Los evangélicos y el plebiscito constituyente

No hay una sola “Iglesia Evangélica”, que los miembros en particular de cada iglesia tienen diferentes posiciones y miradas frente a la sociedad en que viven.

Reginaldo Saavedra P.

Santiago. 30/09/2020. Ahora, con el Plebiscito Constituyente, recién ha venido a descubrir la mayoría de los chilenos que, entre los evangélicos, hay distintas posturas y visiones, no sólo frente al plebiscito, sino sobre la sociedad y el mundo civil. Porque ahora, en la franja televisiva, aparecen dos opciones entre los evangélicos: apruebo o rechazo, mientras que la mayoría de los chilenos consideraba que “los evangélicos” constituían una sola iglesia, la “Iglesia Evangélica” y que, cuando aparecía un obispo o un pastor   evangélico en la tele, hablaba por todos los evangélicos. Decimos esto con plena razón de causa, porque, entre mis parientes y amigos, más de cincuenta personas, si no es posible más, me han preguntado si ese dirigente era de mi iglesia. Porque yo soy evangélico prácticamente durante toda mi vida -y ya voy a cumplir 85 “añitos”-y todo mi entorno, y un poco más allá, lo sabe. Yo tenía que entrar a explicar, entonces, el origen y los diversos tipos de Iglesias evangélicas que existen.

Porque ocurre que -sobre todo con el famoso Te Deum evangélico en que Michele Bachelet fue insultada y denostada públicamente por los miembros de la Iglesia Metodista Pentecostal (los de la “Catedral” evangélica)- los chilenos, estaban convencidos de que todos los evangélicos son de la derecha política y, aún más, de la derecha fascista y golpista de Chile. Claro, también influía el hecho de que ciertos grupos evangélicos de Brasil habían contribuido al triunfo de Bolsonaro, lo que fue muy comentado en el periodismo chileno. Por lo tanto, todos los evangélicos aparecían como derechistas.

Hace unos días, el Concilio de Iglesias Protestantes Históricas de Chile, sacó un comunicado a toda la comunidad nacional en el que deja muy claro algunos puntos que son muy conocidos para los miembros de estas iglesias, pero no así para el resto de los chilenos, puntos de los cuales destacamos los siguientes:

  • “Que nos parece reprochable que se pretenda identificar e instrumentalizar a todos los evangélicos con una determinada opción, cualesquiera que sean estas”.
  • “Que es preciso reiterar una vez más que NO existe “la Iglesia Evangélica” sino las iglesias evangélicas: un conjunto de diversas entidades con formas organizacionales y prácticas diversas, aunque coincidan en algunos elementos doctrinales básicos propios de todas las iglesias cristianas.”
  • “Que, en consecuencia, ninguna organización o iglesia en particular puede arrogarse la representación de todas las iglesias, o del conjunto de los evangélicos.”
  • “Que incluso al interior de cada iglesia sus miembros representan diversas opciones y miradas, y que una declaración particular representa generalmente la opinión de las directivas, resultado de procesos deliberativos propios de cada organización y no la de todos y cada uno de los integrantes de la iglesia.”
  • “Que la libertad de conciencia informada es un principio fundamental de la comprensión reformada el evangelio y que, en consecuencia, la libertad del creyente para decidir en los asuntos que le competen y también en su calidad de ciudadano/a está garantizada por la teología, la historia y la tradición de las iglesias herederas de la Reforma Protestante.”

Firman esta declaración, las siguientes iglesias e Instituciones protestantes:

Iglesia Anglicana de Chile, Iglesia Presbiteriana de Chiles, Iglesia Luterana de Chile, Iglesia Metodista de Chile, Unión de Iglesias Evangélicas Bautistas de Chile, Iglesia Evangélica Presbiteriana de Chile, Iglesia Evangélica Luterana de Chile, Comunidad Teológica Evangélica de Chile, Seminario Metodista y Seminario Teológico Bautista.

Queda claro, entonces, que no hay una sola “Iglesia Evangélica”, que los miembros en particular de cada iglesia tienen diferentes posiciones y miradas frente a la sociedad en que viven y que, quizás lo más importante, nadie, ni un obispo, ni n pastor, ni un dirigente laico, puede obligarle a tomar una determinada opción sobre un tema de la sociedad que le compete a él solo, frente a su conciencia.

Dejamos hasta aquí este tema de los evangélicos y el proceso constituyente. Hay mucho más que decir sobre los evangélicos y la política, en general, y sobre la responsabilidad de éstos frente a la sociedad. Si nos permiten la salud y el director de este medio, seguiremos ahondando en este tema que, para mí, siempre ha sido fascinante a través de la historia.