Chile: El pueblo dijo su palabra
Desde octubre de 2019 a través de multitudinarias acciones de masas que colmaron calles, plazas y avenidas, jóvenes, estudiantes, trabajadores, hombres y mujeres dijeron ¡Basta!
Carlos Poblete Ávila. Profesor de Estado. 26/10/2020. Los ciudadanos del país concurrieron este domingo 25 de Octubre a sufragar en el plebiscito para cambiar la actual Constitución vigente desde el año 1980. El resultado según últimos cómputos indica que el 80% de los ciudadanos ha aprobado que el país debe contar con una Nueva Constitución, la que será redactada por una Convención Constitucional cuyos integrantes serán elegidos por toda la ciudadanía.
La actual Constitución es un ilegal engendro generado durante la espuria dictadura que se instaló en el país luego del sangriento golpe de Estado de 1973, contra el legítimo gobierno del Presidente Salvador Allende.
El pueblo de Chile ha dicho su palabra. Desde el pasado octubre de 2019 a través de las multitudinarias acciones de masas que en todo el territorio colmaron calles, plazas y avenidas, jóvenes, estudiantes, trabajadores, hombres y mujeres dijeron ¡Basta! de abusos, de atropellos, de explotación. El estado de cosas bajo el actual sistema de dominación de clase con la aplicación del extremo modelo neoliberal ha fracasado absolutamente. La actual situación social, económica y política con el sistema capitalista que afecta a la mayoría de la población no da para más.
Han sido años, décadas, siglos de explotación, de saqueo por aquellas clases que se entronizaron en el poder por medio de la represión y el crimen. Los imperios extranjeros no han hecho menos en esos funestos plazos. En Chile y también en otras latitudes los pueblos se han quedado sin patrimonio material, porque todas sus riquezas han sido enajenadas. Aguas, mares, bosques, fuentes de energía, todo ha sido expoliado por aquellos saqueadores.
En Chile este nuevo octubre de 2020, en medio de las difíciles condiciones sanitarias por la actual pandemia, las diversas comunidades sociales organizadas han retomado el camino con resuelta voluntad de lucha.
Haber ganado de manera limpia y categórica el reciente plebiscito es un paso más en esta larga y dura demanda por el pan, la justicia y la dignidad. Es un mandato histórico. La tarea siguiente será elegir democráticamente a quienes tendrán la responsabilidad de debatir con los mejores argumentos y redactar la Nueva Constitución.
Todo ha de ser sobre la base de la unidad más férrea, la organización y la decisión de luchar por el mejor destino que todos los ciudadanos se merecen en justicia y paz. La Nueva Carta que ha de regir el futuro de todos los ciudadanos debe consagrar en su texto los fundamentales Derechos Humanos, los más altos valores sociales, económicos, patrimoniales y culturales de todos sus habitantes.