HABLEMOS DE LA TELE. Pandemia en pantalla

El formato liviano, incluso para tratar los temas más dramáticos a menudo oscila entre el morbo, el sensacionalismo, la liviandad y el irrespeto.

José Luis Córdova. Periodista. 06/01/2021. Otra de las desgracias aparejadas a la pandemia sanitaria que asola nuestro país y al mundo es la mala cobertura de la noticia por televisión. La incansable repetidera, la reiteración de imágenes de archivo y los textos mal escritos (y a veces mal leídos), plenos de lugares comunes, obviedades y muletillas terminan por hastiar al televidente más interesado.

Hemos dicho en estas mismas columnas que, por ejemplo, una noticia en un informativo de cualquier canal tiene un título que, a lo menos, se repite seis veces durante la lectura: aparece en los titulares, el lector anuncia la nota, el periodista “en terreno” repite los mismos datos (qué, quién cuándo, dónde, cómo), la autoridad (policial o civil) y algún testigo presencial dicen exactamente lo mismo, sin aportar ningún antecedente nuevo. Como si fuera poco, el lector del noticiario cierra la nota repitiendo la misma información inicial.

Si usted conoce la noticia, si lee los títulos y bajadas respectivas, tranquilamente puede bajar el volumen de su receptor y contentarse con observar las imágenes y quedará igualmente informado.

Bajar el volumen del televisor es una vieja usanza para los expertos futboleros que no soportan a determinados “relatores” y comentaristas durante los partidos. Sería el colmo que ésta sana práctica se extendiera a los informativos de los canales, pero falta poco para ello ante la saciedad de frases hechas, magra información y pobreza de léxico, desconociendo sinónimos y otros recursos lingüísticos de nuestro proceso idioma castellano o español.

“Por supuesto”, “justamente”, “ahora”, “en lo que es”, “estamos en vivo y en directo” (?), “bien digo” (cuando han dicho mal) y otras tonterías televisadas, en realidad contribuyen al “zapping” o simplemente a apagar el aparato por insufrible.

Otra cara de la moneda son los matinales de los canales de televisión abierta que, sobre todo, se dedican a comentar noticias, seguir acontecimientos impactantes y, naturalmente, la crisis sanitaria y la actividad de los parlamentarios y políticos.

Gonzalo Ramírez, Carolina Escobar y Gino Costa, en el “Buenos días” de TVN intentan la mayor “objetividad” desde un prisma absolutamente binominal con algunas concesiones a representantes del Frente Amplio.

Jose Miguel Viñuela, Diana Bolocco, Karla Constad y Simon Olivero en el “Mucho gusto” del Mega pretenden ser más “divertidos” y hasta faranduleros, aún con las noticias más serias.

Pero son Julio Cesar Rodríguez y Monserrat Alvarez, en “Contigo en la mañana” de CHV el matinal que aborda más políticamente los temas de actualidad, incluso incorporado a “panelistas estables” con el alcalde Rodolfo Carter, diputados del Frente Amplio y también de la derecha.

Próximamente, diputados y senadores que aparezcan en pantalla en horas de trabajo, es decir cuando los honorables deberían estar en comisiones o en la sala, serán multados por la comisión de ética hasta con el 7% de sus dietas.

Tonka Tomicic, Polo Ramirez, Raquel Argandoña y Amaro Gómez Pablos, en “Bienvenidos” de Canal 13 parecieran más dedicados a pasarlo bien mofándose de ellos mismos y entretenidos con las noteras en terreno.

El formato liviano, incluso para tratar los temas más dramáticos a menudo oscila entre el morbo, el sensacionalismo, la liviandad y el irrespeto. Carabineros y efectivos de la PDI contribuyen a las informaciones en el tono peculiar de la entrega de informaciones “oficiales” convertidas en noticias para el comentario de animadores, conductores y panelistas. Lamentablemente ello ocurre positivamente en escasas oportunidades. En la mayor parte de los casos son noticias incompletas, vagas, tratadas sin ninguna profundidad aunque se trate de un femicidio, un secuestro o las consabidas “encerronas”, “portonazos” y otras prácticas delictuales.

La farándula del espectáculo que brilló hasta comienzos de la década pasada hoy día ha dado paso a una suerte de política farándula, que alcanza hasta las informaciones sobre la pandemia, la vacunación, la trazabilidad y otros tópicos que un medio de comunicación debería tratar con responsabilidad formativa e informativa.