Plan económico de EEUU y sus repercusiones

El plan fiscal estadounidense por US$1,9 billones tiene una implicancia en el país muy grande y vasta repercusiones globales. La Reserva Federal de EEUU, teniéndolo presente así como los avances en el proceso de vacunación, elevó la estimación de crecimiento para 2021 a 6,5%. Ello se produce simultáneamente con que China, la segunda economía mundial por la magnitud de su producto, se encuentra en una fase nuevamente de alto incremento. Los organismos que efectúan proyecciones de actividad económica mundial están aumentando las estimaciones para el año. La Unctad constató que la recuperación global no tomó la forma de una V, sino será la de una K, siendo los países más afectados aquellos que tienen las economías más vulnerables.

Hugo Fazio. Economista. CENDA. 25/03/2021. La puesta en vigencia del plan de estímulo fiscal de Joe Biden, aprobado por el Congreso de EEUU, genera un escenario nuevo para la mayor economía mundial y con grandes repercusiones globales. Este plan, comentó Financial Times, “otorga a la Casa Blanca el papel más importante de poderes de la sociedad durante décadas (…) y posiblemente el éxito más fuerte de crecimiento económico desde el principio de la década de los ochenta” (13/03/21). Desde luego, para ser así tiene que avanzar paralelamente al desafío de dominar la pandemia.

El plan, constató la publicación, “cimienta un giro hacia la izquierda en la política y en la economía de EEUU. Que ha ganado fuerza en la crisis del coronavirus, lo que le otorga al gobierno un papel mucho más importante en la resolución de problemas de la sociedad de la que ha disfrutado en las últimas décadas. La enorme intervención fiscal de Biden -agregó- se produce al mismo tiempo que el gobierno también está llevando a cabo una rápida campaña para implementar las vacunas Covid. El plan de estímulo de Joe Biden para fortalecer al país -detalló- está diseñado para impulsar la red de seguridad social de Estados Unidos, con el objetivo de brindar a todos los hogares de ingresos bajos y medios la protección suficiente para que puedan llegar al final de la crisis sin sufrir daños duraderos. Entre las disposiciones claves se encuentran una nueva ronda de cheques directos por un valor de US$1.400 cada uno para personas que generan US$75.000 por año, una extensión de los beneficios federales por desempleo hasta principios de septiembre, (…) de fondos adicionales para ayudar a reforzar las vacunas, reabrir escuelas y dar asistencia a los gobiernos estatales y locales”.

Janet Yellen, la secretaría del Tesoro señaló: “La aprobación del Plan de Rescate Americano finalmente nos permitirá hacer aquello por lo que la mayoría de nosotros vinimos al gobierno, no simplemente para combatir incendios y resolver crisis, sino para construir un país mejor” (13/03/21). Eso obviamente requiere una perspectiva de gobierno más allá de la temática de corto plazo. Debe ser capaz de alcanzar objetivos estructurales para aprovechar el respaldo ciudadano al plan fiscal. Una encuesta realizada por Pew Research Center publicada a mediados de marzo constató que el 70% de las personas adultas aprueba el plan fiscal. Y que, aunque ningún senador republicano le dio su respaldo, el 41% de los votantes de ese partido respondieron a la consulta que lo apoyan.

La Reserva Federal entregó a mediados de marzo su primera proyección de incremento del producto para 2021, después de informarse del plan fiscal y avanzar el proceso de vacunación, estableciéndolo en 6,5%. La anterior proyección era de 4.2%. Su presidente, Jerome Powell, al efectuar el anuncio, informó que se mantendrán las políticas de estímulo monetario, la tasa de interés de referencia entre 0% y 0,25% y la adquisición mensual de bonos del Tesoro y títulos de deuda con garantías hipotecarias por US$120.000 millones mensuales aunque la inflación aumentase en el corto plazo. El promedio de incremento anual de los precios lo proyectó en 2,4%, cuatro décimas por encima de las previsiones anteriores. Los bonos del Tesoro a diez años, cuyo aumento conduce a generar la inquietud de la existencia de presiones de inflación, el día del anuncio registraba un rendimiento de 1,67%, su nivel más elevado desde febrero de 2020, subiendo al día siguiente a 1,72%. Además, estimó que la tasa de desempleo sería inferior a 4,5%.

El Congreso estadounidense enfrentará nuevos debates en que se debe prever nuevamente actuará la cerrada oposición republicana. Está pendiente, como se planteó durante la campaña electoral, proponer cambios de fondo a la ley tributaria de Donald Trump del año 2017, que benefició a las grandes corporaciones y a capas de la población de elevados ingresos, junto a otras medidas con vistas a que la estructura tributaria corrija su regresividad. Está pendiente igualmente un anunciado y necesario proyecto fiscal de infraestructura.

La magnitud del proyecto tuvo presente la crítica efectuada al plan fiscal de Barack Obama que fue claramente insuficiente y llevó a establecer paralelos con el New Deal de Roosevelt durante la Gran Depresión, el cual se materializó también a través de una fuerte política fiscal. Ahora bien, si la recuperación de EEUU es vigorosa al aumentar su demanda interna ello repercute positivamente en las restantes economías, al incrementarse sus exportaciones.

La recuperación de la economía estadounidense se producirá cuando simultáneamente crece la economía china. El producto de la segunda economía mundial, según cifras de su Oficina Nacional de Estadísticas para enero-febrero, tuvo un elevado crecimiento, eso sí comparado con sus meses en recesión. La producción industrial creció en 35,1%, el comercio al por menor lo hizo en 38,8%, la inversión inmobiliaria en 38,3% y la efectuada en activos fijos un 35%. Global Times estimó, teniendo en cuenta estos antecedentes, que el producto del primer trimestre aumentaría entre un 15 y 20%. Considerando que hacia adelante el ritmo de el incremento será de un nivel similar al existente antes de la pandemia. Un dato negativo fue que el desempleo urbano en febrero subió al 5,5% de la fuerza de trabajo, en diciembre fue de 5,2%. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe de Perspectivas Económicas cifró el crecimiento de China durante 2021 en 7,8% y el de EEUU en 6,5%, coincidente este último con la proyección de la Reserva Federal. El incremento más elevado, según la OCDE se daría en India con un 12,6%. La estimación de aumento global lo fijó en 6,2%

El elevado plan fiscal estadounidense acentuará la diferencia de crecimiento existente con los países europeos. La expansión de Estados Unidos será equivalente, calculó Erik Nielsen, economista jefe del Banco UniCredit, a entre 11% y 12% del producto de este año, la cual es muy superior a la brecha de producción existente en el país. En las formulaciones de Joe Biden EEUU recuperaría para el Dia de la Independencia, el 4 de julio, su situación de normalidad, considerando que antes del primero de mayo todos los adultos del país serían elegibles para una vacuna contra el coronavirus.

Su ritmo de incremento será más diferente con el de Europa, “Los retrasos de la vacunación y la política fiscal insuficiente -señaló Vitor Constancio, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE)- impactaría el crecimiento de los próximos trimestres. Europa -detalló- corre el riesgo de tener este año la mitad de la tasa de crecimiento que alcanzará EEUU“ (17/03/21). A su vez, Christine Lagarde, la presidenta del BCE constató la existencia de “un desfase temporal” en los planes de estímulo fiscal de EEUU y Europa, reconociendo que “nuestras propias medidas fiscales aún no se están aplicando y lo necesitamos”. Ya en 2019, la economía de la Eurozona se había contraído más que la de EEUU, -6,6% y -3,5% respectivamente. Y se espera que en el segundo trimestre exista en la Eurozona un escenario recesivo, al igual como aconteció en enero-marzo. En Europa todavía se está en el proceso de implementar su fondo de recuperación de €750 mil millones que proporcionará a los países miembros durante cinco años una combinación de préstamos y subvenciones, con un desembolso el 2021 ascendente a 1% del PIB. De esta manera, la brecha de actividad entre EEUU y Europa seguirá ampliándose.

Más aún cuando en Europa arreciaron en el trimestre los casos de contagios. “Ahora – manifestó Lothar Wieler, director del instituto Robert Koch, de Alemania- estamos al comienzo de la tercera ola” (17/03/21). En esos días. el diario británico The Guardian caracterizó el escenario existente en el viejo continente con el título de “Caos en Europa”. El Centro Europeo para la Previsión y el Control de Enfermedades daba a conocer que al finalizar la semana diez del año, el 14 de marzo, veinte países del área informaron del aumento de contagios diarios y/o aumentos de la positividad de los test. ”Los valores observados de los indicadores -declaró- se mantienen elevados lo que sugiere que todavía la transmisión es generalizada” ( 20/03/21).

La magnitud del plan fiscal estadounidense repercutirá también en los países emergentes. Estimulará sus exportaciones y como indica la experiencia, al mismo tiempo, tendrá también impacto en el movimiento de capitales financieros. En febrero del 2021, el retorno de capitales desde los países emergentes a los desarrollados se frenó, luego que la rentabilidad del bono de EEUU a diez años creció fuertemente. En los doce meses transcurridos hasta ese momento desde que estalló la pandemia, el movimiento de capitales experimentó bruscos virajes. En marzo de 2020, cuando se produjo el estallido, de acuerdo a cifras del Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), que expresa los intereses de los grandes bancos mundiales, salieron de los países emergentes US$100 mil millones, que estaban colocados en títulos de deudas y acciones. En junio este flujo se había detenido y antes de finalizar el año volvió a los niveles prepandemia. Esta salida de los recursos, manifestó Jonathan Fortun, economista del IFI, fue “realmente violenta: algo así como un gran latigazo. Pero lo interesante es que el regreso ha sido tan fuerte o más” (16/03/21).

En esta evolución está muy presente las políticas monetarias de la Reserva Federal y del BCE de incremento en la cantidad de dinero y sus afirmaciones de que sus políticas de bajas tasas de interés y aumento de liquidez las mantendrían. Las inversiones financieras se movían en un momento por los rendimientos obtenidos en los mercados emergentes. Pero en febrero al surgir temores de inflación y al suponerse que ello podría provocar cambios en las políticas mencionadas de los bancos centrales la tendencia se modificó. El economista del IFI sostuvo que la repercusión en los países emergentes no será homogénea. Los escenarios más vulnerables se deben dar en países de grandes desequilibrios financieros como Argentina y Turquía, y en aquellos con endeudamientos importantes en dólares, los cuales quedan más expuestos a los vaivenes de los mercados. Las crisis originadas en depreciaciones de las monedas locales al tener que cubrir sus países el endeudamiento en dólares tiene un nutrido historial.

La Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Unctad) se sumó en marzo a las proyecciones de organismos internacionales incrementando su tasa de crecimiento global en 2021, a 4,7%, superiores en seis décimas a su estimación anterior. Criticando que la cooperación internacional continuó siendo “débil” y demandando que no se repitan los errores cometidos para la Gran Recesión de utilizar políticas de austeridad. 2020 lo caracterizó como un “annus horribilis”, que pudo ser peor sin “la combinación de medidas preventivas por parte de los bancos centrales para evitar un colapso financiero, paquetes de ayudas rápidas y efectivas de los países avanzados, y la recuperación de los flujos de capitales y los precios de las materias primas”. Valoró el plan fiscal de EEUU, aunque hubiese preferido que un porcentaje mayor fuese destinado a inversión y no a gasto corriente. Pero, la recuperación no es en V y tomará la forma de una K, en dos velocidades con los países más vulnerables siempre siendo los más afectados. Y con una cooperación internacional, cuando se requiere una accionar coordinado, que permanece “muy por debajo de lo que se necesitaba” (18/03/21).

Una afirmación similar, sobre las formas a darse durante el proceso de recuperación global, entregó Raghuram Rajan, execonomista jefe del FMI y expresidente del Banco de Reserva de India. ”Los años que vienen -declaró- van a ser difíciles, aun cuando en algunos países veremos una fuerte recuperación. Para los países en desarrollo, el impacto de la pandemia será mucho peor, porque no han tenido la capacidad de prestar la misma ayuda a las familias. Por eso, me parece que la recuperación la podemos describir como una K, es decir, vamos a ver un muy buen porvenir para algunos, pero será muy malo para otros” (20/03/21).