NOTAS DEL REPORTEO. La instalación del relato de los cuestionados el 18/O

La duopolización comunicacional y el binominalismo mediático, como paradoja en el escenario nacional. La estigmatización y caricatura de sectores transformadores y de izquierda.

Hugo Guzmán. Periodista. 13/12/2020. 1.-En un formato de instalación de relato político contingente -en la última semana con mayor volumen-, desde vocerías del gobierno, la derecha y la ex Concertación (Unidad Constituyente/Convergencia Progresista), del sector financiero y desde medios de prensa de línea editorial conservadora, surgieron fuertes y descalificadoras declaraciones respecto a decisiones/posiciones de sectores políticos transformadores y de izquierda. B ásicamente, apuntando a supuestas posturas anti/unitarias, extremistas/ultras, anti/democráticas, anquilosadas, y criticando posturas en relación a Venezuela (en ese afán de venezolanizar el debate mediático y político).

2.-Lo que llama/puede llamar la atención, es la característica de quienes instalan ese relato. Y que lo hagan desde la premisa de que son quienes establecen las verdades y certezas en el campo político y del debate. Pareciera que la voz de un vocero de gobierno, del presidente de un partido de derecha o ex concertacionista, de un editorial de un medio conservador, es sacrosanta y definitoria. Es la duopolización comunicacional, el binominalismo mediático, como cuadro rígido de la conversación en la sociedad chilena y frente al pueblo. Donde se reparten espacios la derecha, el gran empresariado, medios conservadores y sectores socialdemócratas, democristianos y liberales. Eso lleva, hablando de un aspecto que puede ser sólo formal en la conversación política, a que, por ejemplo, el partido nacido bajo el alero ideológico de la defensa del proyecto dictatorial/neoliberal/ultraconservador, la Unión Demócrata Independiente (UDI), sea catalogado de “centro-derecha”, y el Partido Comunista de “ultraizquierda”. Más a fondo, coloca sólo a dos actores teóricamente legitimados en la conversación -que es la materialización del binominalismo mediático-, dejando fuera o dando espacios acotados, a los sectores de izquierda y transformadores, pero también a representantes de sectores del mundo sindical, social, ciudadano, anti/sistémico.

3.-El país está viviendo la paradoja de que quienes están detrás del fracaso de un modelo/marco económico, social y político, que quienes defendieron/promovieron el proyecto dictatorial/neoliberal/autoritario/privatizador, que quienes fueron los más cuestionados en la revuelta social del 18/O, los que representan una estética ligada a la mala política, la elite, el poder, la corrupción, a los de arriba, y que aparecen desacreditados o muy abajo en cualquier tipo de sondeo, hoy se instalan como los diseñadores de los relatos comunicacionales/políticos que deberían regir la conversación de la sociedad. Paradójico que personeros como Fuad Chahin, Víctor Pérez, Heraldo Muñoz, Sebastián Edwards y medios como El Mercurio y La Tercera, aparezcan liderando vocerías que darían cuenta del camino democrático/comunicacional a seguir y definan quiénes son o no son democráticos y quiénes están o no legitimados en la competencia política. En el campo comunicacional/periodístico dominante se buscar establecer la legitimidad del relato de quienes no cuentan con legitimidad social/ciudadana.

4.-No se debería omitir que la línea comunicacional contra/transformadora no obedece simple/únicamente a un asunto mediático o de posicionamiento en los medios. Responde a “hacer la tarea” respecto a la difusión/reforzamiento de contenidos ideológicos que acentúan en su explicitación la defensa/promoción del sistema institucional hegemónico del ordenamiento político/económico establecido por la elite, los poderes fácticos, el ideario conservador, socialdemócrata y democristiano, y los intelectuales orgánicos o no de la derecha. Es parte de la disputa del proyecto/país. En esa línea surgen versiones destempladas, estigmatizadoras, falaces, agresivas, respecto a posiciones transformadoras y de izquierda, apuntando más a establecer una imagen/caricatura fácil (para la opinión pública) de extremismo, anquilosamiento, ultraizquierdismo, vinculados a la violencia, que incorporarlos como actores reales/contundentes del debate nacional y exposición de proyectos.

5.-El escenario comunicacional/mediático/informativo, en definitiva, está dando cuenta de la dimensión de la disputada que existe hoy entre fuerzas transformadoras y fuerzas contra/transformadoras, fuerzas de derecha y fuerzas de izquierda. En ello hay multiplicidad de micro espacios y micro mensajes, cruzados por fenómenos tácticos y estratégicos, como por procesos contingentes y puntuales. El relato conservador, compartido entre la derecha y sectores de la ex Concertación, más colectividades liberales (autocatalogadas como de “centroizquierda”), persistirá no necesariamente entrando en la auténtica discusión de ideario, sino en el ámbito de la caricatura y la estigmatización, buscando la anulación de la izquierda y, sobre todo, de sectores antineoliberales, porque representan el discurso/contenido contra/sistémico. Así, a esas fuerzas de izquierda y antineoliberales se les aparece el desafío titánico de entrar a esta batalla comunicacional/de ideas donde no basta reconocer la desigualdad de condiciones, sino comprender la necesidad de potenciar su discurso/relato/propuesta a través de los complementarios y diversos medios de comunicación y de irradiación, donde todo indica que no basta con consignas, sino que requiere de argumentos y multiplicación en diversidad de espacios/medios.