Homenaje a Eliana Rojas, viuda de Francisco Coloane
Trabajar y hacerlo bien, era su credo como Asistente Social. Seguirá siendo con su huella, la nave más importante en la navegación de la obra de Francisco Coloane.
Francisco Coloane Rojas. 30/09/2020. Eliana Rojas Sánchez, mi madre, fallece el 17 de septiembre a las 21.30 horas en su casa. Resistió respirando fuerte, a los casi 102 años que hubiera cumplido este 5 de noviembre, si la ayuda médica no se hubiera demorado más de 12 horas para proveerle oxígeno y suero.
Había planificado la cremación en 1993. Insólitamente, su cuerpo permaneció desde el 18 al 29 de septiembre, en una cámara de refrigeración del Crematorio del Cementerio General. La demora en incinerar se debió a una falla administrativa entre la SEREMI de Salud y el Cementerio. El cuerpo de Eliana, el del Sr. José Luís Martínez y el de un mortinato, eran los únicos casos de retraso en una sección funcionando con normalidad.
Recurrí al Dr. Manuel Ipinza, con quién trabajé en programas de emergencia en África, que contactó al Dr. Enrique Accorsi (asesor del Ministro de Salud, Enrique Paris), que a su vez alertó a la SEREMI, encargada de autorizar la cremación. Sin esta intervención, Eliana y las otras dos personas habrían permanecido allí, quién sabe, cuánto más.
Estos dos médicos, históricos en sostener la salud pública, impidieron que este tipo de violación continuara, puntualizando una falla muy grave al no existir en el Estado, un sistema de acción inmediata para subsanar la demora con mayor rapidez. La reflexión es: qué sucede con el o la, que no tiene el contacto que funciona. Todo concluye con un gran gesto de la reserva de calidad humana en el funcionario estatal: me permitieron descender al subterráneo, ver a mi madre y tomarle su mano.
Este evento exhibe rasgos centrales de la cultura capitalista, hacia la cual Eliana volcó toda su energía para cambiarla desde una perspectiva socialista y comunista.
No podía ser otro este difícil paso, que caracteriza su fortaleza y su persistencia para enfrentar y resolver dificultades, legendarias entre las personas que la conocieron trabajando. Comunista desde los 18 años, con militancia o sin ella, el trabajo, consistía para ella, la ontología del ser social.
Trabajar y hacerlo bien, era su credo como Asistente Social del Servicio Nacional de Salud de los años 50, siendo una de las pioneras en programar la protección a la trabajadora sexual, y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, creando vías de financiamiento para los estudiantes. Militando en el Partido Comunista o como traductora de inglés al castellano, en Estados Unidos y en China, demostró sus capacidades recibiendo merecido reconocimiento. El año 2019 recibió la medalla Luis Emilio Recabarren.
Eliana seguirá siendo con su huella, la nave más importante en la navegación de la obra de Francisco Coloane. Contraen matrimonio en 1944, formando una estrecha asociación de creación literaria. Libros como Tierra del Fuego (1956), El camino de la ballena (1962), De cómo murió el Chilote Otey (1971), Rastros del Guanaco Blanco (1980), Crónicas de India (1983), Los Pasos del Hombre (2000), Naufragios y Rescates (2002), Papeles Recortados (2004), La Última Carta (2005), Antártico (2008), y Galápagos (2010), hablan de una tenaz idea de explorar y crear.
Eliana se dio tiempo para escribir y extender su pasión literaria con dos libros, por ahora: Una vejez añosa (2016) y El sastre de vecindario (2019). Antonio Gil, al reflexionar sobre esta obra, expresa a la persona y la escritora: “En este bello libro, la viuda de Francisco Coloane triunfa con una composición extraordinaria por la terca reticencia a cualquier artilugio y por la casi desesperada utilización de recursos mínimos para hacernos llegar sus emociones y sus ideas relacionadas, cosa que logra con una eficacia y eficiencia maestras. Agradecemos a Eliana Rojas este libro, este recuerdo de una patria perdida que aún arde en lo más hondo del corazón”. Aguardemos.