tema político y electoral, lo resumo en una palabra, esperanza. El electorado asocia con la esperanza todo lo que viene. Y un mes después, con todo lo que uno ve, se oscureció el panorama. En la encuesta que publicamos el jueves se ve un aumento sustantivo del pesimismo en todos los indicadores. Se agudizó la mala situación socioeconómica y por eso, entre otras cosas, el tercer retiro del 10% desde las AFP agarró tanta fuerza. El asunto electoral pasó a segundo lugar en este minuto por la pandemia y el deterioro socioeconómico del último mes.

¿Uno puede decir que la gente está muy presionada, tensionada, cansada y que eso puede influir en no querer participar en las elecciones?

No diría que la gente esté cansada. Voy a decirlo en chileno, creo que la gente está urgida. Porque ve que hay un deterioro económico y que se manifiesta en sus familias, encerrar a 14 o 15 millones produce un efecto en términos de sustento, eso no es teórico, es real. Las personas que viven al día o que tienen rentas semanales, en este minuto no están teniendo ingresos, entonces hay un problema que no es de sensaciones, es algo que se está viviendo, es un problema real. Eso hace que las energías del electorado estén puestas en sobrevivir, más que en lo electoral o lo político. Es una cuestión de prioridades, las cuarentenas generan eso. Nosotros nos dimos cuenta en junio y julio del año pasado que el interés que se veía por el plebiscito decayó absolutamente. En síntesis, diría que las personas están en otra, en este minuto.

¿Eso llevará a que en mayo haya un alto abstencionismo?

Es difícil decirlo. Porque esto que te digo puede cambiar. Basta que cambien las direcciones y las tendencias e ingrese un optimismo y la gente pueda tener otra energía. No sabemos en qué parte de la subida estamos, ni cómo seguirá la curva de contagios, y qué pasará con las cuarentenas. Mira, todo el mundo pide cuarentena, pero la mitad de la gente que lo pide, se suicida con la cuarentena en términos de alimentación, de sustento, de ingresos. En eso tiene que ver que la ayuda del gobierno no llega a toda la población que la necesita, se demora, tiene letra chica, no es automática. Aquí no es que se ponga la cuarentena y llegue el cheque para ir a comprar comida.

Necesitamos tener una tendencia que muestre que vamos de salida y con eso lo político y lo electoral, las campañas, comenzarán a ganar fuerza, que fue lo que pasó en agosto y septiembre el año pasado, antes del plebiscito de octubre. Empezaron a bajar las curvas, los actores sanitarios salieron de escena, y se repolitizó el escenario.

Entonces, ¿es difícil predecir ahora si habrá un alto abstencionismo o no, cómo va a estar la gente para ir a votar?

Exacto. Porque ahora la percepción de riesgo que hay en Chile es muy grande, el escenario ahora es negativo, pero como te digo, es algo que puede cambiar, no lo sabemos, ni siquiera sabemos cómo puede cambiar la situación.

En otros países, como Perú y Ecuador, que tienen elecciones el próximo domingo, tienen indicadores sanitarios parecidos a los de Chile, y allá no hay discusión en términos de suspender las elecciones. Entonces, hay un aspecto psicosocial chileno que es muy fuerte, en términos de diferenciación con esos dos países.

Es hablar de algo que ya no pasó, pero considerando lo que pasa en otros países, ¿no era mejor haber generado todas las condiciones necesarias para que la gente fuera a votar el 10 y 11 de abril?

Es que es irracional lo que sucede, porque la experiencia que hay, y esto cuesta transmitirlo, es que en el último año hubo entre 85 y 86 elecciones en el mundo y toda la experiencia o la evidencia como le gusta llamarlo a los científicos, es que en esas elecciones se detectaron tres o cuatro casos, ni siquiera de países, sino de ciudades, de problemas de contagio. Porque en general las elecciones se organizan para que no exista contagio.

Pero el problema es la percepción. La gente tiene la percepción de que ir a votar es riesgoso, cuando sabemos que ir a una feria, a un mall, a un mercado, o estar en el transporte público, es veinte mil veces más riesgoso que ir a votar. Entonces es pura psicología social.

¿No faltó o no falta otra mirada de parte del gobierno, de las autoridades, incluso de parte de los partidos políticos, de dar certezas a la gente para combatir o bajar esa percepción que hay en la ciudadanía?

Creo que, pensando en las elecciones de abril, habría sido estéril, porque el estado de ánimo de la gente es de incertidumbre porque el Estado no transmite ninguna seguridad. Si tuviéramos una confianza en la comunicación gubernamental de que se está haciendo lo correcto, estoy seguro que esa percepción de riesgo, que es muy aguda en Chile, habría bajado. Hay países donde la gente irá a votar este domingo, parecidos a Chile -sin comparar con Corea del Sur donde la gente votó en plena pandemia y hasta ocuparon la elección para detectar contagios-, pero acá eso no se puede, la incertidumbre es grande en un estado desestabilizado. Si no sabemos dónde estamos parados, ese es el problema. Eso tiene que ver con la poca certeza que ha entregado el gobierno. En la última medición que hicimos detectamos que sigue la desconfianza en la información pública. Por ejemplo, la gente no ve que el proceso de vacunación se refleje en un movimiento en la aguja de los indicadores sanitarios. Entonces, no hay nada que haga decir, hasta este minuto, que esto va a mejorar. Por eso digo que la palabra es que las personas siguen estando en otra.

Podrías haber hecho todas las campañas posibles, pero si las personas están en otra, con esa percepción de inseguridad, es difícil que hubieran dado resultado. Mira, la pandemia se entiende como algo que se puede controlar, pero las heridas que generan las malas condiciones socioeconómicas son mucho más profundas, y esas grietas, esos déficits, duran más tiempo, hay más desesperación y eso influye en lo político y en lo electoral.

Es prácticamente un hecho que, hasta ahora, las elecciones serán el 15 y el 16 de mayo. ¿Cree que esto produce un nivel de distorsión del proceso electoral, incluidas las campañas, los financiamientos? Se habla de que los candidatos que tienen mayor acceso a recursos van a sacar ventaja.

Para responder esa pregunta hay que esperar al menos dos semanas, hasta el 15 de abril más o menos. Porque las campañas venían siendo cortas, de un mes, y habrá que ver en qué parte de la curva nos toca, y dónde vamos a estar cuando se puedan reiniciar las campañas. Esto se puede politizar rápidamente, como ocurrió en septiembre y octubre del año pasado. La gente está ávida de votar, en general todo el mundo quiere votar. Está el nivel de conocimiento o desconocimiento de los candidatos, cómo se realizan las campañas. El nivel de conocimiento de los candidatos a la Convención Constitucional es bajo, el nivel de conocimiento de candidatos a alcaldes es más alto, y de los gobernadores es casi inexistente. Evidentemente que este stand bay siempre le va a convenir a los que tienen más recursos y a los más conocidos, pero hay retadores que ahora tienen más tiempo para posicionarse. Si se tiene buen nivel de creatividad, de trabajo, es bueno tener más días. Hay elecciones en que el cruce de tendencias se produce en un día, en un minuto, y uno escucha a los que salen segundos decir “me faltó un día, una semana de campaña”, y eso es real. Hay candidaturas que maduran más lento y necesitan más tiempo. Ahora, no sé si este atraso en las elecciones le convenga a todo el mundo, hay algo que es muy puntual, dependerá de la creatividad de las y los candidatos, de los equipos que tengan, del nivel de conocimiento que logren acumular, del financiamiento.

En definitiva, ¿estamos en un escenario de incertidumbre electoral?

Siempre habrá cinco millones de chilenos dispuestos a ir a votar a todo evento. Hay personas que entienden que ir a votar no es un problema sanitario. Si se toman los resguardos, eso no constituye una amenaza como ir a una feria. En mayo cinco millones de electores vamos a tener. El problema es que en comparación al plebiscito donde fueron 7 millones y medio los que votaron, nos deja bastante magullados en términos de legitimidad del proceso electoral. El proceso necesita que al menos la mitad o cerca de la mitad del padrón vaya a votar para que esto tenga el ticket de una blancura democrática.

Ahora, para obtener eso o acercarse, se requiere que los indicaros sanitarios y económicos estén un poco más estabilizados.

Parece clave que exista buena información sobre las condiciones para ir a votar.

Sí. Una buena noticia de la encuesta que sacamos este jueves (1 de abril), es que les preguntamos a las personas si irían a votar el sábado o el domingo, habiendo dos días para votar. Y se nos repartió más o menos parejo. Pensábamos que se podía cargar más el ir a votar el domingo, que es lo tradicional, pero además de desconfianza de lo que pudiera ocurrir en la noche del sábado con los votos guardados.

Creo que es fundamental que en la medida que nos acerquemos a la elección haya mensajes que logren despejar las dudas sanitarias y que ordenen todo el proceso. Es fundamental que ocupemos los dos días de votación de forma diferenciada, y no preferente. Hay que generar un ambiente de confianza para que la gente vaya a votar. Se instaló que las elecciones generan contagios, y las elecciones, en el mundo, en países con desarrollo sanitario más precario que Chile, como República Dominicana, Ecuador y Perú, en general no fueron vectores de aumento si se mantienen las medidas sanitarias.

Si no votan más de 5 millones de personas, si vota el 40% del padrón electoral, ¿se deslegitima el proceso constituyente, la elección de alcaldes, gobernadores y concejales?

Todo va a depender de las condiciones en que se vote. Si estamos en un alza de pandemia -en mayo-, estamos con cifras terribles, y van cinco millones de electores a votar, capaz que se valore. Serían cinco millones de héroes, de heroínas. Pero si los indicadores de contagios están a la baja, van bien, y hay un ambiente de optimismo, y van cinco millones a votar, ahí se va a producir un problema de legitimidad. Aunque bueno, también al día siguiente aparecen los que se auto adjudican el porcentaje de los que no votaron, como si la abstención fuese monocausal, cuando es multicausal. Todo va a depender del entorno sociosanitario que exista en el país, eso va a determinar si los cinco millones son una sorpresa positiva o una sorpresa negativa.