“Y verás cómo quieren en Chile, al amigo cuando es forastero…”

Proyecto migratorio: “No consagra el principio de no devolución, ni el debido proceso, no fomenta la inclusión ni la multiculturalidad e interculturalidad”.

Comisión Nacional sobre Migraciones. Partido Comunista. 06/12/2020. La aprobación de la Nueva Ley de Extranjería de Piñera, pone en evidencia que efectivamente, como versaba la canción de Los Huasos Quincheros, las y los forasteros son bien recibidos, siempre y cuando cuenten con credenciales, sean de ciertas etnias o que hayan realizado MBA o que cuenten con capitales; forasteros con perfiles del “pueblito llamado Las Condes”. No así a las y los extranjeros que llegan a Cerro Navia, Independencia, Santiago y tantas otras comunas. Para ellos, es un portazo. 

La Ley Migratoria actual tampoco es buena, y de eso saben las y los migrantes que llevan incluso más de un año esperando una respuesta del Departamento de Extranjería y Migración (DEM). Paradójicamente, el escenario pinochetista que impera hasta hoy en materia migratoria, es mejor que la Ley Migratoria de Piñera que será promulgada por el gobierno dentro de los próximos 30 días. 

En concreto, este proyecto no consagra el principio de no devolución, ni el debido proceso, no fomenta la inclusión ni la multiculturalidad e interculturalidad, tampoco defiende los derechos de las y los trabajadores migrantes, de las mujeres, de niños, niñas y adolescentes, no promueve la reunificación familiar, no establece igualdad de condiciones en derechos sociales y políticos y, por último, fomenta la irregularidad migratoria, lo que podría afectar negativamente a las y los trabajadores chilenos.

Cabe destacar que los países que cierran sus fronteras a la migración de las y los trabajadores, como lo hará esta ley futura, provoca un aumento de ingresos por pasos fronterizos no habilitados, provocando irregularidad estructural y orillando a las y los migrantes al trabajo informal, lo que afecta también a las y los trabajadores chilenos, toda vez que incita a una competencia desigual en materia laboral, al tiempo que expone a las y los trabajadores a abusos. 

A su vez, este proyecto tensiona a la sociedad, ya que por una parte hay ideas políticas de avanzada desarrollándose en Chile, mientras que, por otra parte, existen sectores xenófobos y racistas que se sentirán empoderados producto de esta ley. Ejemplos de esto hay varios en la historia. En los años 80 en Inglaterra aumentaron los atentados xenófobos, fundamentalmente producto de las políticas antimigrantes de Margaret Thatcher. 

En el Congreso, la bancada del Partido Comunista, junto con el Frente Amplio, así como Cristina Girardi (PPD), y los socialistas Manuel Monsalve, Jaime Naranjo, Gastón Saavedra y Juan Santana votaron en contra de este proyecto de ley y de sus efectos negativos tanto para la población migrantes como la chilena. 

Con todo, el gobierno de Piñera sostendrá engañosamente que esta retrógrada ley es moderna y que generará una migración segura, ordenada y regular. 

Ahora bien, varios de los puntos planteados por la ley migratoria de Piñera van en contra de los derechos humanos y son discriminatorios, por lo que se podría recurrir al Tribunal Constitucional para impugnar determinadas normas mediante un requerimiento. A la vez, estamos ad portas de un proceso constituyente, por lo que la última palabra no está dicha respecto del país que queremos construir. En dicho proceso, establecer los derechos de todas las personas sin distinción podría contribuir a un nuevo marco para los y las migrantes resultando en la dictación de una nueva ley migratoria.