El sustituto: ¿Bellolio, Allamand, Rubilar, Espina, Galli, Ubilla?

¿Alguna sorpresa en el nombramiento? El fracaso del tercer tiempo del gobierno. El alargamiento de la tormenta en La Moneda.

Equipo El Siglo. 03/11/2020. La noche de este martes fue intensa en oficinas del segundo piso del palacio presidencial de La Moneda. Luego, el trabajo se trasladó un par de horas a la residencia del Presidente Sebastián Piñera, pero no en reuniones, sino en reflexiones y conversaciones privadas. La presión era y es fuerte en el equipo político gubernamental. La racionalidad de la gestión de gobierno lleva a que no puede pasar más de 24 horas sin que haya un Ministro del Interior. Aunque en los últimos cinco a seis días en el seno de la administración piñerista y de las directivas de los partidos de la derecha se barajaba como probable que fructificara la acusación constitucional en contra de Víctor Pérez, nunca estuvo sobre la mesa comenzar a pensar en su reemplazo. Ahora es imperioso hacerlo. Y no pasa todo por la cabeza y la decisión del mandatario, sino también por las posturas que tendrán los dirigentes de “Chile Vamos”. Además, en el marco de otro severo revés del gobierno, que señala que la crisis de gobernabilidad persiste, que Piñera no tiene firme el timón del barco que él dice va hacia un destino, en medio de una tormenta continua.

El sustituto

Las especulaciones pueden ser apresuradas, porque la decisión es de cortísimo plazo. Sería tensionar aun más la crisis si se demora Sebastián Piñera en designar al sustituto de Víctor Pérez al frente del Ministerio del Interior.

Un primer factor es si recurrirá a prolongar el criterio establecido al nombrar a Pérez, hombre de “Los Coroneles” de la UDI, es decir, un personero histórico de la derecha, de perfil autoritario y conservador, y del que se muestre que tiene experiencia en las lides políticas. U optará por un perfil menos rígido y doctrinario y apele a la eficiencia, “la modernidad” e incluso nuevas generaciones. Un segundo factor es la palabra de los partidos de “Chile Vamos”, donde la UDI podría apelar a mantener a uno de los suyos en Interior, o donde ese partido y otros convengan en priorizar el nombre por sobre la repartija de cupos en el comité político.

Un camino que parece fácil y más formal que contundente, es dejar a cargo del Ministerio del Interior al actual subsecretario, Juan Francisco Galli, que tiene un desempeño acorde a los intereses más sensibles de La Moneda y que, por ejemplo, se lleva bien con el alto mando de Carabineros. Militante de Renovación Nacional, no cuenta con una gran experiencia política.

Hablando de palabras mayores, entran a la especulación integrantes del gabinete. Es el caso del UDI, Jaime Bellolio, de la nueva generación, conservador, comprometido con la gestión de Piñera. Una piñerista de tomo y lomo es Karla Rubilar, que fue vocera de La Moneda y actualmente es ministra de Desarrollo Social, comprometida de siempre con el proyecto de Piñera, con vínculos hacia la oposición y relaciones armoniosas en la derecha, actualmente sin militancia en alguna colectividad. Dado lo que significa el cargo de Interior, la confianza del mandatario y en la línea de políticos históricos y conservadores, están a la mano los nombres de Andrés Allamand, actual Canciller, y de Alberto Espina, ex ministro de Defensa.

En otros cambios de gabinete se llegó a hablar del senador Juan Antonio Coloma, de “Los Coroneles” de la UDI. Es el único parlamentario que aparece con el grosor como para ocupar la jefatura del gabinete, pero nunca se sabe a ciencia cierta cómo opera un Presidente. Tampoco aparece un tonelaje en las directivas de los partidos de derecha. Desde el equipo de Piñera podría surgir el nombre de Rodrigo Ubilla, quien fuera subsecretario de Interior, un viejo conocido del mandatario en las filas de RN, muy a tono con las políticas represivas y las decisiones más duras de este gobierno; actualmente es un asesor privilegiado del Presidente. También se especulaba que podría provenir un nombre desde los centros de estudios de la derecha, de la academia o de viejos tercios del conservadurismo.

Por lo demás, en estas situaciones siempre está abierta la posibilidad de una gran sorpresa, con la aparición de nombres insospechados e incluso desconocidos.

Fracaso del tercer tiempo

Víctor Pérez, en una gestión cuestionada, es el tercer ministro del Interior que se le va a Sebastián Piñera. Antes fueron Andrés Chadwick (UDI) y Gonzalo Blumel (Evopoli) quienes no pudieron con las críticas y las deficiencias en sus gestiones al frente de la importante gestión. Inclusive ambos fueron blanco de cuestionamientos, al igual que Pérez, por mal manejo ante violaciones a los derechos humanos y entusiasta defensa de Carabineros.

Cuando asumió Pérez, se habló de un gabinete sólido, experimentado, conservador, con dosis de autoritarismo en varios de sus miembros -incluido, por cierto, el hombre de la UDI- y que sacaría adelante este tercer tiempo del gobierno, dando un respaldo sólido al Presidente. Todo duró algo así como tres meses. La nada.

La salida de Víctor Pérez apunta el fracaso del tercer tiempo y Piñera tendrá que realizar un cambio de gabinete o, al menos, nombrar a un cuarto Ministro del Interior. No es menor que el mandatario tenga que hacerlo en medio de la continuidad de críticas y comentarios ácidos respecto a su propia gestión.

El senador Guido Girardi sostuvo que “esta es una de las peores crisis políticas que vive un Gobierno en las últimas décadas. Aquí hay una tormenta perfecta, tenemos un ministro del Interior que renunció y un Gobierno a la deriva”.

La diputada Carmen Hertz dijo que “la continuidad de Víctor Pérez como ministro del Interior era absolutamente insostenible después de la aprobación en la Cámara de la acusación constitucional en su contra, que contemplaba los fundamentos más rigurosos y contundentes que yo he visto en el último tiempo en una acusación constitucional”.

El senador Juan Ignacio Latorre declaró a la prensa que “esta renuncia forma parte de esta estrategia del ministro Pérez y de La Moneda, en el sentido de evitar una derrota política”.

Como sea, se llegó a una nueva crisis en La Moneda que, desde cualquier mirada, indica una deficitaria y errática gestión del gobierno y sus ministros.