HABLEMOS DE LA TELE. Mega y Fox: modelos no deseados

La cadena de televisión norteamericana incondicional a Donald Trump. El canal criollo mantuvo más de dos semanas a sus trabajadores en huelga legal.

José Luis Córdova. Periodista. 09/11/2020. La cadena de televisión Fox en los EEUU y Mega en nuestro país son dos medios de comunicación que mostraron en el último tiempo sus peores caras. La primera, hasta hace poco incondicional al presidente Donald Trump, comenzó desde el inicio del recuento de votos en las recientes elecciones una vergonzosa manipulación de cifras. El canal criollo mantuvo más de dos semanas a sus trabajadores en huelga legal.

En su afán de blindar al mandatario estadounidense en sus deseos de reelección, la poderosa estación televisiva empezó entregando las mejores cifras a favor de Trump, prácticamente mostrándolo como claro vencedor en estados tan decisivos con Pensilvania y Carolina del Norte, pese a que ni siquiera se habían contabilizado aún los votos por correos.

Progresivamente la situación nacional fue cambiando cuando el Partido Demócrata incrementaba ostensiblemente su votación a favor de Biden desplazando a Trump incluso en territorios históricamente republicanos.

Ante la inminencia de la debacle, Fox terminó por ignorar los llamados del presidente para denunciar el supuesto fraude electoral -aunque hasta ahora no ha mostrado ni una sola prueba- y llegó a interrumpir una de sus últimas apariciones en cámara.

Así las cosas, una de las cadenas más importantes del sistema televisivo norteamericano abandonó al jefe de Estado y fue favoreciendo al postulante demócrata a la Casa Blanca, en un giro de 180 grados, por razones exclusivamente políticas y comerciales que orientan claramente la línea editorial de Fox.

Nada nuevo para nuestra realidad, aunque en escala más reducida. Sin embargo, peor aún en medio del despliegue periodístico de la televisión chilena hacia las elecciones en los EE.UU. el canal Mega -que encabeza el rating desde hace varios meses- se mostró más modesto, sobrio y hasta reducido a su mínima expresión.

Mientras canal 13, CHV y hasta TVN -sus enviados especiales despachaban desde las calles de las principales ciudades- enviaron a sus “rostros” a cubrir los comicios presidenciales norteamericanos, el Mega exhibía un pobreza franciscana. Incluso la semana anterior, a propósito del fundamental plebiscito de entrada a nuestro proceso constituyente, ya había realizado una cobertura relativizada, tanto que hasta dejó de informar por la tarde del 25 de octubre para proyectar la serie “Verdades ocultas”, dejando de informar las alternativas de la consulta nacional.

Trascendió que todo ello era consecuencia de la huelga votada por los 250 afiliados al sindicato de Mega que no lograban un acuerdo en la negociación colectiva con la empresa, entre cuyos socios se encuentran marcas tan poderosas como Falabella-Bethia, Latam, Aguas Andinas, Club Hípico, Azul Azul, Isapre Colmena, Inmobiliaria Titanium, Clínica UC San Carlos y varias viñas nacionales.

La paralización de labores no se mostró ostensiblemente ante las cámaras, pero afectó la cobertura y realización de varios programas en vivo que debieron volver a exhibir capítulos antiguos o grabados en el mínimo personal presente, al estilo de los peores momentos de la pandemia.

Mientras esto ocurría en el principal canal de televisión privada en nuestro país, la estación “pública” enfrentaba otro “terremoto”. La jefa de prensa Marcela Abusleme fue sorpresivamente separada de su cargo y reemplazada por su subjefe y se anunciaba la salida del matinal “Buenos días a todos” del periodista Ignacio Gutiérrez mientras eran entreonizados como encargados del espacio de las mañanas Carolina Escobar y Gonzalo Romírez. Sin mayores explicaciones quedan fuera del cuadro, María Luisa Godoy, en su período legal pos natal y Cristián Sánchez.

Así las cosas, gana terreno en el rating CHV, con la dupla Monserrat Álvarez y Julio César Rodríguez durante todas las mañanas, consolidando posiciones financieras del consorcio estadounidense Time-Warner en la televisión chilena gracias a una imagen supuestamente pluralista y abierta de ambos animadores en comparación con otras duplas matinales. Mientras, en el matinal de Mega volvió Karla Constant y se fue Soledad Onetto.

Está por verse si las odiosas prácticas de la industria de los EEUU en este rubro se expresan en nuestro país en el futuro inmediato a propósito del período electoral y constituyente que hemos iniciado con una televisión bastante ausente y, al menos, más binominal que imparcial, al estilo norteamericano.