En la Convención debe crearse “una bancada de claro carácter antineoliberal”

Así lo planteó Lautaro Carmona, secretario general del PC, quien dijo que en ese camino “se van a integrar convencionales que tienen un compromiso de transformación” que están en las diferentes listas de la oposición. “Si no nos articulamos en esa posición transformadora y antineoliberal, le va a resultar más fácil el camino a quienes quieren seguir la política de los consensos, hacer solo ajustes”, enfatizó. Sobre que la oposición llevara dos listas para la Convención, advirtió que ese sector “no constituye una unidad, una característica única, total”. Incluso planteó que Apruebo Dignidad debería superar en votación a la ex Concertación: “Tenemos un propósito explícito de constituirnos en la primera fuerza de las listas” a convencionales. Sobre las aspiraciones en particular de su colectividad en las elecciones de abril, apuntó que “el Partido Comunista debe superar con creces la referencia del cinco por ciento”.

Hugo Guzmán R. Periodista. Santiago. 22/01/2021. Lautaro Carmona viene saliendo de un Congreso del Partido Comunista, donde fue reelegido como secretario general de la colectividad, y de un arduo proceso para conformar, en alianza con otras fuerzas, las listas de candidatas y candidatos a convencionales, gobernadores, alcaldes y concejales.

También fue parte del debate instalado respecto a que la oposición llevara dos listas a la elección de la Convención Constitucional. En entrevista abordó lo que viene en ese camino y no eludió trazar algunas proyecciones y pretensiones, dejando claro, de paso, que la tan mentada unidad tiene que ver con la existencia de varias oposiciones y con contenidos a definir, por encima de buenas palabras.

Más allá de que si hubo o no invitaciones, frases que fueron y vinieron, que exista la lista Apruebo Dignidad para la Convención Constitucional, donde están los comunistas, el Frente Amplio, Federación Regionalista Verde Social, Acción Humanista, Partido Igualdad y otras fuerzas sociales y políticas, y la otra de colectividades de la ex Concertación, ¿marca una definitiva diferenciación entre fuerzas de izquierda y antineoliberales con sectores socialdemócratas, democristianos y liberales?

No es misterio, se dijo muchas veces y por representantes de muchos sectores, que la oposición no constituye una unidad, una característica única, total. Está claro que hay más de una oposición y de eso hay que dar cuenta. Se dijo, desde distintos lugares, que hay dos, tres y hasta cuatro oposiciones, si se considera que la Democracia Cristiana definió hace mucho rato aquello del “camino propio”, el Partido Socialista definió hace rato centralidad en la socialdemocracia, el Frente Amplio tiene su vida propia y hace un tiempo formamos Chile Digno. Eso es un dato de referencia básica, junto a definiciones de otros partidos.

Llegada la hora de presentar a la sociedad una propuesta, surgió una articulación que tiene una definición explícita de propuesta democratizadora del país con un absoluto carácter antineoliberal.

Esa articulación se construyó, en lo fundamental, por dos conglomerados unitarios, uno es el Frente Amplio y el otro Chile Digno, Verde y Social. También incluyó otras agrupaciones políticas y sociales. La idea es que sea una articulación muy incidente, vinculada de manera evidente con el movimiento social, para hacer caminar la propuesta antineoliberal en torno a los desafíos políticos y electorales que hay este año.

Pero desde la ex Concertación reclamaron que hubiera unidad. ¿Es que ahí ya no encontraron coincidencias programáticas, había desconfianzas políticas, no vieron ahí claras posturas antineoliberales y transformadoras?

Si uno mira la articulación que va desde la DC, con sus formulaciones expresadas por ellos respecto al cuadro político, que incluyó coincidencia con el gobierno en votaciones en el Parlamento, hasta Ciudadanos, que se ubica por definición de ellos más a la derecha que la DC, con los sectores socialdemócratas, demuestra que ahí hay una confluencia de fuerzas políticas que tienen intensidades distintas a las nuestras en cuanto a abordar temas de la política nacional y de proyectos.

Los hechos están a la vista de todos, cada uno tendrá que definir si es una articulación de carácter profundamente antineoliberal y ahí estará la centralidad, más cuando hay un debate de una nueva Constitución.

En este último mes se vio un tono de lamento desde la ex Concertación, como diciendo por qué el PC no se une a nosotros, y acusándolo de no querer unirse, como si tuviera que seguir con ellos como en la Nueva Mayoría.

Primero, y con mucho respeto, no hago una conclusión absoluta y total de la posición de esos partidos y sus militantes respecto de sus liderazgos. Conozco desde hace tiempo espacios, como Unir, que tiene origen en el Partido Socialista y hoy son parte del Frente Amplio, hay varias de esas experiencias. Hay que tomar nota de los debates dentro y entre los partidos.

Lo segundo, es que se gira a favor un factor que si no tiene contenido termina siendo una frase, que es el tema de la unidad. Quiero decir que la obligada correlación de fuerzas que hace falta para transformaciones profundas en el país, requiere de un proceso unitario que en cada momento sea capaz de construir las correlaciones para seguir avanzando, pero bajo el concepto que será de lucha, de debate de ideas, de batallas del pueblo. Vivimos una experiencia donde no se puso el acento en los contenidos, más allá de la palabra unidad, y terminamos con que algunos reclamaron que había letra chica, desconocieron el programa, dijeron que no lo habían leído, y en que la mitad del gobierno existió quienes pusieron el acento en negar la esencia programática.

¿Está hablando de lo que ocurrió con la experiencia del gobierno de la Nueva Mayoría?

Así es. Hubo esas expresiones y que concluyó en una crítica de parte de la sociedad y de los sectores antineoliberales. Y dio paso a un gobierno de derecha, esa es una pregunta que hay que hacerse. Cuando la unidad no constituye un mensaje y una acción transparente, termina siendo una frase en el aire que lleva a que la sociedad y el movimiento popular en particular, cuestionen la coherencia y la consecuencia en esa formulación que se presenta. Ese peligro o esa situación no desapareció en este cuadro que tú preguntas respecto a llamados a la unidad.

Mira, lo que hay que hacer hoy, de acuerdo a realidades, es plantearse desde la posición que cada uno tiene y hoy el eje de las definiciones está puesto en terminar con este Estado neoliberal, con esta Constitución neoliberal, con este modelo económico neoliberal. Pero no arreglar o mejorar algunas cosas, meter elementos más humanos, hay que superar todo eso. Nosotros hemos planteado eso claramente. Si alguien no explicita el cambio total, no entiende que esta Constitución y varios de sus elementos, es el origen de la tremenda brecha de desigualdad, es la que le da normalidad a la súper explotación y los salarios de hambre, es la que permite que el Estado esté ausente de sus obligaciones, que tengamos pensiones miserables, que mercantiliza la salud y la educación y que no permite un país plurinacional. Si alguien no explicita cambiar eso o plantea que hay que recoger solo algunas de esas cosas, no entiende lo que reclamó la ciudadanía. En eso hay un debate de fondo y que está en estas varias oposiciones. Va a estar en los planteamientos de los convencionales y ante eso hay que hacer planteamientos directos desde ya.

Hay una diferencia de origen, y es que el PC no estuvo de acuerdo en las normas que salieron para el proceso constituyente desde el encuentro de la ex Concertación con la derecha, el 15 de noviembre. Porque hubo un tema de contenidos, no de si los invitaron o no, si llegaron o no, si quisieron o no.

Es que fue eso, era un asunto de contenidos, de amarres que se hicieron en base a características de la Constitución pinochetista, como seguir con eso de los altos quórum. Se permitió, se concedió, en forma gratuita -en el peor momento del gobierno de (Sebastián) Piñera, dicho por sus ex ministros y voceros de la derecha-, que se pusiera un candado para proteger esta institucionalidad de cambios profundos y estructurales, como fue el imponer el quórum de los dos tercios.

Al final de lo que se trata es que la población quiere saber cuáles son los compromisos, las posiciones, la coherencia, que se va a tener. Incluyendo que no se llegue a un aislamiento en una torre de marfil de quienes van a estar discutiendo la nueva Constitución, sino que exista una natural relación de cable a tierra con la ciudadanía discutiendo en los sindicatos, en los centros estudiantiles, en los territorios, en los cabildos autoconvocados. Que haya convencionales que asuman que el pueblo es el mandante, es el soberano y hay que respetar y disponerse a representar.

¿En eso ustedes no ven una disposición de toda la ex Concertación y sus aliados como el grupo Ciudadanos?

Son muchas las definiciones que tendrán que salir de las articulaciones que hoy se presentan y que transparentan mejor cual es el debate que está planteado.

 

“Tenemos una pretensión y un propósito de constituirnos en la primera fuerza”.

En esto, en perspectiva, será determinante el porcentaje de votos que saquen estas dos listas de la oposición. Eso va a expresar los respaldos que tienen.

Ése es el desafío que tiene instalada hoy la política. Se parte de algo que se trata de opacar y que no está presente. Las proyecciones que se hacen son mecánicas respecto a las correlaciones que se vivieron en las últimas elecciones. Es como si no hubiera pasado nada en el país los dos últimos años, no existió el 18 de octubre y la revuelta social, no existió una pandemia con un tratamiento tan poco humanitario de parte del gobierno, es como si no hubiera existido una debacle del gobierno y sus políticas erráticas, como si no hubiera existido Camilo Catrillanca y los heridos oculares. Es como si no hubiese existido nada que altere la influencia de la derecha. Algunos siguen analizando como si todo estuviera igual a antes del 18 de octubre, claro, porque les acomoda, y algunos salen a decir que la unidad tiene sentido frente a esa derecha que pareciera que sigue igual. Dicen que se pueden perder gobernaciones porque la derecha tiene el 40% o más de votos, y yo me pregunto dónde la derecha, en las actuales condiciones, tiene garantizado el 40% o más. Si tuvieron, en el plebiscito, una diferencia de 80 a 20, salvo esas comunas “vip”.

Bueno, pero en relación a tu pregunta, hay una idea de que las fuerzas que tenemos un compromiso antineoliberal, que vemos una relación natural con el movimiento social como factor democrático, tenemos una pretensión y un propósito explícito de constituirnos en la primera fuerza de las listas que van a estar en competencia con vista a la Convención, y en eso incluyo a la derecha.

Eso marcaría de forma determinante el escenario que viene, incluyendo la presidencial. Que la ex Concertación quede detrás de Chile Digno y del Frente Amplio. Habría otra fuerza hegemónica en la oposición.

Ese es el tema que está presente. Eso estuvo detrás de la formulación, del esfuerzo que hicieron ellos por la unidad. Lo que está ocurriendo es que cada uno tendrá que enfrentarse a lo que defina la población.

Ahora, hay que tener claro que la Convención Constitucional no es para definir la correlación de fuerzas de los partidos. De hecho, casi ningún partido, incluido el nuestro, hizo uso total de los cupos a convencionales.

¿Es definición de contenidos?

Exactamente. Lo que se va a medir es cuáles son las visiones, ideas programáticas, diseños constitucionales, que se van a expresar de parte de los convencionales y de los partidos. Cuáles realmente apuntarán a transformaciones estructurales y superar el neoliberalismo, y cuáles no.

Si no estamos en esa línea, si no nos articulamos en esa posición transformadora y antineoliberal, le va a resultar más fácil el camino a quienes quieren seguir la política de los consensos, hacer solo ajustes constitucionales, no abrir espacios al movimiento popular, y planteando que es bueno tener el quórum de los dos tercios porque obliga a ponerse de acuerdo entre todos y entre todos es una parte de la oposición pero otra parte, indiscutible, es la derecha.

Nosotros pensamos que la voz de la soberanía popular que se ha expresado de muchas formas, se exprese también dentro de la Convención, a través de una bancada electa por su postura antineoliberal. Ahora, esas posiciones van a estar presentes en convencionales que están en otras listas de la oposición, que son algunas voces que expresan coincidencias con nosotros.

Así, podemos llegar a una marca de quién logró mayor respaldo electoral, la eficacia de electividad electoral y la construcción de una bancada de claro carácter antineoliberal, con convencionales de distintas listas, y donde vendrá lo principal de Apruebo Dignidad. Creo que a estas posturas se van a integrar convencionales que tienen un compromiso de transformación y antineoliberal y que están en otras listas, no olvidemos que hay listas de independientes, por ejemplo.

 

“El Partido Comunista debe superar con creces la referencia del cinco por ciento”.

En este marco de elecciones durante el año, quisiera preguntarte respecto al Partido Comunista. Tienen unos cinco alcaldes, mantuvieron el 5% en el Parlamento, bajaron en concejales la elección anterior, ahora presentan candidatos a gobernadores y convencionales. ¿Cuáles son los objetivos cuantitativos del PC, qué se juegan en las elecciones que vienen?

Diría que lo primero es que en cada desafío político y electoral, el Partido Comunista tiene que hacer un esfuerzo con una tremenda autoexigencia, por lograr ser mucho más incidente en las definiciones políticas del país.

Eso es representando las posiciones y demandas de trabajadoras y trabajadores y del mundo popular. Desde esa perspectiva, una primera cuestión es lograr que haya un evidente crecimiento de la influencia electoral del PC, que supere con creces las referencias que hay.

Hay factores que son muy contribuyentes. Por ejemplo, no cabe duda que el reconocimiento y validación del pueblo en cuanto a Daniel Jadue, en su condición de liderazgo que proviene del Partido Comunista, marca lejos por sobre las cifras que tenemos como PC. Si hay una sinergia correcta, en que se potencien, sin ninguna duda que eso debiera ser contribuyente en estimular un respaldo a candidaturas locales en competencia, para acrecentar la influencia electoral del PC.

¿Ustedes aspiran a crecer más allá de los cinco puntos que han tenido en elecciones?

El Partido Comunista debe superar con creces la referencia del cinco por ciento, con creces. Y como sector Chile Digno, Verde y Social, debe proponerse sobre los dos dígitos. Eso es en relación a una articulación que tiene una empatía, una referencia y una representación de diversidad de sectores del mundo popular que son parte de la construcción del derecho a la dignidad, a derechos sociales, al fin de las AFP, de derechos laborales.

Eso está acorde con las exigencias del cuadro político nacional. No es un desafío burocrático, de algo lógico de una elección a otra, no, esto tiene que ver con un salto de calidad de una fuerza política que le ha dado tanta valoración a la explosión social como factor democratizador clave. Si queremos ser una fuerza contribuyente por potenciar ese proceso democratizador, tenemos que tener una representación donde los liderazgos locales, a todos los niveles, tienen una tremenda responsabilidad y la deben cumplir con un sentido colectivo y hacerse de la idea estratégica de construcción de unidad antineoliberal. Le daremos tanto valor al crecimiento electoral del partido, como al crecimiento de la articulación antineoliberal tanto en Chile Digno como en Apruebo Dignidad. Eso es un propósito político de fondo que nos mete a todos en la exigencia de elevar capacidades para ser más incidentes, porque de eso va a depender la intensidad de la continuidad de las luchas hasta lograr terminar con el sistema neoliberal y establecer un nuevo modelo de desarrollo que ponga en el centro elevar la calidad de vida de la gente.

 

“Como el mundo real existe, y el movimiento social existe, va a ser muy incidente”.

Es innegable que este es un año electoral y que será determinante en el mapeo de fuerzas políticas. Todo parece pasar por eso. Pero persiste el tema de luchas indígenas, sindicales, feministas, estudiantiles, de los sin casa, medioambientales, de la situación de pandemia, ¿cómo vivir eso, de mundos paralelos donde el movimiento social parece quedar postergado?

Hay una intención institucional y sistémica por tratar de divorciar los procesos electorales de lo social. Se plantean temas de candidatos, de campañas, y el mundo real camina por otra parte. Esto es intrínseco al sistema neoliberal, porque su fantasma es el movimiento social, la movilización popular, la demanda de derechos desde el pueblo. Como el mundo real existe, y el movimiento social existe, va a ser muy incidente, y ahí tiene todo el sentido global de rodear el debate de los convencionales. Escuché que el alcalde de Santiago está viendo y buscando las vallas para poner donde estará la Convención e impida a la gente acercarse a los espacios físicos donde se dé el debate constitucional. Le tienen pavor a la manifestación social.

Lo que va a rodear al proceso de elaboración de la nueva Constitución y no van a poder contener son las ideas y las exigencias transformadoras, y que van a venir del pueblo. Van a existir posiciones y propuestas sobre salud, las pensiones, educación, la vivienda, los salarios, los puestos de trabajo, la vida digna, los pueblos originarios y un Estado plurinacional, la real descentralización. Habrá muchos temas desde el movimiento social presionando la Convención.

Lo que es auspicio, aunque no cae del cielo y hay que estimularlo, es que esta vez hay una zona muy grande de gente que ayer se desencantó de la política, y ese sector, que cuando menos son dos millones de votos que perdió la ex Concertación, mantiene una postura crítica y ahora se dispone a votar. Serán actores decisivos en el desequilibrio de la correlación para lograr los cambios. Tengo una sana expectativa que si insistimos en que el movimiento popular se exprese en todas las dimensiones, en las calles, en las urnas, vamos a lograr conquistar posiciones para tener los cambios tan dilatados.

En esto quiero señalar algo muy importante en todo este proceso con vista a la constituyente, a conquistar posiciones para el mundo democrático, del rol protagónico que jugarán los movimientos sociales, y es el lugar que ocupa el movimiento feminista con una abierta lucha a un modelo y a un sistema patriarcal. Eso llegó para quedarse, es una conquista de civilización, en lo que debe ser la convivencia dentro de la sociedad y avanza en muchos espacios. La lucha por los derechos de las mujeres, la lucha feminista como factor democratizador, le pone una condición cualitativa y le abre una cantidad infinita de potencialidades a la sociedad, buscando la igualdad de condiciones. Tengo una apreciación del factor desequilibrante del movimiento feminista a favor de las luchas del pueblo.