¿Nuevas relaciones entre República de Cuba y los EE.UU. de Norteamérica?
Detalles, gestos y mensajes atinados, criteriosos, imaginativos, inteligentes y profesionales, convertirse, en complejos vitamínicos revitalizadores para renovadas relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Jorge Vera Castillo. Analista. Santiago. 17/12/2020. La instalación de una nueva administración norteamericana en la Casa Blanca, durante todas las últimas décadas, desde los años 60 del siglo XX, ha estado marcada por recurrentes dudas e interrogantes sobre la política exterior, de defensa y de seguridad que, implementará en sus próximos cuatro años. Así, desde muchos ámbitos -académico, gubernamental, internacional, militar, periodístico y político-, se pesquisa si esa nueva administración tendrá o no, en la especie, una política latinoamericana, como parte de su política exterior.
Y, en el contexto de nuestra región, una de las principales inquietudes que se plantea en cada ocasión, es sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica, centrada en qué pasará con el criminal bloqueo económico, comercial y financiero que, ya se prolonga por décadas, a pesar de la condena de una amplísima mayoría creciente de los Estados Miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que, en 28 votaciones, ya lo han rechazado.
Pero, por razones contextuales, pandémicas y telemáticas, la presentación de una Resolución no se hizo en el año 2020, y se pospuso para mayo del 2021, rompiéndose una continuidad, desde aquella histórica Resolución A/RES/47/19, adoptada en la 70ª sesión plenaria, del 47° Período de Sesiones de la AG/ONU, el martes 24 de noviembre de 1992.
Pues bien, ya han pasado seis años, cuando el miércoles 17 de diciembre de 2014, se iniciaba un proceso para la reanudación de relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica. Los Presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama lo anunciaban, en alocuciones televisivas, simultáneas, desde La Habana y desde Washington, junto con darse cuenta de la conversación telefónica bipersonal, sostenida el día anterior.
Para muchos, se trató de algo completamente inesperado y/o sorpresivo. En ese entonces, desde el viernes 2 de mayo de 2014, cumplía labores de experto ante las Altas Autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la entrega de Informes escritos, sobre temáticas mutuamente acordadas, en los gabinetes del Ministro y del Subsecretario, los días viernes, antes de mediodía. Esta privilegiada y reservada tarea profesional, me permitió ir avanzando y sistematizando informaciones, sobre el proceso anunciado, con tres meses de anticipación, con pesquisas rigurosas y prefigurando escenarios claves que, se cumplirían.
En la citada ocasión, del 17 de diciembre de 2014, el Presidente Raúl Castro Ruz expresó que: “Hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas”. “Debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias”. “Proponemos…avanzar hacia la normalización de los vínculos entre nuestros países, basados en los principios del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas”. Pero, como avezado combatiente, cubano y revolucionario, curtido en decenas de batallas políticas, agregó, con una sabiduría estratégica: “Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto”. El tiempo lo ha confirmado.
A su vez, el Presidente Barack Obama anunciaba un nuevo capítulo en las relaciones: “Hoy vamos a renovar nuestro liderazgo en el continente americano. Vamos a levar las anclas del pasado porque es necesario alcanzar un futuro mejor”. “Estos 50 años de aislamiento no han funcionado” y “es momento de cambiar de postura”. “No creo que debamos hacer lo mismo durante otras cinco décadas y esperar un resultado distinto”. “Podemos hacer más para apoyar al pueblo cubano”. E incluso, concluyó, en español: “Todos somos americanos”.
Enseguida, la Casa Blanca emitió un comunicado, con diez medidas para ir implementando dicha reanudación de relaciones diplomáticas, titulado “Trazando un nuevo camino sobre Cuba” (Charting a New Course on Cuba).
Ambos Presidentes, agradecieron la colaboración, por meses, para unas discretas e intensas negociaciones, de parte del Papa Francisco y del gobierno de entonces de Canadá.
Además, creo que es válido dejar constancia del extraordinario desempeño y rol por la parte cubana, de Josefina Vidal Ferreiro, que entonces era la Directora General de la Dirección General Estados Unidos (DGEEUU) del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), y que, presidió la delegación cubana en las rondas de negociaciones posteriores, en el 2015, y que, ahora, es la Embajadora de la República de Cuba en Canadá, acreditada el jueves 22 de marzo de 2018.
Raúl Castro Ruz y Barack Obama participaron en la VII Cumbre de las Américas, en Panamá, el 10 y el 11 de abril de 2015, escuchando, respetuosamente, sus intervenciones. El sábado 11, se reunieron, con sus respectivas delegaciones, en un diálogo sin exclusiones temáticas.
La administración Obama-Bedin intentó transitar por ese “nuevo camino” trazado. Incluso, el Presidente Barack Obama realizó una visita histórica a La Habana, entre el domingo 20 y el martes 22 de marzo de 2016, con una amplia agenda, muy bien planificada, por sus amables anfitriones, desde lo diplomático, de ceremonial y protocolo, auténtico, creativo y singular.
Sin embargo, desde el viernes 20 de enero de 2017, la Administración Trump-Pence lo fue plagando de obstáculos, con una agudizada, cínica, cruel e inhumana política, violadora de los derechos humanos del pueblo cubano, consistente en amenazas declarativas, bloqueos recrudecidos, financiamientos subversivos, hostigamientos recurrentes, intentos de desestabilización, medidas coercitivas unilaterales, provocaciones conocidas, sanciones reiteradas y tácticas de guerra no convencional y de poder blando o de golpe suave que, ya desde 2018, y en este año 2020, a pesar de circunstancias mundiales sanitarias conocidas, se han transformado en unos episodios de agudización y chantaje, casi semanales.
Además, no debe olvidarse, que, desde el día 17 de abril de 2019, el Departamento de Estado de los EE.UU. de Norteamérica decidió permitir las acciones legales contempladas en el Título III de la Ley Nº 104-114, conocida como Helms-Burton, y que, bajo la denominación de “Ley para la Libertad y la Solidaridad Democráticas Cubanas”, entró en vigor, después de ser firmada por el Presidente William Clinton, el 12 de marzo de 1996.
Con razón, el actual Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmaba, el sábado 19 de diciembre de 2019, en la IX Legislatura del 4° Período Ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular: “En el año 61 de la Revolución, nos tiraron a matar, y estamos vivos”. Sin duda, esos yankees no aceptan que, la Revolución Cubana es continuidad, dignidad y verdad.
Ahora, muchos desearán y esperarán que, se retomen los recorridos, por ese “nuevo camino”, desde que, se instale la nueva Administración Biden-Harris, el día miércoles 20 de enero de 2021. Pero, sabemos que, todo lo prematuro, nunca será duradero ni fiable.
Creo que, cubanas y cubanos, y, por cierto, sus diplomáticos y en el Minrex, siempre tienen presentes palabras de Fidel Castro Ruz, pronunciadas el 1° de enero de 1959, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba: “La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros”. Pero, además, meditan sobre su artículo “El hermano Obama”, fechado domingo “Marzo 27 de 2016 10 y 25 p.m.”: “No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta.”
Lo cierto, dramático y realista, humana y políticamente, es que, el Presidente Joe Biden y la Vicepresidenta Kamala Harris, a lo menos, en primeros meses de su administración, aunque sea duro y triste decirlo, estarán convertidos en y/o dedicados a un verdadero hospital federal y funeraria nacional, dadas las apabullantes cifras informadas por Johns Hopkins University of Medicine, en que los casos de la Covid-19 ya serán más de 19.000.000 de seres humanos, quizás, en esa emblemática fecha del 20 de enero de 2021, y de unos 340.000 fallecidos, en su país, como trágicos datos. Así, en primeros cien días, desde su instalación, será, en prioridad uno, ‘la Administración del uso de la mascarilla’, volcada a la vacunación.
De allí que, una prudente proyección, podría ser imaginando el 17 de diciembre de 2021, no solo por la simbología de cumplirse 7 años, desde aquel histórico anuncio simultáneo del 2014, sino que, principalmente, por el enorme significado que pudiere llegar a tener esa fecha de aniversario, si a ella se llegara precedida de un acucioso, imaginativo, metódico, paciente y respetuoso período de nuevo relacionamiento bilateral cubano-norteamericano.
Sin duda, dicho proceso debiera ser conducente a un definitivo y real término del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de Norteamérica contra la República de Cuba, es decir “que lo principal se haya resuelto”.
No hay ni habrá ninguna otra alternativa, parcial y/o a migajas, que hiciera ya innecesario que en la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se tenga que seguir presentando y votando una nueva Resolución ad hoc, anualmente. Ojalá, la administración Biden-Harris llegue a un convencimiento sincero, e inequívoco, al respecto, considerando aquello de que, “No creo que debamos hacer lo mismo…y esperar un resultado distinto”.
La región latinoamericana y caribeña esperaría que, la nueva administración norteamericana se atreva a adentrarse, cotidianamente, por aquel “nuevo camino”, para así comenzar a recuperar cierta credibilidad y algunos sentimientos positivos de nuestros pueblos, ya que, aún, persiste, ese extendido clamor, decir y manifiesto mural popular: “yankee go home”.
Ciertamente, detalles, gestos y mensajes atinados, criteriosos, imaginativos, inteligentes y profesionales, en una atmósfera de respeto mutuo, podrían convertirse, con una Diplomacia de nuevo tipo, en verdaderos complejos vitamínicos revitalizadores, para unas nuevas y renovadas relaciones entre la República de Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica.
El Presidente Biden podría retomar la prerrogativa absoluta para conducir la Política Exterior, ante la tergiversación y usurpación del Congreso. Para poner fin al bloqueo/embargo a Cuba, el Presidente podrá rehusar extenderlo, de forma activa o pasiva, cuando llega el momento de su renovación anual, en la especie, en septiembre 2021. No olvidemos que la Corte Suprema norteamericana, se refirió a “la muy delicada, plena y exclusiva facultad del Presidente, como el único órgano del gobierno federal, en el ámbito de las relaciones internacionales”, en aquel affaire United States v. Curtiss-Wright Export Corp., resuelto ya el 21 de diciembre de 1936.
Al igual como ya sucedió en la referida VII Cumbre de las Américas, el 2015, en un diálogo sin exclusiones temáticas, a propuesta del entonces Presidente Raúl Castro Ruz, ahora, con nuevas altas autoridades gubernamentales en ambos países, será ocasión propicia el hecho que Cuba integrará el Consejo de los Derechos Humanos, con sede de funcionamiento en Ginebra, al haber sido elegida, el 13 de octubre de 2020, como País Miembro, por quinta vez, con un muy amplio reconocimiento de 170 votos, es decir, el 88% de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, para el bienio 2021-2023. Por cierto, ningún país ha estado, está y estará exento de retos en esta materia trascendental y vital.
Finalmente, factor coadyuvante y favorable, no solo para cuestiones de políticas internas (v.g. nueva escala salarial, pensiones y prestaciones de la asistencia social, materias tributarias, los consumos, y, nueva tarifa eléctrica), sino que, incluso, para la inserción económica-financiera internacional de Cuba, para la inversión extranjera, para el sistema empresarial, para la esfera del turismo y para algunas principales relaciones bilaterales, será el comienzo de la tarea del ordenamiento monetario y cambiario desde el viernes 1ro de enero de 2021, con el establecimiento de una tasa única de cambio, inicial, de 24 pesos cubanos por 1 dólar, una vez concluidas todas las elaboraciones y análisis correspondientes, así como todas las normas jurídicas publicadas (8 decretos leyes, 3 decretos y 3 acuerdos), en el contexto de la nueva estrategia económica y social aprobada para el impulso de la economía en el 2020.
Todo lo expresado, como opinión de este autor, con su panorámica y puntos de vista, ha sido reflexionado con el más irrestricto respeto y sujeción a los principios de autodeterminación y no injerencia, en los asuntos internos de la Revolución Cubana, en aras de sus muy legítimos logros y propósitos de independencia y soberanía nacionales, junto a su internacionalismo, ejemplar y heroico en el caso de sus Brigadas Médicas, del Contingente “Henry Reeve”, pero desde un personal espíritu solidario, sin ambigüedades ni eufemismos.
Imaginar, pensar y preparar acuciosamente una visita a Cuba, de la Vicepresidenta Kamala Harris, hacia el 17 de diciembre de 2021, siempre que fuere la magistral culminación de un discreto, exitoso y profesional trabajo diplomático bilateral, dirigido a la resolución definitiva de aquello “principal”, sería un gran y verdadero logro para nuestra proclamada América y el Caribe como Zona de Paz, y, para toda la República de Cuba, y una muy justa victoria para su consciente y disciplinado pueblo, formado con una alta cultura política, por su Revolución, que ya se aproxima al inicio de su Año 63.