Informe político al XXVI congreso nacional del Partido Comunista de Chile

Ponemos a disposición el documento presentado y leido por el presidente del Partido, Guillermo Teillier, en la sesión inaugural del màximo evento de las y los comunistas chilenos. En la ocasión estuvo acompañado del secretario general, Lautaro Carmona y de los miembros de la Comisión Política Karol Cariola, Claudia Pascual junto al presidente de las JJCC, Camilo Sánchez.Pueden también revivir la sesión de apertura en los siguientes links, cuya transmisión se realizó en simultáneo:

?https://fb.watch/29Zm4n1Jrt/

?https://m.youtube.com/watch?v=OFilPo87hQQ

Documento íntegro:

El presente documento es presentado por el Comité Central del Partido Comunista de Chile, al Congreso Nacional de nuestra organización.

Son un cuerpo de ideas; análisis; propuestas y énfasis que recogen el debate partidario, e incorporan asuntos extraordinariamente relevantes que han ocurrido en los meses recientes.

En el Informe, no se pretende reiterar de forma extensa lo ya expresado en la Convocatoria Nacional, que ha sido el documento rector de nuestra discusión. Respecto a ella, los y las delegados al Congreso serán portadores de la discusión de células, comités comunales y comités regionales, que enriquecerán, al igual que este Informe, las resoluciones del XXVI Congreso Nacional.

Serán nuestra carta de navegación inmediata, que abarca el período de decisiones históricas en nuestro país, que culminarán con la elección presidencial y fundamentalmente con la redacción y aprobación de una Nueva Constitución para Chile. Base para nuestra proyección estratégica que deberemos analizar, actualizar y profundizar en el próximo congreso a realizarse después de las elecciones presidenciales.

EN MEDIO DE LA PROFUNDA CRISIS DEL CAPITALISMO SALVAJE, SE ABREN PASO NUEVAS CORRELACIONES DE FUERZAS A NIVEL MUNDIAL.

Las intensas luchas del pueblo de Chile son parte de una nueva tendencia mundial de rebeldía popular ante la imposición de fórmulas neoliberales, que hacen vislumbrar un momento histórico crucial para el destino y futuro de la Humanidad.

La crisis profunda, larga y cruel del capitalismo globalizado, de la hegemonía transnacional del capital especulativo, tal como lo proyectara Carlos Marx, se ha agudizado a niveles extremos.

Producto de la pandemia que azota a los Pueblos, ha quedado mucho más al descubierto un sistema de dominación que ha puesto en peligro la pervivencia misma de la Humanidad. .

Lo que ha colapsado, por la acción del neoliberalismo depredador, es la relación ser humano/naturaleza. Como la base económica neoliberal se basa en la alta rentabilidad privada a costa del medio ambiente y del extractivismo extremo, la pérdida de la soberanía nacional de los recursos naturales, por consorcios empresariales nacionales y trasnacionales, que no respetan los intereses de los pueblos, va de la mano de un riesgo manifiesto de que el planeta deje de ser viable para la vida humana.

La pandemia, en todo el planeta, ha agudizado dramáticamente lo que ya se venía viviendo en décadas pasadas: Desigualdades sociales y económicas crecientes; grietas ante el acceso a la salud, la educación, la vivienda; precarización salarial y laboral que va de la mano de la imposición de nuevos sistemas tecnológicos y telemáticos que se imponen en muchas partes sin considerar los derechos de trabajadoras y trabajadores.; guerras no convencionales, bloqueos y sanciones económicas y una sostenida intervención militar del imperialismo y sus aliados, en diferentes partes del mundo; deterioro y exterminio, a niveles críticos, de los recursos naturales y energéticos finitos que tiene el planeta; calentamiento global y cambios climáticos que provocan severas consecuencias en todos los aspectos.

La pandemia ha puesto en evidencia que, en la situación extremadamente crítica que vive el mundo, son los gobiernos y los sistemas neoliberales los que han privilegiado la defensa de sus negocios; bancos; poderes económicos repartidos en todo el planeta, por sobre la vida de los Pueblos. Centenares de miles de seres humanos han muerto, y siguen muriendo, porque la forma de enfrentar la pandemia, en esos países, ha sido privilegiar el negocio y la mercantilización extrema.

Estados Unidos vive convulsiones internas, es el país del mundo en donde más personas han muerto, y son cada vez más los sectores en esa nación que salen a las calles a protestar en contra de abusos; crímenes a afroamericanos; desigualdades y represiones. Con un nuevo gobierno demócrata, se ha expresado el rechazo  a Trump y sus cavernarias políticas. Sin embargo, la política exterior norteamericana debe ser considerada con extrema atención, puesto que ella no se ha modificado sustancialmente en las últimas décadas. Ha mantenido sus rasgos imperialistas; guerreristas y de intervencionismo militar; especialmente grave, respecto a América Latina y el Caribe, con el bloqueo hacia Cuba y Venezuela, su posición injerencista y su complicidad en golpes de estado.

Cursa en el planeta una tendencia histórica de resistencia y rebeldía que protagonizan amplias masas. En muchas naciones, son los pueblos los que empujan cambios, resisten y protagonizan la esperanza de un mundo que pueda sobrevivir a este ciclo signado por el capitalismo salvaje y las pandemias.

Ni la cuna del imperio, el más poderoso en la historia de la Humanidad, se ha salvado de estas expresiones sociales y populares que buscan abrirse paso.

Esta situación mundial, que define los rasgos y las características fundamentales de un nuevo ciclo de la Humanidad, se produce cuando también siguen adelante procesos en los cuáles se abren paso y emergen nuevas economías y nuevas potencias, un nuevo orden internacional que lucha por la paz; el respeto al derecho internacional; la soberanía de los Pueblos; y el reconocimiento de las profundas asimetrías que existen en todo el planeta.

Desde que en 1990 se dio inició al total control unipolar por parte de Estados Unidos, hace casi 10 años se viene dando un proceso de fortalecimiento de las economías emergentes y las potencias que, articuladas en materia de comercio y defensa internacional, han venido mermando la hegemonía estadounidense.

Específicamente, el caso de la República Popular China (RPC) es el que mejor representa este proceso y es quien compite más estrechamente los espacios de influencia en la geopolítica mundial. China no solo se ha limitado a su área de influencia más cercana, como lo son el Sudeste Asiático y parte de Oceanía, sino que ha entrado vigorosamente en África y América Latina, continentes que por años estuvieron reservados a Europa y Estados Unidos, respectivamente.

En medio de la incertidumbre acerca de hacia dónde se orientará la comunidad mundial después de la actual crisis, los pueblos enfrentan la necesidad imperiosa de interrelacionarse, de desarrollar la solidaridad y la cooperación y unir fuerzas ante su desigual confrontación con el imperio.

Como ha sostenido el Foro de Sao Paulo, nos encontramos ante un desafío estratégico. El debate acerca del carácter del Estado se coloca al centro de la batalla política que deberemos desarrollar en todos los planos. La ideología burguesa dominante, ahora en crisis ante la repulsa popular, ha difundido la creencia de que los asuntos internacionales son restrictivos al debate de reducidos espacios destinados a la exclusividad de especialistas de su élite. Nuestra posición da cuenta de nuestra identidad con el internacionalismo proletario, con las relaciones pueblo a pueblo y con el rechazo al intervencionismo.

Nuestro Partido ha sostenido la solidaridad con la Revolución Cubana y todos los procesos de cada pueblo por su verdadera independencia; forma parte de la fundación del Foro de Sao Paulo, que agrupa a la izquierda latinoamericana y encarna nuestra posición antiimperialista; sostiene una estrecha relación con el Foro Europeo de partidos de izquierda, verdes y progresistas; ha entregado y sido depositario de una entrañable solidaridad internacional durante su historia.

A cincuenta años de la Unidad Popular, podemos decir que el pensamiento preclaro de Salvador Allende, expuesto en su histórico discurso ante la Asamblea General de la ONU, sigue plenamente vigente, cuando advirtió que el triunfo de los Pueblos de América, y su emancipación definitiva, pasaba por la segunda independencia y por la derrota del imperio y de las corporaciones trasnacionales.

Cuba; Nicaragua y Venezuela, siguen jugando un rol fundamental en esta durísima batalla por cambiar las correlaciones de fuerzas a favor de los Pueblos. Estaremos muy atentos a los resultados de la elección parlamentaria en Venezuela, que puede ser crucial para abrir las puertas al diálogo, el entendimiento, por sobre la injerencia extranjera  y los intentos de golpe de sectores ultraderehistas.

Saludamos especialmente el triunfo épico del Pueblo boliviano. Que tras el golpe que dejó centenares de personas asesinadas y torturadas por la represión, y miles de detenidas y detenidos, resistió, luchó, y reconstruyó su unidad, para lograr un contundente y mayoritario triunfo en las recientes elecciones presidenciales y nacionales.

Apoyamos y destacamos la resistencia y lucha del Pueblo del Perú, que se ha volcado a las calles para impedir que un golpe corrupto y elitista fraguado desde el parlamento y las élites económicas, se impusiera por sobre la soberanía popular.

En Colombia se va conformando una correlación de fuerzas políticas y sociales que exigen el cumplimiento de los acuerdos de paz y que se ponga fin a la ola de crímenes que afectan a dirigentes sociales y ex combatientes de las FARC, que van quedando en la absoluta impunidad.

Más allá de nuestro continente, consideramos un deber solidario reiterar nuestro apoyo al pueblo palestino y al pueblo saharaui.

En este contexto, reiteramos, Chile es parte de esta tendencia histórica de carácter mundial y regional. Los ciclos y procesos de esta dimensión deben ser considerados en toda su magnitud, para generar las luchas y las políticas locales y nacionales que permitan abrir paso, en nuestro país, a un nuevo Estado de carácter auténticamente soberano, democrático y popular.

EL PUEBLO CHILENO LUCHA, Y SEGUIRÁ LUCHANDO, POR UN NUEVO ESTADO DEMOCRÁTICO Y SOBERANO.

Las luchas y protestas en Chile, que no se han detenido en ningún momento, y la inmensa movilización popular el 25 de octubre, que provocó el contundente e histórico triunfo de las mayorías nacionales en el reciente plebiscito, definen y caracterizan objetivamente el momento que vivimos.

Lo que señalamos en la Convocatoria al XXVI Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile, se confirma de manera muy profunda, en el sentido de que el triunfo en el plebiscito del 25 de octubre, y la movilización heterogénea y diversa del Pueblo chileno, confirman nuestra tesis principal para este período:

Que es necesario y posible inflingir una derrota estratégica a los clanes económicos, al imperialismo y a las oligarquías políticas locales que sostienen de diversas maneras el neoliberalismo en Chile. Y sobre la base esencial de la lucha, la unidad social y política de las mayorías nacionales, lograr una victoria también estratégica del Pueblo chileno, que resuelva la contradicción del período, neoliberalismo/democracia.

Dicha contradicción entre la democracia y neoliberalismo expresa la diferencia irreconciliable entre un modelo económico, contrario a los derechos humanos en todas sus dimensiones, a la soberanía popular y a la democracia profunda.

Avanzar en la resolución de esta contradicción de manera favorable al interés del pueblo de Chile, es precondición para transitar en un proceso y ciclo prolongado de transformaciones de contenido social, político, cultural e institucional, en contravención al modelo capitalista actual.

 El 78% alcanzado en el apruebo y el 79 % en la convención constitucional, confirman el protagonismo del pueblo de Chile

En Chile, no habrá soluciones democráticas y soberanas, en los marcos del neoliberalismo y de las fuerzas que lo han administrado en las recientes décadas.

Un golpe de estado, fraguado por el imperialismo y sus lacayos locales, usurpó al Pueblo de Chile los bienes sociales dilapidados por las élites neoliberales, para transformar al país en uno de los más desiguales del mundo, con más de un tercio de sus habitantes subsistiendo en la más absoluta informalidad e inseguridad, en donde los bienes sociales más elementales, como el trabajo, la educación, la salud y previsión social, se han transformado en objetos de lucro y capitalización de grandes masas y volúmenes de recursos, acopiados y traspasados a  la gran banca transnacional.

Como fuerza política revolucionaria, en varios Congresos Nacionales pasados, llegamos a la conclusión de que Chile necesita una auténtica Revolución Democrática y una Ruptura Democrática con el sistema que se instaló en el marco de la transición y de la “política de los consensos”, como eje de gobernabilidad para sostener y administrar el neoliberalismo.

Estamos ante un dinámico reordenamiento del mapa político. De acuerdo a datos recientes de la encuesta del Barómetro del Trabajo, una gran mayoría de los que votaron Apruebo se identifican como clase trabajadora.

La disputa por la hegemonía del proceso en curso es intensa, y estamos en condiciones de entrar a esa batalla, para que el Pueblo triunfe en sus propósitos.

Las experiencias que hemos impulsado en algunas comunas, especialmente en Recoleta, han puesto en la conciencia de amplias masas el rol estratégico del poder comunal. Ya, Luis Emilio Recabarren, sentó bases en la relación que existe entre  lucha de clases y lucha comunal, en una perspectiva de disputa por el poder del Estado.

La lucha social sostenida, la manifestación cultural contraria a los parámetros neoliberales y la desobediencia expresada en la protesta social ha dado frutos importantes y ha generado condiciones para una ruptura democrática y constitucional que imprime a la disputa política un carácter emancipador por parte del pueblo chileno.

El resultado del plebiscito del 25 de octubre, en que se reafirma y consolida la expectativa popular de un cambio profundo en la sociedad chilena refleja un salto en conciencia social.

La nueva constitución será el resultado de las disputas entre el pueblo, las elites y la clase dominante.

LA TAREA DE LAS TAREAS QUE DEBEMOS ENFRENTAR.

La derrota experimentada por la derecha y sectores neoliberales es a su línea de flotación. Es política, pero también cultural, dado el proceso de cuestionamiento multitudinario a su gestión.

Dos estrategias cohabitan en la derecha: La de la represión al mundo popular, negando y criminalizando derechos políticos y civiles, como el derecho a la protesta social. Y por otra parte, el intento persistente y reiterativo de revitalizar la democracia de los acuerdos.

Ambas formas se complementan para limitar la deliberación y soberanía popular, para acotar los cambios y para restringir la incidencia del pueblo en el proceso constituyente que se iniciará.

No debemos descartar los intentos del gobierno, por insistir en acciones autoritarias y derechamente dictatoriales, que buscan reprimir las protestas y a las fuerzas sociales y políticas anti neoliberales. El proceso en curso debe considerar esos peligros antidemocráticos.

Pero hay otro riesgo que debemos considerar con atención: Los sectores neoliberales que administraron y profundizaron este sistema buscan que la nueva constitución sea la expresión de un nuevo “acuerdo nacional”, privilegiando los entendimientos con la derecha, para mantener el capitalismo salvaje y sus correlatos con el poder transnacional. Por eso rechazan los cambios que hemos propuesto, y que van en la dirección de hacer plenamente soberano el proceso constitucional y la convención.

Por otra parte, la crisis sanitaria mundial provocada por la pandemia del COVID-19, en Chile tiene el sello de la discriminación de clases que le imprime el orden neoliberal. Los que más la han padecido son los que el lenguaje oficial denomina como “vulnerables”.

El costo de la crisis ha sido de cargo de los que viven de sus remuneraciones, tres cuartas partes de este ha provenido de los seguros sociales y fondos previsionales de los propios trabajadores y del endeudamiento de las familias, por supuesto, las grandes fortunas han quedado incólumes y la propuesta del impuesto por única vez del 2,5% a los super ricos, que pretende gravar a 9.163 de éstos, que concentran 270 mil millones de dólares, para que por una vez entreguen 6 mil milones de dólares, ha sido desechado por la élite dominante.

Por ello, exigimos la pronta devolución de los seguros de desempleo y de seguridad social a todos los imponentes que se han visto obligados a hacer uso de ellos para sobrellevar los efectos de la pandemia, ante la frialdad economicista de Piñera, sus ministros y del gran empresariado.

La pandemia ha afectado a las personas en su conjunto, trabajadores de la educación, madres, padres, apoderados, cuidadoras y cuidadoras, y estudiantes, que tratan de sacar un año on line de aprendizaje. Lo que sólo ha mostrado drásticamente las brechas existentes en acceso a tecnología, a conocimiento y en palabras simples, desigualdad, la que se acrecienta aún más en la educación pública.

En este escenario, plagado de desafíos, se realizarán las históricas elecciones de convencionales, quienes redactarán la nueva constitución de Chile.

Esas elecciones, se llevarán a cabo junto con las de Alcaldías, gobiernos regionales y concejalías.

Estamos por promover la mayor participación de dirigentes/es sociales, de Ongs, de Cabildos, de Ollas Comunes, sean de partidos o independientes, tras un proyecto común, cuyas opiniones serán de gran ayuda a la gestación de una Constitución que impulse la democracia y la justicia social.

En definitiva, impulsaremos la unidad de quienes están por superar el neoliberalismo, sin medias tintas; estaremos en una lista común con esos sectores; buscaremos postulaciones que provengan de las trincheras obreras y de diversas causas sociales; postularemos también a personas que no tengan militancia en partidos, y que expongan luchas y causas anti neoliberales.

La táctica de los defensores de la Constitución del 80, será atrincherarse en el tercio que graciosamente se les concedió. Ese es el mismo mecanismo de veto existente en la constitución de la dictadura. De allí la necesidad rodear con la movilización de masas el desarrollo de la Convención Constitucional, impidiendo que las cocinas y el tecnicismo legal oscurezcan el sentido final de dicho organismo. Amplias mayorías nacionales están legítimamente indignadas con las negociaciones de espaldas al Pueblo y excluyentes. Y estarán muy atentas a esos procesos.

Para asegurar que la convención constitucional no sea un debate entre cuatro paredes, hay que establecer que la convención en su reglamento tenga la obligación de realizar diálogos y debates con la representación de los cabildos, asambleas barriales, asambleas constituyentes populares, sindicatos, organizaciones sectoriales como frentes sindicales, feministas, medio ambientalistas, diversidad y disidencias sexuales, migrantes, culturales, pueblos originarios, estudiantiles, por el derecho a la vivienda. Integrando a todas las organizaciones y movimientos.

A su vez, que sea una exigencia de masas, del pueblo organizado, que aquellos contenidos relevantes que no logren los 2/3, pero si tengan acuerdos de mayoría en la convención, logren ser plebiscitados antes del plebiscito de salida de aprobación del texto final.

Una condición democrática es la participación de los pueblos originarios en el proceso constituyente, mediante escaños reservados, proyecto que está siendo cercenado por sectores de derecha.

El contenido de la futura constitución debe establecer la existencia de un Estado Plurinacional que consagre la existencia de pueblos en Chile con derechos que históricamente les han sido negados, desterrando la militarización, la criminalización y las violaciones de derechos humanos hacia las comunidades mapuche. La recuperación de sus tierras es un paso fundamental en el camino de emancipación.

Un tema central de contenidos que aún no se aborda con mayor profundidad en las propuestas de contenidos de nueva constitución son la centralidad del trabajo para la producción de las riquezas y bienestar social de las personas, el reconocimiento de la comunidad y sus organizaciones como base de la sociedad y no solo las familias, para erradicar el carácter individualista de una constitución.

Por ello destacamos que la CUT en su Congreso de enero definió el camino y formuló sus propuestas para una “Nueva Constitución Social” nacida en democracia, con el valor del trabajo como pilar fundamental que reconozca y garantice el derecho al trabajo y a un salario digno y los más amplios derechos sociales en el ámbito de la salud, la educación, la seguridad social, la libertad sindical y el medio ambiente. Chile debe no sólo democratizar su gestión política y social, sino que su gestión económica para garantizar y alcanzar mayores niveles de igualdad social.

Se necesita un Estado que permita construir y viabilice un modelo de desarrollo centrado en la recuperación de la soberanía nacional de los recursos naturales, la nacionalización del agua que asegure el consumo humano y el bienestar sanitario de la población, la soberanía alimentaria, terminar con la contaminación y las zonas de sacrificio, modificar los patrones de consumos y enfrentar de forma multisectorial los efectos del cambio climático con acento en la adaptabilidad, entre tantas otras demandas socio ambientales.

En el transcurso del debate  precisaremos en profundidad nuestra estrategia y táctica electoral, que tendrá en el centro la batalla por una Nueva Constitución,  con objetivos bien definidos, señalados por la movilización social y por la necesidad de alcanzar posiciones de poder a todo nivel. Debe entenderse como la culminación de este proceso la instalación de la Convención Constitucional, la elección presidencial y la aprobación de la Nueva Constitución.

 En este proceso de acumulación de fuerzas, surge como un factor cada vez más relevante el liderazgo nacional que ha alcanzado el compañero Daniel Jadue. A pesar de los ataques y descalificaciones de la derecha, y de sectores del llamado “centro”, la adhesión ciudadana en torno a su aprobación popular crece y tiende a consolidarse como un factor de impulso decisivo a toda la confrontación política y social que se expresará en las próximas elecciones.

EL PAPEL FUNDAMENTAL DE LA CLASE TRABAJADORA COMO FUERZA MOTRIZ DE LAS CORRELACIONES DE FUERZAS SOCIALES Y POLÍTICAS.

En este contexto, plagado de desafíos inmediatos con alcances estratégicos, consideramos fundamental potenciar e incrementar el papel esencial de la clase trabajadora y sus organizaciones principales.

Dicho esto, no solo es más comprensible sino absolutamente correcto el planteamiento de la CUT y otros actores sindicales, respecto de la importancia de dar un especial tratamiento en el debate constituyente al tema laboral y el colocar el debate del valor del trabajo al centro de la sociedad como una máxima que permita construir un modelo económico y de desarrollo que supere al neoliberalismo.

Poner el valor del trabajo al centro de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo y el debate sobre las relaciones laborales como base de un nuevo modelo de relación social, implica hacerse cargo de los cambios en curso, pero también de las deudas de arrastre. Un debate clave será la regulación y garantía de derechos de los trabajadores y trabajadoras, -dentro de ellos su derecho a organizarse y/o afiliarse a una organización sindical- en los nuevos formatos laborales como trabajo en plataforma, formato de teletrabajo, trabajo a distancia o nuevas modalidades que surjan. En ello, el reconocimiento de la relación laboral, el reconocimiento de trabajador/empleado, la garantía de protección social frente a enfermedades profesionales derivadas de estas nuevas formas de trabajo o el reconocimiento de accidentes del trabajo aun cuando se cumplen funciones desde el hogar son tareas esenciales de las que debemos hacernos cargo si queremos abordar los nuevos desafíos en el mundo del trabajo.

Es también tarea de primer orden asumir lo que está pendiente, como ocurre, por ejemplo, con el trabajo doméstico no remunerado, que deja en la total desprotección especialmente a las mujeres frente al presente y solo garantizándoles una pensión solidaria que no compensa esta labor esencial para el desarrollo del país. Lo mismo ocurre respecto de las labores de cuidados, donde también hay una invisibilización de éste como un trabajo que debe ser no solo reconocido, sino que puesto en valor.

Han cambiado los modos de organización de la producción, pero la contradicción capital v/s trabajo permanece intacta y se ha profundizado más aún. La explotación es más drástica. El trabajo en plataformas digitales, a pesar de la digitalización que lo invade y que lo hace tender hacia la precariedad y vulnerabilidad, continúa siendo trabajo realizado por personas, por lo que debe tener tratamiento de trabajo decente, digno y amparado por los principios que le han dado al trabajo durante el siglo XX anclaje hacia la ciudadanía social.

Las deudas que existen con los trabajadores del campo que, al desempeñarse en formatos mucho más dinámicos y flexibles, terminan siendo sobreexplotados y donde el cumplimiento de las condiciones laborales prácticamente no existe producto del alto número de trabajadores migrantes que lo desempeñan y que se esconden a la hora de ser fiscalizados.

En Chile, tenemos prácticamente un tercio de la fuerza laboral desplazada del mundo del trabajo, con trabajadores y trabajadoras que aún están sujetas a suspensión de contrato, otros cesantes y otros, que son masa laboral fuera de la fuerza laboral, pero de manera involuntaria, sumado todo ello, según los datos del último boletín del INE (julio-agosto-septiembre), tenemos un 27,8% de fuerza laboral desplazada. No es entonces un escenario fácil el que enfrentamos en material laboral, pues todos estos trabajadores requieren empleo, requieren ingresos o salario y si no hay respuestas, aquí se incuba el germen de una nueva crisis social.

Según datos del INE más de la mitad de la fuerza de trabajo percibe menos de 400 mil pesos. La principal fuente de riqueza y desigualdad sigue siendo la explotación del trabajo y la generación de inmensas tasas de plusvalía.

A modo de dato, en el último informe sobre empleo de la OCDE, ésta señaló que, por efecto de la aplicación de nuevas tecnologías, el 14% de los actuales empleos desaparecerá en los próximos 15 o 20 años y que un 32% de los actuales empleos sufrirá cambios radicales. Es en ese contexto que la lucha del sujeto principal se desarrollará, lo que importará que los comunistas juguemos un rol determinante en su fortalecimiento.

La grave crisis de empleo es uno de los puntos críticos que deberemos abordar en lo urgente e inmediato. La tarea de creación de empleo es por sobre todo detener los despidos, pero también estar alerta para impedir que la creación de nuevos puestos de trabajo sea bajo el yugo de la precarización. Solo a quienes buscan seguir poniendo sobre los hombros de los trabajadores el costo de obtener ganancia, le puede convenir que se generen estos bolsones de desempleo, ya que en ello surge la gran posibilidad de mermar las condiciones laborales de quien busca empleo y quienes lo ostentan, más aún en un escenario donde la pandemia no parece retroceder.

Como dice la Convocatoria a nuestro Congreso: “Las organizaciones sindicales pueden ser organizaciones corporativas, acotadas únicamente a sus reivindicaciones inmediatas, o pueden ser organizaciones que tal como nos señalaba Recabarren, disputen las condiciones de trabajo y sociales desde la lucha sindical y política.

Es el sindicalismo de carácter socio político, el que transforma a la clase trabajadora en sujeto principal y es lo que da sentido a la política de nuestro Partido como partido de clase. Esta definición exige un trabajo incansable en la lucha y disputa de las conciencias, estar presentes y crecer en militancia en el mundo sindical”.

Hoy nuestro deber, ético, moral y político, es desplegar todos nuestros esfuerzos por terminar con la atomización, corporativismo y reivindicacionismo de las organizaciones sindicales e ir a la construcción de una organización sindical unitaria, representativa, pluralista, autónoma, democrática, humanista. Que se proponga la unidad de los trabajadores sin distinción de ideas filosóficas, ideológicas, raza o credos religiosos, género o sexo, que construyendo desde la base, sin importar el tipo de contrato o calificación laboral, busca incorporar, expresar y representar a la clase trabajadora.

SE FORTALECEN Y CRECEN EXPRESIONES Y MOVIMIENTOS SOCIALES QUE EMPUJAN HACIA LA SUPERACIÓN DEL NEOLIBERALISMO.

Es necesario elevar nuestra valoración al significado de la calidad y masividad que conllevan diferentes y múltiples expresiones y movimientos sociales.

Las luchas juveniles por el derecho a una educación gratuita y pública, especialmente de las y los secundarios, claves en la activación del estallido social;  la del movimiento de pobladoras y pobladores por justicia social y los derechos plenos en sus territorios;  las de los movimientos de mujeres contra el patriarcado, los femicidios, la cultura machista; las acciones de denuncia ante las discriminaciones por condiciones de género y orientación sexual y en favor de la igualdad en remuneraciones y  oportunidades; las acciones en defensa del medio ambiente y los recursos energéticos y naturales finitos; el creciente apoyo a las luchas masivas  por la autonomía territorial de los pueblos originarios y de sus derechos consagrados en el Convenio N° 169 de la OIT.

Así, también, crece en todo el país el movimiento de ciclistas, que no es reciente, porque lleva años.

También forma parte de esta nueva situación, la evidencia de que a partir del levantamiento del 18 de octubre se ha reactivado el territorio, y según registros del MOP como consecuencia del 18/10 se han detectado más cien tomas de terrenos en todo el país. La cifra debe ser mayor aún, y es necesario considerar las experiencias de los cabildos vecinales, las ollas comunes, la rearticulación de las organizaciones poblaciones, las asambleas auto convocadas, las coordinaciones sindicales en las comunas. Todas formas de expresión  social  movilizadas y activas.

Emerge con más fuerza, desde la ciudadanía, la crítica al sistema de medios hegemónicos, especialmente a los canales de TV y al oligopolio de la prensa escrita. Y se empieza a conformar un movimiento que propone un nuevo sistema de medios, democrático, plural, vinculado a la construcción de una nueva identidad nacional. Las redes sociales se han transformado en un campo de intensa lucha ideológica e informativa, y siguen formándose medios telemáticos y digitales que disputan la hegemonía mediática de la derecha y las fuerzas neoliberales. La batalla contra hegemónica sigue adelante. Debemos apoyar con más fuerza el proyecto que impulsa el Colegio de Periodistas y otros gremios de trabajadores de la comunicación, por una nueva ley de medios realmente plural y soberana.

Las comunicaciones son un derecho humano y político, y fueron parte importante de las demandas emanadas de los Cabildos de fines de 2019. Deben incorporarse en la próxima Constitución, integradas al cuerpo de propuestas que levanten el Partido y las Organizaciones Sociales a través de los y las Constituyentes.

El mundo del arte y del espectáculo se pronuncia en forma recurrente en apoyo a las protestas sociales. Destacadas figuras de esos espacios se pronuncian enfáticamente a favor de las causas del Pueblo. Y la experiencia de la franja de TV de Chile Digno, mostró que las articulaciones con amplios sectores de comunicadoras y comunicadores es un proceso en curso muy relevante.

Las artes son una parte del amplio concepto de Cultura. En la definición de la UNESCO, son cultura los modos de vida, las tradiciones, las creencias, los rasgos materiales, espirituales, afectivos, intelectuales que caracterizan a una sociedad o grupo social. Para Marx, lo cultural es el reflejo de las relaciones sociales de producción, en tanto supone necesariamente reglas de conducta, prácticas de poder, hábitos de comportamiento. Es por eso que la clase dominante invierte en generar y difundir en la sociedad una cultura funcional a los intereses del capitalismo. Pero siendo la cultura todo lo que es producto de la vida y la actividad humana, nos impactan las manifestaciones culturales contradictorias como la solidaridad y el individualismo, la libertad y la opresión, la civilización y la barbarie, la democracia y el neoliberalismo, la lucha social y la represión. Nuestro rol, como sujetos de cambio, es posicionarnos de manera activa frente a tales contradicciones desde un punto de vista ético y moral.

Pero el arte no sólo debe ser alimento para el ojo o el oído, sino una potente herramienta para llevar a pensar. Todas las artes son, sin duda, armas fundamentales de las luchas sociales y políticas que confluyen hacia el objetivo central del cambio estructural, de la superación del modelo que deshumaniza al ser humano y que nos puede llevar a todos al despeñadero de una guerra nuclear, para crear un sistema basado en la justicia.  Nuestro desafío es, entonces, impulsar un proyecto cultural que rescate al ser humano de la enajenación a que lo somete el modelo, y, que, como la Convocatoria nos plantea, “derrote el abstencionismo y el negacionismo, y facilite la comprensión de un país distinto en que la justicia, la belleza, la democracia y las humanidades sean el motor de nuestro pensamiento y acciones”.

Más que nunca hoy, las históricas agrupaciones y movimientos por verdad y justicia, juegan un rol destacado en las luchas populares actuales, y los movimientos que se conforman en estos tiempos, solidarizan y reactivan la batalla por las y los detenidos desaparecidos; las y los ejecutadas y ejecutados políticos; entrelazándose esas luchas,  con las que se impulsan por la liberación de prisioneras y prisioneros políticos; por justicia y reparación a quienes fueron asesinados; han perdido sus ojos, han sido torturados y han sufrido daños irreparables.

Un componente central de la estrategia de la derecha es la violencia y represión ejercida hacia el pueblo movilizado, esta violencia masiva y sistemática en curso, que instala en Chile nuevamente las violaciones a los derechos humanos, para atemorizar y aplacar las demandas de justicia social e igualdad, nos imprime mayores desafíos de organización y capacidades sociales.

Así como debemos exigir justicia, castigo y fin a la impunidad para los crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar, enfatizando la tardanza de tantos años de los procesos judiciales por los crímenes de la dictadura, demandando la necesidad de que el Poder Judicial adopte medidas para acelerar y regularizar esta situación histórica de denegación de justicia. También debemos redoblar esfuerzos y capacidades para enfrentar las actuales violaciones a los derechos humanos, exigiendo verdad, justica, reparación y castigo para los culpables políticos y operativos.

Continúa firme el movimiento por terminar con el sistema de AFP, y por lograr pensiones dignas. Su lucha se vincula a la necesaria crítica y cuestionamiento al sistema bancario transnacional que opera en Chile, porque esa es la fuente de capitalización multimillonaria que proviene del ahorro del Pueblo.

En tal sentido, se desprende que uno de los desafíos más acuciante es la construcción de un movimiento popular amplio y transversal, con la fuerza, orientación y energía para sostener en el tiempo las transformaciones profundas que Chile requiere y el pueblo reclama.

Nuestras queridas Juventudes Comunistas resolvieron en su último Congreso Nacional concentrar esfuerzos en la construcción de un movimiento juvenil de carácter popular con capacidad de irrumpir en favor de transformaciones democráticas para la sociedad y defender las conquistas alcanzadas por las luchas del Pueblo.

La realidad hoy da cuenta de significativos avances en esta misma dirección, donde la juventud se encuentra desarrollando un papel central a través de su protagonismo en las movilizaciones, lo cual se ha destacado por el visible componente popular que demuestra y por niveles de organización diversos que presenta. Así mismo, la gran participación de la juventud en el último plebiscito da cuenta de un eventual aumento en influencia que este segmento de la sociedad pudiese alcanzar sobre la configuración de nuevas correlaciones de fuerza en lo electoral, incluyendo en ello la gran batalla presidencial que se avecina.

En todo aquello la labor de las Juventudes Comunistas es central.

De lo que se trata es de prestar atención y ayuda a la multiplicidad de exigencias que la juventud promueve, entre las cuales está la participación electoral desde los 16 años a partir de las elecciones de abril, derechos sexuales y reproductivos, educación sexual integral y no sexista, equidad  inter generacional en la preservación del medio ambiente, fin a la criminalización de la infancia y la niñez reconociendo a sus componentes como sujetos y sujetas de derecho, con autonomía progresiva, y en cuya protección y bienestar el Estado debe asumir una responsabilidad principal, entre otras materias.

Junto a la irrupción de la participación juvenil en los últimos acontecimientos,  vuelve a surgir con fuerza emancipadora y revolucionaria el feminismo, como en otros periodos de la historia de Chile, aunque hoy se explicita con mayor nitidez la lucha anti patriarcal y anticapitalista. Hay un necesario y fundamental cuestionamiento a las estructuras patriarcales, al ejercicio del poder bajo ese sistema de dominación, y a las subjetividades que emanan de él, que mercantiliza los cuerpos, incluso las de niñas y niños.

Las mujeres se han incorporado al llamado trabajo productivo, o al trabajo remunerado fuera del hogar, históricamente en condiciones de desigualdad. Hoy la pandemia y la crisis económica provocada por ella y por el mal manejo de Gobierno, ha precarizado aún más las condiciones de trabajo y vida de las mujeres. La participación laboral de las mujeres retrocedió en pocos meses a los niveles de hace una década atrás.

Hoy día miles de mujeres ni siquiera quedan en las estadísticas de cesantes, pues no responden estar buscando empleo ya que saben que sin clases para sus hijos y sin ingresos no pueden si quiera salir a buscar empleo.

Como no recordarnos en este contexto de nuestra copañera Gladys Marín que dedicó tanto de su esfuerzo en la lucha por la emancipación de la mujer chilena, por algo su rostro en miles de pancartas ha marchado en las manos del pueblo entre las multitudinarias manifestaciónes populares como un símbolo convocante del nuevo horizonte que se abre en nuestro país.

De lo anterior se desprende que la lucha por una sociedad más justa, por liberar a nuestra sociedad del neoliberalismo, por sustraerla del patriarcado, debe generar nuevas relaciones entre los géneros, sin asimetría, sin subordinación, opresión, discriminación, y mucho menos violencia.

EL PARTIDO COMUNISTA: MEJORAR EN TODO, PARA SERVIR MEJOR AL PUEBLO

El Congreso Nacional tiene como objetivo debatir y resolver la línea política para estos intensos y desafiantes tiempos que vivimos.

La centralidad de nuestro debate debe estar orientada a mejorar al Partido en todo los aspectos que permitan elevar sustancialmente su capacidad de realización de nuestra política, para servir mejor al Pueblo en este histórico tránsito que nos ha tocado vivir.

Es de primera importancia no sólo declarar la unidad de acción y dirección única. Requerimos que el colectivo y los órganos partidarios se potencien para la realización de los objetivos que nos hemos propuesto. La historia del Partido Comunista de Chile muestra el valor del colectivo, por sobre las individualidades, lo que no niega el desarrollo pleno del trabajo individual. Se trata de resolver todo tipo de problemas que muchas veces debilitan el trabajo en conjunto; privilegian la acción individual; desvinculan el trabajo de masas de los colectivos y por tanto impiden la realización de la política.

Somos un partido que se esfuerza por llevar adelante su vida bajo las normas del Centralismo Democrático. Porque creemos en él, y porque las normas leninistas para nosotros son parte de una tradición revolucionaria que ha permitido al Partido seguir adelante.

No somos un partido que esté fuera de las influencias de un sistema que privilegia y potencia el individualismo; que mercantiliza las relaciones sociales. En estos tiempos, necesitamos profundizar en la vida partidaria el valor de la autocrítica constructiva; la solidaridad de cuerpo y la acción política de los colectivos. El debate amplio de ideas; la necesaria síntesis; la no existencia de tendencias o grupos de influencia, son parte de asuntos que siempre debemos cuidar y mejorar en el trabajo partidario.

Diversos problemas que se vinculan a las relaciones entre compañeras y compañeros, a tensiones en los colectivos que no se enfrentan y no se resuelven, terminan dañado no sólo la convivencia, sino que también la realización de la política al servicio del Pueblo y la clase trabajadora. Necesitamos enfrentar y superar este tipo de situaciones.

Debemos preocuparnos mucho más por las solicitudes de incorporación al partido. Para captar nuevas y nuevos militantes.  En la formación de nuevos comunistas, debemos tener  una acción decidida, planificada y sistemática.

Es importante que el Partido  sepa escuchar a su juventud,  y hacerla más partícipe de las decisiones políticas del partido.

Se hace necesario involucrarnos mucho más en la lucha ideológica; en el debate de ideas. Todo el Partido y la Juventud deben estar en esta tarea. Hoy vivimos tiempos en que la acción política, en medida muy importante, pasa por la lucha ideológica. Es necesario entonces mejorar nuestras comunicaciones con las masas; elevar la calidad de nuestros recursos en todos los niveles; incrementar nuestra acción en redes sociales y en los sistemas telemáticos. Necesitamos avanzar hacia un sistema de medios que considere la transversalidad de las tecnologías y sus potencialidades. Del mismo modo, elevar la capacidad del Partido y la Juventud en el variado y amplio campo de la agitación y propaganda. Nuestra capacidad de argumentar; persuadir; generar nuevos paradigmas, estar en los niveles de conciencia real y conciencia posible de las masas, son asuntos de primer orden en el trabajo partidario. El neoliberalismo tiene un poder muy grande en el sistema de medios hegemónico, y también los restauradores del capitalismo salvaje, en nuestro país, se mueven con inmensos recursos económicos, ideológicos y comunicacionales. Pero surge con fuerza el poder contra hegemónico en las redes sociales; en los territorios; en las protestas; desde los sindicatos, en fin, hay buenas condiciones para avanzar.

Estos imperativos en el trabajo partidario, en el marco del sujeto y la sujeta principal, nos deben llevar también al desarrollo de la lucha social-territorial. Es necesario en nuestro quehacer contar con la diversidad social que se expresa en las comunas, territorios y poblaciones y que están organizadas a nivel comunal y que realizan actividades y formas de participación con organizaciones existentes, tales como uniones comunales, JJVV, Adultos mayores, clubes deportivos y centros culturales, así como las organizaciones que han surgido en medio de la crisis. Todas aquellas tienen una alta incidencia y poder de decisión social que hoy está en disputa, por lo cual es muy necesario fortalecer el trabajo del partido en lo orgánico y el trabajo de masas en las comunas.

En materia de lucha anti patriarcal y política de género al interior del partido, debemos caminar hacia la definición de que el Partido Comunista, además de definirse marxista leninista y con el aporte de pensadores/as latinoamericanas y de diversas zonas del mundo, avance en declarar que su lucha es anticapitalista y anti patriarcal, y por ende caminará hacia la formación y adscripción del feminismo como expresión política de la lucha anti patriarcal y la perspectiva de género que nos permita la transformación en los, las y les militantes para establecer relaciones entre los géneros sin discriminación, asimetría ni violencia.

Del mismo modo, dar mayor centralidad al trabajo de alianzas, contemplando la direccionalidad que hemos definido para este período.

La disputa por la hegemonía y direccionalidad que adopte el  movimiento, repetimos, es una cuestión central que debemos asumir en todos los planos de la lucha política; ideológica; social y cultural. Todas las fuerzas están en ese proceso.

El Congreso del Partido Comunista entra a su fase nacional, luego de intensos debates en las células; los comunales y regionales. En medio de la pandemia y de la lucha por superar este nefasto gobierno derechista. Rendimos sentido y comprometido homenaje a nuestras y nuestros militantes que han perdido la vida en medio de la pandemia. A destacadas y destacados compañeras y compañeros que murieron en estos meses. Todos ellas y ellos, tendrán el justo homenaje que no le pudimos rendir en medio de las resticciones de la pandemia,  nunca serán olvidados y estarán siempre presentes.

¡Viva el Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile!

¡Viva el Pueblo!

¡Mil Veces Venceremos!

La Presidencia del XXVI Congreso, cuyos cerca de 400 delegados participan de forma telemática, está encabezada por el secretario general, Lautaro Carmona, los dirigentes de regionales: Luis Lobos, Pamela Aguila; el miembro del Comitè Central, Javier Albornoz y la dirigenta de las JJCC, Daniel Serrano.

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