Narváez mostró fragilidad de candidaturas de la ex Concertación
Irrumpió su postulación y tambaleó la de Elizalde, Muñoz, Vidal y Maldonado. Sectores concertacionistas se pusieron en alerta porque no quisieran repetir un episodio como el vivido con Michelle Bachelet.
Gonzalo Magueda. Periodista. Santiago. 29/12/2020. Nadie puede saber qué destino tendrá. Pero hoy es claro que el primer efecto de la aparición de Paula Narváez como candidata presidencial fue mostrar la fragilidad de otras candidaturas de su colectividad (el Partido Socialista) y de su coalición (Convergencia Progresista).
Que se posicionara su nombre, hasta ahora sin marcar en encuestas o estar en análisis -salvo una nota de ElSiglo.cl de hace unos días que la incluía como posible candidata, lo que no ocurría en otros medios de prensa-, dejó en evidencia que las candidaturas del senador Álvaro Elizalde (PS), del ex canciller Heraldo Muñoz y del ex ministro Francisco Vidal (Partido por la Democracia), del ex ministro Carlos Maldonado (Partido Radical), por mencionar lo más visibilizados en Convergencia Progresista, se tambalean y eso ocurrió apenas salió una opción que representa una diferenciación con esos rostros masculinos y representativos de la ex Concertación.
Que se instalara con cierta firmeza la figura de la ex vocera de Michelle Bachete, evidenció la fragilidad de los candidatos de la ex Concertación, que quedaron algo descolocados y que de inmediato vieron cómo desde diversos sectores de elogiaba una candidatura femenina y no vinculada a las orgánicas duras de los ex concertacionistas.
Es cierto que la decisión de la ex presidenta de darle su respaldo fue un regalo inmenso para Narváez. Pero también es cierto que hasta este martes iban más de mil firmas acumuladas respaldándola, incluyendo cientos de mujeres del PS, destacados dirigentes de ese partido, de profesionales y gente de base.
De nueva cuenta, aunque puedan surgir cuestionamientos o polémicas, tiene efecto el reivindicar un liderazgo femenino que llama a no perder posiciones alcanzadas por las mujeres. Así mismo, en torno de la ex vocera de La Moneda se levanta la proyección de representar ideas progresistas de avanzada y que podría diferenciarse de las posturas más conservadoras e incluso neoliberales que prevalecen en el mundo de la ex Concertación, aunque es un tema en debate.
Por lo demás, en rápidos comentarios y notas periodísticas se habló de que Narváez representa una figura fresca, no contaminada, novedosa, alejada de casos de corrupción y “cocinas” políticas y que podría despertar simpatías no solo dentro del PS y otros partidos de la ex Concertación, sino dentro de segmentos electorales ciudadanos.
Hay una apuesta en el sentido de que esas características, más el apoyo de Bachelet y otras figuras, su perfil y posible respaldo en ámbitos de la sociedad civil, podrían ser suficientes para superar lo que se menciona de ella como falta de conocimiento y llegada en la estructura interna de su colectividad y la reticencia de “la vieja guardia” concertacionista.
No hay elementos que indiquen que programáticamente Paula Narváez esté cerca de las posiciones que existen en Chile Digno (comunistas, regionalistas verdes, humanistas, entre otros), ni del Frente Amplio, pero en los pasillos de la política se sabe que los sectores conservadores dentro del PS, el PPD, el PR y la DC se pusieron en alerta porque no quisieran repetir un episodio electoral y político como el vivido con Michelle Bachelet.
No parece una locura política sostener que los sectores conservadores y neoliberales de la ex Concertación van a jugar por congelar lo antes posible la candidatura de la ex vocera de la presidenta Bachelet.
En todo caso, a 48 horas de su aparición en la contienda, varios comentaristas y en varias notas de prensa se insistió en que “pateó el tablero” y que parece ser aquel tipo de candidatura que en su sector muchos esperaban.
No fueron muchas las palabras de los candidatos de la ex Concertación frente al posicionamiento que se inició con Paula Narváez. Más bien hubo prudencia. Tácitamente, acusaron el golpe. Elizalde se ve más complicado en su doble rol de presidente del PS y su candidatura presidencial. Para Muñoz y Maldonado, sobre todo, Narváez aparece como una figura de contrapunto con el sello continuista, formal y conservador de ellos dos.
Para las candidaturas de la Democracia Cristiana, la ex vocera de La Moneda se puede convertir en una buena competencia. Ximena Rincón y Alberto Undurraga no tienen mucho que hacer, porque están en la carrera propia de la DC, claro que se podrían topar (puede ser prematuro afirmarlo) con Narváez en unas primarias o la primera vuelta presidencial.
Daniel Jadue, el candidato opositor mejor instalado en una estabilidad en buena posición en las encuestas, tampoco tendría mucho que hacer respecto a esa nueva candidata, salvo que la encuentre mejor competencia que Elizalde, Muñoz, Maldonado o los aspirantes de la DC. Por lo demás, las versiones de que se acabaría con esto “la ilusión” de un respaldo de Michelle Bachelet a la opción de Jadue, son dudosas, porque nadie en un análisis serio pudo considerar que la ex presidenta optaría por una carta fuera de su partido y fuera de su coalición. Otra cosa sería, por ejemplo, con Jadue en segunda vuelta contra un candidato de la derecha, pero no en esta parte de la carrera.
El tema es que lo de Paula Narváez parece algo más que un paso mediático o contingente. Todo apunta a que se puede convertir en una candidata puesta en la carrera con buenos respaldos y, en el sueño del pibe, ser la opción de al menos la Convergencia Progresista. Por ahora, se veía de mejor ánimo a sectores del PS.