[Documento] Resoluciones XXVI Congreso Nacional Partido Comunista de Chile

 

El XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile se ha realizado en un momento histórico para nuestro pueblo, y en un contexto mundial de fuertes e intensas contradicciones y grietas  sociales, marcadas todas ellas por las secuelas del capitalismo salvaje, y también por una pandemia cuyas causas de fondo son parte sustantiva de esta crisis planetaria.

 De cara al pueblo, y junto al pueblo, las y los comunistas hemos debatido por varios meses, sin dejar en  ningún momento nuestras tareas de solidaridad, de lucha y de compromiso.

No ha sido fácil. Pero la tarea la emprendimos sabiendo que había que superar múltiples obstáculos. Asumiendo que sin dejar por nada las acciones urgentes de solidaridad con nuestro pueblo, nuestro debate congresal también ha sido necesario para servir mejor a las causas nobles y justas que empujan las y los trabajadores de Chile, y las mayorías nacionales que no ha dejado de luchar.

En este contexto, este cuerpo de resoluciones destaca en primer lugar el siguiente hecho:

Son de una objetiva riqueza de contenidos, tanto los informes de las estructuras regionales y sectoriales, así como las resoluciones de cada una de las 12 comisiones de XXVI Congreso Nacional. Estos cuerpos resolutivos y propositivos, presentan importantes ideas y contenidos para el esfuerzo principal del periodo, cual es, asestar una derrota estratégica a la derecha, a los neoliberales, a las oligarquías y los clanes económicos, mediante la fuerza del pueblo movilizado.

Al respecto, es justo decir y reconocer que nuestro partido muestra un salto de calidad en el análisis y construcción de su política, con crecientes capacidades  para construir una política pertinente para el periodo, y para la elaboración de un proyecto emancipador y transformador de Chile y sus territorios.

La profunda discusión e intercambio de ideas en este Congreso Nacional, evidencia la disposición de un partido que se ha propuesto protagonizar, incidir y conducir este periodo de profundos cambios sociales.

El partido da cuenta de una riquísima discusión que refleja una creciente inserción de masas en un movimiento social dinámico y en crecimiento. Mostrando capacidades para recrear su incidencia de masas y participación en la lucha social, contribuyendo a direccionar un movimiento de masas que supera las fragmentaciones y pone al centro objetivos políticos transversales y que interpretan a las grandes mayorías.

Nuestro debate y las conclusiones de este congreso serán, sin lugar a dudas, una importante contribución para la hegemonía que debe alcanzar el movimiento popular en el proceso de transformaciones.

De lo anterior, el Congreso Nacional del Partido Comunista, en pleno uso de sus atribuciones y soberanía partidaria, resuelve que todas estas propuestas y los contenidos levantados en el trabajo de las comisiones que se constituyeron, se incorporan a plenitud a un Plan Nacional de Trabajo, ejercicio sistemático de planificación y ejecución, en cada región y comuna, y por tanto, dichas resoluciones integran de manera activa, el cuerpo de resoluciones generales, como un documento y guía de trabajo.

En este sentido, El Congreso Nacional aprueba el Informe Político presentado al Congreso Nacional, lo valora, y destaca especialmente la tesis principal que plantea la necesidad histórica de superar el neoliberalismo, impulsar una definitiva victoria del Pueblo y una derrota estratégica a la oligarquía; las transnacionales y el imperialismo, que sólo mediante un golpe de estado y una transición pactada, han sometido a Chile a un experimento y un laboratorio que se ha expuesto mundialmente como un modelo exitoso para los clanes financieros.

En esa dirección deben estar concentrados los esfuerzos centrales que el conjunto del partido debe desplegar en este periodo de la historia de Chile, en el que el protagonismo y la lucha del pueblo constituyen el factor decisivo para definir una nueva trayectoria, donde los objetivos sociales a alcanzar son la igualdad, la plenitud de derechos sociales, la justica social, la democracia participativa y la soberanía popular.

Este congreso ha perfilado, precisado y profundizado el esfuerzo principal al que estamos convocados las y los comunistas. Teniendo presente la necesidad de desplegar en este punto de inflexión máximos e intensos esfuerzos para la lucha social, y la disputa de conciencias e ideas.

Asistimos a un cambio de época, a una nueva era en materia de luchas sociales en que los trabajadores y las trabajadoras recobran a plenitud su condición de motor de los cambios sociales, y se disponen en tanto fuerzas motriz a desplegar una transformación profunda de las estructuras políticas, económicas, culturales y sociales. Como lo ha constatado de manera preclara este Congreso Nacional, en todas sus etapas, el sujeto principal histórico son los trabajadores y trabajadoras, y junto a su organización sindical deben ser el motor de cambios profundos que hagan irreversible el proceso de emancipación y conciencia social.

El Partido Comunista de Chile reafirma la contradicción fundamental Capital/Trabajo, como la contradicción en la que se fundamenta la transformación de todas las estructuras y superestructuras de la sociedad de la neoliberal.

En este contexto, nuestro objetivo histórico, la meta fundamental en el horizonte, que no olvidamos, es la construcción de una sociedad socialista, que será realidad cuando  prevalezca la dignidad del trabajo por sobre el capital.

En el Chile neoliberal de la concentración económica, la especulación y la plusvalía del capital que excluye a las grandes mayorías, se debe imponer en base a la acción organizada y colectiva de los y las trabajadoras el trabajo como derecho y los salarios justos.

Sin embargo, la consideración respecto del Sujeto Principal debe considerar un amplio espectro de luchas, toda vez que los vertiginosos cambios en esta materia nos obligan a reconocer la existencia de otros actores más allá de la clase trabajadora tradicional, estamos hablando del amplio abanico de expresiones laborales diversas, el trabajo doméstico, los cuidados, etc. En este sentido, es imprescindible darnos la tarea de conocer e insertarnos con mayor profundidad en todas esas expresiones que hoy son plurales y no singulares, siendo el territorio el espacio fundamental desde donde hacerlo.

El proceso desde el 18-O ha anclado el discurso del apoliticismo, fenómeno generado conscientemente por la derecha.

Pero también hay expresiones diversas y heterogéneas en el movimiento real de masas. A todo eso necesitamos tomarle atención, no con el fin de omitir nuestra actuación, sino por el contrario, con el objetivo de entenderlo, integrar a las fuerzas que lo sostienen y cuidar la forma en la cual nos relacionamos con las organizaciones en donde se expresan este tipo de cuestiones. Considerar en ello que nuestra cultura política es distinta y muchas veces incomprendida por esos actores.

Con tenacidad; humildad;  ardiente paciencia; sentido recabarrenista y leninista del trabajo de masas; también abiertos al aprendizaje, ninguna expresión y ningún espacio en donde hoy se articulan luchas y movimientos nos debe ser ajeno.

El movimiento social es un espacio en disputa, allí es esencial el debate de propuestas e ideas, tarea para la cual debemos aprovechar nuestra experiencia histórica como Partido y fundamentalmente el acervo cultural de 108 años de existencia.

Por lo mismo, a la vigencia plena de contradicción fundamental debemos sumar interseccionalidad y articulación de las luchas, considerando la existencia de otras contradicciones como el patriarcado y el racismo, que también ejercen dominación y subordinación social.

El desarrollo del feminismo en Chile es una expresión histórica que ha marcado distintos momentos de nuestro país. Nuestro Partido se funda en 1912, al calor de un contexto de levantamiento de la clase obrera, en la cual también, comienzan a desarrollarse las primeras iniciativas de feminismo obrero. De la mano de Teresa Flores, entre otras compañeras, se comienza a gestar un trabajo pionero, que contribuyó a elevar la conciencia de clase y género de los trabajadores de la pampa. La creación de los centros Belén de Sárraga permitió, de manera temprana, poner en la escena pública aquellas demandas que aquejaban a las mujeres trabajadoras; como los bajos sueldos, la organización de los comités de dueñas de casa, como también el rol opresor de la iglesia que se esmera en inferiorizar a las mujeres. Estos son los inicios de nuestro partido.

Posteriormente, el Partido Comunista de Chile fue promotor y parte del MEMCH (Movimiento pro emancipación de la mujer chilena), organización histórica, que logró posicionar grandes demandas feministas, y que luchó por la plena autonomía política, económica, física de las mujeres. Fueron años de ardua lucha por el sufragio femenino, que consagran un momento estructural en la historia del feminismo en Chile.

Podemos nombrar de la misma manera el aporte de las mujeres comunistas en la Unidad popular, en el proceso de rebelión popular de masas y la lucha contra la dictadura, el inicio de la democracia pactada, y la necesidad de recuperar y avanzar en derechos arrebatados desde el golpe militar. Todos estos momentos han marcado la historia de nuestro partido. Han sido demandas históricas que estuvieron, por ejemplo, plasmados en el programa presidencial de la compañera Gladys Marín, que convoca a las mujeres a ser protagónicas del  destino de nuestro país.

La vigencia de muchas de estas demandas históricas no resueltas, y la toma de consciencia feminista desde un amplio espectro de mujeres, han marcado los últimos años; en los cuales, las demandas feministas van tomando un carácter cada vez más transversal. Las últimas convocatorias de huelga general feminista, y el rol del movimiento feminista desde el 18 de octubre, han mostrado la fuerza y acumulación de un movimiento que se plantea directamente como crítico al modelo neoliberal, visibilizando la contradicción patriarcado/feminismo; y a su vez, demostrando que el patriarcado & neoliberalismo son profundamente funcionales entre sí.

La contradicción del periodo neoliberalismo/democracia se expresa también en la necesidad de pensar nuevas formas de democracia, que sean paritarias, y con una clara mirada feminista. La paridad de género en la convención constitucional, abre paso para mirar el ejercicio de la paridad como fundamental a la hora de pensar un nuevo Chile. Necesitamos que más mujeres puedan ser parte de los principales espacios de toma de decisión de nuestro país. Si estamos pensando en transformaciones a las lógicas del poder, éstas no pueden ser pensadas sin la posibilidad de construir una sociedad con igualdad sustantiva de género.

Nuestro congreso propone que el Partido Comunista de Chile se declare, dentro de sus principios, como un partido feminista de clase, antipatriarcal, que aspira diariamente a la erradicación del machismo y el patriarcado en todas sus expresiones, incluyendo el machismo expresado en nuestro partido. Será una tarea de primer orden lograr un nuevo ejercicio de la militancia, que se funde en nuevas relaciones de género transformadoras, con tolerancia cero a la violencia de género en todas sus expresiones, y que erradique cualquier tipo de discriminación, exclusión, anulación y que pueda afectar, sobre todo a mujeres y disidencias.

Actuamos desde un feminismo de clase, ya que entendemos que la emancipación de la clase trabajadora, pasa también por la emancipación de las mujeres trabajadoras, al ser éstas, un alto componente numérico de la clase; como también, ser el sector de la clase más precarizado y subordinado. Las mujeres trabajadoras sufren mayores grados de enajenación, ya que no se les reconoce siquiera el trabajo doméstico y de crianza, como trabajos propiamente tal. Esto permite al capital apropiarse gratuitamente del trabajo “reproductivo”, asociándolo a labores inherentes de las mujeres, pero que son más bien, imposiciones culturales del patriarcado…

Documento completo en PDF:

Resoluciones Congreso PC Chile 2020

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